“Un cambio que no se había podido hacer”: Gobierno celebró aprobación de Escazú
Tanto el presidente Gustavo Petro como la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, aplaudieron la ratificación del tratado ambiental que “permitirá proteger el medio ambiente y a líderes ambientales”. Congresistas del oficialismo también celebraron la ratificación del acuerdo, mientras que desde la oposición mantuvieron sus advertencias sobre posibles efectos adversos de la decisión.
La llegada al Congreso de una bancada alternativa y progresista fue clave para que el Acuerdo de Escazú por fin se ratificara en Colombia. Si bien el Gobierno de Iván Duque le había pedido al Congreso celeridad para la aprobación, no hubo la suficiente voluntad política y en más de dos años de debates y discusiones en el Capitolio se desvaneció esa posibilidad. Y en menos de tres meses, el nuevo Congreso surtió los cuatro debates necesarios para la ratificación del acuerdo ambiental, en una discusión en la que la oposición se retiró de la discusión alegando falta de garantías y hasta acusó que hubo “actos de brujería” en medio del debate definitivo, que se realizó el lunes en la plenaria de la Cámara de Representantes.
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En su último debate, el Acuerdo de Escazú fue aprobado con 120 votos a favor y ahora pasará a ser conciliado en ambas cámaras del Congreso. Luego se convertirá en Ley tras la sanción por parte del presidente Gustavo Petro, quien aplaudió la aprobación del tratado internacional que definió como un mecanismo “que busca proteger el medio ambiente y a las y los ambientalistas”.
El mandatario felicitó así no solo al Congreso, sino también “a la sociedad colombiana por su trabajo para hacer realidad esta iniciativa”, pero no fue el único que desde el Gobierno festejó la nueva victoria de la bancada de gobierno en el Congreso. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, también celebró la decisión y aseguró que la ratificación del Acuerdo de Escazú es fruto del “cambio político” que derivó en “un cambio que no se había podido hacer en tres años”.
Desde la bancada de gobierno reconocieron la labor del nuevo Congreso en sacar adelante este tipo de iniciativas. La senadora María José Pizarro (Pacto Histórico) destacó que “en menos de tres meses el Congreso del cambio” aprobó una iniciativa que “por dos años el Gobierno y la bancada de Duque dilataron”. La senadora se refirió también al acuerdo, que definió como “una herramienta clave para proteger los liderazgos ambientales en Colombia y promover la justicia ambiental”.
Por su parte, la representante Catherine Juvinao (Alianza Verde), señaló que “a pesar de las maniobras dilatorias y argumentos disparatados de un sector retardatario hoy, la Cámara de Representantes se mantuvo firme y acaba de ratificar el Acuerdo de Escazú después de 4 años de saboteo”, mientras que el embajador en Venezuela, Armando Benedetti, afirmó que con esta decisión “queda claro que el medio ambiente es una prioridad para el gobierno del cambio”.
Desde la oposición, que ni siquiera estuvo presente en la votación, alegaron por su parte falta de garantías y mantuvieron sus advertencias sobre posibles consecuencias negativas de la decisión. “No voté Escazú: No hubo consulta previa”, dijo el representante Hernán Cadavid (Centro Democrático), quien considera que el proyecto tendrá vicios de trámite y es perjudicial para el país porque “cede soberanía en materia de justicia y el acceso a la información ya existe por disposición de la Constitución”.
Su copartidario Christian Garcés, antes de retirarse de la discusión, dijo que ratificar el acuerdo tendrá serias implicaciones como estar “subordinados a las grandes potencias que más contaminan y han afectado el medio ambiente en el mundo” y tildó a los jóvenes “preocupados con razón por el planeta”, fueron instrumentalizados para presionar por la aprobación del acuerdo ambiental.
Durante la votación final del proyecto ocurrió un episodio particular: varias voces de la oposición afirmaron que en las gradas del recinto estaban “haciendo brujería” para la aprobación del proyecto. Ante esa serie de afirmaciones, que hicieron congresistas como Garcés, Óscar Villamizar o Miguel Polo, varios parlamentarios del oficialismo reaccionaron incluso con burlas.
“El CD hace que este Congreso sea un circo: Querían suspender la discusión del Acuerdo de Escazú que porque los ciudadanos que vinieron a ver el debate estaban haciendo brujería y muñecos vudú. La señora estaba tejiendo un Frailejón Ernesto Pérez”, expresó el representante Santiago Osorio (Pacto Histórico).
El senador Gustavo Bolívar, uno de los mayores defensores del presidente Petro, manifestó por su parte que por ese mismo “relato de brujería que armaron los del CD con Frailejón Ernesto Perez, la Santa Inquisición quemó vivos a Kepler, Juana de Arco, Giordano Bruno y persiguió a Galilei, a Copérnico entre otros miles. 500 años después, la derecha sigue igual de loca”.
La llegada al Congreso de una bancada alternativa y progresista fue clave para que el Acuerdo de Escazú por fin se ratificara en Colombia. Si bien el Gobierno de Iván Duque le había pedido al Congreso celeridad para la aprobación, no hubo la suficiente voluntad política y en más de dos años de debates y discusiones en el Capitolio se desvaneció esa posibilidad. Y en menos de tres meses, el nuevo Congreso surtió los cuatro debates necesarios para la ratificación del acuerdo ambiental, en una discusión en la que la oposición se retiró de la discusión alegando falta de garantías y hasta acusó que hubo “actos de brujería” en medio del debate definitivo, que se realizó el lunes en la plenaria de la Cámara de Representantes.
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En su último debate, el Acuerdo de Escazú fue aprobado con 120 votos a favor y ahora pasará a ser conciliado en ambas cámaras del Congreso. Luego se convertirá en Ley tras la sanción por parte del presidente Gustavo Petro, quien aplaudió la aprobación del tratado internacional que definió como un mecanismo “que busca proteger el medio ambiente y a las y los ambientalistas”.
El mandatario felicitó así no solo al Congreso, sino también “a la sociedad colombiana por su trabajo para hacer realidad esta iniciativa”, pero no fue el único que desde el Gobierno festejó la nueva victoria de la bancada de gobierno en el Congreso. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, también celebró la decisión y aseguró que la ratificación del Acuerdo de Escazú es fruto del “cambio político” que derivó en “un cambio que no se había podido hacer en tres años”.
Desde la bancada de gobierno reconocieron la labor del nuevo Congreso en sacar adelante este tipo de iniciativas. La senadora María José Pizarro (Pacto Histórico) destacó que “en menos de tres meses el Congreso del cambio” aprobó una iniciativa que “por dos años el Gobierno y la bancada de Duque dilataron”. La senadora se refirió también al acuerdo, que definió como “una herramienta clave para proteger los liderazgos ambientales en Colombia y promover la justicia ambiental”.
Por su parte, la representante Catherine Juvinao (Alianza Verde), señaló que “a pesar de las maniobras dilatorias y argumentos disparatados de un sector retardatario hoy, la Cámara de Representantes se mantuvo firme y acaba de ratificar el Acuerdo de Escazú después de 4 años de saboteo”, mientras que el embajador en Venezuela, Armando Benedetti, afirmó que con esta decisión “queda claro que el medio ambiente es una prioridad para el gobierno del cambio”.
Desde la oposición, que ni siquiera estuvo presente en la votación, alegaron por su parte falta de garantías y mantuvieron sus advertencias sobre posibles consecuencias negativas de la decisión. “No voté Escazú: No hubo consulta previa”, dijo el representante Hernán Cadavid (Centro Democrático), quien considera que el proyecto tendrá vicios de trámite y es perjudicial para el país porque “cede soberanía en materia de justicia y el acceso a la información ya existe por disposición de la Constitución”.
Su copartidario Christian Garcés, antes de retirarse de la discusión, dijo que ratificar el acuerdo tendrá serias implicaciones como estar “subordinados a las grandes potencias que más contaminan y han afectado el medio ambiente en el mundo” y tildó a los jóvenes “preocupados con razón por el planeta”, fueron instrumentalizados para presionar por la aprobación del acuerdo ambiental.
Durante la votación final del proyecto ocurrió un episodio particular: varias voces de la oposición afirmaron que en las gradas del recinto estaban “haciendo brujería” para la aprobación del proyecto. Ante esa serie de afirmaciones, que hicieron congresistas como Garcés, Óscar Villamizar o Miguel Polo, varios parlamentarios del oficialismo reaccionaron incluso con burlas.
“El CD hace que este Congreso sea un circo: Querían suspender la discusión del Acuerdo de Escazú que porque los ciudadanos que vinieron a ver el debate estaban haciendo brujería y muñecos vudú. La señora estaba tejiendo un Frailejón Ernesto Pérez”, expresó el representante Santiago Osorio (Pacto Histórico).
El senador Gustavo Bolívar, uno de los mayores defensores del presidente Petro, manifestó por su parte que por ese mismo “relato de brujería que armaron los del CD con Frailejón Ernesto Perez, la Santa Inquisición quemó vivos a Kepler, Juana de Arco, Giordano Bruno y persiguió a Galilei, a Copérnico entre otros miles. 500 años después, la derecha sigue igual de loca”.