Tres en línea: las derrotas del gobierno del presidente Iván Duque Márquez

La renuncia del ministro de Defensa, Guillermo Botero, es el golpe político más fuerte que ha recibido el presidente Iván Duque en 15 meses de mandato. La caída de la Ley de Financiamiento y el hundimiento de las objeciones a la JEP, algunos de los tropiezos.

Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil - ggomezp@elespectador.com
07 de noviembre de 2019 - 08:56 p. m.
Iván Duque Márquez, presidente de Colombia.  / Óscar Pérez - El Espectador
Iván Duque Márquez, presidente de Colombia. / Óscar Pérez - El Espectador
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

En la noche del 10 de marzo de 2019, cuando anunció la objeción de seis artículos de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el presidente Iván Duque Márquez embarcó a su gobierno y al país en un viaje de 80 días que, visto en perspectiva, marcó el inicio de varias derrotas políticas y jurídicas que han dejado en entredicho su gobernabilidad. El último traspié fue la renuncia del ministro de Defensa, Guillermo Botero.

Para Duque, la objeción a una de las normas bases para la operación de la justicia transicional era, más que asunto político, un tema de principios. A pesar de las advertencias de los conocedores y las peticiones de la oposición para que echara atrás esa decisión, más el augurio del exjefe negociador del Gobierno en La Habana, Humberto de la Calle —quien, en un ejercicio “futurista”, predijo que las objeciones se caerían de su andamio—, mantuvo sus reparos en el Congreso. El navío encalló el 29 de mayo pasado, cuando la Corte Constitucional determinó que la votación lograda por el bloque “pro paz” en el Senado de la República era suficiente para sepultar las pretensiones del jefe de Estado y del uribismo. El hecho se convirtió en la primera derrota del gobierno Duque, elegido en 2018 gracias a los votos de su mentor, Álvaro Uribe.

Le puede interesar: La crítica gestión del exministro de Defensa, Guillermo Botero

Sin embargo, el asunto no paró con el hundimiento de las objeciones a la JEP. El segundo golpe para el Gobierno llegó cuando el mismo tribunal constitucional tumbó la Ley de Financiamiento aprobada en el Legislativo en diciembre de 2018. Aunque el anuncio de la Corte fue sorpresivo, la caída de la norma estaba cantada porque, desde el mismo momento en que se discutió y se votó en el Congreso, varios congresistas habían advertido que tenía errores de trámite. Con seis votos de los nueve posibles en el alto tribunal, se impuso la ponencia del magistrado Alejandro Linares, la cual argumentó que la ley aprobada era inconstitucional porque violó el principio de publicidad. “La Corte concluyó que el vicio evidenciado es insubsanable, porque no se llevó a cabo una de las etapas estructurales del proceso legislativo, como es el debate en la plenaria de la Cámara”, dijo la presidenta de la corporación, magistrada Gloria Ortiz.

En pocas palabras, la Cámara votó el proyecto de Ley de Financiamiento aprobado minutos antes en el Senado, sin que dicho texto hubiese sido publicado en la Gaceta del Congreso. Ese hecho tuvo varias interpretaciones políticas y fue calificado como un tiro en el pie que se pegó el Gobierno en cabeza del presidente del Congreso en ese entonces, Ernesto Macías, del Centro Democrático. A juicio de varios congresistas, demoró el trámite con el fin de apretar los tiempos para que el proyecto no tuviese discusión en la Cámara.

Lo ocurrido con la Ley de Financiamiento, que tendrá vigencia hasta el próximo 31 de diciembre gracias a una modulación que la Corte Constitucional hizo con la decisión para que el Gobierno Nacional tuviera opción de enmendar su error, ahora como reforma tributaria, podría replicarse con el Plan Nacional de Desarrollo (PND). Contra esa norma ya hay varias demandas que aseguran que el PND fue votado por la Cámara sin haber sido publicado en la Gaceta. Según ellas, el PND se votó en la Cámara a las 19:20 horas del 2 de mayo y en Senado a las 23:13 del mismo día. La Gaceta que contenía el texto de Cámara solo se divulgó el 3 de mayo a las 13:53 horas, es decir, al día siguiente.

Lea también: Gobernabilidad de Duque: ¿basta la renuncia de Botero?

A esta fila de desaciertos recientes se suma ahora la renuncia del ministro de Defensa, Guillermo Botero, atrapado en un callejón sin salida. En primer lugar, por una opinión pública indignada ante la violencia en el Cauca y diferentes salidas en falso del funcionario, desde su propuesta de regular la protesta social en el país, hasta sus palabras asegurando que la muerte del excombatiente de las Farc, Dímar Torres, se había producido en medio de un forcejeo cuando todo apunta a que fue un plan orquestado por miembros del Ejército.

La estocada se produjo luego de que el senador Roy Barreras, del Partido de la U, revelara en el debate de moción de censura del pasado martes que, en un bombardero ejecutado en agosto pasado por las Fuerzas Militares en Puerto Rico, zona rural de municipio de San Vicente del Caguán (Caquetá) habían muerto siete menores de edad (ocho en total, según información que confirmó después la Fiscalía). Esa información movió la balanza en el Senado y motivó el pronunciamiento a favor de la moción de censura a Botero por parte de varios partidos políticos que antes habían acompañado al Gobierno, como Cambio Radical, el Partido Liberal y la U.

Con el apoyo de la Alianza Verde, el Polo Democrático y los Decentes, entre otros, se conformó una mayoría que, a ojo de halcón, sería implacable a la hora de la votación de la moción de censura. Botero se iba a convertir en el primer ministro en la historia tumbado por mandato del Congreso. La votación estaba prevista para el próximo 13 de noviembre.

“¿De qué me hablas, viejo?”: así respondió Duque a pregunta sobre bombardeo en Caquetá

Botero decidió adelantarse con su renuncia, pero su salida representa el más duro golpe político para el presidente Duque en sus 15 meses de mandato. De paso, según sus críticos, ha quedado en evidencia que le falta capacidad para manejar los hilos políticos en el Legislativo, a pesar de contar con la bancada más grande en el Congreso. A su vez, el Centro Democrático no ha logrado la suficiente fuerza para hacer frente a la oposición y a los partidos que se han declarado en independencia. En otras palabras, no ha podido cuidarle las espaldas al presidente Iván Duque, a pesar de la retórica de sus senadores y representantes.

Una realidad política que vuelve a golpear la favorabilidad del primer mandatario, que en algunas intervenciones, ha dejado ver que en ocasiones parece desconectado de la realidad del país. La última perla, convertida en nuevo argumento de sus contradictores, fue la respuesta que dio a un periodista que le preguntó sobre el bombardeo del ejército en Caquetá. “¿De qué me hablas, viejo?”, fue su contrapregunta. En opinión de analistas políticos, una alternativa hoy sería convocar a los diversos sectores del Congreso, para avanzar en la implementación del Acuerdo de Paz.

Una corriente de opinión insiste en que debe haber una reforma ministerial y que a las carteras deberían llegar varios de los mandatarios salientes de los cargos de elección popular en las ciudades del país. Además, de que es el momento de que el presidente se desmarque del uribismo y empiece a imponer su propio estilo. En el caso de Botero queda aplicado el refrán de “zapatero a tus zapatos”, pues en Defensa se necesita una persona que conozca en detalle el manejo de la tropa.

Por Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil - ggomezp@elespectador.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar