Tenso e histórico: así fue el testimonio de Uribe en la Comisión de la Verdad
En un hecho que parecía imposible, la entidad logró escuchar al expresidente Uribe en su versión sobre falsos positivos y otros temas. Primó, eso sí, su negación sobre el Acuerdo de Paz.
Pasó lo que por años parecía imposible: el expresidente Álvaro Uribe Vélez contribuyó con su testimonio ante la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV). El hecho es histórico, pues desde el proceso de paz y posterior firma del Acuerdo Final entre el Estado colombiano y las Farc, Uribe se convirtió en el principal detractor de lo pactado en La Habana y ha sido uno de los líderes políticos más vocales a la hora de tildar de ilegítimos tanto a la CEV como al resto de instituciones que conforman el Sistema Integral de Paz, creado por el Acuerdo.
(Lea: “La culpa no es del que exige resultados con transparencia”: Uribe sobre “falsos positivos”)
Pero no solo fue histórico. Desde el comienzo los presentes intentaron acercarse a la versión del exprimer mandatario sobre el conflicto armado en un ambiente tenso y hasta podría decirse que de desconfianza por parte de quien fue el máximo jefe ejecutivo y militar entre 2002 y 2010. Las diferencias se sintieron desde antes de empezar oficialmente el encuentro: mientras la Comisión de la Verdad se mantuvo hasta la hora cero en el compromiso pactado que dictaba que la reunión se haría en privado y en la finca del también exsenador, él y su equipo de prensa reiteraron no solo en medios, sino también en comunicaciones en Twitter que la conversación se haría pública, por medio de una transmisión en directo en el canal de Youtube de Uribe. Así pasó. “La Comisión acoge la decisión que tome el contribuyente”, explicó la entidad tras el cambio de planes.
Desde el comienzo, y a lo largo de su intervención, Uribe reiteró que si bien hacía esa contribución a la verdad (que constó de 62 puntos que expuso uno a uno durante la primera sección del encuentro), no reconocía legitimidad de la Comisión de la Verdad como institución estatal. Incluso, aunque la entidad comunicó que el padre Francisco de Roux escuchaba al exjefe de Estado en su calidad de presidente de la Comisión, y que iría acompañado de los comisionados Leyner Palacios y Lucía González para hacer las preguntas a que diera lugar su testimonio, Uribe desconoció en parte del diálogo la voz de ambos.“Somos comisionados en igualdad de condiciones al padre Francisco de Roux. Él guía la entrevista, pero tenemos la misma responsabilidad (de buscar la verdad). Nosotros tratemos de no interrumpirlo para que pueda desarrollar su reflexión. Nos interesa identificar los factores de persistencia de la guerra”, resaltó González.
(Lea también: ¿Por qué no colaborar para unir a Colombia en torno a la paz?: De Roux a Uribe)
La reunión inició sobre las 10:30 de la mañana y duró toda la tarde. En ella, el político de derecha reiteró la tesis sobre cómo se dio el fenómeno de las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas falsos positivos. Ante la inquietud del padre De Roux, de por qué solo se tomaron acciones contra los militares involucrados en esos asesinatos, Uribe manifestó que durante su gobierno se “actuó de inmediato” para detener dichos delitos, a pesar de su profundo afecto por la Fuerza Pública.
Además, negó cualquier responsabilidad sobre la existencia y sistematicidad de los falsos positivos: “No falta el que diga que como yo exigía muchos resultados, por eso asesinaron a inocentes... ¡Por favor! Es mi deber, es parte de mi temperamento, de mi formación, exigir resultados con transparencia, con observancia de los derechos humanos. La culpa nunca es de quien exige resultados con transparencia. Es del incapaz criminal que, para demostrar resultados, produce crímenes”, aseguró.
Eso sí, el exmandatario reconoció ante la Comisión haber cometido dos errores de cara a factores cruciales de la guerra: por un lado, aceptó que se equivocó cuando, siendo gobernador, dijo que las Convivir debían tener armas largas. “(Fue) por el desespero de ver tanta violencia y de que había que apoyar a la Fuerza Pública. Pero ese error se quedó en el discurso, pues nunca se les concedieron las armas”, exclamó, añadiendo que, en todo caso, él no fue autor de las Convivir, pues estas se crearon legalmente antes de sus mandatos. Por otro lado, Uribe admitió que fue un error haber pronunciado la frase “no estarían recogiendo café”, palabras con las que se refirió a los jóvenes de Soacha asesinados y presentados como bajas en combate, y que indignaron al país y a las víctimas.
(Conozca: “No estamos ante un encuentro por la verdad”: víctimas critican a Uribe en la CEV)
Entre otras cosas, insistió en que su administración se enfocó en una seguridad democrática en la que se respetaran las libertades ciudadanas y que ello se reflejó en su compromiso con desmontar a los paramilitares y desmovilizar guerrilleros. “Se desmovilizaron 35.000 paramilitares y 18.000 guerrilleros. Fueron desmovilizaciones individuales que sumaron más que las colectivas en los últimos años”, insistió. Su testimonio no estuvo libre de choques con los comisionados e intervenciones subidas de tono, en las que incluso paticipó una tercera voz, al parecer de uno de sus hijos. En ese sentido, fueron varias las ocasiones en las que el expresidente increpó a los comisionados, les acusó de tener un sesgo en su contra y que sus palabras eran más juzgamientos que intentos por reconocer la verdad. El padre Francisco de Roux contradijo esas aseveraciones.
¿Por qué no hacer una colaboración generosa para unir a los colombianos y no convertir el Acuerdo de Paz en una razón de conflicto?, le preguntó el presidente de la Comisión de la Verdad a Uribe. “Su gobierno trabajó sinceramente, vio que la paz era importante. Hubiera sido imposible la paz si no hubiese habido una profunda operación militar sobre las Farc y sin el proceso de las Auc. ¿Por qué si hizo todo eso las cosas se enredaron?”, cuestionó De Roux. Uribe le contestó que eso obedecía al desconocimiento del plebiscito, al aumento del narcotráfico y el “trato diferencial” a los ex-Farc, nombre con el que se refiere a la justicia transicional. “Yo tendría la misma generosidad que tuve con el M-19, con la comisión de paz del expresidente Betancur si tuviera unos ajustes”, comentó.
(Vea: Uribe niega cualquier responsabilidad sobre “falsos positivos”)
Al final, el histórico encuentro no satisfizo a las víctimas que, al escuchar al expresidente, expresaron que este se mantiene en un discurso negacionista que no le “aportará al esclarecimiento de la verdad del país”. “El señor Uribe impuso las condiciones y la metodología para su realización, gozó de privilegios especiales, en donde no hubo posibilidades por parte de la CEV de contrapreguntar. La transmisión que hizo en sus redes sociales, y las del Centro Democrático, es una acción propagandística y apología a su figura. Su relato justificatorio de las graves violaciones a los derechos humanos y prácticas de genocidio que se cometieron en los períodos en que fungió como gobernador de Antioquia y presidente de la República, y que se han prolongado hasta hoy. El propósito de este encuentro no es otro que cuestionar la verdad que en tres años han contado las víctimas a la Comisión de la Verdad y afecta profundamente los mandatos de reconocimiento y reparación”, argumentó el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado.
Pasó lo que por años parecía imposible: el expresidente Álvaro Uribe Vélez contribuyó con su testimonio ante la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV). El hecho es histórico, pues desde el proceso de paz y posterior firma del Acuerdo Final entre el Estado colombiano y las Farc, Uribe se convirtió en el principal detractor de lo pactado en La Habana y ha sido uno de los líderes políticos más vocales a la hora de tildar de ilegítimos tanto a la CEV como al resto de instituciones que conforman el Sistema Integral de Paz, creado por el Acuerdo.
(Lea: “La culpa no es del que exige resultados con transparencia”: Uribe sobre “falsos positivos”)
Pero no solo fue histórico. Desde el comienzo los presentes intentaron acercarse a la versión del exprimer mandatario sobre el conflicto armado en un ambiente tenso y hasta podría decirse que de desconfianza por parte de quien fue el máximo jefe ejecutivo y militar entre 2002 y 2010. Las diferencias se sintieron desde antes de empezar oficialmente el encuentro: mientras la Comisión de la Verdad se mantuvo hasta la hora cero en el compromiso pactado que dictaba que la reunión se haría en privado y en la finca del también exsenador, él y su equipo de prensa reiteraron no solo en medios, sino también en comunicaciones en Twitter que la conversación se haría pública, por medio de una transmisión en directo en el canal de Youtube de Uribe. Así pasó. “La Comisión acoge la decisión que tome el contribuyente”, explicó la entidad tras el cambio de planes.
Desde el comienzo, y a lo largo de su intervención, Uribe reiteró que si bien hacía esa contribución a la verdad (que constó de 62 puntos que expuso uno a uno durante la primera sección del encuentro), no reconocía legitimidad de la Comisión de la Verdad como institución estatal. Incluso, aunque la entidad comunicó que el padre Francisco de Roux escuchaba al exjefe de Estado en su calidad de presidente de la Comisión, y que iría acompañado de los comisionados Leyner Palacios y Lucía González para hacer las preguntas a que diera lugar su testimonio, Uribe desconoció en parte del diálogo la voz de ambos.“Somos comisionados en igualdad de condiciones al padre Francisco de Roux. Él guía la entrevista, pero tenemos la misma responsabilidad (de buscar la verdad). Nosotros tratemos de no interrumpirlo para que pueda desarrollar su reflexión. Nos interesa identificar los factores de persistencia de la guerra”, resaltó González.
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La reunión inició sobre las 10:30 de la mañana y duró toda la tarde. En ella, el político de derecha reiteró la tesis sobre cómo se dio el fenómeno de las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas falsos positivos. Ante la inquietud del padre De Roux, de por qué solo se tomaron acciones contra los militares involucrados en esos asesinatos, Uribe manifestó que durante su gobierno se “actuó de inmediato” para detener dichos delitos, a pesar de su profundo afecto por la Fuerza Pública.
Además, negó cualquier responsabilidad sobre la existencia y sistematicidad de los falsos positivos: “No falta el que diga que como yo exigía muchos resultados, por eso asesinaron a inocentes... ¡Por favor! Es mi deber, es parte de mi temperamento, de mi formación, exigir resultados con transparencia, con observancia de los derechos humanos. La culpa nunca es de quien exige resultados con transparencia. Es del incapaz criminal que, para demostrar resultados, produce crímenes”, aseguró.
Eso sí, el exmandatario reconoció ante la Comisión haber cometido dos errores de cara a factores cruciales de la guerra: por un lado, aceptó que se equivocó cuando, siendo gobernador, dijo que las Convivir debían tener armas largas. “(Fue) por el desespero de ver tanta violencia y de que había que apoyar a la Fuerza Pública. Pero ese error se quedó en el discurso, pues nunca se les concedieron las armas”, exclamó, añadiendo que, en todo caso, él no fue autor de las Convivir, pues estas se crearon legalmente antes de sus mandatos. Por otro lado, Uribe admitió que fue un error haber pronunciado la frase “no estarían recogiendo café”, palabras con las que se refirió a los jóvenes de Soacha asesinados y presentados como bajas en combate, y que indignaron al país y a las víctimas.
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Entre otras cosas, insistió en que su administración se enfocó en una seguridad democrática en la que se respetaran las libertades ciudadanas y que ello se reflejó en su compromiso con desmontar a los paramilitares y desmovilizar guerrilleros. “Se desmovilizaron 35.000 paramilitares y 18.000 guerrilleros. Fueron desmovilizaciones individuales que sumaron más que las colectivas en los últimos años”, insistió. Su testimonio no estuvo libre de choques con los comisionados e intervenciones subidas de tono, en las que incluso paticipó una tercera voz, al parecer de uno de sus hijos. En ese sentido, fueron varias las ocasiones en las que el expresidente increpó a los comisionados, les acusó de tener un sesgo en su contra y que sus palabras eran más juzgamientos que intentos por reconocer la verdad. El padre Francisco de Roux contradijo esas aseveraciones.
¿Por qué no hacer una colaboración generosa para unir a los colombianos y no convertir el Acuerdo de Paz en una razón de conflicto?, le preguntó el presidente de la Comisión de la Verdad a Uribe. “Su gobierno trabajó sinceramente, vio que la paz era importante. Hubiera sido imposible la paz si no hubiese habido una profunda operación militar sobre las Farc y sin el proceso de las Auc. ¿Por qué si hizo todo eso las cosas se enredaron?”, cuestionó De Roux. Uribe le contestó que eso obedecía al desconocimiento del plebiscito, al aumento del narcotráfico y el “trato diferencial” a los ex-Farc, nombre con el que se refiere a la justicia transicional. “Yo tendría la misma generosidad que tuve con el M-19, con la comisión de paz del expresidente Betancur si tuviera unos ajustes”, comentó.
(Vea: Uribe niega cualquier responsabilidad sobre “falsos positivos”)
Al final, el histórico encuentro no satisfizo a las víctimas que, al escuchar al expresidente, expresaron que este se mantiene en un discurso negacionista que no le “aportará al esclarecimiento de la verdad del país”. “El señor Uribe impuso las condiciones y la metodología para su realización, gozó de privilegios especiales, en donde no hubo posibilidades por parte de la CEV de contrapreguntar. La transmisión que hizo en sus redes sociales, y las del Centro Democrático, es una acción propagandística y apología a su figura. Su relato justificatorio de las graves violaciones a los derechos humanos y prácticas de genocidio que se cometieron en los períodos en que fungió como gobernador de Antioquia y presidente de la República, y que se han prolongado hasta hoy. El propósito de este encuentro no es otro que cuestionar la verdad que en tres años han contado las víctimas a la Comisión de la Verdad y afecta profundamente los mandatos de reconocimiento y reparación”, argumentó el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado.