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Con un alto índice de desaprobación, una gran mayoría de ciudadanos que piensan que las cosas en el país van por mal camino, un escepticismo frente a un proceso de paz ya en implementación y una oposición uribista empoderada ante la opinión pública, siempre se ha dicho que el presidente Juan Manuel Santos no ha sabido comunicar los logros de su Gobierno. Luis David Duque fue su asesor en la creación del Partido de la U en 2005, conformado para apoyar las políticas del entonces primer mandatario Álvaro Uribe, y luego, en las campañas de 2010 y 2014 que lo llevaron al poder.
Alumno aventajado –él dice que es como su hijo– del polémico consultor venezolano J.J. Rendón, Duque ya tiene vuelo propio y es considerado hoy uno de los “gurús” del mercadeo político en el país. Ha acompañado campañas presidenciales y parlamentarias en Perú, México, Honduras y muchos otros países de Latinoamérica. Y fijo estará en la del próximo año en la de Colombia, que se pronostica polarizada y con mucho juego sucio. Por eso, en el marco de la XI Cumbre de Comunicación Política que se acaba de realizar en Cartagena, nadie mejor que él para conversar de lo que hoy pasa de cara a esa batalla electoral y del momento que atraviesa el jefe de Estado frente a la opinión pública, entre otros temas.
¿La gente está cansada de la política o de los políticos?
De los políticos. La política siempre va a existir y la gente siempre la va a buscar para solucionar sus problemas. El cansancio es con los políticos que piensan en ellos y no en la gente. La gran diferencia hoy del mercadeo político frente a sus inicios, cuando el debate famoso de televisión entre Nixon y Kennedy, es que en ese entonces todo se basaba en el candidato y hoy no, hoy se basa es en la gente.
¿Pero por qué esa concepción general de que la política es corrupta?
La corrupción es de los seres humanos, no de las instituciones. Son las personas las que corrompen las instituciones. Y son los políticos los que han llevado a ese mal término a la política.
Usted estuvo con Juan Manuel Santos desde la fundación de la U hasta sus dos campañas presidenciales. Hoy la aprobación de su gestión es pírrica. ¿En qué cree que ha fallado?
El presidente en estos ocho años ha hecho cosas impresionantes, pero que no se han sabido vender: en educación, en vías, en vivienda, en conectividad. El problema es que se centró en un solo tema, el de la paz, que tampoco se supo vender, porque se hizo como pro-Farc y no como pro-Colombia. A la gente le metieron la idea de que los que iban a vivir bien de aquí en adelante eran los guerrilleros.
O sea, ¿le ganó el uribismo cuando en la campaña del plebiscito apeló a las emociones primarias: rabia, amor, venganza, como dice Antonio Sola?
Es que hoy es mucho más rentable electoralmente hacer una campaña en contra que una a favor. Por lo general, las campañas en contra van a ser mucho más efectivas. Y como dije, la gente está cansada de los políticos y lo que quiere son líderes. Y en los ocho años de mandato de Santos no se han visto líderes, sólo políticos. La gente está tan cansada de los partidos que hasta prefiere estar en un grupo de oración. Y el presidente no fue capaz de generar que los partidos fueran ese vaso comunicante entre ciudadanía y Gobierno.
Siendo así, es fácil deducir que la campaña de 2018 parte con ventaja para quienes se oponen al proceso de paz…
Es normal. Cuando se tienen unas encuestas que dicen que el país va mal, que el presidente tiene una muy baja aprobación y que la gente quiere un cambio, lo más lógico es que la oposición tenga ventaja. En 2018 va a haber tres fuerzas jugando muy fuerte: oposición, tercería y pro-gobierno. Y el que más está en desventaja es este último. Falta mucho trecho por recorrer y para saber cómo va a terminar la película.
¿Esa desfavorabilidad del presidente Santos es ya irreversible?
Sí, ya no hay cómo revertirla.
Como discípulo de J.J. Rendón, a quien muchos le endilgan prácticas poco limpias en sus estrategias a favor de los candidatos que asesora, ¿es de esperar que la campaña de 2018 sea con mucho juego sucio?
Esa es una mala imagen que han vendido de J.J. Rendón, que es un estratega ganador. Él mismo dice: “Hago todo lo que esté bajo mi alcance, dentro de la ley”. No se trata de juego sucio ni de campañas negativas sino de campañas de contraste. Al final, las campañas son eso: ¿usted a quién escoge entre blanco y negro? Hay que mostrar quién es cada uno y la campaña de 2018 va a apuntar a eso, a mostrar qué es la oposición, qué es la tercería y qué es el Gobierno. Va a ser de mucho contraste.
Lo que pasa es que hoy, con tantas noticias falsas circulando en las redes sociales…
Y eso es muy malo para la política. Si los políticos supieran cuánto daño hace eso, no lo harían.
Claro que, al final, ustedes son contratados por las campañas con el objetivo de ganar. De ahí que muchos apliquen que el fin justifica los medios o que todo vale con tal de lograr esa victoria…
J.J. Rendón usa mucho una frase que a mí me gusta: “Hasta las putas escogen con quién se acuestan”. Uno tiene que escoger un buen candidato para que, cuando gobierne, no lo haga mal. Muchos me preguntan que por qué asesoré a Santos y yo les pregunto que si creen que darle vivienda a la gente, haber hecho tantas carreteras, haber parado el conflicto con las Farc evitando tantos muertos, ha sido malo. No, lo que pasa es que ha habido una mala venta del Gobierno Santos.
¿Es válido, entonces, apelar al miedo?
La gente vota con el cerebro, con el corazón o con el hígado. Por eso creo que sí hay mucho voto por el miedo y este se vuelve importante en las elecciones.
Le insisto, no me diga que J.J. Rendón es un alma de Dios y que no hace campaña sucia. ¿Se acuerda cuando, en la campaña de 2010, se puso a circular la versión de la enfermedad de Mockus?
Yo pregunto: ¿difundir una verdad es juego sucio? ¿Qué de malo es contarle a la opinión pública que hay un candidato que está enfermo?
Pues a esa opinión pública no le cayó muy bien esa revelación…
No hay nada más sabio que la verdad. No puede ser que ahora lo malo sea hablar con la verdad.
Entonces J.J. Rendón y usted no hacen juego sucio…
Yo no hago juego sucio, hago campañas de contraste, que es otra cosa.
A mí me suena que es el mismo perro con distinta guasca…
No es lo mismo. Juego sucio es decir mentiras y usar métodos que no son éticos. Campañas de contraste es mostrar la verdad absoluta, hacer una radiografía de cada candidato, para que al final los ciudadanos escojan.
A un año de las presidenciales de 2018 asistimos a una explosión de encuestas, ¿eso es bueno o malo?
Hay que entender que las encuestas no muestran el final, sino el camino, y el problema es que nosotros estamos viendo encuestas de carreras de caballos. Las elecciones son una película completa y las encuestas son sólo fotografías. Si uno no entiende eso, se deja llevar o empieza a malinterpretar a la opinión pública, cuando estamos a un año de las elecciones. Es una exageración de tiempo para una campaña electoral.
¿Usted cree que hoy los liderazgos son más fuertes que las ideologías?
Hoy y siempre. Es más, las ideologías nacen de los liderazgos.
¿Cómo entiende que la gente se exprese mucho en las redes sociales pero a la hora de salir a votar impera la abstención?
Porque los políticos empantanan tanto la cancha de fútbol que a la gente le da pereza ir a jugar. Se maltrata la política, se hacen campañas negativas, se dice que no sirve y que no funciona, y las personas se van asqueando de esos procesos. Mire lo que acaba de pasar en Francia. En el mundo entero hay altos grados de no participación.
¿A quién le favorece tanta polarización?
Al que sepa entender mejor a la ciudadanía. Siempre va a haber polarización, sino que hay que verla desde distintos ángulos, el vaso medio lleno o medio vacío. Hay que entender lo que la gente quiere o necesita.
El problema es que, en materia política, la gente es poco racional y se deja llevar por las emociones…
Exacto y por eso hay que entender cómo vender unas buenas emociones.
¿Por qué dice que es un error que el candidato de entrada salga a decirle a la gente que vote por él?
Esto es un como un proceso de enamoramiento: usted se conoce con alguien, ese alguien se enamora de usted y luego, sí le puede decir que se casen. En este caso, que le dé su voto. Pero los políticos salen a campaña sin conocer a nadie y ya le están pidiendo el voto. Y creen que el momento más importante de una pareja es el día de elecciones, o sea, el día del matrimonio. Pero si usted le pregunta a cualquier pareja, su mejor momento no fue ese sino que fue posterior. Los políticos no entienden que después de la elección es cuando empieza el camino.
O sea, que Santos no pudo cultivar ese amor…
Santos no supo vender su obra de gobierno.