Vargas Lleras quiere jugar a varias bandas
En Cambio Radical, su partido, creen que con esa estrategia busca permitir la llegada de apoyos de otras colectividades sin que nadie incurra en doble militancia.
Redacción Política.
Se acabaron las especulaciones. El exvicepresidente Germán Vargas Lleras finalmente se lanzó al agua y postulará su nombre a la Presidencia de la República 2018, algo que estaba previsto, sólo que lo hará por firmas. Así se lo notificó ayer a su partido, Cambio Radical, en una cena en la sede de la colectividad en el centro de Bogotá, a la que fueron invitados los miembros de las bancadas de Senado y Cámara. Es decir, Vargas Lleras se convierte en el décimo aspirante que buscará ser el próximo inquilino de la Casa de Nariño dentro del amplio abanico de quienes recorren ya las calles del país recogiendo rúbricas para poderse inscribir.
La decisión, sin embargo, no generó mayores sorpresas. Desde que renunció de manera irrevocable a su cargo como el segundo del Gobierno, varias voces cercanas le comenzaron a sugerir que buscara el apoyo de la ciudadanía más que de un partido, en caso de que decidiera empezar, una vez más, una campaña presidencial. Y la idea fue cogiendo cada vez más fuerza, entre otras razones por la deteriorada imagen que tiene Cambio Radical, principalmente por los cuestionados avales que ha entregado en el pasado a personajes de la talla de los detenidos exgobernadores de La Guajira Oneida Pinto y Francisco Kiko Gómez.
“No creo que eso tenga mucho que ver con la decisión de Vargas Lleras. Inscribir su candidatura por firmas tiene más el propósito de permitir la entrada de gente de otros partidos para no incurrir en una doble militancia con miras a lo que pueda ocurrir en una segunda vuelta presidencial”, le dijo a este diario un prominente congresista de Cambio Radical cercano a Vargas Lleras. El comité promotor se denominará Mejor Vargas Lleras y será inscrito hoy, a las 10:00 a.m., ante la Registraduría. Los encargados de promover la recolección de firmas serán el arquitecto Simón Vélez, el empresario Eduardo Pacheco y el líder social Jeison Aristizábal. “Buscamos, al menos, unos cuatro millones de firmas”, dijo otra voz cercana a Vargas Lleras.
En este momento inédito para Colombia, la realidad demuestra que tiene todo el sentido buscar una candidatura por firmas. Desmarcarse de los partidos políticos hoy es visto por los precandidatos como la única salida para que sus nombres adquieran la condición de “intachables”. No sólo Cambio Radical, sino otras colectividades, como la U o los conservadores, están en el ojo del huracán debido a que varios de sus más importantes representantes están siendo cuestionados por delitos absolutamente reprochables, relacionados con prácticas corruptas. No en vano ese elemento ha sido acogido en algunas campañas presidenciales, por encima de la consolidación del Acuerdo de Paz, para asegurarse los votos en 2018.
Las más recientes encuestas demuestran, de hecho, que la degradación de los partidos políticos ha llegado a tal punto que la ya desarmada guerrilla más grande del continente los supera en imagen favorable. Las Farc alcanzan el 15 %, mientras que los partidos apenas llegan al 8 %. Tal vez eso influyó en la respuesta airada que dio el exvicepresidente al director de su partido, Jorge Enrique Vélez, cuando dijo públicamente que Cambio Radical estaba listo para otorgarle el aval en el momento en que Vargas Lleras estuviera listo. “Se equivoca el doctor Vélez cuando afirma que está listo un aval que yo nunca he solicitado. Nadie está autorizado a hablar en mi nombre”, dijo hace algunos meses.
Sin embargo, su imagen por sí sola no le da para arrancar un rumbo presidencial. Es evidente que él y quienes aspiren a la Presidencia de Colombia tendrán que hacer coaliciones obligatoriamente si quieren asegurar un cupo en la segunda vuelta, que sería en junio del año entrante. Porque, aunque Vargas Lleras, en particular, ocupa los primeros puestos en las encuestas sobre intención de voto, no puede olvidar que su imagen desfavorable también pesa. Las cifras más recientes entregadas por la firma Gallup arrojan para el exvicepresidente una imagen desfavorable del 48 %, incluso mayor que la favorable, que es del 36 %. En parte, según varios analistas, dichos resultados podrían explicarse por la cuenta de cobro que le están pasando los colombianos luego del coscorrón que le dio a uno de sus escoltas en diciembre del año pasado, episodio por el que posteriormente se vio obligado a ofrecer excusas. “Acéptelas, son muy sentidas. No es poco el tiempo que llevamos juntos. Reconozco que su tarea es siempre vigilar y cuidar de mi seguridad”, dijo entonces.
Pero la pregunta es: ¿con quiénes haría coalición Vargas Lleras? Su personalidad y temperamento fuertes —características que, dicho sea de paso, han demostrado tener acogida entre los ciudadanos— han hecho que en los mentideros políticos lo ubiquen más hacia la derecha ideológica. Por eso, luego de un encuentro casual que se dio este mes en la ciudad de Neiva entre el exvicepresidente y el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe, se llegó a rumorar que los dos importantes dirigentes no descartarían eventuales alianzas para las elecciones de 2018. Eso, sumado al prolongado silencio que ha guardado Vargas Lleras en torno al Acuerdo de Paz, salvo algunas críticas que hizo públicamente en contra de la JEP, ha servido a los opinadores para que lo perfilen del lado del Centro Democrático. Ahora, hay quienes dicen también que será el candidato del presidente Juan Manuel Santos, así nadie quiera reconocerlo abiertamente para no arrastrar la terrible impopularidad del actual gobierno.
Varios aspectos finales alrededor de su candidatura. En primer lugar, aspirar por firmas y no por un partido político le garantiza la posibilidad de comenzar a hacer campaña ya, que es lo que significa recorrer el país pidiendo apoyos, mientras que las colectividades con personería jurídica, según la ley, podrán hacerlo apenas desde diciembre. Eso le permitirá también competir en igualdad de condiciones con sus rivales —caso Sergio Fajardo o Gustavo Petro, por nombrar apenas dos—, quienes ya están en esa tarea y, como Vargas Lleras, cuentan con el reconocimiento suficiente para atraer un importante caudal electoral. En segundo término, esta podría ser la última vez que el país verá semejante proliferación de candidatos sin un partido que los respalde. Como se sabe, la reforma política que se tramita en el Congreso propone eliminar la posibilidad de que se inscriban candidaturas por firmas para una corporación de elección popular. Y, finalmente, falta definir quién será la fórmula vicepresidencial de Vargas Lleras. En algún momento se habló del exministro de Defensa y hoy también candidato por firmas Juan Carlos Pinzón, por la similitud que tienen ambos en sus discursos en torno a varios aspectos de la vida política colombiana. Sin embargo, se habla en voz baja del exdirector del Departamento Nacional de Planeación Simón Gaviria. La lucha por el poder apenas comienza.
Se acabaron las especulaciones. El exvicepresidente Germán Vargas Lleras finalmente se lanzó al agua y postulará su nombre a la Presidencia de la República 2018, algo que estaba previsto, sólo que lo hará por firmas. Así se lo notificó ayer a su partido, Cambio Radical, en una cena en la sede de la colectividad en el centro de Bogotá, a la que fueron invitados los miembros de las bancadas de Senado y Cámara. Es decir, Vargas Lleras se convierte en el décimo aspirante que buscará ser el próximo inquilino de la Casa de Nariño dentro del amplio abanico de quienes recorren ya las calles del país recogiendo rúbricas para poderse inscribir.
La decisión, sin embargo, no generó mayores sorpresas. Desde que renunció de manera irrevocable a su cargo como el segundo del Gobierno, varias voces cercanas le comenzaron a sugerir que buscara el apoyo de la ciudadanía más que de un partido, en caso de que decidiera empezar, una vez más, una campaña presidencial. Y la idea fue cogiendo cada vez más fuerza, entre otras razones por la deteriorada imagen que tiene Cambio Radical, principalmente por los cuestionados avales que ha entregado en el pasado a personajes de la talla de los detenidos exgobernadores de La Guajira Oneida Pinto y Francisco Kiko Gómez.
“No creo que eso tenga mucho que ver con la decisión de Vargas Lleras. Inscribir su candidatura por firmas tiene más el propósito de permitir la entrada de gente de otros partidos para no incurrir en una doble militancia con miras a lo que pueda ocurrir en una segunda vuelta presidencial”, le dijo a este diario un prominente congresista de Cambio Radical cercano a Vargas Lleras. El comité promotor se denominará Mejor Vargas Lleras y será inscrito hoy, a las 10:00 a.m., ante la Registraduría. Los encargados de promover la recolección de firmas serán el arquitecto Simón Vélez, el empresario Eduardo Pacheco y el líder social Jeison Aristizábal. “Buscamos, al menos, unos cuatro millones de firmas”, dijo otra voz cercana a Vargas Lleras.
En este momento inédito para Colombia, la realidad demuestra que tiene todo el sentido buscar una candidatura por firmas. Desmarcarse de los partidos políticos hoy es visto por los precandidatos como la única salida para que sus nombres adquieran la condición de “intachables”. No sólo Cambio Radical, sino otras colectividades, como la U o los conservadores, están en el ojo del huracán debido a que varios de sus más importantes representantes están siendo cuestionados por delitos absolutamente reprochables, relacionados con prácticas corruptas. No en vano ese elemento ha sido acogido en algunas campañas presidenciales, por encima de la consolidación del Acuerdo de Paz, para asegurarse los votos en 2018.
Las más recientes encuestas demuestran, de hecho, que la degradación de los partidos políticos ha llegado a tal punto que la ya desarmada guerrilla más grande del continente los supera en imagen favorable. Las Farc alcanzan el 15 %, mientras que los partidos apenas llegan al 8 %. Tal vez eso influyó en la respuesta airada que dio el exvicepresidente al director de su partido, Jorge Enrique Vélez, cuando dijo públicamente que Cambio Radical estaba listo para otorgarle el aval en el momento en que Vargas Lleras estuviera listo. “Se equivoca el doctor Vélez cuando afirma que está listo un aval que yo nunca he solicitado. Nadie está autorizado a hablar en mi nombre”, dijo hace algunos meses.
Sin embargo, su imagen por sí sola no le da para arrancar un rumbo presidencial. Es evidente que él y quienes aspiren a la Presidencia de Colombia tendrán que hacer coaliciones obligatoriamente si quieren asegurar un cupo en la segunda vuelta, que sería en junio del año entrante. Porque, aunque Vargas Lleras, en particular, ocupa los primeros puestos en las encuestas sobre intención de voto, no puede olvidar que su imagen desfavorable también pesa. Las cifras más recientes entregadas por la firma Gallup arrojan para el exvicepresidente una imagen desfavorable del 48 %, incluso mayor que la favorable, que es del 36 %. En parte, según varios analistas, dichos resultados podrían explicarse por la cuenta de cobro que le están pasando los colombianos luego del coscorrón que le dio a uno de sus escoltas en diciembre del año pasado, episodio por el que posteriormente se vio obligado a ofrecer excusas. “Acéptelas, son muy sentidas. No es poco el tiempo que llevamos juntos. Reconozco que su tarea es siempre vigilar y cuidar de mi seguridad”, dijo entonces.
Pero la pregunta es: ¿con quiénes haría coalición Vargas Lleras? Su personalidad y temperamento fuertes —características que, dicho sea de paso, han demostrado tener acogida entre los ciudadanos— han hecho que en los mentideros políticos lo ubiquen más hacia la derecha ideológica. Por eso, luego de un encuentro casual que se dio este mes en la ciudad de Neiva entre el exvicepresidente y el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe, se llegó a rumorar que los dos importantes dirigentes no descartarían eventuales alianzas para las elecciones de 2018. Eso, sumado al prolongado silencio que ha guardado Vargas Lleras en torno al Acuerdo de Paz, salvo algunas críticas que hizo públicamente en contra de la JEP, ha servido a los opinadores para que lo perfilen del lado del Centro Democrático. Ahora, hay quienes dicen también que será el candidato del presidente Juan Manuel Santos, así nadie quiera reconocerlo abiertamente para no arrastrar la terrible impopularidad del actual gobierno.
Varios aspectos finales alrededor de su candidatura. En primer lugar, aspirar por firmas y no por un partido político le garantiza la posibilidad de comenzar a hacer campaña ya, que es lo que significa recorrer el país pidiendo apoyos, mientras que las colectividades con personería jurídica, según la ley, podrán hacerlo apenas desde diciembre. Eso le permitirá también competir en igualdad de condiciones con sus rivales —caso Sergio Fajardo o Gustavo Petro, por nombrar apenas dos—, quienes ya están en esa tarea y, como Vargas Lleras, cuentan con el reconocimiento suficiente para atraer un importante caudal electoral. En segundo término, esta podría ser la última vez que el país verá semejante proliferación de candidatos sin un partido que los respalde. Como se sabe, la reforma política que se tramita en el Congreso propone eliminar la posibilidad de que se inscriban candidaturas por firmas para una corporación de elección popular. Y, finalmente, falta definir quién será la fórmula vicepresidencial de Vargas Lleras. En algún momento se habló del exministro de Defensa y hoy también candidato por firmas Juan Carlos Pinzón, por la similitud que tienen ambos en sus discursos en torno a varios aspectos de la vida política colombiana. Sin embargo, se habla en voz baja del exdirector del Departamento Nacional de Planeación Simón Gaviria. La lucha por el poder apenas comienza.