Reforma tributaria: hay preocupaciones, pero buen ambiente
La reforma clave para el gobierno Petro empieza su trámite en el Congreso. El primer año de “luna de miel” entre Ejecutivo y Legislativo augura un ágil trámite, pero desde diferentes bancadas siguen identificando posibles riesgos de la iniciativa, que esperan sean concertados.
No hay proyecto más importante para el Gobierno que la reforma tributaria. De la aprobación de la iniciativa que presentó hace dos semanas el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, depende que la administración de Gustavo Petro tenga cómo “financiar el gasto social”, como exponen en el proyecto de ley y como prometieron durante la carrera hacia la Casa de Nariño. Se trata de una reforma ambiciosa, que espera recaudar $25,8 billones en el primer año y tener ingresos por $50 billones al final del cuatrienio, por lo que plantea algunos tributos inéditos y que han generado controversia entre ciertos sectores. A pesar de eso, las mayorías oficialistas y el primer año de Congreso, que suele caracterizarse por su sintonía con el Ejecutivo, vaticinan un trámite dinámico. ¿Qué ambiente hay para iniciar la discusión?
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No hay proyecto más importante para el Gobierno que la reforma tributaria. De la aprobación de la iniciativa que presentó hace dos semanas el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, depende que la administración de Gustavo Petro tenga cómo “financiar el gasto social”, como exponen en el proyecto de ley y como prometieron durante la carrera hacia la Casa de Nariño. Se trata de una reforma ambiciosa, que espera recaudar $25,8 billones en el primer año y tener ingresos por $50 billones al final del cuatrienio, por lo que plantea algunos tributos inéditos y que han generado controversia entre ciertos sectores. A pesar de eso, las mayorías oficialistas y el primer año de Congreso, que suele caracterizarse por su sintonía con el Ejecutivo, vaticinan un trámite dinámico. ¿Qué ambiente hay para iniciar la discusión?
Esta semana se darán los primeros pasos del debate del proyecto, que ya tiene ponentes asignados. Hoy se hará la presentación formal de la iniciativa ante las comisiones económicas de Senado y Cámara, y el jueves se empezarán a reunir los ponentes para consolidar sus posturas. Por ahora se evidencia un ambiente relativamente tranquilo, casi de confianza. Un congresista de la bancada de gobierno susurró que “el primer año es la luna de miel”, como se evidenció en la elección de contralor, por lo que considera que para este y los demás proyectos claves del Gobierno hay una “aplanadora pura y dura”.
Además del buen ambiente, desde el oficialismo destacan las reuniones con empresarios y otros sectores que se verían afectados por la reforma. De los encuentros, por ahora, resaltan la disposición y el ánimo de concertación. “Muchos están dispuestos a pagar, con ellos también hay ambiente favorable”, resaltan. Y como un aspecto final para redondear el buen rollo que hasta el momento se evidencia sobre la reforma está que Gustavo Bolívar (Pacto Histórico) y Katherine Miranda (Alianza Verde) presiden las comisiones terceras de Senado y Cámara, respectivamente, y por tanto son los responsables de darle celeridad al trámite.
Pero las mayorías parlamentarias no darán un cheque en blanco al Gobierno y aún persisten varias dudas sobre la iniciativa. Algunas de esas incluso las destaca la representante Miranda, quien menciona el impuesto del 10 % a las exportaciones de carbón y petróleo como uno de los temas más complejos de la discusión. “Todo se puede negociar, pero con ese tema se la jugarán a fondo. Por mi parte me la jugaré por incluir al tabaco y los vapeadores, así como eliminar el 4x1000 para el régimen simple”, destaca Miranda, quien espera que de la Comisión que preside salga aprobada la reforma en septiembre.
Otros temas en los que se puede estancar la discusión, según congresistas de partidos tradicionales y de la oposición, son los llamados “impuestos saludables”, como el que se impondría a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, así como los “impuestos ambientales” a los plásticos de un solo uso. Si bien estos generarían $2,5 billones, para buena parte de los consultados derivarían en una carga mayor para los colombianos de clases media y baja.
Por eso Clara López, ponente del proyecto, plantea la necesidad de seguir organizando audiencias públicas con los distintos sectores, para recibir propuestas y críticas que, dice, serán consideradas. “Todo el mundo está consciente de que con un déficit del 8 % y la crisis social que se acentuó con la pandemia no hay otra salida que recolectar impuestos de quienes tienen más capacidad de pago”, dice la senadora del Pacto Histórico, para quien esta reforma le apunta a corregir la regresividad sobre la renta con la eliminación de exenciones.
Desde los partidos tradicionales, algunos incluso parte de la bancada de gobierno, hay más cautela. La U resaltó también la necesidad de generar espacios de concertación con los distintos sectores y que la aplanadora, “si existe, debe tener cuidado”, como menciona el representante Víctor Salcedo, vocero del partido en lo referente a la tributaria. “¿Por cuáles alimentos se van a cambiar los que se gravarán? Eso impuestos no son convenientes, porque muchos no se consumen por gusto, sino por economía”, dijo el congresista, destacando que la bancada no está de acuerdo tampoco con los impuestos a combustibles. “Si aumenta el valor del combustible, aumenta todo”.
Igual consideración ponen de presente los liberales y conservadores que integran la Comisión Tercera. El senador Juan Diego Echavarría (liberal) dice que será muy álgido el debate sobre impuestos a los alimentos y que sin duda habrá que entrar a hacer revisión y concertación para tratar de buscar cómo reemplazarlos. Por su parte, Efraín Cepeda (conservador) advierte que a pesar de que no será fácil tener esas alternativas, son necesarias para no afectar al grueso de la población.
“Requerimos una reforma tributaria en el sentido que no desincentive la inversión. Los asteriscos van en temas como los impuestos de los dividendos. Son tasas del 90 % y va a ser difícil que la inversión llegue”, destaca el senador conservador, que coincide con la gran preocupación del Centro Democrático, único partido de oposición: un posible desestímulo a la inversión.
Para resolver esa duda, ayer se reunieron los senadores Ciro Ramírez y Miguel Uribe con el ministro Ocampo. El diálogo, dicen, fue breve y respetuoso, en el que le mencionaron la necesidad de no imponer demasiados impuestos en conjunto para determinados sectores. “Afectan a los colombianos de ingresos medios que pueden llevar a tener afectación en su modo de vivir”, dice Ramírez.
Los gravámenes a las pensiones, a la renta de personas jurídicas, a la ganancia ocasional, al turismo y a entidades sin ánimo de lucro, son algunas preocupaciones que le transmitieron los senadores del Centro Democrático a Ocampo. Pero lo que quizás más les preocupa es que, a su juicio, no hay todavía la suficiente claridad sobre la destinación de los recursos que se obtengan. “Dimos por hecho que se necesitan. ¿Por qué? Tenemos un proceso de crecimiento económico y parece innecesaria. Parece irresponsable que se pida el dinero sin saber para qué es”, concluye Uribe.
Son claras las preocupaciones por los impuestos que se plantean, pero las alternativas para suplirlos no existen aún. Las propuestas de la oposición para ello se entregarán en una próxima reunión, así que la concertación apenas empieza y la única certeza es que la discusión será un nuevo pulso que espera ganar el gobierno Petro.