¿Quién ganó en el debate de las objeciones a la estatutaria de la JEP?
Sin tomar una decisión, el Senado enviará la discusión al alto tribunal para que defina si con la votación del martes pasado, en la que el bloque “propaz” logró 47 votos, se logró el rechazo de los reparos presidenciales a la ley estatutaria de la JEP.
Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil
¿Fueron suficientes los 47 votos para negar las objeciones presidenciales a la ley estatutaria a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)? Lo que quedó en el ambiente ayer, en la plenaria del Senado, fue la discordia entre un sector que considera que los reparos del presidente, Iván Duque, fueron hundidos en la votación de la noche del martes, y otro que argumenta que no se lograron las mayorías necesarias para obligar al jefe de Estado a sancionar la norma. Por eso, el acuerdo al que llegaron los partidos Liberal, Conservador, la U y Cambio Radical —y que tuvo el apoyo de la oposición— fue dejar que no hubiese decisión frente a las ponencias positiva y negativa para que sea la Corte Constitucional la que tome una decisión sobre cuáles eran los votos que se necesitaban para negar las objeciones y, en consecuencia, definir su futuro. En pocas palabras, la pelota le cayó de nuevo al alto tribunal y, al final, el debate de los reparos a la JEP se asemejó a una mala película.
Ayer jueves, cuando el presidente del Congreso, Ernesto Macías, abrió el registro para votar, prácticamente quedaron en el recinto los senadores del Centro Democrático y los de los partidos cristianos. A pocos metros, en la sala de prensa del Senado, los cuatro partidos anunciaban su pacto a los medios de comunicación. “La decisión que se ha tomado es la de respaldar la votación que ya se presentó. Pedimos que sea la Corte Constitucional la que tome la decisión sobre si se cumplió o no con las mayorías que exige la ley. Para no seguir con esta polarización, que sea la Corte la que defina si estamos con ese quórum para entender que se rechazaron las objeciones”, explicó el senador Germán Varón, de Cambio Radical.
En ese mismo espacio, el senador conservador David Barguil resumía un sentimiento general después de cuatro días sin avances: “Estamos mamados de estos debates interminables”. La idea se redondeó con las voces de Efraín Cepeda, también del Partido Conservador, y Lidio García, del Liberal, en cuanto a que el objetivo siguiente era apoyar una agenda legislativa con enfoque social, que permitiera lograr consensos y avances en otros temas importantes para el país, pues, como explicó el senador Varón, la discusión sin conclusión final sobre las objeciones ya tenía unas nefastas consecuencias: dejar al borde del archivo, por términos, proyectos de acto legislativo, como la reforma a la justicia, la reforma política y la no conexidad entre el delito sexual y el narcotráfico con el delito político.
El desenlace, sin embargo, deja un escenario en el que ambos bandos se consideran ganadores. Para el bloque “propaz”, convencidos de que los 47 votos son una mayoría indiscutible, hubo una victoria y las intervenciones posteriores a la votación de ayer fueron de triunfo. “Celebramos esta decisión que se ha tomado en derecho. Nos retiramos cuando se abrió una segunda votación porque consideramos, y dejamos constancia, de que es ilegal y que una segunda votación solo se hace cuando hay un empate”, señaló Angélica Lozano, de la Alianza Verde. En esa misma línea, para el senador Iván Cepeda, del Polo Democrático, en la votación del martes se lograron las mayorías requeridas por la Constitución: “Desde nuestra perspectiva, las objeciones fueron debidamente rechazadas y creemos, sin lugar a dudas, que la Corte Constitucional nos va a dar la razón, puesto que es su propia jurisprudencia y la del Consejo de Estado la que indica que con el número de 47 votos se cumplió el requisito de rechazar las objeciones”.
Desde el lado opuesto del recinto del Senado, los congresistas del Centro Democrático expresaban que lo que se estaba diciendo era una “sarta de mentiras”. El senador José Obdulio Gaviria comentó que lo que estaba claro era que las objeciones no habían sido rechazadas y que, por ende, los artículos objetados no podían entrar a la vida política del país. Por su parte, su coequipera Paola Holguín pedía a la mesa directiva que diera claridad sobre cuáles eran las mayorías que exigía la ley para aprobar leyes estatutarias, ya que, según sus cuentas, los 47 votos no eran suficientes.
La senadora uribista Paloma Valencia, incluso, puso la vara más alta, al señalar que el argumento de que con 47 votos se lograba la mayoría iba en contravía del artículo 153 de la Constitución. “Dice que la aprobación, modificación o derogación de leyes estatutarias exigirá la mayoría absoluta de los miembros del Congreso. Eso significa que no se pueden disminuir de las mayorías absolutas los impedidos. La mayoría absoluta de una corporación con 108 miembros son 55 votos. Los 47 están absolutamente lejanos de una posible aprobación, aun cuando hubiese silla vacía de Aída Merlano”, arguyó.
Sin embargo, un hecho es contundente: en la Cámara, las objeciones fueron rechazadas por una abrumadora mayoría (110-44) y en el Senado la diferencia fue de más de diez votos. Fueron 51 días los que pasaron desde que el presidente Duque presentó al país sus objeciones a la estatutaria de la JEP, que se tradujeron en extenuantes discusiones en el Congreso y un final que algunos veían venir. Ante los reclamos de victoria del uribismo y del bloque “propaz”, será el tribunal constitucional el que dirima quién es el único ganador.
¿Fueron suficientes los 47 votos para negar las objeciones presidenciales a la ley estatutaria a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)? Lo que quedó en el ambiente ayer, en la plenaria del Senado, fue la discordia entre un sector que considera que los reparos del presidente, Iván Duque, fueron hundidos en la votación de la noche del martes, y otro que argumenta que no se lograron las mayorías necesarias para obligar al jefe de Estado a sancionar la norma. Por eso, el acuerdo al que llegaron los partidos Liberal, Conservador, la U y Cambio Radical —y que tuvo el apoyo de la oposición— fue dejar que no hubiese decisión frente a las ponencias positiva y negativa para que sea la Corte Constitucional la que tome una decisión sobre cuáles eran los votos que se necesitaban para negar las objeciones y, en consecuencia, definir su futuro. En pocas palabras, la pelota le cayó de nuevo al alto tribunal y, al final, el debate de los reparos a la JEP se asemejó a una mala película.
Ayer jueves, cuando el presidente del Congreso, Ernesto Macías, abrió el registro para votar, prácticamente quedaron en el recinto los senadores del Centro Democrático y los de los partidos cristianos. A pocos metros, en la sala de prensa del Senado, los cuatro partidos anunciaban su pacto a los medios de comunicación. “La decisión que se ha tomado es la de respaldar la votación que ya se presentó. Pedimos que sea la Corte Constitucional la que tome la decisión sobre si se cumplió o no con las mayorías que exige la ley. Para no seguir con esta polarización, que sea la Corte la que defina si estamos con ese quórum para entender que se rechazaron las objeciones”, explicó el senador Germán Varón, de Cambio Radical.
En ese mismo espacio, el senador conservador David Barguil resumía un sentimiento general después de cuatro días sin avances: “Estamos mamados de estos debates interminables”. La idea se redondeó con las voces de Efraín Cepeda, también del Partido Conservador, y Lidio García, del Liberal, en cuanto a que el objetivo siguiente era apoyar una agenda legislativa con enfoque social, que permitiera lograr consensos y avances en otros temas importantes para el país, pues, como explicó el senador Varón, la discusión sin conclusión final sobre las objeciones ya tenía unas nefastas consecuencias: dejar al borde del archivo, por términos, proyectos de acto legislativo, como la reforma a la justicia, la reforma política y la no conexidad entre el delito sexual y el narcotráfico con el delito político.
El desenlace, sin embargo, deja un escenario en el que ambos bandos se consideran ganadores. Para el bloque “propaz”, convencidos de que los 47 votos son una mayoría indiscutible, hubo una victoria y las intervenciones posteriores a la votación de ayer fueron de triunfo. “Celebramos esta decisión que se ha tomado en derecho. Nos retiramos cuando se abrió una segunda votación porque consideramos, y dejamos constancia, de que es ilegal y que una segunda votación solo se hace cuando hay un empate”, señaló Angélica Lozano, de la Alianza Verde. En esa misma línea, para el senador Iván Cepeda, del Polo Democrático, en la votación del martes se lograron las mayorías requeridas por la Constitución: “Desde nuestra perspectiva, las objeciones fueron debidamente rechazadas y creemos, sin lugar a dudas, que la Corte Constitucional nos va a dar la razón, puesto que es su propia jurisprudencia y la del Consejo de Estado la que indica que con el número de 47 votos se cumplió el requisito de rechazar las objeciones”.
Desde el lado opuesto del recinto del Senado, los congresistas del Centro Democrático expresaban que lo que se estaba diciendo era una “sarta de mentiras”. El senador José Obdulio Gaviria comentó que lo que estaba claro era que las objeciones no habían sido rechazadas y que, por ende, los artículos objetados no podían entrar a la vida política del país. Por su parte, su coequipera Paola Holguín pedía a la mesa directiva que diera claridad sobre cuáles eran las mayorías que exigía la ley para aprobar leyes estatutarias, ya que, según sus cuentas, los 47 votos no eran suficientes.
La senadora uribista Paloma Valencia, incluso, puso la vara más alta, al señalar que el argumento de que con 47 votos se lograba la mayoría iba en contravía del artículo 153 de la Constitución. “Dice que la aprobación, modificación o derogación de leyes estatutarias exigirá la mayoría absoluta de los miembros del Congreso. Eso significa que no se pueden disminuir de las mayorías absolutas los impedidos. La mayoría absoluta de una corporación con 108 miembros son 55 votos. Los 47 están absolutamente lejanos de una posible aprobación, aun cuando hubiese silla vacía de Aída Merlano”, arguyó.
Sin embargo, un hecho es contundente: en la Cámara, las objeciones fueron rechazadas por una abrumadora mayoría (110-44) y en el Senado la diferencia fue de más de diez votos. Fueron 51 días los que pasaron desde que el presidente Duque presentó al país sus objeciones a la estatutaria de la JEP, que se tradujeron en extenuantes discusiones en el Congreso y un final que algunos veían venir. Ante los reclamos de victoria del uribismo y del bloque “propaz”, será el tribunal constitucional el que dirima quién es el único ganador.