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El pasado viernes la situación de la Alianza Verde llegó a un punto que muchos han denominado de no retorno. En medio de las discusiones sobre el destino del partido para las elecciones de 2022 se propuso consultar a los miembros del partido sobre a cuál coalición apoyar. A renglón seguido, la senadora Angélica Lozano dijo que ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo, el único camino que quedaba era la escisión, tal como ocurrió con el Polo Democrático y Dignidad. La propuesta causó un amplio revuelo en la colectividad, y se filtró a los pocos minutos. Aunque en un momento se trató de frenar el impacto, bajo la excusa de que era un mero comentario, la proposición ha ido madurando desde entonces y ha sido incluida entre la baraja.
Apenas el martes se conoció una propuesta de Antanas Mockus, uno de los copresidentes de los verdes y una de las voces más respetadas del partido, que pedía consultar a los 1.400 acreditados por la colectividad y a sus votantes sobre tres posibilidades: irse a la Coalición de la Esperanza, irse al Pacto Histórico o darle vía libre a la escisión del partido. Aunque el planteamiento del exalcalde bogotano fue el que terminó siendo acogido, la situación en la colectividad es más que compleja y los resultados de los sondeos podrían no ser la solución a una molestia que se viene dando desde hace meses y que ha mostrado la existencia de dos grupos mayoritarios casi irreconciliables: los de la Coalición de la Esperanza y los del Pacto Histórico.
En contexto: La propuesta de Mockus que da opción a la escisión de la Alianza Verde
Aunque el momento más álgido se dio el pasado viernes, con la propuesta de Lozano, los debates vienen de muchos meses atrás y están centrados en 2022. Se supone que la Alianza fue uno de los partidos fundadores de la Coalición de la Esperanza, así lo demuestran los primeros eventos, en los que participaban varios de los miembros de dicho partido, incluyendo a los que ya figuraban como precandidatos verdes. No obstante, un sector del partido no ha estado de acuerdo y ha dicho en reiteradas ocasiones que se trata de una imposición la llegada a esta coalición y el veto directo a Gustavo Petro. Incluso han acusado a un sector liderado por Angélica Lozano, Antonio Sanguino, Juanita Goebertus, Mauricio Toro y otros cercanos de tratar de homogeneizar el pensamiento del partido y de imponer su visión.
Sin embargo, responden algunos de los señalados, que en ningún momento se ha impuesto la llegada a la Coalición de la Esperanza y siempre se ha llevado por los conductos democráticos del partido. Tanto así, que primero se puso el asunto a consideración del Ejecutivo, que lo aprobó. Y luego, cuando este fue cuestionado, se convocó a una dirección nacional. Allí ganó también la propuesta de forma mayoritaria y esto deja ver un pronunciamiento conjunto del partido en el que se hacía un compromiso de apoyar las seis precandidaturas propias y trabajar para la construcción de la Coalición. Por eso, a consideración de algunos de este sector, se ha tenido que llegar a propuestas de mayor impacto -la escisión-, porque ni siquiera se ha respetado una determinación hecha de forma mayoritaria y democrática.
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La propuesta de la escisión está sobre la mesa y ha comenzado a resonar en algunos sectores, sobre todo aquellos cercanos al Pacto Histórico. Para ellos, sería mejor la salida de Lozano y afines, pues insisten que han querido imponer una sola visión e incluso han llegado a “manosear” a la colectividad. “Si no están contentos, pues es mejor irse. Si están incómodos acá, hay que darles las condiciones para que salgan. La cosa no es homogeneizar el pensamiento del partido”, le comentaron a este diario. En este mismo sentido recordaron que por la Alianza Verde han pasado Enrique Peñalosa, Sergio Fajardo, Lucho Garzón y muchos más que se han ido y, contrario a lo que se esperaba, los verdes han seguido hacia delante y se han fortalecido, tanto que es el partido más grande de la oposición.
Algunos le comentaron a El Espectador, aunque no pudo contrastarse con este, que uno de los copresidentes, Carlos Ramón González, no tuvo mayores objeciones ante la propuesta de la escisión y hasta habría dicho que era lo mejor. Incluso habría afirmado que “ni a bate” se irían con la Coalición. La razón de esta postura sería que son conscientes de que ninguna de las precandidaturas presidenciales del partido tiene la suficiente fuerza para llegar siquiera a primera vuelta y no quisieran ceder de ninguna forma la autonomía para establecer las listas del Congreso. Bajo esa postura, antes de la propuesta de Mockus, había cogido vuelo la posibilidad de declarar la libertad, para que cada uno pudiera escoger el sector de su preferencia y mantener las listas propias. Incluso, afines a la coalición expresaron que era lo mejor ante el clima del partido.
Pero otros han señalado que esta propuesta tampoco es una solución viable. Primero, porque la Alianza nunca ha dejado de presentar candidato propio y, segundo, no daría el umbral y se pondría en juego la personería. Por eso ven un punto de no retorno en la colectividad, en la que partir cobijas es lo mejor. Esto debido a que si no hay un respeto por las decisiones que se toman de manera colectiva -la determinación de ir a la Coalición-, no ven por qué la encuesta propuesta por Mockus sería diferente. Hay algunos que no están del todo de acuerdo con la escisión, pero comparten esta duda. Señalan que el panorama no ha cambiado del todo y, aunque ha crecido el escepticismo a la Coalición, aún consideran que ganarían y no creen que el sector de Inti Asprilla, León Freddy Muñoz y Katherine Miranda acepte la derrota.
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“Ellos siguen aduciendo que hay una gran mayoría que quieren irse al Pacto. Si tuvieran esa gran mayoría, se hubiera visto reflejado antes. Ellos no aceptan la decisión mayoritaria y así es muy complicado”, comentó un representante de dicha colectividad que pidió no revelar su identidad. Este también expresó que a Asprilla y compañía solo les sirve irse a las toldas petristas y pueden terminar haciendo que “nos vayamos los de la Coalición”. Sin embargo, señala que es una decisión que debe pensarse muy bien, ya que la escisión podría ser un golpe mortal para la Alianza, pues “la desbandada sería mucha. El 80 % del partido está con nosotros. El Verde quedaría en una mínima expresión y en la soledad”.
Este temor es generalizado en la Alianza, por eso un amplio sector se abstuvo de manifestarse y otro pidió reserva de su nombre. Además, expresaron que es tan delicado el tema, que incluso no saben cómo será la pregunta y hasta han dicho que no debe incluirse la opción de la escisión. Lo que está claro es que, sin importar el sector, la mayoría concuerda en que la previa a 2022 dejó ver que en el interior de la Alianza Verde hay “dos tendencias muy fuertes. No es un problema electoral, son dos visiones políticas diferentes y no estamos siendo capaces de convivir en la misma casa”.