Resurge el debate sobre el rol de las primeras damas por los gastos de Verónica Alcocer

“Los títulos en democracia son un legado obsoleto cuando está ligado a la persona y no a la función, ni mucho menos a la responsabilidad”, dijo este miércoles David Racero, aludiendo a la figura de la primera dama en Colombia. El congresista del Pacto Histórico aseguró que su opinión frente a “eso que han titulado ‘primeras damas’ como herencia antirrepublicana” no ha cambiado a pesar de que esa posición la tenga Verónica Alcocer, la esposa de Gustavo Petro, a quien en las últimas 48 horas le develaron un millonario gasto con recursos públicos.

“Los títulos en democracia son un legado obsoleto cuando está ligado a la persona y no a la función, ni mucho menos a la responsabilidad”, dijo este miércoles David Racero, aludiendo a la figura de la primera dama en Colombia. El congresista del Pacto Histórico aseguró que su opinión frente a “eso que han titulado ‘primeras damas’ como herencia antirrepublicana” no ha cambiado a pesar de que esa posición la tenga Verónica Alcocer, la esposa de Gustavo Petro, a quien en las últimas 48 horas le develaron un millonario gasto con recursos públicos.

Racero ya había trinado sobre el tema en 2021, cuando el presidente era Iván Duque y la primera dama, María Juliana Ruiz. En ese momento, las comunicaciones de Presidencia solían hablar del “Despacho de la Primera Dama” y, en consecuencia, el representante mandó un derecho de petición al Dapre, en el que se aclarara si efectivamente existía esa dependencia. La respuesta, en pocas palabras, fue “no, no existe”.

“¿A quién le creemos? El gobierno de Iván Duque es un absoluto desastre, ni para mentir sirve”, trinó el representante a la Cámara. Y agregó: “Necesaria discusión en torno a la figura de la primera dama en Colombia: La esposa de un presidente no tiene ninguna función pública ¿Por qué se invierten recursos públicos en ella?”.

Este martes, tres años más tarde, cuando La Silla Vacía dio a conocer que Alcocer ha gastado $1.000 millones en maquillador y asesora personal, y fotógrafo profesional, Racero dijo que, aunque reitera que la figura de la primera dama es obsoleta para una democracia, nota que a “muchos que no decían nada respecto a las primeras damas del pasado ahora sí les preocupa lo que haga la actual”. Agregó: “Si se va a hacer el debate sobre esa figura, hagámoslo en serio, más allá de quién es la persona o el presidente de turno”.

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De acuerdo con la investigación de La Silla Vacía, los sueldos de la comitiva de la actual primera dama oscilan entre $10 y $30 millones de pesos al mes, además de recibir generosos viáticos en cada desplazamiento. Por ejemplo, Mauricio Vélez, el fotógrafo de Presidencia, ha participado en 19 comisiones internacionales, y en 13 de ellas, su compañía fue exclusivamente con Alcocer, no con Petro, y cobró viáticos por un total de 48,9 millones de pesos. Ingrid Carolina Plata, la mejor amiga de la esposa del presidente, ha suscrito contratos desde 2022 con honorarios que oscilan entre $19 y $20 millones al mes, en promedio. Su única función es gestionar la logística de las actividades presidenciales.

La representante a la Cámara Cathy Juviano comparó a Alcocer con María Antonieta. “Con el agravante de que al no ser una figura que ostente ninguna calidad pública, la desviación de dineros públicos para el ejercicio de su rol podría configurar faltas fiscales, disciplinarias y para algunos, incluso penales”, agregó.

Sobre el tema de los gastos de la primera dama ya se había hablado durante la administración Duque. A María Juliana Ruiz se le cuestionó por el supuesto patrocinio que le pidió al Archivo General de la Nación para publicar su autobiografía, con un costo superior a los 50 millones de pesos, situación que negó tajantemente la entonces primera dama.

¿Cuál es la función de las primeras damas en Colombia?

En 2014, María Clemencia de Santos (Tutiana) dijo que ser primera dama “es la voluntad de la esposa del presidente de turno”. Y tenía razón al hablar de voluntad, porque en Colombia ocupar esa posición no implica cumplir ninguna función específica. Su rol, que puede ser simbólico y protocolario, varía dependiendo de quién lo ocupe. Aunque en 1979 se estableció que, por ejemplo, la esposa del presidente era la que debía presidir la junta directiva del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), en 1994 la Corte Constitucional derogó este tipo de funciones. Y aunque sí existió también el Despacho de la Primera Dama, hoy en día no existe esa dependencia ni un empleo al que se le hayan asignado deberes.

La primera dama no tiene fuero y su posición es circunstancial. Incluso, no necesariamente tiene que ocuparlo la pareja de un mandatario. María Eugenia Rojas, quien fue conocida como ‘La capitana’ o ‘La capitana del pueblo’, era la hija del general Rojas Pinilla; algo similar a lo que sucedió en Estados Unidos con Donald Trump. Incluso, la recién posesionada alcaldesa de Herveo, Tolima, que tiene 24 años, nombró como gestor social, rol que cumple normalmente la primera dama del municipio, a su padre.

En un concepto de 2020, el Departamento Administrativo de la Función Pública aclaró que el hecho de que la primera dama no revista carácter de servidor público no es un obstáculo para que pueda continuar cumpliendo actividades como “colaborar con el presidente en el desempeño de tareas protocolarias, o tener iniciativa en materia de asistencia social, en labores de beneficencia pública, o en actividades análogas”.

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Al respecto, Cathy Juviano opinó que “es llamativo que el marco normativo de alguna manera también perpetúe estos estereotipos de género al moldear lo que ‘debe y puede’ hacer la primera dama. Cuando el marco jurídico establece que el rol de la primera dama es protocolario, asistencial y de caridad, automáticamente el mensaje a la sociedad es que ese, y no otro, es el rol de la mujer tradicional en una familia tradicional”. En ese sentido, dijo que no es de extrañar que “la discusión pública de la sociedad sobre ellas sea igualmente tradicional y machista”.

La congresista de Alianza Verde, de manera similar a Racero, aseguró que “se necesita un acuerdo social sobre lo que la primera dama significa, lo que la familia tradicional significa, lo que una pareja tradicional significa y sobre todo sobre el rol de la mujer en una sociedad”. En su concepto, si se decide que la esposa del presidente puede acompañarlo en su ejercicio, debe entonces repensarse como una figura reglamentada, con obligaciones más amplias. Y, así mismo, “mostrar resultados en su campo de acción, con régimen de inhabilidades e incompatibilidades y de rendición de cuentas como todos los servidores públicos”. O, como segunda opción, buscar una manera de “prohibir” la figura y normalizar que la pareja del primer mandatario tenga una carrera profesional independiente.

Ambos citaron como ejemplo a Beatriz Gutiérrez Mueller, la esposa de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien fue la primera pareja de un presidente mexicano en rechazar que la llamen “primera dama” y ejerce como docente. “En México no queremos que haya mujeres de primera ni de segunda, tampoco queremos que haya hombres de primera ni de segunda…. Decir primera dama es algo clasista, todas somos mujeres, todas hacemos algo importante”, dijo Gutiérrez Mueller hace dos años.

Para Racero, antes que un ajuste normativo, es necesaria que se siga avanzando en la conversación cultural y social. “Ese tema figura de primera dama es un tema que es de hace 200 años. Cada vez yo creo que se va a avanzar más esa discusión. Ya hay mujeres que están dando el ejemplo y dando el paso para decir ‘mi rol en el mundo va más allá de estar supeditada a mi esposo’”, contó e hizo referencia a su propia experiencia particular con su compañera. “Aun así, lo digo categóricamente, por supuesto, también es respetable, si es una decisión concreta de algún esposo o esposa de algún mandatario, asumir ese cierto rol, pero que no sea algo que se dé simplemente por inercia”.

Este miércoles, la oposición, anunció que citarán a debate de control político a la comitiva de Verónica Alcocer. Se convocará, por ejemplo, a Álvaro González, quien lidera la Consejería de Reconciliación, a través de la cual se han respaldado diversos desplazamientos de los miembros de la comitiva. El anuncio lo hizo el representante Juan Espinal, del Centro Democrático. “Si bien la Primera Dama Verónica Alcocer no se puede citar a debate de Control Político porque no es Funcionaria Pública, sí citaremos a los funcionarios públicos (Consejería, Procolombia y Dapre) para que rindan informe ante el Congreso”, dijo.

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Al respecto, dijo: “Más de $1.000 millones en gastos de la Primera Dama en maquillaje, vestuario y fotografía son un abuso, que incluso puede configurar un detrimento patrimonial. ¿Cuál es el objeto de los contratos, el insumo que entregan derivado de la relación contractual? No se puede permitir que los impuestos de los colombianos se gasten en excentricidades”. De manera similar opinó la senadora Paloma Valencia, su copartidaria: “Los dirigentes deben dar ejemplo. La austeridad es un valor fundamental en los países donde los recursos son escasos y hay tantos ciudadanos en pobreza y necesitados de la inversión estatal”.

Más allá de Alcocer, Espinal coincidió en que urge replantear el rol que cumplen las primeras damas. “La figura se debería revisar en el sentido de las funciones, presupuesto y creo que se debe prohibir la participación en política y que suplante funciones especialmente de la figura vicepresidencial o ministerial”, anotó.

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