Un Congreso agitado por idea de una Constituyente aún se resiste a las reformas de Petro
El presidente Gustavo Petro convocó a los congresistas que buscan hundir la reforma a la salud a un desayuno de trabajo este lunes, pero varios aseguraron que están “a dieta”.
Pese a la gran turbulencia política que desató el pasado viernes el presidente Gustavo Petro al abrir la puerta a una posible Asamblea Nacional Constituyente, con lo que radicalizó su discurso y elevó su tono confrontativo, su equipo de gobierno continúa buscando consensos de todas las formas posibles.
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Pese a la gran turbulencia política que desató el pasado viernes el presidente Gustavo Petro al abrir la puerta a una posible Asamblea Nacional Constituyente, con lo que radicalizó su discurso y elevó su tono confrontativo, su equipo de gobierno continúa buscando consensos de todas las formas posibles.
De hecho, la Casa de Nariño convocó a varios congresistas a un desayuno este lunes en la mañana para calmar las aguas y salvar las reformas, específicamente la cirugía al sistema de salud, que está virtualmente hundida con al menos nueve votos en contra de 14 congresistas en la Comisión Séptima del Senado.
Y aunque están explorando nuevas formas de diálogo, el Congreso ya no sería tan receptivo. Ese desayuno fue convocado directamente por la directora del Dapre, Laura Sarabia, quien les dejó un mensaje de texto a cada uno de los que buscan el archivo. Además, a través de su cuenta de X, el presidente Petro los invitó públicamente. No obstante, hasta el momento ninguno ha confirmado; de hecho, le dijeron a este diario que están “a dieta”.
El acuerdo entre los congresistas sería no asistir. Incluso, la senadora Norma Hurtado, del Partido de la U, dijo que tampoco atenderá el llamado porque está resolviendo su situación de seguridad en el Valle, luego de denunciar presuntos hostigamientos por haber dado su firma al archivo del texto. Sobre eso Petro señaló que su gobierno “no persigue a la oposición”. Y el presidente del Senado, Iván Name (Alianza Verde), pidió evaluar la seguridad de los miembros de la Comisión Séptima y reforzar su esquema de ser necesario.
Con todo eso, y luego de que el Centro Democrático cerrara cualquier posibilidad a sentarse con el Gobierno en ese desayuno, Petro se fue en contra del expresidente Álvaro Uribe, con quien ha mantenido varios choques en las últimas semanas. Aunque durante la mañana del domingo le había ofrecido recibir a su bancada, con la disposición de hacer ajustes, en la tarde Petro cambió el tono.
El jefe de Estado afirmó que el “animo propositivo” de Uribe era “solo para aparentar (...) la realidad del uribismo es llevar el sistema a su crisis terminal”. Así pues, el ambiente está acalorado y el discurso de Petro desde Puerto Resistencia, en Cali, en el que habló de la Constituyente, terminó de tensionarlo todo, pues fue interpretado por varios sectores como el cierre definitivo del diálogo y, además, como una forma de presión.
Así lo manifestó Name, quien le dijo a Petro que no van a aceptar “amenazas”, y agregó que “al Congreso no le pesa una soga en el cuello del presidencialismo”. La mesa directiva de esa corporación ya anunció que este lunes estará citada la plenaria sobre las dos de la tarde y en el segundo punto del orden del día está el debate de la atascada reforma pensional, solo después de la votación de la moción de censura contra el ministro de Defensa, Iván Velásquez.
Pero se prevé que el Gobierno no tenga los apoyos, pese a que ya se terminaron de votar los impedimentos, por lo que este lunes se cumpliría una nueva sesión frustrada en el inicio formal del debate, además del desánimo para el desayuno en Palacio. Algunas voces indicaron que en lo que tiene que ver con la reforma pensional, el ministro Velasco está considerando en proponerle al Gobierno que apoyen la ponencia alternativa de Norma Hurtado, pero la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, no quiere.
De otro lado, la administración de Petro esperaba que el desayuno con los congresistas también les sirviera para acercarse a los líderes de los partidos, pero lo cierto es que la puerta del diálogo quedó casi que cerrada con el llamado a posiblemente convocar la Constituyente. Incluso, el mismo viernes en Cali, el presidente negó la posibilidad de llevar a cabo el tan anunciado acuerdo nacional: “No es el momento. Pocos respondieron afirmativamente”, dijo.
Pese a eso, hay otras figuras de su Gobierno que creen que es posible la concertación. El senador Iván Cepeda, miembro del Pacto Histórico y de la delegación del Gobierno en el proceso de paz con el ELN, contradijo al mandatario y aseguró que, aunque entiende y respalda “el rechazo del presidente frente a los intentos que hay por frustrar las reformas, también sigo creyendo y tengo esperanza en la consecución de un acuerdo nacional”.
También el presidente de la Cámara, el liberal Andrés Calle, manifestó que el camino para aprobar las reformas, “debe ser el del dialogo nacional que busque consenso en el actual modelo institucional”, instando a no reescribir la constitución, como los propuso Petro.
La posibilidad de la Constituyente despertó además un viejo temor entre el grueso de la oposición, que tiene que ver con la posibilidad de que Gustavo Petro extienda su período en la Casa de Nariño. Reescribiendo la Constitución se podrían modificar de fondo las bases mismas del Estado, como los procesos, funciones y competencias de las instituciones, pero también es la única vía posible para revivir la reelección.
Precisamente, Petro se enfrentó al exvicepresidente Germán Vargas Lleras, jefe natural de Cambio Radical, quien aseguró que con el discurso de Cali, el mandatario “nos notificó su propósito de perpetuarse”. Pero Petro le dijo que “hay adictos al poder y yo no lo soy”, y le mandó una pulla: “Usted fue quien estuvo 16 años en los gobiernos de Uribe y Santos”, a quienes se les permitió la reelección en 2006 y 2014, respectivamente.
Para que Petro pueda materializar un cambio constitucional, deberá llevar la propuesta al Congreso y ser consentida por la mayoría del Senado y la Cámara, y posteriormente disponer la creación de la Asamblea a voto popular. Se entenderá que el pueblo la convoca, solo si lo aprueba una tercera parte de los integrantes del censo electoral -poco más de 40 millones, según la Registraduría-. Por eso, la propuesta del presidente sería prácticamente inviable en su mandato.
Por el momento, el Gobierno está tocando varias puertas para el consenso, aunque Petro sigue impulsando a sus bases e instándolas a respaldarlo. El impacto que eso tendría sobre las reformas y otros proyectos sería grande, pues el oficialismo prácticamente reconoció que agotó todo su capital político y que la única salida es modificar la Constitución y buscar el aval de sus bases.
Mientras tanto, la reforma a la salud sería debatida hasta después de Semana Santa, con el objetivo de darle un nuevo aire y voltear alguno de los nueve votos que tiene en contra. Y la reforma pensional sigue bloqueada en la plenaria, solo con los apoyos del Pacto Histórico y de algunos parlamentarios de la U, liberales y tres conservadores. Mientras tanto, la laboral no avanza en su comisión de la Cámara, en donde no ha sido agendada porque tampoco tiene los votos.
Pese a todo, con o sin la asistencia de los congresistas que buscan el archivo, este lunes en la mañana habrá una reunión de cara a cómo enfrentar una nueva semana difícil a nivel político, que es el preludio de un 2024 también complejo.
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