“El Gobierno cometió el gravísimo error de promover las disidencias”: Santos
El exmandatario y nobel de Paz, Juan Manuel Santos, salió en defensa de la integridad del Acuerdo de Paz que firmó en 2016 para desmontar a las Farc. En un mensaje directo al presidente Gustavo Petro notificó que usar ese documento con fines constituyentes no tiene sustento jurídico ni político. También le advirtió al jefe de Estado que llevar esa discusión ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas lo expone a hacer “el ridículo”. Habló de su futuro inmediato.
Daniel Valero
En su carta a la ONU dijo: “Se ha pretendido desconocer la letra y el espíritu del acuerdo”. ¿Eso en qué se traduce en medio de la polémica que hay con el presidente Petro y su intención de usar con fines constituyentes el Acuerdo de Paz con las Farc?
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En su carta a la ONU dijo: “Se ha pretendido desconocer la letra y el espíritu del acuerdo”. ¿Eso en qué se traduce en medio de la polémica que hay con el presidente Petro y su intención de usar con fines constituyentes el Acuerdo de Paz con las Farc?
Algunos están invocando el Acuerdo de Paz, aduciendo que le da al presidente de la República la orden de convocar una constituyente. Esa teoría no tiene ningún fundamento, no tiene ninguna explicación. Se están inventando una interpretación sobre la convocatoria de un acuerdo nacional como si eso fuera la convocatoria para una constituyente. Y la carta tiene como propósito dejar muy claro que todos los procedimientos que se surtieron aquí en Colombia y también en Naciones Unidas fueron procedimientos para garantizar que la constitución de Colombia se respetaría en la implementación del acuerdo. Entonces, no pueden venir aquí a tratar de interpretar en forma equivocada el acuerdo para violar la Constitución. Una convocatoria por fuera de los parámetros que establece la Constitución para convocar a una constituyente sería una violación de la constitución.
¿Qué otro objetivo tiene su carta a António Guterres?
La carta también tiene como propósito poner punto final a esta discusión. Llevamos no sé cuánto tiempo que una constituyente, que el poder constituyente, que sí, que no, que un referendo, mientras el país está incendiado. Hay problemas muy serios que necesitan la atención del Gobierno, la atención del presidente y la atención de todos los colombianos para poderlos resolver y que no nos sigamos enfrentando. Además, esto lo que ha hecho es aumentar la polarización por una discusión sobre un tema que no va a tener ningún futuro, porque una constituyente por fuera de la Constitución no se va a realizar.
¿En el Gobierno del presidente Petro, según sus palabras, “se están inventando una interpretación” del Acuerdo?
Pues al decir que el Acuerdo de Paz está dando un mandato para que el presidente convoque a una constituyente, como lo dijo el excanciller (Álvaro Leyva), es un invento; eso es una mentira. Y si lo llega a utilizar para convocar a una constituyente, pues estarían violando la Constitución.
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El presidente Petro, ante el cuerpo diplomático, dijo que “tenemos ante nosotros un poder que no quiere la paz”. Es una respuesta tácita a su carta. ¿Qué opina?
Pues es todo lo contrario. Desde que se posesionó, en forma amable, amigable, le he rogado que haga un esfuerzo mayor para implementar el proceso de paz, porque (el expresidente Iván) Duque nos dejó un país donde la implementación del proceso de paz y muchas otras cosas estaban en veremos; dejó el país y el proceso de paz, la implementación, prácticamente sin haber hecho nada. El presidente Petro prometió en campaña que iba a implementarlo y es lo que le hemos dicho: impleméntelo. No necesita constituyente, no necesita inclusive acuerdos especiales, leyes especiales. Necesita voluntad política, capacidad de gestión para implementar el proceso.
¿El presidente Petro tampoco ha implementado el Acuerdo de Paz?
Le doy un ejemplo: llevamos casi dos años esperando que Petro cumpla con el anuncio que hizo de nombrar un gran gerente para la implementación del proceso, para que se apersone de la implementación, y ni siquiera lo han nombrado.
Los críticos del actual Gobierno hablan de “inoperancia” y a veces de “ineficiencia”. ¿Eso le aplica a lo relacionado con la implementación?
Una combinación de todo. Inoperancia, ineficiencia, y también se le ha dicho al presidente que no avance en los procesos para su paz total a expensas del acuerdo con las Farc. Todo lo contrario, el acuerdo con las Farc bien implementado le sirve como piso para construir sobre ese acuerdo, para lograr otros acuerdos. Pero si no implementa el proceso de paz con las Farc, no va a lograr ni lo uno ni lo otro.
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Desde el entorno del mandatario también se busca ratificar que en Colombia aún hay un conflicto armado. ¿Está de acuerdo con esa tesis?
Sí tenemos un conflicto armado, pero no con las Farc. El acuerdo con las Farc significó el fin del conflicto con las Farc; las Farc dejaron de existir. Otra cosa es que el Gobierno cometió el gravísimo error de promover las disidencias de las Farc, de darles una especie de personería política y jurídica, cosa que fue, a mi juicio, un gravísimo error porque han venido creciendo. Claro que también hay que ser justos, pues comenzaron a crecer en el gobierno de Duque. Cuando nosotros firmamos la paz en el año 2016, y después en el 2017, las llamadas disidencias eran un grupúsculo de traquetos dedicados al narcotráfico. Duque permitió que ellos comenzaran a crecer y Petro ha permitido que crezcan mucho más.
¿Tienen una especie de responsabilidad compartida?
Por eso tenemos ese problema. Pero el conflicto con las Farc terminó y se firmó con ese propósito. Entonces, no puede nadie deducir que ese conflicto continúa. Hay conflictos armados con el ELN y hay conflictos armados, y eso tiene definiciones internacionales, con grupos que tienen dominio territorial, pero no es el caso con las Farc.
A una de estas disidencias, la que comanda alias Iván Márquez, un desertor del proceso de paz que usted impulsó durante su mandato, ¿debería dársele un reconocimiento político?
Ese es uno de los temas que el Gobierno tiene que definir. Constitucionalmente lo que se estableció es que con los que traicionaron el proceso, como “Iván Márquez”, no se les puede volver a dar ese reconocimiento. Ahí tiene un desafío el Gobierno de buscar la forma de incorporarlos a un proceso de paz y cumplir la ley y al mismo tiempo con la Constitución.
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Acudir a la ONU, como busca el presidente Petro, ¿serviría para tener un guiño que vaya en esa dirección y que, de paso, permita acudir a medidas distintas para la implementación de lo ya firmado?
Para implementar el proceso de paz no se necesita nada adicional, solo voluntad política. Lo otro es un proceso de paz diferente al proceso que se firmó con las Farc, que puede utilizarse de pronto como piso, pero eso es parte de la negociación. Y Naciones Unidas, lo que posiblemente le va a decir al presidente Petro, es que lo recibe con mucha amabilidad y diplomacia, pero que “no nos traiga problemas internos de Colombia aquí al Consejo de Seguridad”. Y ojalá le reiteren que ellos están igualmente interesados en que se implemente el proceso de paz, porque esa es la solución para muchos de los problemas.
Cuando habla de “problemas internos”, ¿también incluiría lo relacionado a la disidencia de “Iván Márquez”?
Pues un guiño para convocar a una constituyente, a eso le van a decir que no.
¿Y sobre el posible reconocimiento político a “Márquez”?
Eso depende de la negociación con estos grupos, pero es que no nos han dicho ni siquiera si se han comprometido a desarmarse. ¿Cuál va a ser el final de este proceso o de estos procesos? ¿A dónde vamos a llegar? No nos han dicho. Por lo menos yo no he leído que en los acuerdos se haya dibujado hacia dónde vamos con estos grupos. Hasta no tener eso listo, nadie va a poder decir que se está listo para ayudar aquí o ayudar allá. Por supuesto que Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad estarán dispuestos a promover la paz en todas partes del mundo, aunque es claro que han tenido problemas porque hay más de 100 conflictos en el mundo; y estamos con la guerra de Ucrania, con la guerra Israel – Palestina. Pero el Consejo de Seguridad está para promover procesos de paz y por eso a ellos les interesa tanto que el proceso de paz con las Farc, donde se la jugaron toda y fueron ellos los que nos dieron un apoyo internacional muy importante, se implemente y termine bien. Eso lo queremos todos y ojalá el presidente Petro entienda que eso no es excluyente de su proceso de paz total, pero sí es una condición necesaria.
El presidente Petro dice que hay que denunciar al Estado colombiano por la falta de implementación…
Me parece chistoso. La gente me pregunta que cómo es que va a ir el presidente a denunciar que el Estado no está cumpliendo cuando él es el jefe del Estado; eso no lo entiende nadie. Yo tampoco lo entiendo, me parece jocoso, chistoso. Entonces, no entiendo por qué hace eso, porque se expone a hacer el ridículo en las Naciones Unidas si va a hacer eso.
¿Por qué una persona que ha buscado tantos años el poder y se convirtió en el primer presidente de izquierda en Colombia se expondría a eso?
Yo no entiendo eso, habría que preguntárselo al presidente Petro. Ojalá el nuevo canciller (Luis Gilberto Murillo) lo guíe para que no cometa este tipo de errores, porque ir a Naciones Unidas a denunciar que el Estado del cual él es jefe no está cumpliendo sería algo con lo que los interlocutores por lo menos se sonreirían.
Hay voces que aseguran que lo que se busca es usar el Acuerdo de Paz para impulsar la agenda política, como las reformas, que se estancó en el Congreso. ¿Siente que le estarían “manoseando” lo que se considera su principal legado?
Esa fue una de las razones por las cuales escribí la carta. Están manoseando el acuerdo de paz, algo tan importante que ha tenido tanta legitimidad internacional y ahora quieren utilizarlo para resolver problemas nacionales; y sobre todo para resolver problemas violando la Constitución, por lo que con mayor razón no se debe aceptar.
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¿Esto es un llamado a los movimientos que apoyan al presidente Petro para que dejen este tipo de tesis al lado?
Sí. Por ejemplo, yo estoy de acuerdo con la iniciativa de alguien que apoya mucho al presidente Petro, el senador Iván Cepeda, cuando dice que aquí lo que necesitamos es un acuerdo nacional. Los acuerdos nacionales son parte fundamental de las democracias para lograr que los ciudadanos de cualquier país se pongan de acuerdo para resolver los problemas de los habitantes. Yo, cuando fui presidente, hice muchos acuerdos nacionales para lograr que la salud fuera un derecho fundamental de todos los colombianos, para lograr la educación gratuita del grado 0 al grado 11, para lograr la ley de víctimas y restitución de tierras, para lograr que el feminicidio se convirtiera en un delito penal. Todo eso lo logramos a través de acuerdos nacionales, que es lo que todas las democracias deben hacer para lograr sus reformas y la solución a sus problemas. No es estar peleando permanentemente, polarizando, porque eso dificulta la capacidad de hacer transacciones entre los diferentes sectores de una sociedad con intereses diferentes; tiene que haber posibilidades de hacer transacciones, porque de eso se trata la democracia.
¿No siente que su tarea al principio de la implementación quedó inconclusa sabiendo que faltaron, entre otras cosas, las reformas agraria y política?
Pero todo eso se puede hacer promoviendo los acuerdos nacionales, promoviendo las leyes. La reforma agraria inclusive no necesita ley, ahí están los instrumentos para hacerla. Para esto que llama el presidente la transformación del territorio, pues ahí están los 17 planes de desarrollo con enfoque territorial que fueron consultados con las comunidades en más de 2.800 reuniones que se hicieron; se diseñaron en un ejercicio de democracia maravilloso, de abajo para arriba, y no los han implementado. Si los implementan, las regiones se transforman. Aquí lo que se requiere es voluntad política y capacidad de gestión.
El presidente Petro también ha dicho que la institucionalidad que nació del Acuerdo de Paz frena la implementación, y ha sido crítico con la estructura misma de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). ¿Qué le responde?
Todo lo contrario, lo que pasó es que la estructura que existía y que dejamos nosotros bastante vigorosa, Duque la redujo a su mínima expresión. Cuando llegó Petro creímos que la iba a volver a fortalecer y lo que hizo fue lo contrario, la acabó de reducir y le quitó la cabeza y le quitó el presupuesto. Se quedó sin una estructura que pertenecía al propio palacio de Nariño y que estaba ya a órdenes directas del presidente. Por eso, no se ha implementado casi nada de lo que se ha debido implementar. La falta de estructura es culpa del propio presidente Petro y las instancias que existen para poder implementar el resto del acuerdo ahí están, hay que ponerlas a moverse, hay que hacer que produzcan resultados. Una de las dificultades de este Gobierno es hacer realidad lo que anuncia que va a hacer, se queda todo en palabras y no hay hechos y acciones.
¿Cierra la puerta a una eventual renegociación del Acuerdo de Paz?
Pues no se debe renegociar, no hay necesidad. Es posible que la JEP haya cometido errores, que haya lugar a criticarla, por ejemplo, porque se ha demorado mucho; algunos dicen que se ha concentrado demasiado en sacar verdad y no en sacar justicia. Puede que esas críticas sean válidas, pero eso no tiene ningún asidero para reformar la JEP, para darle un mandato diferente. Es una jurisdicción independiente que está cumpliendo con su deber y con una inmensa legitimidad internacional. Lo que hay que hacer es empujar también a la JEP para que produzca resultados más rápido.
¿Vería a la JEP como una especie de tribunal de cierre ahora que el Gobierno habla de “verdad fragmentada”?
Pero es que el tribunal de cierre en el conflicto con las Farc es la JEP. Ese es el tribunal de cierre. Yo no sé por qué ahora están hablando de un tribunal de cierre diferente, como una especie de ley de punto final. Como no explican exactamente qué es lo que quieren, sino que mezclan peras con manzanas, la gente se pregunta al fin qué, ¿quieren que la JEP se convierta en un tribunal de cierre para otros procesos? Ahí sí tendríamos que ver cómo se reforma el acuerdo, pero no podemos seguir en esta confusión de conceptos y de objetivos, porque nos vamos a quedar, repito, sin el pan y sin el queso.
¿Eso le sonaría sabiendo que hay negociaciones con el ELN y que vendrían otras con las disidencias? ¿Sería una salida para tener un tribunal transicional de cierre?
No conozco qué están discutiendo sobre ese punto, porque creo que ni siquiera han llegado a discutir el tema de la justicia, en cómo se van a someter a los responsables de los crímenes de guerra y de lesa humanidad a la justicia; creo que ni siquiera lo han mencionado y si lo han mencionado no lo hemos conocido. Entonces, solo hasta que eso comience a discutirse se podrá comenzar a estudiar qué alternativas existen, que tengan la legitimidad y el visto bueno de la comunidad internacional. Acuérdense que nosotros también tenemos que respetar los tratados que hemos firmado como país; por eso, nosotros pusimos a una persona para que vigilara expresamente que nuestros tratados sobre derechos humanos, y tratados internacionales, se respetaran al pie de la letra; eso también le dio una legitimidad inmensa al acuerdo. Esa es una de las razones por las cuales el mundo entero aplaudió que nosotros hubiéramos puesto a las víctimas y sus derechos en el corazón de la negociación. Eso hay que discutirlo, pero ahora ni siquiera han comenzado a discutir ese punto.
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¿El Acuerdo de Paz es una norma supranacional como dice el presidente Petro? Incluso, él y su entorno citan la Convención de Ginebra…
No, no, todo lo contrario. Expresamente, y la carta que le escribí al secretario general lo dicen, todo lo que se negoció es para garantizar que la Constitución colombiana se respete, al igual que los parámetros de la Constitución. Esa teoría de que las resoluciones del Consejo de Seguridad están por encima de nuestra Constitución es un sofisma, eso no tiene ningún asidero real. Y esa otra teoría, de que las declaraciones unilaterales de Estado, como la que yo hice a nombre del Estado colombiano, no como jefe de Gobierno sino como jefe de Estado, comprometiendo al Estado colombiano para cumplir con el acuerdo, no puede estar por encima de la Constitución. Voy a dar otro ejemplo, y es que si el presidente (Emmanuel) Macron en Francia resuelve hacer una declaración de Estado diciendo que prolonga su periodo cuatro años más, ¿automáticamente la Constitución francesa se va a modificar? No. Eso no tiene ningún sentido, lo mismo en Colombia. Una declaración unilateral de Estado, que se hizo y yo la hice, no puede utilizarse para violar la Constitución, eso es un contrasentido.
¿Ve viable que se restablezca el diálogo directo entre el presidente Petro y usted?
Yo no me he ofendido, y me ha dejado plantado, pero a eso no le doy mayor trascendencia. Siempre he estado dispuesto a sentarme con él para discutir, para platicar en forma amigable. Yo estoy disponible. Inclusive, le insinué al canciller (Murillo) que por qué no de pronto convocan a la comisión de relaciones exteriores, donde están todos los expresidentes, para discutir este tipo de temas en forma amigable, en forma constructiva. El país necesita eso, en lugar de estar peleando como perros y gatos permanentemente. Yo, por mi lado, estoy más que dispuesto.
¿Lo veremos en política activa, ya sea en el país o a nivel internacional? Se habló de su intención de liderar la ONU…
Cuando estamos hablando en esta entrevista, mi nieta está cumpliendo seis años. Voy a seguir dedicado a mi nieta, a mi nieto, y de pronto vienen otros nietos; también a mi familia, a escribir, pero no me voy a meter en política. Yo he dicho que la próxima Secretaria General de Naciones Unidas debe ser una mujer. Me han propuesto, me han sugerido que por qué no busco esa posición. Yo creo que es el momento de una mujer.
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