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Que el Congreso de Estados Unidos aprobara hace unas semanas una partida presupuestal de US$450 millones en ayudas para Colombia —US$74 millones más que en 2016—, dejó en el país político y en la opinión pública la sensación de que a pesar de los múltiples temores por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se sigue contando con el respaldo de uno de los aliados más estratégicos. Sobre todo, teniendo en cuenta que el discurso del mandatario estadounidense ha estado marcado por un lenguaje fuerte y una política internacional de recorte financiero en cuanto a la cooperación que se presta a otras naciones.
De ahí que el presidente Juan Manuel Santos haya llegado ayer a Washington con todo el optimismo sobre lo que será hoy su primer encuentro oficial con Donald Trump y el resultado que obtendrá de las múltiples reuniones de alto nivel con sectores políticos, sociales y económicos que adelantará durante su visita. Y si las expectativas son altas para el Gobierno colombiano, en la arena política de Estados Unidos, pese a que la agenda ha estado copada por otros asuntos internacionales, el tema de Colombia tiene una importancia especial, pues en muchos sectores la preocupación principal sigue siendo el alarmante aumento de los cultivos ilícitos. (Lea: Santos en la Casa Blanca, tercer líder latinoamericano que recibe Trump)
Así lo dejó ver, por ejemplo, el gobernador del Estado de Florida, Rick Scott, quien a través de su cuenta en la red social Twitter reveló el contenido de una carta enviada a Trump, en la que le solicita que el tema de la lucha contra las drogas sea uno de los ejes centrales del encuentro con el mandatario colombiano. Según Scott, se trata de una preocupación que ha sido expresada por varios de los 300 mil colombianos que viven en Florida y residen en Miami. “La producción de coca se ha incrementado drásticamente, hasta alcanzar el nivel de producción más alto en dos décadas, y esto ha tenido un impacto en la lucha contra las drogas. Los peligros del narcotráfico en Colombia pueden afectar negativamente naciones cercanas antes de que esas drogas alcancen en última instancia nuestras costas en los Estados Unidos”, escribió el gobernador, señalando que también inquietan temas como la preservación de la democracia y la posible no extradición de miembros de las Farc solicitados por Estados Unidos.
De hecho, Scott va más allá y solicita a Trump que escuche también las inquietudes de la oposición, pidiéndole concretamente que se reúna con el expresidente Álvaro Uribe, “quien es altamente respetado por su liderazgo y tiene preocupaciones válidas en relación con el futuro de Colombia”.
De la misiva del gobernador de Florida se desprenden dos grandes conclusiones: que el asunto de los cultivos de coca es prioritario para Estados Unidos y que el lobby que ha hecho el Centro Democrático en Estados Unidos, planteando sus críticas al proceso de paz, ha tenido de cierta forma algunos frutos. Sobre el primer asunto la preocupación es obvia, pues en marzo pasado se conocieron las cifras del informe antidrogas del Departamento de Estado de Estados Unidos que posicionaron a Colombia, una vez más, como el primer productor mundial de cocaína.
Aunque se trata sin duda de un punto crucial que genera alarma en los círculos de Washington, hay quienes creen que —al menos por el momento— no hay interés por parte de Estados Unidos de impulsar un cambio sustancial en ese sentido. “Lo que veo es que tampoco hay interés de presionar públicamente en demasía para que Colombia adopte estrategias que Washington vea como convenientes para renovar un combate efectivo a los cultivos ilícitos. Pese a la molestia tengo la impresión de que Estados Unidos quiere seguir mostrando a Colombia como un caso de éxito y seguir contando con ella como un aliado estratégico en estos temas. Ponerlo en la palestra sería contraproducente en ese sentido”, explicó a El Espectador la analista internacional Arlene Tickner.
El tema inquieta y, según fuentes cercanas a Washington, las cifras sobre cultivos de coca golpearon muy fuertemente sobre todo en sectores republicanos, como los liderados por Lindsey Graham (quien hace las apropiaciones) y Bob Corker, jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores, quienes han estado hablando frecuentemente con el exembajador William Brownfield, encargado de antinarcóticos en el departamento de Estado, pues si bien apoyan abiertamente la idea de ayudar a Colombia, también quieren tener la certeza de que el país está haciendo más.
Y el hecho es que, para algunos expertos, Colombia no ha tenido muchos avances en la materia, como lo asegura Adam Isacson, coordinador principal del Programa de Veeduría de Defensa de Wola, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos. “Desde más o menos 2014, Colombia no ha hecho mucho. No ha erradicado, ha dejado de fumigar, algo que es bueno, pero tampoco ha brindado ningún servicio nuevo en las zonas cocaleras, ni ha hecho presencia estatal, sólo este año. Por eso Santos tiene que llegar a convencerlos de que hay planes y que eso va a andar de verdad. Va a tener que hablar muy claramente para convencerlos, porque su instinto es volver al viejo modelo de la guerra antidrogas de siempre, que es erradicación forzosa y masiva de forma aérea”, aseguró.
Isacson sostiene que en ese punto también será clave el tema de la financiación, pues si bien es cierto que el Congreso acaba de aprobar una partida presupuestal para apoyar a Colombia, también lo es que el respaldo real del gobierno Trump al posconflicto y a la implementación del Acuerdo Final de Paz se verá la próxima semana cuando la Casa Blanca entregue la solicitud de presupuesto para 2018.
“Para 2017 se decidió apoyar exactamente lo que pidió Barack Obama hace más de un año y el plan Paz Colombia se aprobó. Pero la semana entrante es cuando la Casa Blanca, bajo la administración de Trump, va a entregar su solicitud de presupuesto para 2018. Los rumores y los borradores que hemos visto prevén un recorte fuerte en materia económica en la ayuda a Colombia. Están recortando la ayuda drásticamente en todo el mundo, aunque tal vez a Colombia menos que a la mayoría. Pero eso va a significar menos dinero para la sustitución de cultivos y también para la implementación de la paz”, detalla Isacson.
Un punto en el que también coincide Arlene Tickner, quien encuentra bastante llamativo que en el presupuesto de Trump —también conocido como “presupuesto delgado”— Colombia no salga tan mal librada. “En ese presupuesto todos los países de América Latina sufren recortes muy significativos y aunque Colombia también, con un 20 %, la reducción es menor que para el resto de la región. Entonces, más allá de que se diga que Trump no tiene a Colombia en el radar, hay alguien que sí la tiene en su radar como para que dentro de un intento generalizado por recortar presupuesto no esté sufriendo”.
A la discusión sobre la financiación y apoyo a Colombia hay que sumar las voces de los sectores que se han mostrado críticos al proceso de paz colombiano y que piden condicionar la ayuda estadounidense a avances concretos en ese camino. El senador Marco Rubio, por ejemplo, publicó este martes una columna en el Miami Herald en la que sostenía que la ayuda de Estados Unidos debe depender de ciertas condiciones, pues “los dólares de los contribuyentes norteamericanos nunca deben ser usados para compensar a las Farc. Las Farc deben seguir siendo designadas como Organización Terrorista Extranjera (FTO) y también compensar a las víctimas de sus crímenes. Además, al igual que el comandante de las Farc Simón Trinidad debe cumplir su sentencia completa en una prisión federal, los miembros de las Farc condenados también deben ser responsabilizados por sus crímenes”.
Una posición que se puede explicar, en parte, en el eco que han tenido en algunos sectores políticos las críticas al Acuerdo de Paz con esa guerrilla que han llevado directamente a Washington algunos delegados del uribista Centro Democrático. Por eso, la visita de Santos no puede darse en mejor momento.
“Ayuda, porque Álvaro Uribe y gente del Centro Democrático vienen con frecuencia, se han publicado columnas de la lejana derecha atacando el proceso en los medios y han salido noticias diciendo que el incremento de la coca es un resultado directo del Acuerdo con las Farc y que Colombia está convirtiéndose en otro Venezuela. Es importante que Santos mismo venga aquí para calmar esas preocupaciones un poco histéricas. Y es importante también que Santos tenga unos minutos con Trump”, manifiesta Adam Isacson para quien, sin embargo, dadas las actuales circunstancias de Donald Trump, será más productivo el encuentro de Santos con otros líderes políticos, como el vicepresidente Mike Pence, el secretario de Estado Rex Tillerson o el mismo portavoz de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.