“Sueño con traer a Alejandro Gaviria a una consulta de centro-izquierda": Goebertus
En entrevista, Juanita Goebertus desmiente el rumor de que tiene intenciones presidenciales y asegura que el país está ante un “cruce de caminos crítico en su historia” de cara a las elecciones de 2022.
Juanita Goebertus transita su primer y último período en el Congreso de la República. Es representante a la Cámara por Bogotá, y una de las más destacadas según los resultados de Panel de Opinión 2020, de Cifras y Conceptos. A pesar de tener un 16 % de aceptación de los encuestados, por su trabajo en el capitolio, el martes pasado anunció que no aspirará a obtener nuevamente una curul en las elecciones de 2022.
En entrevista con El Espectador, Goebertus se mantiene en su anuncio, desmiente el rumor de una intención presidencial suya, indica que sí es posible una coalición de centro izquierda y nombra a algunas de las figuras con las que quisiera construir esa alianza, entre ellos, Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes.
Usted ha dicho que no volverá a aspirar al Congreso. ¿Cómo define el trabajo en el legislativo durante su único periodo? Entre los tire y jale de los debates de cada proyecto, ¿es el Congreso un espacio donde sí se puede sacar adelante iniciativas? O ¿no dejan trabajar? como dijo alguna vez desprevenidamente Angélica Lozano.
Todos los ciudadanos y ciudadanas deberíamos tener la responsabilidad de prestar una especie de servicio social en el Congreso durante al menos un período. El Congreso es un espacio difícil pero se aprende muchísimo de política pública y de la mano de un equipo profesional y de calidad, hay espacio de sobra para dar debates de fondo y sacar adelante proyectos de ley.
¿Por qué se va? Ya lo ha respondido, ¿pero no cree que un período es muy poquito tiempo para consolidar y sacar adelante iniciativas de envergadura?
Aún me queda un año y medio en el Congreso y voy a seguir cumpliendo mis funciones con toda la rigurosidad y transparencia. Terminado ese término habremos sacado adelante iniciativas muy importantes en temas de paz, lucha contra la corrupción y la integración regional entre Bogotá y Cundinamarca. Terminado mi período, creo que podré seguir aportando desde la rama ejecutiva.
¿Usted quiere aspirar a la presidencia o ser fórmula de algún candidato?
No. Me falta mucha experiencia para asumir una candidatura presidencial y creo que la fórmula vicepresidencial debe surgir de quien obtenga el segundo resultado en la consulta que hagamos en marzo de 2022.
Pero ha hablado de una coalición de centro-izquierda. Y las fichas, aunque temprano, ya se empezaron a mover...Varios congresistas han renunciado a sus partidos, otros hablan de la bancada liberal social demócrata. ¿Cómo entra a jugar usted ahí?
En mi opinión, el primer paso debe ser la construcción de un programa de Gobierno. He venido trabajando en ello desde el comité programático del partido. No se trata únicamente de proponer candidatos y procedimientos electorales, sino de poner sobre la mesa ideas concretas sobre cómo resolver los principales problemas de país. A partir de allí la idea es llevar a cabo una consulta interpartidista e interfirmas en marzo de 2022.
Le insisto en la pregunta. A quienes se ha acercado o cómo se está construyendo esa coalición de la que habla. ¿A quiénes integra? ¿En qué va?
Estamos en ese proceso. En el partido verde hay varios precandidatos y nuestra prioridad es establecer un mecanismo para escoger a uno de ellos: Iván Marulanda, Camilo Romero, Antonio Sanguino y Sandra Ortiz. Por fuera del verde también hay candidatos maravillosos a quienes admiro mucho como Sergio Fajardo, Humberto De La Calle, Juan Manuel Galán, Ángela María Robledo y Jorge Robledo. Hay conversaciones andando con ellos y otros precandidatos. Sueño también con poder traer a una consulta de centro y centro izquierda a alguien como Alejandro Gaviria, por ejemplo.
Usted es una de las parlamentarias que más seguimiento le ha hecho a la implementación del Acuerdo. Es su bandera. A grandes rasgos, ¿cómo están las cosas y en este último tramo del año qué es lo que sigue faltando implementar, que debería ser una de los temas más adelantados?
El avance en la implementación del Acuerdo de Paz es aún muy precario. El 39% de las normas de implementación del Acuerdo de Paz aún no han sido tramitadas. Las inversiones que se han ejecutado en los PDET representan tan solo el 1.52% de lo tendríamos que invertir al año para lograr transformar estos territorios en 15 años. El 71.3% de los excombatientes aún no ha tenido acceso a un proyecto productivo financiado por el Gobierno. Y sólo el 2.1% de las familias que erradicaron cultivos de manera voluntaria han sido vinculadas a un proyecto productivo. Si no avanzamos de manera mucho más decidida en estas metas estos territorios se nos van a desestabilizar.
La implementación del Acuerdo será, sin duda, uno de los temas de más pelea y polarización en la contienda electoral de 2022, que desde ya inicia. Un caballito de batalla. Eso, sumado a la violencia política y contra líderes sociales y excombatientes. ¿Cómo ve el panorama?
El país está ante un cruce de caminos crítico en su historia. El deterioro de la seguridad territorial, el desempleo, el aumento de la pobreza y el deterioro de nuestra biodiversidad demandan acción colectiva, liderazgo y experiencia. Una parte fundamental de la solución está en implementar en serio el Acuerdo de Paz en los territorios rurales más afectados por la guerra y la pobreza.
¿Qué balance hace de la oposición? No solo como fuerza contraria al Gobierno, sino también como un bloque que históricamente ha sabido dividirse más que unirse para los comicios presidenciales. Siendo honestas, qué tan posible ve, hasta el momento, esa coalición de la que habla.
Entre los partidos de oposición e independientes hay muchos matices y diferencias. Pero hemos logrado construir una coalición para detener los ataques del gobierno al Acuerdo de Paz. Yo creo que es posible fortalecer esa alianza hacia 2022.
¿Qué papel han jugado las mujeres en la oposición? Y cómo ve la relación con otras congresistas... ¿Se ha fortalecido el tema género en el capitolio? Lo pregunto porque los proyectos de ley que tratan el cuerpo de la mujer han generado fuerte discusión.
El Congreso sigue siendo un lugar profundamente machista. A pesar de ser la mitad de la población somos tan solo el 19% de la Cámara. Hemos dado batallas duras en esta legislatura en temas como la paridad, el cambio de orden de los apellidos y la licencia compartida de maternidad y paternidad. Las frases discriminatorias nunca faltan en el debate. Pero me enorgullece que tres mujeres ocupemos los tres mejores puestos en la evaluación de los Representantes a la Cámara del panel de opinión de Cifras y Conceptos.
Finalmente, usted es congresista verde y estamos viendo un montón de efectos en el territorio del cambio climático. Lo ocurrido en Providencia, Dabeiba, Lloró. Qué decisiones como país debe haber para hacerle frente a los efectos del calentamiento global.
Colombia no puede seguir enfrentando los dilemas del desarrollo sostenible sin reconocer que somos el segundo país más biodiverso del mundo. Proteger esa biodiversidad y los servicios ecosistémicos que presta tiene que ser una prioridad esencial del próximo Gobierno. Es fundamental tomarnos en serio los compromisos de mitigación y adaptación al cambio climático, ya que -si bien no somos de los países que más contribuimos con emisiones de gases de efecto invernadero- somos uno de los más vulnerables a sus efectos, con eventos climáticos extremos como inundaciones y sequías.
Juanita Goebertus transita su primer y último período en el Congreso de la República. Es representante a la Cámara por Bogotá, y una de las más destacadas según los resultados de Panel de Opinión 2020, de Cifras y Conceptos. A pesar de tener un 16 % de aceptación de los encuestados, por su trabajo en el capitolio, el martes pasado anunció que no aspirará a obtener nuevamente una curul en las elecciones de 2022.
En entrevista con El Espectador, Goebertus se mantiene en su anuncio, desmiente el rumor de una intención presidencial suya, indica que sí es posible una coalición de centro izquierda y nombra a algunas de las figuras con las que quisiera construir esa alianza, entre ellos, Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes.
Usted ha dicho que no volverá a aspirar al Congreso. ¿Cómo define el trabajo en el legislativo durante su único periodo? Entre los tire y jale de los debates de cada proyecto, ¿es el Congreso un espacio donde sí se puede sacar adelante iniciativas? O ¿no dejan trabajar? como dijo alguna vez desprevenidamente Angélica Lozano.
Todos los ciudadanos y ciudadanas deberíamos tener la responsabilidad de prestar una especie de servicio social en el Congreso durante al menos un período. El Congreso es un espacio difícil pero se aprende muchísimo de política pública y de la mano de un equipo profesional y de calidad, hay espacio de sobra para dar debates de fondo y sacar adelante proyectos de ley.
¿Por qué se va? Ya lo ha respondido, ¿pero no cree que un período es muy poquito tiempo para consolidar y sacar adelante iniciativas de envergadura?
Aún me queda un año y medio en el Congreso y voy a seguir cumpliendo mis funciones con toda la rigurosidad y transparencia. Terminado ese término habremos sacado adelante iniciativas muy importantes en temas de paz, lucha contra la corrupción y la integración regional entre Bogotá y Cundinamarca. Terminado mi período, creo que podré seguir aportando desde la rama ejecutiva.
¿Usted quiere aspirar a la presidencia o ser fórmula de algún candidato?
No. Me falta mucha experiencia para asumir una candidatura presidencial y creo que la fórmula vicepresidencial debe surgir de quien obtenga el segundo resultado en la consulta que hagamos en marzo de 2022.
Pero ha hablado de una coalición de centro-izquierda. Y las fichas, aunque temprano, ya se empezaron a mover...Varios congresistas han renunciado a sus partidos, otros hablan de la bancada liberal social demócrata. ¿Cómo entra a jugar usted ahí?
En mi opinión, el primer paso debe ser la construcción de un programa de Gobierno. He venido trabajando en ello desde el comité programático del partido. No se trata únicamente de proponer candidatos y procedimientos electorales, sino de poner sobre la mesa ideas concretas sobre cómo resolver los principales problemas de país. A partir de allí la idea es llevar a cabo una consulta interpartidista e interfirmas en marzo de 2022.
Le insisto en la pregunta. A quienes se ha acercado o cómo se está construyendo esa coalición de la que habla. ¿A quiénes integra? ¿En qué va?
Estamos en ese proceso. En el partido verde hay varios precandidatos y nuestra prioridad es establecer un mecanismo para escoger a uno de ellos: Iván Marulanda, Camilo Romero, Antonio Sanguino y Sandra Ortiz. Por fuera del verde también hay candidatos maravillosos a quienes admiro mucho como Sergio Fajardo, Humberto De La Calle, Juan Manuel Galán, Ángela María Robledo y Jorge Robledo. Hay conversaciones andando con ellos y otros precandidatos. Sueño también con poder traer a una consulta de centro y centro izquierda a alguien como Alejandro Gaviria, por ejemplo.
Usted es una de las parlamentarias que más seguimiento le ha hecho a la implementación del Acuerdo. Es su bandera. A grandes rasgos, ¿cómo están las cosas y en este último tramo del año qué es lo que sigue faltando implementar, que debería ser una de los temas más adelantados?
El avance en la implementación del Acuerdo de Paz es aún muy precario. El 39% de las normas de implementación del Acuerdo de Paz aún no han sido tramitadas. Las inversiones que se han ejecutado en los PDET representan tan solo el 1.52% de lo tendríamos que invertir al año para lograr transformar estos territorios en 15 años. El 71.3% de los excombatientes aún no ha tenido acceso a un proyecto productivo financiado por el Gobierno. Y sólo el 2.1% de las familias que erradicaron cultivos de manera voluntaria han sido vinculadas a un proyecto productivo. Si no avanzamos de manera mucho más decidida en estas metas estos territorios se nos van a desestabilizar.
La implementación del Acuerdo será, sin duda, uno de los temas de más pelea y polarización en la contienda electoral de 2022, que desde ya inicia. Un caballito de batalla. Eso, sumado a la violencia política y contra líderes sociales y excombatientes. ¿Cómo ve el panorama?
El país está ante un cruce de caminos crítico en su historia. El deterioro de la seguridad territorial, el desempleo, el aumento de la pobreza y el deterioro de nuestra biodiversidad demandan acción colectiva, liderazgo y experiencia. Una parte fundamental de la solución está en implementar en serio el Acuerdo de Paz en los territorios rurales más afectados por la guerra y la pobreza.
¿Qué balance hace de la oposición? No solo como fuerza contraria al Gobierno, sino también como un bloque que históricamente ha sabido dividirse más que unirse para los comicios presidenciales. Siendo honestas, qué tan posible ve, hasta el momento, esa coalición de la que habla.
Entre los partidos de oposición e independientes hay muchos matices y diferencias. Pero hemos logrado construir una coalición para detener los ataques del gobierno al Acuerdo de Paz. Yo creo que es posible fortalecer esa alianza hacia 2022.
¿Qué papel han jugado las mujeres en la oposición? Y cómo ve la relación con otras congresistas... ¿Se ha fortalecido el tema género en el capitolio? Lo pregunto porque los proyectos de ley que tratan el cuerpo de la mujer han generado fuerte discusión.
El Congreso sigue siendo un lugar profundamente machista. A pesar de ser la mitad de la población somos tan solo el 19% de la Cámara. Hemos dado batallas duras en esta legislatura en temas como la paridad, el cambio de orden de los apellidos y la licencia compartida de maternidad y paternidad. Las frases discriminatorias nunca faltan en el debate. Pero me enorgullece que tres mujeres ocupemos los tres mejores puestos en la evaluación de los Representantes a la Cámara del panel de opinión de Cifras y Conceptos.
Finalmente, usted es congresista verde y estamos viendo un montón de efectos en el territorio del cambio climático. Lo ocurrido en Providencia, Dabeiba, Lloró. Qué decisiones como país debe haber para hacerle frente a los efectos del calentamiento global.
Colombia no puede seguir enfrentando los dilemas del desarrollo sostenible sin reconocer que somos el segundo país más biodiverso del mundo. Proteger esa biodiversidad y los servicios ecosistémicos que presta tiene que ser una prioridad esencial del próximo Gobierno. Es fundamental tomarnos en serio los compromisos de mitigación y adaptación al cambio climático, ya que -si bien no somos de los países que más contribuimos con emisiones de gases de efecto invernadero- somos uno de los más vulnerables a sus efectos, con eventos climáticos extremos como inundaciones y sequías.