Resurrección de las personerías jurídicas: ¿A qué se debe y qué tanto funciona?
La petición de devolver la personería jurídica al Movimiento Salvación Nacional, que lideró Álvaro Gómez Hurtado, marca el reacomodo de un sistema en el que los partidos tradicionales vienen de capa caída. Según analistas puede avecinarse un “boom” por revivir emblemas políticos de antaño, que además sería óptimo en términos de costo-eficiencia, aunque no de tiempos de cara a las elecciones de 2022.
Para las elecciones de 1990 el fallecido líder conservador Álvaro Gómez Hurtado creó el Movimiento Salvación Nacional. Con ese partido, Gómez obtuvo la segunda votación en las presidenciales, por debajo del expresidente César Gaviria y doblando en votación al candidato del Partido Conservador, Rodrigo Lloreda. Treinta años después, siguiendo los pasos del Nuevo Liberalismo y unos años atrás de la Unión Patriótica, Enrique Gómez Martínez solicitó al Consejo Nacional Electoral (CNE) que conceda de nuevo la personería jurídica a favor de la junta liquidadora o los miembros del Consejo Directivo del movimiento.
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Para las elecciones de 1990 el fallecido líder conservador Álvaro Gómez Hurtado creó el Movimiento Salvación Nacional. Con ese partido, Gómez obtuvo la segunda votación en las presidenciales, por debajo del expresidente César Gaviria y doblando en votación al candidato del Partido Conservador, Rodrigo Lloreda. Treinta años después, siguiendo los pasos del Nuevo Liberalismo y unos años atrás de la Unión Patriótica, Enrique Gómez Martínez solicitó al Consejo Nacional Electoral (CNE) que conceda de nuevo la personería jurídica a favor de la junta liquidadora o los miembros del Consejo Directivo del movimiento.
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Gómez Martínez, sobrino de Gómez Hurtado y director de la fundación Álvaro Gómez Hurtado, envió al CNE una carta en la que hizo una exposición de motivos que básicamente se resumen en la historia del Movimiento de Salvación Nacional, su papel en las elecciones y la comparación con el caso del Nuevo Liberalismo. La idea de Gómez Martínez es que el movimiento pueda participar en las elecciones de 2022, pero por tiempos parece muy complejo que la solicitud sea resuelta antes de los comicios del próximo año. No obstante, también esperan que se proteja su participación en las elecciones de 2023 (alcaldes y gobernadores) y 2026 (legislativas y presidenciales).
Pero más allá de la solicitud puntual, llama la atención el afán por revivir figuras políticas de antaño que para muchos votantes de hoy pueden resultar hasta desconocidas. Es más, para varios analistas consultados, no sería de extrañar que pronto emprendan un camino similar los herederos de la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR), que fundó Jorge Eliécer Gaitán, o del Partido Firmes creado en la década de 1970 por intelectuales de izquierda. Incluso Ingrid Betancourt podría intentar acogerse a la jurisprudencia emitida para el caso del Nuevo Liberalismo e intentar revivir su extinto Partido Verde Oxígeno.
La lucha por esa resurrección tiene varias lecturas. La motivación principal y más obvia son los beneficios en cuanto a financiación, apertura de espacios en medios de comunicación y reconocimiento estatal que tienen los partidos con personería jurídica. Pero detrás de eso puede estar también la idea de tomar un camino rápido para participar de la carrera electoral y saltarse la recolección de firmas, que para muchos candidatos y colectividades es atractivo por mostrarse como independientes y alejado de las estructuras políticas tradicionales, pero que en la práctica no le sirve a quienes no cuentan con el suficiente reconocimiento para lograr las firmas necesarias.
De acuerdo con Andrés Dávila, director del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Javeriana, estamos en un momento en el que se imponen más las coaliciones y la “moda de revivir muertos”, a la par de la tendencia de salir a las calles a recoger firmas que tiene como beneficio hacer campaña antes de tiempo. Pero la diferencia es que “recoger firmas puede ser más ‘democratero’, pero es costosísimo y muy difícil. Revivir personerías es algo mucho menos costoso y es muy llamativo por costo-eficiencia”.
Es una etapa de vaivén y reacomodo, según Dávila, que se debe a que mientras el sistema apunta a cerrarse e ir sacando a los partidos pequeños por el umbral, al mismo tiempo hay un Acuerdo de Paz que obliga a incorporar movimientos alternativos, como Comunes, que para nadie es secreto que no goza con una amplia popularidad ni votación, pero también hay una Constitución en la que se protege la participación política de todos los sectores. “Estamos viviendo un momento de oportunidad, en el que se abrió un espacio para reconocer y revivir a esas figuras y se va creando una jurisprudencia favorable a esa intención”.
Una noción similar tiene Juan Pablo Milanese, jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi, quien también considera que se está reacomodando el sistema partidista y muchos están tratando de escapar de las etiquetas que tienen. “Hay cuestiones de financiación en las que se podría notar muy fácilmente la intención. Pero en otros casos no deja de ser llamativo el regreso de figuras que fueron relevantes en su momento, como el Nuevo Liberalismo, que representó un cambio potencialmente grande y hoy de nuevo surge en un contexto en que se está reconfigurando esa opción de centro”.
Las peticiones de revivir personerías jurídicas también pueden tener una interpretación desde la comunicación política. Según Eugenie Richard, profesora de marketing político de la Universidad Externado, esta acción puede estar relacionada con que el país pasa por un momento de desafectación política en el que los partidos cuentan con unas cifras de impopularidad sin precedentes, por lo que algunos pueden estar apostándole a revivir emociones y desligarse de las estructuras tradicionales, que en su momento fue la misma razón por la que se crearon esas colectividades.
“En política es muy importante tener identidad y eso pasa primero por el nombre. Pero apelar a algo simbólico da de por sí un poder más grande de convocatoria. Son formaciones que tenían más popularidad en la gente y se recurre a las emociones fuertes que generaban los grandes líderes como Gómez y Galán. Pueden buscar retomar una parte de su popularidad e intentar un apego emocional a esas formaciones que hoy en día carecen de ello, además de unir varias generaciones”, explicó Richard.
Finalmente, para David Murillo Cruz, investigador en derecho público de la Universidad Libre, más que un reencauche es una reinvención de los personajes que están detrás de esas solicitudes, que por supuesto están “aprovechando la coyuntura para sacar un poco de ventaja” al tener la garantía de que pueden participar de una forma más rápida de las elecciones. Además, coincidió en que saltarse la recolección de firmas es una de las claves detrás de estas peticiones.
“Aunque con el Nuevo Liberalismo y la Unión patriótica hay una deuda histórica que tenía la administración de justicia, en el caso de los nuevos surgimientos es más un tema coyuntural para aprovechar que pueden eventualmente presentarse a la contienda sin cumplir el trámite de recolección de firmas y otros aspectos que los pueden llevar a mayores esfuerzos. Se está aprovechando una oportunidad para participar de la contienda sin cumplir de los requisitos. Es una suerte de atajo”, concluyó Murillo.