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El exalcalde de Bogotá Samuel Moreno Rojas murió este viernes, 10 de febrero. Le faltaba apenas un día para cumplir los 63 años. En sus últimos años de vida, Moreno Rojas cayó en desgracia ante la opinión pública por cuenta de los múltiples casos de corrupción ocurridos durante su administración, sobre todo lo que se conoció como el carrusel de la contratación y que lo tenía pagando una pena de 11 años de prisión. Este pasó de ser el heredero de una de las fuerzas de izquierda y movilización popular más importantes del país, a ser el sinónimo de la corrupción y símbolo de uno de los momentos más oscuros de la capital durante las últimas décadas.
La vida política de Moreno Rojas es también la historia de la izquierda en Colombia: de la Alianza Nacional Popular (Anapo) y de la consolidación del Polo Democrático Alternativo, uno de los intentos más ambiciosos de reunir a la izquierda bajo un solo techo. El ahora fallecido fue uno de los dos nietos del general Gustavo Rojas Pinilla, único dictador militar que ha tenido Colombia. Era el hijo de la excandidata presidencial María Eugenia Rojas, “la Capitana”, y del excongresista Samuel Moreno Díaz. Fue el heredero de una casa política que se destacó por la ascendencia popular que tuvo durante la última parte del siglo y que también desde el comienzo estuvo cuestionada por el clientelismo y corrupción -su madre y padre fueron señalados por supuestos casos de corrupción en la dictadura-.
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Samuel Moreno fue el protagonista de uno de los hechos más graves de corrupción en Bogotá, pero antes de eso fue un reconocido político de sectores alternativos. Desde siempre estuvo vinculado a la política gracias a su madre, que igual estuvo buena parte de su vida como arquitecta del movimiento que casi lleva nuevamente al poder a Gustavo Rojas Pinilla en 1970, la Anapo. En esta colectividad comenzó Moreno Rojas a muy temprana edad, fue líder de sus juventudes y llegó a ser jefe de debate de la campaña de “la Capitana” a la Alcaldía de Bogotá.
Luego, en 1991, dio un salto a la política electoral, cuando llegó al Senado en representación de la Anapo y de Alianza Democrática M-19. Estuvo 15 años más como congresista y alcanzó a tener participación en diferentes hechos políticos del país, como las fallidas negociaciones de paz del Caguán. Ya en los 2000, como cabeza del partido de su madre, participó en dos de las integraciones más importantes de la izquierda: el Polo Democrático Independiente y posteriormente el Polo Democrático Alternativo. Desde allí creó una plataforma que lo llevó a ser precandidato presidencial en 2005 y alcalde de Bogotá para el período 2008-2011, mandato que no llegó a concluir por la destitución por parte de la Procuraduría debido al carrusel de la contratación.
La justicia comprobó que se apropió de $2.790 millones de un contrato de $67.000 millones de la época destinado al servicio de ambulancias para la ciudad. Su hermano, el exsenador Iván Moreno, fue condenado por los mismos hechos.
De cierta forma, Moreno marcó un antes y un después en la historia de la izquierda en Colombia. Como explica el profesor Alejandro Mantilla, Moreno no fue parte nunca de un sector mayoritario del partido que agolpaba varias líneas de izquierda, pero a través de un juego de alianzas llegó a ganarse la candidatura que lo llevó al Palacio Liévano, de donde salió directo a prisión. Su victoria mostraba la consolidación de la izquierda y del Polo Democrático en Bogotá, pues cuatro años antes había ganado Lucho Garzón, pero al mismo tiempo inició una crisis cuyos efectos aún hoy se sienten. “El Polo venía en una dinámica de ascenso en materia electoral, recogiendo algunas luchas sociales y al conjunto de la oposición al uribismo. La alcaldía de Samuel Moreno fue el punto de inflexión, que empieza con la crisis del partido”, explica Mantilla.
Moreno había prometido hacer el metro y seguir con la expansión del Transmilenio, pero los retrasos en la Fase III de esta obra desenmascararon el entramado de corrupción de su administración. Una comisión integrada por el ahora presidente de Colombia, Gustavo Petro, junto al exsenador Luis Carlos Avellaneda y el exconcejal Carlos Vicente de Roux fue la que denunció dicho robo a la ciudad. De Roux lamenta la muerte de Moreno: “La historia de Samuel me parece muy dolorosa, porque fue un hombre político, concertador y muy diplomático. Defendía ideales como la paz y la ampliación del gasto público social. Hubiera podido ser un hombre muy destacado, pero muchas de esas cualidades las usó para la actividad delictiva”, dice.
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“Estoy muy acongojada. Más allá de cualquier falla, Samuel Moreno y su familia se enfrentaron a 12 años de privación de la libertad con todo lo que ello conlleva. Les hago llegar mis sentimientos de solidaridad”, dice la senadora Clara López, quien tuvo que afrontar la crisis del Polo tras el escándalo de Moreno y terminar su período de mandato. Moreno, entretanto, hacía lo que podía para que su condena fuera revocada, pero la Corte Suprema de Justicia confirmó en noviembre del año pasado la pena. Estaba recluido en la Escuela de Carabineros de la Policía, en Bogotá. Fue allí donde sufrió el infarto que le quitó la vida