Twitter, el nuevo balcón de debate del presidente Petro

En los últimos siete días el presidente Gustavo Petro publicó 108 trinos. Tan solo el pasado viernes, 27 de enero, tuiteó 38 veces. Si a eso se sumaran las ocasiones en las que retuiteó, su actividad en esa red social sería mucho mayor. En la última semana Petro hizo anuncios, defendió a sus ministros, discutió con la oposición, respondió a periodistas, medios de comunicación y analistas, y, sin duda, también se equivocó.

En los últimos siete días el presidente Gustavo Petro publicó 108 trinos. Tan solo el pasado viernes, 27 de enero, tuiteó 38 veces. Si a eso se sumaran las ocasiones en las que retuiteó, su actividad en esa red social sería mucho mayor. En la última semana Petro hizo anuncios, defendió a sus ministros, discutió con la oposición, respondió a periodistas, medios de comunicación y analistas, y, sin duda, también se equivocó.

El domingo publicó un tuit, acompañado por una gráfica, con la que aseguraba que uno de los “mejores éxitos” de su gobierno fue lograr reducir la tasa de mortalidad materna. Luego de eso desató toda una serie de críticas de expertos en salud pública por imprecisiones en el análisis, pues la cifra para 2022 sería preliminar. Por eso, internautas le pidieron mayor exactitud.

Lo cierto es que Petro tiene una gran habilidad para instaurar discusiones en esa red social. Durante la última semana la suma de sus trinos obtuvo más de 400 mil me gusta, fue retuiteado casi 140 mil veces y alrededor de sus mensajes se generaron varias tendencias. No en vano, en 2022 fue el cuarto líder mundial más influyente en Twitter, según el ranking de Twiplomacy, de la agencia global Burson Cohn & Wolfe (BCW).

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“Petro utiliza Twitter como un canal de comunicación directo con sus seguidores, lo ha hecho desde su época como senador, candidato y ahora como presidente”, explica Juan Gabriel Rey, profesor de comunicación política de la Universidad Javeriana. Igualmente, para Jorge Alberto Palomino, doctor en ciencias sociales y experto en tecnologías y comunicación, el mandatario tiene “un uso intencionado de ese canal para poner temas en discusión nacional. Esa parece ser una de sus estrategias, pero no es totalmente afortunada”.

Para los expertos, la comunicación de Gustavo Petro como presidente debería estar enfocada en generar confianza, construir canales de argumentación asertivos y disminuir los espacios a la crítica, cosa que podría estar arriesgando con varios de sus mensajes apresurados. Quizás una de sus más grandes equivocaciones fue haber trinado el 31 de diciembre que el Gobierno acordó un cese al fuego bilateral con cinco grupos armados, que incluían al Eln. Solo para que días después esa guerrilla dijera que no habían acordado nada.

Es claro que Twitter y otras redes sociales se han convertido en un canal clave para la comunicación gubernamental y electoral, pero, si bien los espacios digitales tienen sus ventajas, también se pueden cometer graves errores. De acuerdo con Palomino, estos canales se han vuelto “centrales en las democracias contemporáneas y el uso de Twitter es uno de los cambios que ha traído la tecnología en la política”.

Lo complementa Daniel Valencia, profesor en economía política de la comunicación de la Javeriana, quien asegura que no es un problema exclusivamente de Petro, sino que ha sido “una trampa” en la que ha caído él y más políticos. Por lo menos en Colombia, por dar unos ejemplos: Claudia López, alcaldesa de Bogotá, y Daniel Quintero, alcalde de Medellín.

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¿Cuál es el problema?

De acuerdo con el profesor Rey, Petro estaría cayendo en imprecisiones por “el afán de controlar la agenda en Twitter o de enviar mensajes sobre su gestión”, que en ocasiones terminan en “opiniones impulsivas”. Por el contrario, el perfil del Gobierno debería ser riguroso y representar a la institucionalidad en general: “No debería ser la opinión de una persona en particular, que en este caso es el presidente. Eso puede generar falta de credibilidad”, dice.

Ahora, no solo se trata de la credibilidad, sino también de la calidad del debate y de la argumentación que les estaría ofreciendo a los ciudadanos (en 280 caracteres que caben en un tuit, tal vez un poco más para el caso de los hilos, no caben muchas premisas). “Es una estrategia que no es necesariamente afortunada, porque pueden quedar muchos vacíos sobre temas importantes (…). El otro asunto problemático es la velocidad. El presidente suele ser muy reaccionario en algunos casos”, argumenta Palomino.

En ese sentido, algunos debates claves para el país, que incluyen el mar de reformas que el Gobierno busca tramitar en el Congreso, han tenido tintes más personales y en los que suele haber mucha histeria. En palabras de Palomino, “vemos un enfrentamiento de tipo personal y no argumentativo. Eso genera un hastío frente a la política. Los debates terminan desdibujándose, se convierten en una discusión personalizada entre el presidente y la oposición”, que tampoco ha acertado en el uso de esta red social.

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Por otro lado, según Valencia, bajo esas dinámicas el ciudadano es ignorado y, contrario a lo que pueda creerse, no hay mucho debate público: “La discusión también se queda en el uso del lenguaje técnico, que enreda y no le facilita los argumentos al ciudadano”. Si bien no se trata de abandonar Twitter, cree que deberían usarse canales tradicionales, como “encuentros ciudadanos, televisión pública y regional, radio y prensa, en donde se pueda explicar por qué hay temas que son importantes y de qué se tratan”.

Eso no excluye a los medios digitales, en donde para los expertos hay canales valiosos que permiten profundizar más en las ideas. En eso concuerda Palomino, quien asevera que “el uso de Twitter tiene que ver con la horizontalidad y rápido acceso a la información. Eso no es necesariamente malo, pero tiene que ser complementado con otros canales, en donde se pase de la tensión a la argumentación”, concluye.

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👀 Trinos del presidente Petro en los últimos siete días: