Así gestó el Gobierno el apoyo político para mover parte de su reforma a la salud
Aprovechando el protagonismo del presidente de la Cámara, Andrés Calle, y del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, el Gobierno puso de su lado a representantes liberales y de La U para mantener a flote su reforma a la salud. Sin embargo, aún no puede cantar victoria, pues resta la discusión de los puntos más sensibles y no se descarta un cambio de panorama tras las elecciones del 29 de octubre.
A pesar de los gritos, reclamos, mociones de orden y demás señales de protesta de algunos congresistas de oposición e independientes, el Gobierno y sus mayorías en la Cámara de Representantes, contrario a lo que había sucedido en los últimos dos meses, lograron evacuar en un par de días casi la mitad de los artículos de la reforma a la salud: 70 de 143.
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A pesar de los gritos, reclamos, mociones de orden y demás señales de protesta de algunos congresistas de oposición e independientes, el Gobierno y sus mayorías en la Cámara de Representantes, contrario a lo que había sucedido en los últimos dos meses, lograron evacuar en un par de días casi la mitad de los artículos de la reforma a la salud: 70 de 143.
Durante la discusión, mientras unos pedían la palabra para presentar proposiciones o dejar clara su postura frente al proyecto, varios alfiles del Gobierno se movían por los pasillos del Salón Elíptico tratando de afianzar los votos. Los ministros del Interior (Luis Fernando Velasco), Salud (Guillermo Jaramillo), TIC (Mauricio Lizcano) y hasta el presidente de Colpensiones (Jaime Dussán) no le perdieron la pista a los debates de hasta ocho y nueve horas que se dieron, especialmente, entre lunes y martes de esta semana.
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“Tienen las mayorías, tienen la aplanadora; el proyecto ya está arreglado”, aseguró durante la votación el representante Hugo Lozano, del Centro Democrático. Y si bien esa “aplanadora” no es tan contundente como en los primeros meses de Gobierno, sí empezó a rearmarse al inicio de la primera legislatura gracias a que el Ejecutivo, en cabeza del ministro Velasco, puso en marcha una estrategia para salvarle dos motores: los partidos Liberal y de La U.
Según congresistas de ambas colectividades, el ministro aprovechó las divisiones internas de cada partido y empezó a convencer uno a uno a los representantes para que se apartaran de sus directivas, reacias desde el principio a respaldar el proyecto. Según Víctor Manuel Salcedo, de La U, la renuncia de Dilian Francisca Toro a la dirección del partido, para lanzarse a la Gobernación del Valle, tuvo un peso importante en este proceso. “Ella tenía una liderazgo muy fuerte, pero ahora en la dirección colegiada todos son pares y eso nos tiene sin acuerdos, cada uno está votando como quiere”, enfatizó.
Salcedo aseguró que la mayoría de su partido, con 15 votos en la plenaria, ya le cantó el apoyo a la reforma y que él es uno de los únicos que mantiene sus críticas frente a aspectos como la falta de un concepto de viabilidad financiera, el “corto periodo” de dos años de transición o el vacío que generaría la desaparición de las EPS para los pacientes que reclaman atención a través de la acción de tutela.
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En el Partido Liberal las cuentas son aún más favorables para el Gobierno, pues cerca de 30 de los 35 representantes de esa bancada ha respaldado artículos del proyecto. El caldense Octavio Cardona le confirmó a este diario que ellos también están en libertad para votar la reforma, pues desde hace varias semanas no se ha realizado una reunión oficial de la bancada. “Aún así, yo he sido el que más proposiciones ha presentado y me mantengo firme en las dos líneas rojas que planteó el presidente César Gaviria”, agregó.
Cardona confirmó que los roles del ministro Velasco y de Andrés Calle como presidente de la Cámara han ayudado a mantener un diálogo abierto en favor del proyecto y que muchos de sus compañeros se sienten a gusto votando los artículos, porque “han sido supremamente garantistas”.
Otro congresista liberal, que prefirió no ser citado, aseguró que el expresidente Gaviria, aunque mantiene su rechazo absoluto al proyecto, ya “aceptó” que perdió el control de parte de la bancada en la Cámara, pues varios ni siquiera firmaron sus contrarreformas y no asisten a las citas que él convoca. “Hace unos días nos vimos y yo lo noté tranquilo, me dijo que votáramos como quisiéramos”, precisó.
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Aunque ninguno lo dice en voz alta, en el interior del partido algunos creen que Gaviria le bajó el tono a sus críticas porque se acerca una convención nacional y cada vez crecen más las voces que piden una renovación, e incluso cambiar a la figura de una dirigencia colegiada. Otros, por el contrario, creen que se acerca un remezón ministerial en el que el liberalismo podría pisar fuerte y recuperar alguna de las carteras clave del Gobierno.
En suma, el Gobierno tiene, por el momento, cerca de 28 votos del Pacto Histórico, alrededor de 10 de los 15 de la Alianza Verde, unos 30 de los liberales, entre 7 y 8 de los de La U; lo que sumado a algunas curules de paz y otros sectores le dan entre 80 y 90 votos. En contraste, los sectores que se oponen a la reforma tienen aproximadamente 60 votos, contando a Cambio Radical, el Centro Democrático y la mayoría del Partido Conservador.
Si bien es cierto que los debates de estas últimas semanas dejan bien parado al Gobierno, el 50 % de artículos restantes pondrá a prueba la alianza del Gobierno con liberales y La U, no solo porque se trata de los más polémicos, que ponen en juego el futuro de las EPS, sino porque todo indica que se discutirán después de elecciones, cuando muchos esperan encontrar un Pacto Histórico golpeado por los resultados. “Muchos van a llegar envalentonados a pedirle más al Gobierno”, aseguró un congresista de la coalición de Gobierno.
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Además, el representante liberal Germán Rozo aseguró que aunque hasta el momento han votado positivamente la mayoría de artículos, eso no garantiza que se mantenga la tendencia en la discusión de los puntos claves. “Estoy seguro que de la Cámara saldrá una reforma a la salud, porque el país la necesita, pero será muy distinta a la que planteó el Gobierno en su proyecto inicial”, dijo.
La oposición y los independientes aseguran que el presidente Calle, con la venia del Gobierno, está “pupitreando” la reforma, ya que han tenido que votar bloques de más de 20 artículos y de cerca de 70 proposiciones. Así mismo, señalan que se están aprobando grupos de artículos sin unidad de materia, lo que viciaría el trámite de todo el proyecto. “Están armando un Frankenstein”, dijeron durante el debate varios representantes. Al final de la plenaria del martes, los partidos de oposición desarmaron el quórum y obligaron a suspender el debate.
Calle ha dicho que los artículos más sensibles tendrán un trato distinto; sin embargo, muchos insisten en que los vicios ya se cometieron y que, entre otros problemas, la reforma avanza sin aval financiero. Lo que ocurra con este proyecto podría marcar el rumbo de otros del paquete de reformas sociales, como la reforma pensional o la laboral, a las que el Gobierno les ha dado un pausa para no saturar el Congreso como lo hizo en la pasada legislatura.
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