Algunas agencias sanitarias ya han aprobado el uso de vacunas bajo una “autorización de emergencia”.
Administran la vacuna a miles de personas y comparan los resultados con algunos que solo recibieron un placebo.
Administran la vacuna a cientos de personas divididas en grupos, como niños y ancianos, para ver si actúa diferente en ellos.
Administran la vacuna a un pequeño número de personas para probar la seguridad y la dosis.
A medida que las compañías farmacéuticas han presentado los resultados de sus ensayos clínicos, varios países han aprobado diferentes vacunas que cumplen con dos principios básicos: ser eficaces y seguras. Usualmente, el desarrollo de una vacuna tarda una o dos décadas. Sin embargo, en la pandemia se ha permitido combinar las fases para agilizar este largo proceso.