Nuevo revés del acuerdo nacional enreda trámite de las reformas de Petro en 2025
Mientras el presidente atiza el fuego de sus peleas con el Congreso, los gremios y otros poderes, dos de sus principales alfiles, Laura Sarabia y Juan Fernando Cristo, se apartaron del debate público dando a entender que no hay ambiente para negociar las propuestas del Gobierno. Todo indica que el próximo año aumentará aún más el tono del debate público.
En menos de 24 horas se esfumó el deseo navideño de retomar los diálogos entre diferentes sectores de la sociedad para concertar una agenda de cambios que beneficien al país. En plena Nochebuena, mientras el ministro de la política, Juan Fernando Cristo, relanzaba su apuesta de un acuerdo nacional, que definió como el “mejor regalo” para esta época de fiestas, el presidente Gustavo Petro abría nuevos frentes de batalla con políticos, empresarios, economistas y hasta periodistas; sus contradictores, por su puesto, hicieron su parte.
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En menos de 24 horas se esfumó el deseo navideño de retomar los diálogos entre diferentes sectores de la sociedad para concertar una agenda de cambios que beneficien al país. En plena Nochebuena, mientras el ministro de la política, Juan Fernando Cristo, relanzaba su apuesta de un acuerdo nacional, que definió como el “mejor regalo” para esta época de fiestas, el presidente Gustavo Petro abría nuevos frentes de batalla con políticos, empresarios, economistas y hasta periodistas; sus contradictores, por su puesto, hicieron su parte.
En esta oportunidad, el incremento de un 9,5 % en el salario mínimo fue la manzana de la discordia que desató un cruce de mensajes y ataques entre oficialismo, oposición e incluso voces independientes. Mientras los contrarios al Gobierno calificaron el alza como desmesurada y hablaron de un posible efecto negativo en el empleo y la inflación, el mandatario, siempre vía mensajes de X, lo reivindicó como una fórmula para reactivar la economía mejorando el poder adquisitivo de los trabajadores.
En su defensa de la decisión, Petro cuestionó a una docena de figuras de la política y los gremios. Al expresidente Álvaro Uribe, que habló de reducir los impuestos a las empresas para impulsar salarios altos, lo señaló por el hundimiento en el Congreso del proyecto que buscaba financiar hasta en $12 billones el presupuesto del 2025. “Lástima que su bancada, Álvaro, hundió la ley de financiamiento donde reducíamos el impuesto de renta a todas las empresas de Colombia del 35% al 30%”, dijo.
También respondió a los cuestionamientos del expresidente Iván Duque, de congresistas y analistas; y hasta lanzó pullas contra la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), pues acusó a uno de sus dirigentes de “bombardear niños”.
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“El gran empresariado nacional y sus gobernantes políticos han hundido el salario mínimo a uno de los peores de América Latina, sobre la creencia ignorante que entre menor salario más desarrollo. Nos han conducido a una especie de esclavitud con la jornada más larga de la OCDE. El intento de indemnizar la relación laboral y dignificar el trabajo como ordena la Constitución, lo paralizan en el Congreso”, escribió en otros de sus trinos.
Además de la polémica del mínimo, el presidente chocó con otros en sus redes por la información que reveló El Espectador sobre una “jugadita” en la SIC que buscaba levantar una sanción que pesa en contra de Alberto Merlano Alcocer, quien sería tío de su esposa y ha estado sonando para llegar a la cúpula de Ecopetrol. Según el jefe de Estado, todo es una “mentira total” y detrás de las sanciones, pues también existe una en su contra, hay una “represalia” de los “amigos de Germán Vargas Lleras” que —según él— se vieron afectados por el cambio en el modelo de basuras que implementó cuando fue alcalde de Bogotá.
Finalmente, tras un centenar de trinos de todas las orillas, este jueves el ministro del Interior, que horas antes había dicho que “hay espacio para todos” en el acuerdo nacional, se echó para atrás y anunció que por “la agresividad, las mentiras, las descalificaciones” y otros ataques en las redes sociales hará una pausa hasta el próximo 6 de enero. Poco minutos después, la directora del Dapre y mano derecha de Petro, Laura Sarabia, se sumó: “Secundaré esto; el nivel de odio que se ve acá es inigualable”.
La apuesta de Cristo era empezar el 2025 con una serie de mesas técnicas y diálogos con empresarios y comunidades para abonar el terreno de las discusiones que dará el Congreso el próximo semestre. En ese paquete se encuentran la reforma a la salud, la reforma laboral, la jurisdicción agraria y la ley de competencias que desarrolla los cambios al Sistema General de Participaciones (SGP). Esta última es la que más le interesa al ministro, pues incluso la ha defendido antes de llegar al gabinete.
El jefe de la cartera política incluso había respaldado una propuesta de este diario de hacer una pausa en medio de tanta polarización y darle cabida a una “tregua navideña” para encontrar las bases que unen a los opuestos. Sin embargo, como quedó demostrado en las últimas horas, ni Gobierno ni oposición apostaron por esa idea de “bajar las armas retóricas y las descalificaciones facilistas”.
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El panorama para las reformas de Petro en 2025
El nuevo escenario de confrontación que se avecina en 2025 se podría explicar en parte por el anticipado aire electoral que se respira en el Ejecutivo y el Legislativo. En este contexto, sin un acuerdo sobre lo fundamental a la vista, el principal impacto lo recibirían las reformas del presidente Petro, quien en su contra también suma un margen de maniobra estrecho en materia financiera.
En medio de los cuestionamientos por baja ejecución y escándalos de corrupción, la oposición muy seguramente enfilará baterías en contra de las iniciativas del Ejecutivo. En febrero estará en juego nuevamente la reforma a la salud, que ya demostró ser un factor de discordia en la plenaria de la Cámara, donde muchos contaban con que el Gobierno tendría mayorías, pero al final sufrió incluso para mantenerla viva en sesiones extraordinarias. El próximo semestre, el reto del oficialismo será superar los escollos en la Cámara y enfrentarse a un duro Senado que ya ha demostrado inflexibilidad frente a los articulados.
Así mismo, podrían enfrentar nuevos obstáculos la ley ordinaria de la Jurisdicción Agraria, pieza clave en la reforma a la propiedad de la tierra propuesta por Petro; y la reforma laboral, que en estos dos años y medio no ha generado consensos sobre sus puntos claves. Por otra parte, no se puede perder de vista que el presidente se juega en las cortes algunos nombramientos claves e incluso el futuro de la única de sus grandes cambios sociales que ha salido con éxito del Congreso hasta el momento: la reforma pensional, demanda en la Corte Constitucional por posibles vicios de trámite.
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Una situación parecida enfrenta el Ministerio de la Igualdad, hoy en cabeza de la vicepresidenta Francia Márquez. La entidad no ha logrado hacer despegar sus principales programas y se enfrenta a la incertidumbre por el fallo de la Corte que pidió volver a tramitar en el Legislativo su creación. Según el propio Petro, quien también habló de una falta de hechos concretos en la nueva cartera, todo indica que no hay ambiente para revivir la apuesta.
Efraín Cepeda, el presidente del Congreso, ya dijo que en el Capitolio están dispuestos a dialogar, pero que en ningún momento se puede poner en riesgo la independencia del poder que representan. “El consenso no puede ser una imposición del ejecutivo y un arrodillamiento del legislativo, mientras yo esté en la presidencia del Senado no lo voy a permitir”, explicó.
Según varias voces en el Congreso, el Gobierno deberá jugar todas sus cartas en el primer semestre del 2025, pues ya es una “regla implícita” que en la última legislatura todos se dedican a sus campañas. Así las cosas, el Ejecutivo también deberá recurrir a otros escenarios, como la calle y sus bases, para intentar demostrar gestión y afianzar la intención del presidente Petro de llevar al progresismo más allá de 2026.
Sin tregua navideña, tanto Gobierno como oposición mantendrán el debate público bajo la polarización, por lo que con el paso de las semanas se enreda más la opción de una agenda común y todo indica que el 2025 será un año de peleas en X, movilizaciones y un rifirrafe constante entre quienes asegurar sus sillas en el Congreso y llegar a la Casa de Nariño.
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