Antes de ser nombrado como ministro de Hacienda del Gobierno Petro, José Antonio Ocampo se desempeñaba como profesor en la Universidad de Columbia. Incluso su nombramiento se tardó varios días en hacerse oficial porque faltaba la confirmación de una licencia por parte de dicha institución.
La amplia experiencia de Ocampo fue la motivación principal del presidente Gustavo Petro para designarlo como ministro de una cartera que iba a estar bajo lupa durante el primer gobierno colombiano con orígenes en la izquierda, pues además iba a tener como primer y gran reto la aprobación de una reforma tributaria que sería clave para el cumplimiento de las promesas de campaña.
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La semana que pasó se cumplió, con éxito para el Gobierno, el trámite de la reforma tributaria. Tanto el Senado como la Cámara de Representantes dieron el visto bueno a una reforma fiscal que pretende recaudar unos $20 billones y que ahora está en proceso de conciliación para pasar a ser sancionada por el presidente Petro.
Pero la aprobación de la que muchos congresistas del oficialismo consideraban como “el pilar” del Gobierno Petro traerá cola, pues son varios los reproches que mantiene la oposición sobre una reforma que, por el contrario, consideraban innecesaria, regresiva y que va a aumentar el desempleo y la pobreza. Eso es lo que ha dicho de forma continua el senador Miguel Uribe Turbay (Centro Democrático - CD), una de las voces más tajantes en contra de la tributaria.
A muy poco de que la reforma sea sancionada como Ley de la República, Uribe Turbay le solicitó al ministro Ocampo que renuncie a la licencia que le otorgó la Universidad de Columbia y afronte lo que venga para el país en términos económicos pues, como consignó el senador en una carta que le envió, “se especula que usted dejará su cargo como ministro y abandonará el país para volver a sus actividades académicas en Estados Unidos”.
En la misiva, el congresista de oposición le recordó al ministros que “pidió una licencia por alrededor de 18 meses en la Universidad de Columbia, donde se desempeña como profesor de práctica profesional en asuntos internacionales y públicos, entre otros cargos, para aceptar el cargo de Ministro de Hacienda y Crédito Público” y, como en varias ocasiones le dijeron en los debate de la reforma, “tiene una responsabilidad política como ministro del gobierno, a la que se debe enfrentar cuando toma decisiones”.
“Llama la atención que usted imponga una reforma tan perjudicial para el pueblo colombiano y luego abandone el cargo de ministro de Hacienda para volver a sus actividades cotidianas, como si nada hubiese pasado”, escribió Uribe Turbay en la carta en la que le pide también a Ocampo “afrontar las responsabilidades y consecuencias” de la aprobación de la reforma fiscal.
Según el congresista del CD, recogiendo gran parte del sentir de la oposición, en los próximos años se sentirán los efectos de la reforma en términos de inflación y depreciación del peso colombiano frente al dólar, a tal punto que consideran que Colombia estará en una “crisis sin precedentes”. Por tal razón, reiteró el senador, Ocampo “no puede desertar”.
Para Uribe Turbay “no basta” con el pronunciamiento que hizo Ocampo hace una semana, cuando desde la oposición se empezó a especular con su posible renuncia en 2023. El miércoles 2 de noviembre, mediante sus redes sociales, Ocampo fue enfático en que no renunciará a la responsabilidad que adquirió como ministro de Hacienda y que, por el contrario, trabajará en sacar adelante la reforma que presentó con el objetivo primordial de financiar las banderas del Gobierno Petro.
“Que quede claro: No voy a renunciar al Ministerio de Hacienda”, escribió el ministro, quien añadió que desde el Ministerio están “trabajando sin descanso para sacar adelante la reforma tributaria que necesita Colombia”. En el mismo mensaje escribió: “Nuestro compromiso con el país y el manejo responsable de la economía es total y así lo seguiremos haciendo en este Gobierno”.
También en sus redes sociales, el ministro ha hecho una férrea defensa de la reforma tributaria, que calificó como “la más liberal de la historia” y “una herramienta clave para conseguir más recursos para programas sociales”. Ocampo, además, remarcó que en el proceso de estructuración dedicó “más de 400 horas a atender inquietudes y resolver dudas de múltiples interlocutores” para incluir las peticiones del sector empresarial en la propuesta que terminaron aprobando por amplias mayorías los plenos de Senado y Cámara.