Uribismo busca caminos para una candidatura entre fracturas internas y alianzas
El Centro Democrático es foco de rencillas entre los cinco precandidatos a la presidencia que luchan por el apoyo de la base y del expresidente Uribe. Dos aspirantes han comenzado a unirse para intentar frenar al que pinta como favorito y otros dos parecen enfocar sus esfuerzos hacia el poder regional en Antioquia.
En el seno del uribismo se vive un choque interno de cara a los próximos comicios que no tiene pinta de dar tregua. Son cinco los precandidatos que tienen en la mira llegar a la Casa de Nariño en 2026 y graduarse como la solución de derecha después del primer gobierno progresista que, a sus ojos, ha dejado al país en una crisis económica y de seguridad. Desde ya se vislumbran alianzas estratégicas entre algunos aspirantes, mientras que viejas grietas dentro del Centro Democrático, heredadas de elecciones pasadas, comienzan a pasar factura, algunas de las cuales incluso llegarían a tocar al líder de la colectividad, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
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En el seno del uribismo se vive un choque interno de cara a los próximos comicios que no tiene pinta de dar tregua. Son cinco los precandidatos que tienen en la mira llegar a la Casa de Nariño en 2026 y graduarse como la solución de derecha después del primer gobierno progresista que, a sus ojos, ha dejado al país en una crisis económica y de seguridad. Desde ya se vislumbran alianzas estratégicas entre algunos aspirantes, mientras que viejas grietas dentro del Centro Democrático, heredadas de elecciones pasadas, comienzan a pasar factura, algunas de las cuales incluso llegarían a tocar al líder de la colectividad, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Pocos días después de que los cinco congresistas -María Fernanda Cabal, Andrés Guerra, Paola Holguín, Miguel Uribe y Paloma Valencia- acordaran un “pacto de no agresión”, las primeras rencillas internas salieron a flote. Aunque el detonante de la discordia pública fue una encuesta que beneficiaba al senador Miguel Uribe, los malestares de algunos miembros del partido tienen raíces mucho más profundas, tanto así, que incluso se habla de que evaluarían otras opciones de alianzas para lograr llegar a reemplazar a Gustavo Petro el 7 de agosto de 2026, poniendo en duda la capacidad de la colectividad para enfrentar unida la próxima contienda.
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El congresista Miguel Uribe oficializó su decisión de ser precandidato el 20 de octubre con un video para el que se fue hasta Copacabana, Antioquia, donde su madre, la periodista Diana Turbay, fue asesinada hace más de 20 años. Tres semanas después, cuando una encuesta Invamer lo situó en una posición alta para ser el candidato del uribismo, las senadoras María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, que ya han sido precandidatas en el pasado, publicaron un video asegurando que se “estaba corriendo la línea ética” pues, según ellas, el estudio fue financiado por sectores afines al senador.
Aunque Uribe salió a los medios a desmentir su participación en la financiación o difusión de la polémica encuesta, los ánimos a las entrañas del Centro Democrático parecen estar cada vez más caldeados mientras buscan el guiño del expresidente Uribe Vélez. Valencia, por ejemplo, le reprochó al senador haber votado a favor de la reforma al Sistema General de Participaciones, una iniciativa promovida por el gobierno de Petro y encomendada al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, hace cuatro meses. Tanto Valencia como Cabal han criticado que Uribe, a diferencia de ellas y su rol como fundadoras, no es de las bases del partido, pues se unió al uribismo hace solo tres años.
Mientras los senadores Guerra y Holguín parecen más enfocados en medirse de cara a una posible elección en la Gobernación de Antioquia, el tema de los recursos también ha sido un ingrediente clave en la pelea que se vive en el uribismo. “Me parece grotesco el despilfarro de recursos en las precampañas a la Presidencia. Para mí, la política será siempre el ejercicio de propuestas y de conexión con la ciudadanía”, afirmó Valencia.
Según datos de la Biblioteca de Datos Abiertos de Meta, Uribe ha destinado cerca de 23 millones de pesos a anuncios en los últimos 43 días, desde que oficializó su precandidatura. Actualmente, mantiene siete anuncios activos, con un costo aproximado de 5.5 millones de pesos. En contraste, Valencia solo tiene activos dos anuncios actualmente, que corresponden a un valor de cerca de 100 mil pesos. De María Fernanda Cabal, Meta no arrojó resultados activos. Del vídeo publicado en contra de Uribe, sí hay un registro de pago, por cerca de 100 mil pesos.
Fuentes cercanas a las precampañas sugieren que este “despilfarro” económico podría ser una de las razones detrás de la preferencia de las senadoras Valencia y Cabal por postergar la definición del candidato uribista hasta finales de 2025 o incluso marzo de 2026. La estrategia buscaría reducir el margen de maniobra de Uribe, apostando al desgaste financiero de su campaña. El legislador, por su parte, ha dicho que “lo mejor para el partido” sería definir al aspirante de la colectividad en mayo del próximo año.
Por ahora, el mecanismo de elección es incierto. Según los estatutos de la colectividad, es la Convención Nacional la que decidirá el mecanismo de selección del candidato presidencial. En 2018, los lineamientos establecieron, por ejemplo, que el mecanismo debía surgir del “consenso entre los precandidatos con el concurso del Presidente Fundador”, es decir, Uribe Vélez. Y es que en todo caso, cuando faltan consensos, es él quien termina imponiendo línea.
De entrada, Cabal se opone de tajo a repetir el mecanismo de hace dos años, gracias al cual quedó elegido, sobre ella, Óscar Iván Zuluaga. Asegura que no fue una competencia “justa” y que se debe tener en cuenta “a las bases”. En ese entonces, el proceso fue similar al de 2017: una serie de encuestas de eliminación sucesiva, que sacó a las candidatas mujeres, Valencia y María del Rosario Guerra, en las primeras rondas y que al final dejó como ganador a Iván Duque, que asumió la Presidencia en 2018.
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Y es que el tema de género también ha empezado a aflorar entre algunos militantes del partido o figuras cercanas al mismo. De hecho, cuando las senadoras publicaron su video en contra de Uribe, la exvicepresidenta Martha Lucía Ramírez, quien fue la candidata del pastranismo en 2017, se solidarizó con ellas: “La competencia en la política siempre es más dura y desleal con las mujeres [...] Entiendo la reacción de María Fernanda Cabal y Paloma Valencia y la comparto”.
Más que una consulta interna, esta vez desde esos sectores que repiten precandidatura buscan una consulta externa, la cual, además, tiene la ventaja de ser manejada directamente por la Registraduría Nacional. Mientras se decantan por un mecanismo, los precandidatos buscan consolidar su discurso alrededor de la seguridad para convertirse en la ficha del expresidente Uribe.
El pasado sábado, en el Segundo Foro por el Futuro de Colombia en Bogotá, el líder del partido les dejó claro a los aspirantes que su misión será recobrar la moral pérdida de las Fuerzas Armadas. “La seguridad necesita de muchos elementos: necesita valores, compromiso, determinación política, liderazgo, apoyo internacional. La seguridad necesita actores: el gobierno, las fuerzas armadas, la comunidad y la justicia”, dijo Uribe Vélez, quien no desaprovechó el espacio para lanzar una pulla a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Afirmó que las apreciaciones del tribunal sobre el tema de los llamados falsos positivos “tienen más carga política que judicial” y que están hechas “con ligereza”.
Mientras los precandidatos uribistas centran sus discursos en propuestas como la legalización de armas, la compra de aviones de guerra, el restablecimiento de relaciones bilaterales con Israel y la reactivación de la fumigación de cultivos ilícitos con glifosato, el presidente Petro ha optado por apelar al apoyo popular a través de discursos proselitistas y constantes llamados a movilizaciones en las calles. En paralelo, y a pesar de los choques entre el Ejecutivo y el Legislativo se han intensificado, el progresismo busca consolidarse como una fuerza unificada con el objetivo de mantenerse en el poder durante otro cuatrienio.
En estos espacios del Centro Democrático para fortalecer las bases de seguidores, como lo son estos foros en distintas zonas del país, los militantes también han señalado que la mirada de Paola Holguín y Andrés Guerra, quienes no se han inmiscuido en la pelea que protagonizan los otros tres precandidatos, está más puesta en proyectarse para suceder a Andrés Julián Rendón en la gobernación de Antioquia, de donde ambos son oriundos, y así no perder uno de los principales baluartes del uribismo en el país. En el foro de este sábado, Holguín estuvo ausente porque se encontraba en una cumbre en Madrid (España), y se conectó de manera virtual al fragmento de preguntas y respuestas.
Por su parte, Guerra, quien centró su discurso en el uso de tecnología, como cámaras de seguridad, para enfrentar el crimen, aprovechó el espacio para ondear la bandera del departamento mientras decía: “Vengo de esta Antioquia que llevo en el alma. A los paisas, a Esteban Quintero, Hernán Cadavid, John Jairo Berrío, les digo que seguiré llevando esta bandera en el corazón. La guardo un ratico para ponerme la bandera de Colombia”.
Mientras Miguel Uribe aseguró este sábado que “se nota que el partido está unido y fuerte para ganar las elecciones”, sectores cercanos a Paloma Valencia hablan de las señas que le han hecho a la senadora desde otros sectores para aspirar a la Presidencia fuera de las toldas del Centro Democrático. La especulación se intensificó luego de que la legisladora compartiera una foto con el expresidente César Gaviria, líder del Partido Liberal, y le agradeciera la invitación a la convención de la colectividad en Cartagena: “estamos listos para trabajar en un acuerdo que permita unir fuerzas y gobernar bien a Colombia”. La imagen fue compartida, precisamente, dos semanas después de la cumbre liberal y justo tras el primer foro de precandidatos uribistas en Barranquilla.
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En todo caso, es claro que quien resulte ungido como candidato del Centro Democrático podrá unirse a otros partidos en una gran coalición que busque sacar a la izquierda de la Casa de Nariño. A la par, el Petro y los otros sectores de derecha y centroderecha enfrentan ruidos proponiendo alianzas para llegar a la Presidencia. A medida que los precandidatos buscan consolidar sus apoyos dentro del uribismo y más allá de él, lo único claro es que la lucha por el 2026 apenas comienza y que el Centro Democrático deberá superar sus propios conflictos internos si quiere presentar una candidatura sólida que pueda hacer frente a un gobierno progresista que aspira a mantenerse en el poder durante otro cuatrienio.
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