¿Vox Colombia? La carta por la que apostarían uribistas radicales
Ante la posibilidad de que Álvaro Uribe salga del juego electoral en 2022, en el Centro Democrático hay quienes vienen cavilando la creación de nuevo movimiento político al estilo de Vox, el partido de ultraderecha español.
Redacción Política - politicaelespectador@gmail.com
Desde hace algunos días viene corriendo en los mentideros políticos un fuerte rumor con respecto al futuro del Centro Democrático, el partido cuyo faro y guía es el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe. Se dice que algunos de sus miembros —los considerados del ala más radical— estarían pensando en armar tolda aparte para crear un nuevo movimiento, que seguiría los lineamientos de Vox, el partido político español fundado en 2013 y considerado de extrema derecha. Es claro que estos “disidentes”, si así se les puede llamar, están inconformes con el manejo que el hoy presidente Iván Duque le ha dado a su mandato y les preocupa que Uribe no vuelva a aspirar al Congreso en 2022, siendo su máximo elector.
Lea tambien: Las grietas del Centro Democrático
Esa intención estaría liderada por las senadoras María Fernanda Cabal y Paola Holguín, así como el abogado y exprecandidato presidencial Rafael Nieto Loaiza, además de José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán). Y ha sido precisamente la senadora Cabal la que ha dado las primeras pistas, pues dijo que “en el Centro Democrático estamos quienes consideramos que debemos generar un movimiento al interior del partido que vuelva y recoja los principios y banderas (del uribismo)”. Para la legisladora, a Duque le ha faltado pericia en el manejo político del país y aunque tiene a Uribe a su lado, “no lo usa porque lo satanizaron con eso de que es el subpresidente”.
Otro de los que iría en esa línea sería el exministro Fernando Londoño, uribista purasangre, quien en noviembre del año pasado, tras los sucesos del paro nacional, llegó a sugerirle a Duque que pidiera una licencia, inconforme con su propuesta de una “Gran Conversación Nacional” para atender las demandas de la protesta. Y a la respuesta del primer mandatario de que “frente a esas expresiones de odio, prefiero ignorarlas”, Londoño se le fue lanza en ristre recordándole que el programa con el que ganó hablaba de fumigar, extraditar, extinción de dominio exprés y fracking. “Usted nos tiene que gustar como presidente y como representante de un partido del que participamos antes de que llegara a una lista de Senado impuesto por Álvaro Uribe, a quien usted cita y apoya mucho menos de lo que debiera”, le dijo.
Lo cierto es que ya hay quienes ya le tienen nombre a ese nuevo partido: Vox Colombia. Pero, ¿cuáles son los postulados de ese movimiento político español que atrae tanto a los uribistas radicales? Vox surgió como escisión del Partido Popular (PP) de España en 2013. Un año después se presentó con buenos resultados en las elecciones europeas, obteniendo más de 200.000 votos, aunque no logró representación. Tras ese fracaso hubo un cambio en su liderazgo, que quedó en manos de Santiago Abascal, exdirigente del Partido Popular (PP), procedente del País Vasco. A partir de ese momento, experimentó una evolución ideológica que radicalizó su discurso, con el que se convirtió en la tercera fuerza en el Congreso español en las elecciones de noviembre de 2019, con 52 diputados.
Ese discurso fue reaccionario contra los vientos separatistas de Cataluña, en pro de la unidad de la nación y la supresión de las autonomías, de rechazo a la inmigración ilegal y a la legalización de los partidos independentistas, y a favor de preservar la identidad cristiana de Europa. “Vox responde a algo que estaba allí: el racismo latente, la islamofobia latente, el anticatalanismo, la oposición radical a las autonomías. Tienen una concepción neofranquista en lo profundo que conecta con una parte de la sociedad y que viene muy bien en un momento de posibilidad de crisis económica y sobre todo con una crisis del Estado, de apariencia irresoluble, como es la de Cataluña”, explicó Antonio Elorza, profesor de Ciencia política de la Universidad Complutense de Madrid, en entrevista para la BBC.
En su manifiesto fundacional, Vox España se define como “un proyecto político para la renovación y el fortalecimiento de la vida democrática española con el objetivo de cohesionar la nación, conseguir la eficiencia del Estado, mejorar la calidad de las instituciones, garantizar la honradez de los responsables públicos e impulsar el crecimiento económico en beneficio de todos los ciudadanos”. En cuanto a sus propuestas, habla de una “agenda de renovación” y “llama a todos los españoles que desean una España unida en permanente progreso material y moral, a sumarse a un nuevo proyecto basado en la firmeza de las convicciones democráticas y en los valores propios de la sociedad abierta”.
Aterrizando esos postulados en Colombia, habría que decir que ese sector del uribismo que habla hoy de “encausar la doctrina” y “retomar las banderas” que izó Álvaro Uribe cuando fue presidente, a lo que apunta es a poner de su lado, por ejemplo, a aquellos que rechazan las marchas y protestas que desde finales del año pasado se vienen realizando en Colombia en el marco del paro nacional, a los que se autodenominan provida en rechazo al aborto, o incluso a los que dicen que lo que la izquierda quiere es imponernos una “ideología de género”. Basta reseñar, sobre este último punto, la iniciativa de Francisco Alcaraz, diputado de Vox por Andalucía, de crear el “día del orgullo hetero”.
Por ahora, la creación de un Vox Colombia es solo un rumor, pero queda claro que las cosas se están moviendo internamente en el uribismo y que, como lo reconocen algunos miembros del Centro Democrático, una cosa es ir a la batalla de las urnas con Álvaro Uribe en el juego y otra sin él. Y la inconformidad con la gestión de Duque es evidente. La apuesta sería a 2022, para las presidenciales y las elecciones de Congreso. Quizá si el anunciado proyecto sobre transfuguismo es tramitado en el Capitolio se comiencen a destapar las cartas que, por ahora, muchos prefieren mantener tapadas.
Sobre cómo les podría ir electoralmente, eso es algo impredecible, aunque hay quienes no le auguran un buen futuro. “El gran éxito del Centro Democrático es haber logrado mantener juntos a los sectores que van desde la derecha radical hasta sectores más moderados, todo esto bajo la figura de Álvaro Uribe. Por eso no creo que los de la derecha radical puedan desligarse y tener éxito. Lo pueden intentar, pero soy bastante escéptico. Todos saben en esa colectividad que eso sería un pasaporte directo al fracaso, sabiendo que el sistema electoral colombiano premia a los partidos grandes. El Centro Democrático ganó las presidenciales promoviendo a Iván Duque como alguien moderado y capaz de llegar a una gente de centro. Un sector más radical no lo podría hacer”, concluye Yann Basset, director del Grupo de Estudios de la Democracia de la Universidad del Rosario.
Desde hace algunos días viene corriendo en los mentideros políticos un fuerte rumor con respecto al futuro del Centro Democrático, el partido cuyo faro y guía es el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe. Se dice que algunos de sus miembros —los considerados del ala más radical— estarían pensando en armar tolda aparte para crear un nuevo movimiento, que seguiría los lineamientos de Vox, el partido político español fundado en 2013 y considerado de extrema derecha. Es claro que estos “disidentes”, si así se les puede llamar, están inconformes con el manejo que el hoy presidente Iván Duque le ha dado a su mandato y les preocupa que Uribe no vuelva a aspirar al Congreso en 2022, siendo su máximo elector.
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Esa intención estaría liderada por las senadoras María Fernanda Cabal y Paola Holguín, así como el abogado y exprecandidato presidencial Rafael Nieto Loaiza, además de José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán). Y ha sido precisamente la senadora Cabal la que ha dado las primeras pistas, pues dijo que “en el Centro Democrático estamos quienes consideramos que debemos generar un movimiento al interior del partido que vuelva y recoja los principios y banderas (del uribismo)”. Para la legisladora, a Duque le ha faltado pericia en el manejo político del país y aunque tiene a Uribe a su lado, “no lo usa porque lo satanizaron con eso de que es el subpresidente”.
Otro de los que iría en esa línea sería el exministro Fernando Londoño, uribista purasangre, quien en noviembre del año pasado, tras los sucesos del paro nacional, llegó a sugerirle a Duque que pidiera una licencia, inconforme con su propuesta de una “Gran Conversación Nacional” para atender las demandas de la protesta. Y a la respuesta del primer mandatario de que “frente a esas expresiones de odio, prefiero ignorarlas”, Londoño se le fue lanza en ristre recordándole que el programa con el que ganó hablaba de fumigar, extraditar, extinción de dominio exprés y fracking. “Usted nos tiene que gustar como presidente y como representante de un partido del que participamos antes de que llegara a una lista de Senado impuesto por Álvaro Uribe, a quien usted cita y apoya mucho menos de lo que debiera”, le dijo.
Lo cierto es que ya hay quienes ya le tienen nombre a ese nuevo partido: Vox Colombia. Pero, ¿cuáles son los postulados de ese movimiento político español que atrae tanto a los uribistas radicales? Vox surgió como escisión del Partido Popular (PP) de España en 2013. Un año después se presentó con buenos resultados en las elecciones europeas, obteniendo más de 200.000 votos, aunque no logró representación. Tras ese fracaso hubo un cambio en su liderazgo, que quedó en manos de Santiago Abascal, exdirigente del Partido Popular (PP), procedente del País Vasco. A partir de ese momento, experimentó una evolución ideológica que radicalizó su discurso, con el que se convirtió en la tercera fuerza en el Congreso español en las elecciones de noviembre de 2019, con 52 diputados.
Ese discurso fue reaccionario contra los vientos separatistas de Cataluña, en pro de la unidad de la nación y la supresión de las autonomías, de rechazo a la inmigración ilegal y a la legalización de los partidos independentistas, y a favor de preservar la identidad cristiana de Europa. “Vox responde a algo que estaba allí: el racismo latente, la islamofobia latente, el anticatalanismo, la oposición radical a las autonomías. Tienen una concepción neofranquista en lo profundo que conecta con una parte de la sociedad y que viene muy bien en un momento de posibilidad de crisis económica y sobre todo con una crisis del Estado, de apariencia irresoluble, como es la de Cataluña”, explicó Antonio Elorza, profesor de Ciencia política de la Universidad Complutense de Madrid, en entrevista para la BBC.
En su manifiesto fundacional, Vox España se define como “un proyecto político para la renovación y el fortalecimiento de la vida democrática española con el objetivo de cohesionar la nación, conseguir la eficiencia del Estado, mejorar la calidad de las instituciones, garantizar la honradez de los responsables públicos e impulsar el crecimiento económico en beneficio de todos los ciudadanos”. En cuanto a sus propuestas, habla de una “agenda de renovación” y “llama a todos los españoles que desean una España unida en permanente progreso material y moral, a sumarse a un nuevo proyecto basado en la firmeza de las convicciones democráticas y en los valores propios de la sociedad abierta”.
Aterrizando esos postulados en Colombia, habría que decir que ese sector del uribismo que habla hoy de “encausar la doctrina” y “retomar las banderas” que izó Álvaro Uribe cuando fue presidente, a lo que apunta es a poner de su lado, por ejemplo, a aquellos que rechazan las marchas y protestas que desde finales del año pasado se vienen realizando en Colombia en el marco del paro nacional, a los que se autodenominan provida en rechazo al aborto, o incluso a los que dicen que lo que la izquierda quiere es imponernos una “ideología de género”. Basta reseñar, sobre este último punto, la iniciativa de Francisco Alcaraz, diputado de Vox por Andalucía, de crear el “día del orgullo hetero”.
Por ahora, la creación de un Vox Colombia es solo un rumor, pero queda claro que las cosas se están moviendo internamente en el uribismo y que, como lo reconocen algunos miembros del Centro Democrático, una cosa es ir a la batalla de las urnas con Álvaro Uribe en el juego y otra sin él. Y la inconformidad con la gestión de Duque es evidente. La apuesta sería a 2022, para las presidenciales y las elecciones de Congreso. Quizá si el anunciado proyecto sobre transfuguismo es tramitado en el Capitolio se comiencen a destapar las cartas que, por ahora, muchos prefieren mantener tapadas.
Sobre cómo les podría ir electoralmente, eso es algo impredecible, aunque hay quienes no le auguran un buen futuro. “El gran éxito del Centro Democrático es haber logrado mantener juntos a los sectores que van desde la derecha radical hasta sectores más moderados, todo esto bajo la figura de Álvaro Uribe. Por eso no creo que los de la derecha radical puedan desligarse y tener éxito. Lo pueden intentar, pero soy bastante escéptico. Todos saben en esa colectividad que eso sería un pasaporte directo al fracaso, sabiendo que el sistema electoral colombiano premia a los partidos grandes. El Centro Democrático ganó las presidenciales promoviendo a Iván Duque como alguien moderado y capaz de llegar a una gente de centro. Un sector más radical no lo podría hacer”, concluye Yann Basset, director del Grupo de Estudios de la Democracia de la Universidad del Rosario.