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Para la Corte Constitucional, es claro que el Nuevo Liberalismo sufrió un exterminio por parte de actores violentos, de una forma similar a lo ocurrido con la Unión Patriótica (UP). No solo fueron Luis Carlos Galán y Rodrigo Lara Bonilla las víctimas de la alianza entre narcotráfico, paramilitarismo y agentes de Estado, sino que habrían sido más de 50 militantes los que murieron o fueron blanco de violencia por su afiliación con el movimiento, que buscó ser alternativa al liberalismo tradicional. Por eso, de forma histórica, el alto tribunal avaló una tutela de los familiares de Galán y decidió devolver la personería jurídica a la colectividad.
La determinación llegó justo en la previa de una agitada atmósfera electoral y podría beneficiar a varios de los actores que se venían posicionado en esta. Es el caso del exsenador Juan Manuel Galán, que venía participando de la Coalición de la Esperanza como un posible precandidato para 2022. Por eso, la resurrección del Nuevo Liberalismo supuso un refuerzo tanto a las aspiraciones de este, pues le garantizó un aval, como para la coalición de centro, que encontraba una nueve fuente de avales para sus aspirantes.
Sin embargo, en entrevista con El Espectador, el mayor de los hermanos Galán Pachón confesó que no está segura la participación del resucitado partido en la Coalición de la Esperanza y que todo dependerá de lo que decidan las directivas de este, que todavía no están constituidas. También fue claro en que su intención no pasa por ser una colectividad que solo da avales y que el propósito es construir un proyecto político de largo aliento, con los principios dejados por su padre.
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¿Qué les responde a los que dicen que el pedido de devolver la personería al Nuevo Liberalismo no tenía lugar porque su padre, Luis Carlos Galán, la había cancelado?
La respuesta a esa pregunta es la decisión unánime de la Corte Constitucional, 8-0. El alto tribunal encontró justificada la petición de recuperación de la personería jurídica, que se sustentaba en que el Nuevo Liberalismo fue un movimiento acallado, asesinado y extinguido por causa directa de la violencia. Fueron alrededor de 50 militantes y activistas los que fueron asesinados en un patrón igual al del exterminio de la Unión Patriótica. Es decir, los perpetradores de ambos exterminios son los mismos: los paramilitares del Magdalena Medio, del Urabá Antioqueño, de Puerto Boyacá, especialmente Henry Pérez. Además, hay un argumento muy poderoso, y es que ha habido un cerramiento de los espacios de participación política en el país. Es decir, lo que se reclamó durante el paro es que queremos ser escuchados y representados políticamente.
¿Cómo garantizar que el Nuevo Liberalismo no se va a convertir en una fábrica de avales?
Nosotros tenemos un legado histórico, que fue el construido desde hace 40 años por el Nuevo Liberalismo, que en la década de los 80 reivindicó en la política unas banderas que nadie enarboló. Por ejemplo denunciar el clientelismo y la corrupción, y buscar un cambio en la cultural y la forma de hacer política. Esa fue una bandera muy poderosa. La otra bandera fuerte fue la de la descentralización, que hoy en día está muy vigente porque, si algo ven las regiones con resentimiento, tristeza y rabia, es ese centralismo asfixiante que no las deja ser dueñas de su destino, de sus inversiones, y proyectos. La prueba son los $30 billones congelados sin que las regalías puedan estructurar un proyecto y viabilizarlo.
Creemos que el Nuevo Liberalismo se debe estructurar desde los territorios hacia el centro, y no desde el centro hacia los territorios. Así podremos identificar liderazgos comunitarios y territoriales para poderles ofrecer un espacio y una plataforma de participación en la política para que sean candidatos y aspirar a posiciones de poder en las corporaciones públicas.
Nosotros, los integrantes de mi familia (mi madre, mi hermano y yo), queremos ser obreros en la construcción de esa plataforma. Hay un componente muy importante, que es el de formación política. Es decir, tendremos una base militante y activista en la que los que van a ser candidatos pasen por un ciclo de formación. Una formación que, como decía mucho mi papá, tendrá como eje la historia, por ejemplo. Hay una anécdota chiquita que cuento y es que en la última entrevista de mi papá le preguntaron qué consejo le daría a un joven que le dijera que quería ser como él. Y respondió: que aprenda y sepa mucha historia, porque ese es el punto de partida para entender el momento en el que uno vive y no repetir los errores del pasado. Tenemos una tendencia a no conocer la historia y a cometer los errores del pasado. Por lo que se trata de aprender de las generaciones de antes, los aciertos que han tenido y las fallas.
¿Cómo hacer para que la población sienta al Nuevo Liberalismo como algo de hoy y recuperar los 30 años de ausencia?
Lo que veo es que hay una generación de jóvenes que tiene una conciencia política muy sofisticada y muy estructurada. Además, está muy dispuesta a generar liderazgo con contenido. No traga entero. Tiene una actitud crítica y analítica frente a sus problemáticas y lo que le está ocurriendo al país y de cómo cree que debe interpretarse el momento histórico. Ese es un potencial muy importante, en el que las maneras de la comunicación política, la innovación, que fue un componente muy característico del Nuevo Liberalismo, sea rescatada. Lo que queremos es convocar a sectores diversos. Porque si hay una palabra que puede resumir a Colombia es la diversidad. No podemos aceptar esa visión de que la diversidad es una amenaza y que nos hace débiles. Debemos reconocer esa diversidad para incluirla en una nueva idea de nación para sentirnos parte de un mismo país. Yo creo que el mensaje se debe adaptar y transformar hacia el futuro de lo que quiere proponer el Nuevo Liberalismo, recogiendo un poco esas tendencias que se vislumbran en el pensamiento joven y cómo se están organizando: los colectivos que tienen y las causas que defienden. El Nuevo Liberalismo será esa plataforma en la que ellos encuentren un interlocutor o ellos mismos asuman la responsabilidad de representarse.
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¿Cuáles de los postulados de su padre se pueden aplicar hoy tal cual?
Hay una cosa muy curiosa es que en Tik Tok han circulado fragmentos de intervenciones que mi papá hizo en 1982, hace casi 40 años, en la campaña en la que mi papá se enfrentó a Alfonso López Michelsen y Belisario Betancur. Y las cosas que dice mi papá, y el diagnóstico que hace del país y de la cultura política, prácticamente es como si estuviera hablando hoy, porque nada ha cambiado en ese sentido. El país tiene un bloqueo político que no es solamente lo que se ha llamado la polarización. También está la cultura mafiosa, criminal, clientelista y corrupta que ha permeado la política. La gente no se mete a la política pensando si tiene vocación de servicio, sino que piensa en su cuarto de hora personal. Buscan la posibilidad de hacer negocios propios, enriquecerse, hacer un grupo para favorecerse. Esa era la cultura que el Nuevo Liberalismo quería transformar. Para eso hay que hacer un gran trabajo de formación y educación en nuestra sociedad. Ese es el reto que tenemos.
Usted habla de que los planes de formación son a largo plazo, ¿pero para 2022 tienen una hoja de ruta definida?
El Nuevo Liberalismo es un partido que está reapareciendo después del exterminio y de un dejar de existir durante 30 años. Hay una antigua militancia a la que hemos querido convocar y reconocer, darle participación, porque son sobrevivientes de ese exterminio. Se mantuvieron allí firmes y con ese legado de Luis Carlos Galán y el Nuevo Liberalismo. Ellos se han ganado ese espacio y quieren participar. Tenemos todo el paso por el Consejo Nacional Electoral (CNE), donde necesitamos conocer los detalles de la sentencia de la Corte, porque es muy importante para la hoja de ruta de lo que vamos a hacer.
También esto es lo que permitirá que convoquemos a las instancias del partido para que empecemos a tomar decisiones de cara a las elecciones de 2022, que es el reto inmediato que tenemos. Estamos contra el tiempo, y el desafío es podernos organizar rápidamente y enviar el mensaje de que esto no es más de lo mismo y que no seremos expendedores de avales. No nos interesa un proyecto electoral de corto plazo, queremos un Nuevo Liberalismo como institución política democrática, tanto hacia dentro como hacia fuera.
¿Cuáles son las instancias que usted menciona?
Hoy no existen porque todavía la personería jurídica no ha sido expedida por el CNE y tampoco están los estatutos del partido, que son la hoja de ruta. Allí está la organización del partido a nivel territorial y nacional, la estructura y cómo nos vamos a organizar. En esos estatutos también está las herramientas que se van a usar para otorgar los avales, los filtros, pasos y la ruta que un candidato debe seguir para ser avalado para el partido. Esa ruta no va a ser un aval a dedo sino que va a pasar por un proceso, va a someterse a un proceso de selección riguroso para que los que representen al Nuevo liberalismo en el Congreso lo hagan con la convicción de que esta es una causa por la que vale la pena trabajar y luchar.
¿Se mantienen en la Coalición de la Esperanza o se dedicarán de lleno al proyecto del Nuevo Liberalismo?
He venido participando en la Coalición y construyendo. Hicimos un documento de principios éticos, lineamientos programáticos y hay puntos de coincidencia con las fuerzas que están allí representadas. Pero nosotros vamos a llevar todo lo que significa la Coalición de la Esperanza ante las instancias del Nuevo Liberalismo para que analice las circunstancias y la proyección para el año entrante. Luego se tomará la decisión y será comunicada.
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De llegarse aprobar la participación en la Coalición, ¿podrían entrar a suplir a la Alianza Verde en el tema de avalar los candidatos de este proyecto?
La Coalición de la Esperanza ha venido obteniendo representación en términos de personería jurídica. Antes, la única personería de la Coalición eran los verdes. Pero por el camino apareció Dignidad, ASI, Colombia Renaciente y aparece el Nuevo Liberalismo, que se tiene que reunir para definir cuál será su participación en la próxima contienda electoral. Sin duda alguna, la Alianza Verde es muy importante, pero debe tomar una decisión clara y contundente sobre si le apuesta a una opción nueva y distinta para Colombia de interpretación, alejada de los radicalismos, con unas propuestas para construir acuerdos. El camino para superar los bloqueos estructurales que arrastra el país es la construcción de acuerdos, pero no entre políticos, sino entre la sociedad civil. Y esos acuerdos no los puede sacar adelante las otras dos opciones representadas, porque son opciones que dividen y no convocan a construir. Nosotros en cambio estamos enfocados en construir acuerdos para avanzar en la agenda de reformas que no podemos seguir posponiendo.
¿Están intentando que Alejandro Gaviria llegue al Nuevo Liberalismo?
Nosotros hemos hecho invitaciones públicas a que diversos sectores se sientan invitados a participar de esta plataforma. Alejandro Gaviria es sin duda alguna es una persona valiosa, que tiene convicciones y que defiende las ideas del liberalismo desde el punto filosófico y político desde el punto de vista amplio de la palabra y sin duda alguna es una persona que llegaría a contribuir a este nuevo proyecto de una manera muy significativa. Por eso le hemos hechos invitaciones públicas y hemos tenido conversaciones en privado con él, donde hemos intercambiado reflexiones e ideas. Espero que se pueda materializar la participación de Alejandro Gaviria en esta nueva opción política de centro que queremos ofrecerle al país.
¿Les han comentado los miembros pasados del Nuevo Liberalismo que quieren volver?
Ha habido una gran emoción por parte de antiguos militantes. Algunos de ellos se habían marginado de la política del todo con el asesinato de mi papá. Dijeron en ese momento que no les interesaba volver a hacer política y ahora han expresado esperanza. Hay otro sector de miembros antiguos que partieron hacia otras fuerzas y también han manifestado interés. Ven con buenos ojos el resurgimiento. Con todos hemos mantenido diálogos y acercamientos, pero hay que esperar el fallo para ver si hay posibilidad de que lleguen acá. Y sin duda está Rodrigo Lara, que tiene una connotación como hijo de Rodrigo Lara Bonilla, y es una persona que está preparada y es capaz de tener una identidad con las ideas y las causas liberales.
Ya que habla del senador Lara, algunos ponen en duda este Nuevo Liberalismo, ya que ustedes , los hermanos Galán y Lara, pasaron por partidos tradicionales como los liberales y Cambio Radical. ¿Qué tiene por decir?
Nosotros hicimos política dentro de los partidos porque pensamos que son instituciones importantes para la democracia. El problema es que los partidos fueron incapaces de renovarse. No solo en las caras y personas que están allí haciendo parte del partido, sino las prácticas, en la manera de hacer política y la cultura política. Nosotros intentamos hacer ese cambio por dentro de los partidos y llegó un momento en el que entendimos que el camino se cerraba y que era hora de emprender un nuevo camino, y ese empezó hace cinco años con la intención de recuperar ese espacio que se perdió con la acción de la violencia y del exterminio. Nosotros siempre defendimos y fuimos coherentes en los votos que emitimos y en la manera como actuamos. La coherencia se ha mantenida en función de defender un legado y unas ideas por las que entregaron su vida, no solo Luis Carlos Galán, sino Jorge Enrique Pulido y otros militantes cercanos del Nuevo Liberalismo que murieron.
¿Veremos un pulso entre usted y Rodrigo Lara para hacerse con la candidatura a la presidencia?
Nosotros estamos trabajando unidos para el resurgimiento del Nuevo Liberalismo y lo que nos interesa ante todo, y hablo por Rodrigo también, es que el Nuevo Liberalismo renazca y abra un espacio de participación para todos los actores que no han tenido representación política. A él lo veo comprometido y sintonizado en ese propósito.
Ustedes le entregaron a Gaviria las banderas de su padre cuando lo enterraron, ¿se las pide de vuelta? ¿La llevó de forma adecuada?
Ahora el país está en un momento en que tenemos que construir sobre lo construido. La Constitución de 1991 marcó un camino muy importante de conquista de derechos para los colombianos que debemos proteger y preservar para el futuro. Debemos mirar cómo podemos unificar un sentimiento del liberalismo colombiano que siempre ha estado presente y ha sido referente histórico y que tal vez no le llega a los jóvenes de la misma manera y por eso tenemos que ser muy creativos e innovadores. Sin duda alguna lo importante es mirar hacia adelante, construir sobre lo construido y defender conquistas significativas que el país tuvo en la Constitución de 1991, que se dio en el gobierno de César Gaviria.