Una inédita y reveladora entrevista con el “Ñoño”
Estudiantes de periodismo dialogaron en septiembre pasado con Bernardo Elías Vidal. En ese entonces era todopoderoso. No había estallado aún el caso Odebrecht. Pero, en este testimonio, reveló muchas perlas políticas.
Redacción Política.
El poderoso senador Bernardo el Ñoño Elías enfrenta hoy el peor momento de su vida: lleva nueve días detenido, está señalado de recibir miles de millones de pesos en sobornos de la multinacional Odebrecht y sus principales verdugos hoy fueron sus amigos del pasado: el excongresista Otto Bula y el contratista Gabriel Dumar. Este último, de hecho, declaró que le entregó al Ñoño cerca de $15 mil millones de estas coimas. Hoy todos están en el mismo patio de la cárcel La Picota.
Un panorama muy distinto al que el Ñoño tuvo en otros tiempos, cuando era el amo y señor del departamento de Córdoba y extendía sus tentáculos políticos por toda la Costa Atlántica. En 2014 fue el tercer senador más votado, con más de 140 mil votos, y resultó decisivo junto con su socio político Musa Besayle (también investigado por el caso Odebrecht) para garantizar la reelección del presidente Juan Manuel Santos.
Esta entrevista con el senador se hizo el jueves 8 de septiembre en Bogotá, cuando el Ñoño estaba aún disfrutando de las mieles del poder. La realizó Camilo Acosta, estudiante de periodismo de la Universidad Santo Tomás, quien llevaba siete meses investigando junto al también estudiante Santiago Ángel el poder del congresista, sus conexiones políticas y la mermelada en Córdoba. Los reporteros estaban trabajando un proyecto de periodismo investigativo llamado “Carta blanca”.
Las confesiones del Ñoño en esta entrevista resultan, a la luz de hoy, más reveladoras que nunca.
¿Por qué Sahagún, un municipio de menos de 90 mil habitantes, ha dado tantos congresistas?
Siempre los ha dado. ¿Por qué los parlamentarios los pone Sahagún y no Montería? La tierra de Sahagún no es buena. No sirve para el cultivo, no sirve para la ganadería. En cambio la del Sinú, que es de Ciénaga de Oro hacia Montería, Bajo Sinú y Lorica, sí es excelente. Entonces los adinerados de Montería se confiaban en sus tierras y se dedicaban a cultivarla y al ganado. Por eso no iban a la universidad y no estudiaban. En cambio, nosotros los de Sahagún, Chinú y San Andrés nos dedicamos a estudiar. La clase política era la que tenía el diploma. Por eso la clase política casi toda salió de Sahagún. Ahí aprendimos a hacer política. Hoy en día somos tres congresistas de allá: Musa Besayle, Joche Tous (mi fórmula a la Cámara) y yo. Conseguimos muchos votos en el departamento. Con la ventaja de que en Córdoba vota la gente: las elecciones son una fiesta, a la gente le gusta votar y no por obligación”.
¿Cómo llegó a la política?
He venido de familia política y me gusta la cosa. Comencé campaña en 2005, para las elecciones de 2006. Y ahí llego a la Cámara, con el Partido de la U nuevecito, con (Juan Manuel) Santos que me invitó a hacer parte de eso.
¿Cómo lo catapultó su tío, Jorge Ramón Elías, para volverse el tercer senador más votado de Colombia?
La política de mi tío era diferente. Era un tipo de ganar el voto tomando tinto. Me dio estrategias políticas: hablando con la gente me enseñó cómo se conforman los grupos, cómo es la base, el grupo de amigos, decirle a la gente cómo es la vaina. Ahí comencé a ver cómo era la cosa. Uno se ayuda con el carisma, con la buena cara, con la juventud, con las ganas de trabajar.
¿Por qué en el Congreso ustedes (Musa y “Ñoño”) se han ubicado en las comisiones económicas?
Soy ingeniero civil, pero a mí me gusta el tema de los números y de la economía. Me gusta y ahí estoy siempre, y manejo el cuento de la deflación, la devaluación, todo lo macroeconómico. Entiendo más o menos cómo es la cosa. He sido presidente de la Comisión Tercera de la Cámara y del Senado.
¿Cómo funcionan los cupos indicativos o mermelada que llaman?
¡Eso no existe! El deber del congresista es legislar, votar sí o no, o presentar una iniciativa. El control político, como lo hace el senador Robledo. Pero también hay otro (deber) importante: la gestión. En las regiones hacen falta los servicios públicos. Más cuando vas todos los fines de semana a la región. “¿Qué necesitan?”. No te dicen “presente una ley para esto”. (Dicen) “¿Por qué no me ayuda con el pavimentado?”. Te piden obras, “usted puede hablar con los grandes”. La función del congresista es mejorar la condición de vida de las personas. Hacer gestión de proyectos. Dile a un alcalde o a un gobernador si le contesta un ministro o si le dan una cita.
¿Es un mito la mermelada?
Hablo de desarrollo regional, no son cupos indicativos ni mermelada. Acá es quien más se mueva. “Venga, ministro, deme una cita”. “¿Por qué?”. “Porque necesito llevarle cinco alcaldes”. ¡Ah!, no va. “Bueno, entonces lleve esto al Congreso y yo también te voy a decir que no”. Fácil: es un equilibrio entre poderes. El ministro verá si le puede ayudar o no a los alcaldes: eso es gestión. Eso es lo que yo hago, y creo que es totalmente válido.
¿En eso se especializan ustedes?
Sí, en llevarle bienestar a la región. Nos movemos sobre eso. A (Jorge) Robledo le da votos su cuento de control político, a Juan Lozano que presentaba proyectos. A nosotros nos miden es por la gestión en Córdoba. Bogotá ni Medellín tienen esas necesidades. Nos miden para llevarle gestión o mejorarle la calidad de vida a la gente.
En la campaña de 2014 los atacaron mucho por ese tema…
Nos atacaron mucho, pero le respondí a un senador del Centro Democrático que cuando el expresidente Uribe nos dio $15 mil millones para la línea de conducción de acueducto de Sahagún de 60 kilómetros de tubería, decían que era desarrollo regional. Pero ahora que Santos nos dio $18 mil millones para acabar eso, ahí sí es mermelada.
Y eso se convierte en muchos votos para ustedes.
Si un congresista dice: “Yo gestioné esto aquí”, ¿a quién crees que le agradecen? ¿A Serpa, a Robledo? Le agradecen a uno, que saben que fue el que gestionó la obra. Y a eso viene uno acá: no es mentira. Habrá unos que lo hagan más decentemente. Hablarán mejor o más bonito. Uno como que habla maluco. Recuerdo un debate de Claudia López en el Senado, sobre que Colombia tiene 1.200 municipios y se necesitan 10 escuelas en cada uno, que cuestan $7 billones. ¿Eso no es mermelada? ¿Cuál es la diferencia de eso con lo que yo pido? Como cuando Gustavo Petro y Antonio Navarro citaron a debate al entonces ministro (Juan Manuel) Santos en el gobierno de (Andrés) Pastrana, porque estaba dando cupos indicativos a finales de ese gobierno. Santos les dijo: “Aaah, doctor Petro, ¿me está diciendo que yo doy cupos indicativos? Entonces tendría que decir a ustedes dos que estos $2.000 millones que me pidieron en mi despacho para el Instituto Caro y Cuervo también son cupos indicativos. ¿Eso no es mermelada? ¿Quién ha dicho que lo de Vargas (Lleras) con lo de las casas no es mermelada? Lo dijera yo: “Aaah, claro, por eso sacan tantos votos”. Antes las notas periodísticas eran: “Sahagún, el pueblo de cinco congresistas que no tiene agua”. Pero ahora que llevamos gestión estamos enmermelados. Palo porque boga y porque no boga.
¿Los satanizaron porque con esas votaciones tan altas le ayudaron al presidente Santos a quitarle Córdoba al expresidente Uribe?
De acuerdo, cuando vieron que los máximos electores en marzo de 2014, Musa y yo, sacamos una votación destacada. A partir de ese momento, a tres meses de las presidenciales, ¿a quién le dispara la oposición de Santos? A los que más votos le ponen. ¿Y dónde estaban? ¡En Sahagún! Pero si no sacamos esa votación, nadie mira para allá.
¿Ustedes son los “dueños” de Córdoba?
No. Y vea que me tocaba la Presidencia del Senado a mí, pero le dije a Lizcano: “Dale tú, que yo espero a la próxima”. Porque me voy a lanzar de nuevo en la próxima elección a Senado. Esto funciona así: uno a veces no ve momentos. Estaba muy recalentado el tema: uno tiene que ser prudente e inteligente también. Un pasito al costado un momentico y cuando esté la marea más abajo... La Corte Suprema, la Fiscalía, la Procuraduría (me) han investigado 50 mil veces, y ahí está la gente feliz con sus recursos, su estadio, su mercado, su acueducto. Que hablen lo que quieran. Aquí está la mermelada: en el estadio, el alcantarillado.
¿El presidente les “cobra” los cupos indicativos, políticamente hablando?
Así como la cobra uno, la fue a cobrar él. Así como la cobra uno, que esto lo conseguí yo (“¿cierto, alcalde, que yo lo llevé a donde el ministro?”), asimismo llegó Santos y dijo: “Esto lo hicimos nosotros”. Él va a sacar sus votos. Así funciona la política. Como decía el analista Ariel Ávila: “Cómo van a competir las Farc con Ñoño Elías que tiene Fonade”. ¿Cuál Fonade tengo yo? Entonces denme a mí la plata que ellos han cogido del secuestro, que no la quiero porque es sucia, y que ellos cojan Fonade para hacer la campaña… Aquí hay que mostrar tu trabajo, que estás haciendo las cosas. Allá (en la región) poco le paran bolas al Canal del Congreso a ver si diste un discurso bonito, pero, ¿con qué se come eso? Necesitamos es gestión.
De hecho, Ariel Ávila habla de un pacto para darle a Musa Besayle la Gobernación de Córdoba y a usted, el Fonade.
Pacto es diferente a acuerdos políticos. “Bueno, hermano, yo voto por ti o por un candidato tuyo a la Gobernación de Córdoba y tú votas por mí en la Alcaldía de Sahagún, y donde pueda ayudar te sale”. Eso (pasa) en todas partes. Pero con institutos nacionales, donde uno no nombra, no tiene ni pies ni cabeza. El exgobernador Alejandro Lyons y su partido se ganaron cuatro alcaldías. ¿Qué tenemos Musa y yo? Entre los dos tenemos ocho alcaldías, de 30. Creen que uno le habla al presidente a cada rato, pero rara vez uno se lo encuentra. Entonces dicen que somos los dueños de Córdoba, cuando eso no es así.
¿Así que los directores del Fonade (Alfredo Bula, Ariel Aduén) no fueron puestos por usted?
Lo de Alfredo Bula es una coincidencia. Crecimos juntos en Sahagún porque él iba a pasar vacaciones allá; él nació el Sahagún, pero estudió en Cartagena. Tengo rato de no verlo, ya lo quitaron del Fonade. Yo no nombro a nadie. Hay que preguntarle al presidente por qué lo nombró. Doña Roció (la mamá de Bula) tiene un muro: y lo pinta, la mitad para Musa y la otra para mí. Tengo 200 amigos así en Sahagún.
¿Y Gabriel Dumar Lora, a quien apoyó para la Gobernación de Córdoba?
Sí, pero no alcanzó a llegar, ni siquiera se inscribió a la Gobernación. Primo de Alfredo Bula, ¿oíste? Gabriel Dumar: si no me “escacho” y el historial no se “escacha”, va a ser mi fórmula a la Cámara para la próxima.
¿Y Ariel Aduén (en Fonade)?
También me lo meten a mí. Son amigos (Ariel Aduén y el excongresista Erick Morris), él no lo ha negado. Eso me dijo mi suegro (Erik Morris), que él no lo había negado. A Ariel lo conozco, no te lo voy a negar, pero lo conozco por la casa de mis suegros, que a veces iba y me lo encontraba porque es muy amigo.
¿Entonces no tiene interés en el Fonade por los votos que le pueden significar en gestión de obras?
Ojalá fuera así, y muéstreme a algún contratista que dé algún indicio de eso. Lo demás es pura sospecha. Acá nos sindican a todos los que estamos de moda. Mi mamá me hizo reír con una frase: “El sancocho no queda bueno si no estás tú ahí metido”. ¿Será que yo le pongo picante a la cosa o la gente se enamora de mí?
¿Y tampoco en la contratación en municipios de Córdoba tiene injerencia?
Tú sospechaste que la obra la habíamos metido en Sahagún, entonces había un contratista que se llamaba Pedro Pérez, que era amigo del Ñoño de la infancia. Llamé al alcalde a preguntarle: “¿Quién ganó?”. Y me respondió: “Se presentaron 15, pasaron 10 y ganó este”. Yo no puedo ponerme con un palo en la Alcaldía a que tú no entras y tú sí: el que ganó, ganó. Y si dentro de los 10 contratistas hay un amigo tuyo, ¿qué puedo hacer? Ese ganó, ¿y qué? ¿Dónde está la culpa mía? Entonces que cambien la Ley 80 y que diga que los amigos de los congresistas de dicho municipio que van a realizar una obra no la puedan realizar y ganarse un contrato.
El estadio de Sahagún lo hizo Alfredo Bula y después llegó al Fonade, donde lo entregó…
Yo me di cuenta de que Alfredo Bula fue el representante legal de la empresa que construyó el estadio cuando lo publicó La Silla Vacía, porque no lo sabía. Pero fuera delito si no fiscalizara que esa obra se hizo bien, ahí sí sería culpable. Así como me llevo los aplausos, también soy culpable si la obra se recoge. Sea la obra que sea verifico que la terminen, o si no les echo la Fiscalía. A mí me gusta estar pendiente de que las cosas sí se hagan: la haga Pedro, Juan o quien sea. Gestiono, no contrato. Después de Uribe, el tipo más denunciado y que tiene más investigaciones en la Corte soy yo. Los 18 procesos que he tenido me los han cerrado y han investigado lo que han querido. Confío en la Corte Suprema de Justicia.
¿Cómo es su relación con Alejandro Lyons (exgobernador)?
Él era el abogado de Musa Besayle. Poco lo conocía, lo había visto tres o cuatro veces. Salí de discusión con él en la segunda elección de la mesa directiva de la Asamblea del departamento. Dicen que lo puse yo por ser mi cuñado, pero él se casó con mi hermana en octubre de 2013, cuando él ya llevaba dos años en el cargo.
Usted se lanzó en 2006 con Zulema Jattin, pero ella estuvo implicada en la parapolítica.
Me lancé con Zulema Jattin al Congreso porque uno cuando se lanza, tiene que arrancar con una fórmula que sume votos. En el bajo Sinú son muy tradicionales: tú sacas estos votos, yo saco estos y salimos elegidos. Mi tío y su papá fueron fórmula, y la más exitosa: Senado y Cámara presidentes. Antes de 2006 no sé qué pasó. Tengo memoria política de 2006 para adelante. Ella llevó sus amigos, yo llevé a los míos. Ahí sumamos 50 mil votos. No puedo juzgar a priori a la gente, en ese entonces Zulema estaba libre, por algo aspiró. Y a mí me parece una buena mujer. Todavía no le han demostrado nada, una mujer berraca para trabajar la política.
El poderoso senador Bernardo el Ñoño Elías enfrenta hoy el peor momento de su vida: lleva nueve días detenido, está señalado de recibir miles de millones de pesos en sobornos de la multinacional Odebrecht y sus principales verdugos hoy fueron sus amigos del pasado: el excongresista Otto Bula y el contratista Gabriel Dumar. Este último, de hecho, declaró que le entregó al Ñoño cerca de $15 mil millones de estas coimas. Hoy todos están en el mismo patio de la cárcel La Picota.
Un panorama muy distinto al que el Ñoño tuvo en otros tiempos, cuando era el amo y señor del departamento de Córdoba y extendía sus tentáculos políticos por toda la Costa Atlántica. En 2014 fue el tercer senador más votado, con más de 140 mil votos, y resultó decisivo junto con su socio político Musa Besayle (también investigado por el caso Odebrecht) para garantizar la reelección del presidente Juan Manuel Santos.
Esta entrevista con el senador se hizo el jueves 8 de septiembre en Bogotá, cuando el Ñoño estaba aún disfrutando de las mieles del poder. La realizó Camilo Acosta, estudiante de periodismo de la Universidad Santo Tomás, quien llevaba siete meses investigando junto al también estudiante Santiago Ángel el poder del congresista, sus conexiones políticas y la mermelada en Córdoba. Los reporteros estaban trabajando un proyecto de periodismo investigativo llamado “Carta blanca”.
Las confesiones del Ñoño en esta entrevista resultan, a la luz de hoy, más reveladoras que nunca.
¿Por qué Sahagún, un municipio de menos de 90 mil habitantes, ha dado tantos congresistas?
Siempre los ha dado. ¿Por qué los parlamentarios los pone Sahagún y no Montería? La tierra de Sahagún no es buena. No sirve para el cultivo, no sirve para la ganadería. En cambio la del Sinú, que es de Ciénaga de Oro hacia Montería, Bajo Sinú y Lorica, sí es excelente. Entonces los adinerados de Montería se confiaban en sus tierras y se dedicaban a cultivarla y al ganado. Por eso no iban a la universidad y no estudiaban. En cambio, nosotros los de Sahagún, Chinú y San Andrés nos dedicamos a estudiar. La clase política era la que tenía el diploma. Por eso la clase política casi toda salió de Sahagún. Ahí aprendimos a hacer política. Hoy en día somos tres congresistas de allá: Musa Besayle, Joche Tous (mi fórmula a la Cámara) y yo. Conseguimos muchos votos en el departamento. Con la ventaja de que en Córdoba vota la gente: las elecciones son una fiesta, a la gente le gusta votar y no por obligación”.
¿Cómo llegó a la política?
He venido de familia política y me gusta la cosa. Comencé campaña en 2005, para las elecciones de 2006. Y ahí llego a la Cámara, con el Partido de la U nuevecito, con (Juan Manuel) Santos que me invitó a hacer parte de eso.
¿Cómo lo catapultó su tío, Jorge Ramón Elías, para volverse el tercer senador más votado de Colombia?
La política de mi tío era diferente. Era un tipo de ganar el voto tomando tinto. Me dio estrategias políticas: hablando con la gente me enseñó cómo se conforman los grupos, cómo es la base, el grupo de amigos, decirle a la gente cómo es la vaina. Ahí comencé a ver cómo era la cosa. Uno se ayuda con el carisma, con la buena cara, con la juventud, con las ganas de trabajar.
¿Por qué en el Congreso ustedes (Musa y “Ñoño”) se han ubicado en las comisiones económicas?
Soy ingeniero civil, pero a mí me gusta el tema de los números y de la economía. Me gusta y ahí estoy siempre, y manejo el cuento de la deflación, la devaluación, todo lo macroeconómico. Entiendo más o menos cómo es la cosa. He sido presidente de la Comisión Tercera de la Cámara y del Senado.
¿Cómo funcionan los cupos indicativos o mermelada que llaman?
¡Eso no existe! El deber del congresista es legislar, votar sí o no, o presentar una iniciativa. El control político, como lo hace el senador Robledo. Pero también hay otro (deber) importante: la gestión. En las regiones hacen falta los servicios públicos. Más cuando vas todos los fines de semana a la región. “¿Qué necesitan?”. No te dicen “presente una ley para esto”. (Dicen) “¿Por qué no me ayuda con el pavimentado?”. Te piden obras, “usted puede hablar con los grandes”. La función del congresista es mejorar la condición de vida de las personas. Hacer gestión de proyectos. Dile a un alcalde o a un gobernador si le contesta un ministro o si le dan una cita.
¿Es un mito la mermelada?
Hablo de desarrollo regional, no son cupos indicativos ni mermelada. Acá es quien más se mueva. “Venga, ministro, deme una cita”. “¿Por qué?”. “Porque necesito llevarle cinco alcaldes”. ¡Ah!, no va. “Bueno, entonces lleve esto al Congreso y yo también te voy a decir que no”. Fácil: es un equilibrio entre poderes. El ministro verá si le puede ayudar o no a los alcaldes: eso es gestión. Eso es lo que yo hago, y creo que es totalmente válido.
¿En eso se especializan ustedes?
Sí, en llevarle bienestar a la región. Nos movemos sobre eso. A (Jorge) Robledo le da votos su cuento de control político, a Juan Lozano que presentaba proyectos. A nosotros nos miden es por la gestión en Córdoba. Bogotá ni Medellín tienen esas necesidades. Nos miden para llevarle gestión o mejorarle la calidad de vida a la gente.
En la campaña de 2014 los atacaron mucho por ese tema…
Nos atacaron mucho, pero le respondí a un senador del Centro Democrático que cuando el expresidente Uribe nos dio $15 mil millones para la línea de conducción de acueducto de Sahagún de 60 kilómetros de tubería, decían que era desarrollo regional. Pero ahora que Santos nos dio $18 mil millones para acabar eso, ahí sí es mermelada.
Y eso se convierte en muchos votos para ustedes.
Si un congresista dice: “Yo gestioné esto aquí”, ¿a quién crees que le agradecen? ¿A Serpa, a Robledo? Le agradecen a uno, que saben que fue el que gestionó la obra. Y a eso viene uno acá: no es mentira. Habrá unos que lo hagan más decentemente. Hablarán mejor o más bonito. Uno como que habla maluco. Recuerdo un debate de Claudia López en el Senado, sobre que Colombia tiene 1.200 municipios y se necesitan 10 escuelas en cada uno, que cuestan $7 billones. ¿Eso no es mermelada? ¿Cuál es la diferencia de eso con lo que yo pido? Como cuando Gustavo Petro y Antonio Navarro citaron a debate al entonces ministro (Juan Manuel) Santos en el gobierno de (Andrés) Pastrana, porque estaba dando cupos indicativos a finales de ese gobierno. Santos les dijo: “Aaah, doctor Petro, ¿me está diciendo que yo doy cupos indicativos? Entonces tendría que decir a ustedes dos que estos $2.000 millones que me pidieron en mi despacho para el Instituto Caro y Cuervo también son cupos indicativos. ¿Eso no es mermelada? ¿Quién ha dicho que lo de Vargas (Lleras) con lo de las casas no es mermelada? Lo dijera yo: “Aaah, claro, por eso sacan tantos votos”. Antes las notas periodísticas eran: “Sahagún, el pueblo de cinco congresistas que no tiene agua”. Pero ahora que llevamos gestión estamos enmermelados. Palo porque boga y porque no boga.
¿Los satanizaron porque con esas votaciones tan altas le ayudaron al presidente Santos a quitarle Córdoba al expresidente Uribe?
De acuerdo, cuando vieron que los máximos electores en marzo de 2014, Musa y yo, sacamos una votación destacada. A partir de ese momento, a tres meses de las presidenciales, ¿a quién le dispara la oposición de Santos? A los que más votos le ponen. ¿Y dónde estaban? ¡En Sahagún! Pero si no sacamos esa votación, nadie mira para allá.
¿Ustedes son los “dueños” de Córdoba?
No. Y vea que me tocaba la Presidencia del Senado a mí, pero le dije a Lizcano: “Dale tú, que yo espero a la próxima”. Porque me voy a lanzar de nuevo en la próxima elección a Senado. Esto funciona así: uno a veces no ve momentos. Estaba muy recalentado el tema: uno tiene que ser prudente e inteligente también. Un pasito al costado un momentico y cuando esté la marea más abajo... La Corte Suprema, la Fiscalía, la Procuraduría (me) han investigado 50 mil veces, y ahí está la gente feliz con sus recursos, su estadio, su mercado, su acueducto. Que hablen lo que quieran. Aquí está la mermelada: en el estadio, el alcantarillado.
¿El presidente les “cobra” los cupos indicativos, políticamente hablando?
Así como la cobra uno, la fue a cobrar él. Así como la cobra uno, que esto lo conseguí yo (“¿cierto, alcalde, que yo lo llevé a donde el ministro?”), asimismo llegó Santos y dijo: “Esto lo hicimos nosotros”. Él va a sacar sus votos. Así funciona la política. Como decía el analista Ariel Ávila: “Cómo van a competir las Farc con Ñoño Elías que tiene Fonade”. ¿Cuál Fonade tengo yo? Entonces denme a mí la plata que ellos han cogido del secuestro, que no la quiero porque es sucia, y que ellos cojan Fonade para hacer la campaña… Aquí hay que mostrar tu trabajo, que estás haciendo las cosas. Allá (en la región) poco le paran bolas al Canal del Congreso a ver si diste un discurso bonito, pero, ¿con qué se come eso? Necesitamos es gestión.
De hecho, Ariel Ávila habla de un pacto para darle a Musa Besayle la Gobernación de Córdoba y a usted, el Fonade.
Pacto es diferente a acuerdos políticos. “Bueno, hermano, yo voto por ti o por un candidato tuyo a la Gobernación de Córdoba y tú votas por mí en la Alcaldía de Sahagún, y donde pueda ayudar te sale”. Eso (pasa) en todas partes. Pero con institutos nacionales, donde uno no nombra, no tiene ni pies ni cabeza. El exgobernador Alejandro Lyons y su partido se ganaron cuatro alcaldías. ¿Qué tenemos Musa y yo? Entre los dos tenemos ocho alcaldías, de 30. Creen que uno le habla al presidente a cada rato, pero rara vez uno se lo encuentra. Entonces dicen que somos los dueños de Córdoba, cuando eso no es así.
¿Así que los directores del Fonade (Alfredo Bula, Ariel Aduén) no fueron puestos por usted?
Lo de Alfredo Bula es una coincidencia. Crecimos juntos en Sahagún porque él iba a pasar vacaciones allá; él nació el Sahagún, pero estudió en Cartagena. Tengo rato de no verlo, ya lo quitaron del Fonade. Yo no nombro a nadie. Hay que preguntarle al presidente por qué lo nombró. Doña Roció (la mamá de Bula) tiene un muro: y lo pinta, la mitad para Musa y la otra para mí. Tengo 200 amigos así en Sahagún.
¿Y Gabriel Dumar Lora, a quien apoyó para la Gobernación de Córdoba?
Sí, pero no alcanzó a llegar, ni siquiera se inscribió a la Gobernación. Primo de Alfredo Bula, ¿oíste? Gabriel Dumar: si no me “escacho” y el historial no se “escacha”, va a ser mi fórmula a la Cámara para la próxima.
¿Y Ariel Aduén (en Fonade)?
También me lo meten a mí. Son amigos (Ariel Aduén y el excongresista Erick Morris), él no lo ha negado. Eso me dijo mi suegro (Erik Morris), que él no lo había negado. A Ariel lo conozco, no te lo voy a negar, pero lo conozco por la casa de mis suegros, que a veces iba y me lo encontraba porque es muy amigo.
¿Entonces no tiene interés en el Fonade por los votos que le pueden significar en gestión de obras?
Ojalá fuera así, y muéstreme a algún contratista que dé algún indicio de eso. Lo demás es pura sospecha. Acá nos sindican a todos los que estamos de moda. Mi mamá me hizo reír con una frase: “El sancocho no queda bueno si no estás tú ahí metido”. ¿Será que yo le pongo picante a la cosa o la gente se enamora de mí?
¿Y tampoco en la contratación en municipios de Córdoba tiene injerencia?
Tú sospechaste que la obra la habíamos metido en Sahagún, entonces había un contratista que se llamaba Pedro Pérez, que era amigo del Ñoño de la infancia. Llamé al alcalde a preguntarle: “¿Quién ganó?”. Y me respondió: “Se presentaron 15, pasaron 10 y ganó este”. Yo no puedo ponerme con un palo en la Alcaldía a que tú no entras y tú sí: el que ganó, ganó. Y si dentro de los 10 contratistas hay un amigo tuyo, ¿qué puedo hacer? Ese ganó, ¿y qué? ¿Dónde está la culpa mía? Entonces que cambien la Ley 80 y que diga que los amigos de los congresistas de dicho municipio que van a realizar una obra no la puedan realizar y ganarse un contrato.
El estadio de Sahagún lo hizo Alfredo Bula y después llegó al Fonade, donde lo entregó…
Yo me di cuenta de que Alfredo Bula fue el representante legal de la empresa que construyó el estadio cuando lo publicó La Silla Vacía, porque no lo sabía. Pero fuera delito si no fiscalizara que esa obra se hizo bien, ahí sí sería culpable. Así como me llevo los aplausos, también soy culpable si la obra se recoge. Sea la obra que sea verifico que la terminen, o si no les echo la Fiscalía. A mí me gusta estar pendiente de que las cosas sí se hagan: la haga Pedro, Juan o quien sea. Gestiono, no contrato. Después de Uribe, el tipo más denunciado y que tiene más investigaciones en la Corte soy yo. Los 18 procesos que he tenido me los han cerrado y han investigado lo que han querido. Confío en la Corte Suprema de Justicia.
¿Cómo es su relación con Alejandro Lyons (exgobernador)?
Él era el abogado de Musa Besayle. Poco lo conocía, lo había visto tres o cuatro veces. Salí de discusión con él en la segunda elección de la mesa directiva de la Asamblea del departamento. Dicen que lo puse yo por ser mi cuñado, pero él se casó con mi hermana en octubre de 2013, cuando él ya llevaba dos años en el cargo.
Usted se lanzó en 2006 con Zulema Jattin, pero ella estuvo implicada en la parapolítica.
Me lancé con Zulema Jattin al Congreso porque uno cuando se lanza, tiene que arrancar con una fórmula que sume votos. En el bajo Sinú son muy tradicionales: tú sacas estos votos, yo saco estos y salimos elegidos. Mi tío y su papá fueron fórmula, y la más exitosa: Senado y Cámara presidentes. Antes de 2006 no sé qué pasó. Tengo memoria política de 2006 para adelante. Ella llevó sus amigos, yo llevé a los míos. Ahí sumamos 50 mil votos. No puedo juzgar a priori a la gente, en ese entonces Zulema estaba libre, por algo aspiró. Y a mí me parece una buena mujer. Todavía no le han demostrado nada, una mujer berraca para trabajar la política.