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Desde muy joven, Catalina Acosta dejó su natal Arauca para estudiar arquitectura en Bogotá, donde conoció al socio con el que fundaría Appen en 2020, una aplicación móvil para acceder a internet de forma gratuita.
Aunque el foco de descargas de la aplicación está en las ciudades y zonas urbanas, Acosta busca que su emprendimiento impacte en las personas del campo, de la ruralidad y de los municipios que viven en medio del conflicto armado, pues su experiencia personal de una infancia en medio de tomas guerrilleras la ha motivado para acercar oportunidades de trabajo y estudio a esos contextos.
“Muchos de los muchachos con los que yo crecí los mataron siendo raspachines, otros se quedaron en el camino, no salieron adelante como deberían teniendo la capacidad, la berraquera y la inteligencia para hacerlo. Eso me duele y me indigna porque la indiferencia hace que eso siga pasando. Esa indignación me hizo pensar en crear una plataforma que construya puentes”, dice sobre la idea para crear Appen.
Y es que en Colombia la brecha de conectividad todavía en amplia. De acuerdo con el DANE, mientras el 70 % de los hogares poseen conexión a internet en cabeceras municipales y zonas rurales, en los centros poblados y rurales dispersos apenas el 28,8 % tiene acceso a internet. Por ejemplo, Bogotá tiene el mayor porcentaje de conectados a este servicio con un 81,5 %, mientras que el departamento con menor proporción de conectividad es Vichada con un 4,6 %.
El emprendimiento que busca democratizar el internet en el país inició con el proyecto Acosta, un compañero de universidad y la experiencia de la arquitecta trabajando en proyectos urbanísticos sociales en el Meta, donde conoció a “Maxi”, profesional en programación, y ahora, socio de Appen. Actualmente, 21 personas conforman el equipo de trabajo que garantiza la experiencia de más de 160 mil usuarios en la plataforma.
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Participar en sesiones de capacitación sobre los servicios de la aplicación, trabajar con Elenas, un emprendimiento de venta de productos en línea enfocado en mujeres, o realizar cursos de programación en Platzi son algunas de las actividades que se pueden desarrollar desde Appen, y a la vez acumular “appen coins” o puntos que pueden ser redimidos por gigas de internet.
“Somos una startup que se la está jugando por tener conectados a millones de colombianos”, dice Acosta, con quien hablamos sobre Appen, emprendimiento y los retos del país para mejorar el acceso a internet y a herramientas TIC.
Siendo arquitecta de profesión, ¿cuál fue su motivación para emprender desde la tecnología?
Soy colombiana, soy araucana. Nací y crecí en los años 90, en medio de un país en guerra; mi familia y yo somos personas del campo a la que nos tocó vivir el horror de la guerra y en un punto, después de varias tomas guerrilleras en el colegio y tiroteos, mi familia me sacó a Bogotá para terminar el colegio. Esa sensación de ser de región y llegar a una ciudad como Bogotá que da muchas oportunidades me hizo ver que hay que llevar todas esas oportunidades a las regiones y eso se logra con tecnología y conectividad. Hay muchas personas que se están quedando por fuera de la conversación, que no están accediendo a créditos, que no tienen la posibilidad de estudiar ni de trabajar dignamente.
Antes de Appen trabaja en proyectos sociales, ¿qué le aportó esa experiencia para crear su emprendimiento?
Antes desarrollaba planes productivos para las regiones, en el Meta, hacía planes de urbanismo, desarrollo de proyectos productivos, escuelas, parques, todo visto desde la arquitectura. El objetivo era que luego se convirtieran en focos de productividad, de educación, pero vi que la conectividad siempre era un problema crucial para llevar las conversaciones a las comunidades, para compartir que esos proyectos se estaban haciendo.
Cómo le dices a una persona que vive en un municipio que no tiene las instituciones de educación superior ni tiene los recursos económicos para mudarse a otra ciudad que estudie virtualmente o que envíe un trabajo online cuando ni siquiera tiene internet. Ahí nos dábamos cuenta de que podemos hacer parques, escuelas y un montón de cosas, pero la conectividad va a transformar mucho más rápido esos contextos.
¿Cómo fue emprender durante la pandemia?
Nacimos en enero de 2020 y con la pandemia crecimos muy rápido en usuarios, no estábamos preparados para tanta demanda. Crecer durante la pandemia fue difícil, pero la clave era, y sigue siendo, priorizar los comentarios de los usuarios para que tengan cada vez una mejor experiencia. En pandemia el experimento fue plantear una oferta académica, que hasta hoy continúa, con aliados como Platzi. Muchos usuarios, sobre todo mujeres, se han capacitado en tecnología mediante estos cursos.
¿Cómo funciona Appen?
Appen es una aplicación que está libre en cualquier operador, para dispositivos Android. Una vez se registran, la primera recarga de internet va por cuenta de Appen. A partir de ahí, los usuarios deben cumplir retos, sumar appen coins viendo publicidad, inscribiéndose a cursos de programación, a plataformas de empleo o de acceso a crédito. La idea es conectarlos a internet gratis para llevarles un portafolio de oportunidades 360, acceso a crédito, educación, trabajo, plataformas de productividad para que generen empleos desde su casa.
En la aplicación tienen un tablero en el que pueden elegir si cambian sus coins por gigas o por dinero real que se transfiere a Nequi o una cuenta bancaria. Appen se convierte en una herramienta de productividad o de conectividad, el usuario decide cuál de las dos.
¿Quiénes son los usuarios de Appen?
Hemos conectado a más de 168 mil personas a internet, la mayoría entre 18 y 35 años. Aunque los hombres son mayoría, las mujeres que participan hacen un gran aporte. Tenemos un segmento importante que son las amas de casa; su participación en la aplicación es muy importante porque generan conversación, el voz a voz y las recomendaciones de ellas nos permiten llegar a más mujeres que pueden encontrar fuentes de ingreso en la aplicación, hacen economías colaborativas.
Actualmente tenemos alrededor de 800 colocadoras, mujeres que replicando la información de Appen, ofreciendo el portafolio de servicios de la plataforma ganan más appen coins por cada registro nuevo.
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¿En qué regiones ha tenido mayor impacto Appen?
En cifras, tenemos más impacto en las ciudades principales: Bogotá, Medellín, Cali. Ahora, si hablamos de lo que me motiva y más me mueve, hemos conectado personas en Arauca, La Guajira y Amazonas; estamos presentes en todas las regiones. Esos usuarios que están en un pueblo determinado, en región, así empecemos con diez, son ellos los que les cuentan a sus vecinos, a otras personas que van a poder encontrar en Appen una herramienta para conectarse, para acceder a créditos o estudiar. Hablamos de dos impactos, el de números y el de transformación.
¿Cómo aumentar el impacto en las regiones, en zonas de conflicto y con menos conectividad?
Ese es uno de nuestros desafíos, pero tenemos a favor que las nuevas generaciones son muy curiosas. Ellos nos ayudan porque la facilidad que tienen para adaptarse a nueva tecnología y a nuevas herramientas los convierte en replicadores de la información, no solo le cuentan a otros, sino que les enseñan y guían a sus papás, a sus mayores para sacarle el mejor provecho a la aplicación.
Yo tengo muy presentes todavía las tomas guerrilleras que viví en Arauca, recuerdo estar escondida con mi familia en la casa de mi abuela esperando que amaneciera. Es crucial para las personas que viven en zonas de conflicto armado tener alternativas siempre, ahora las hay y buscamos alternativas para llegar a esas personas. Por medio de campañas como “Conectados por la educación” llegamos con pauta para que descarguen la aplicación para que conozcan los beneficios que pueden tener.
¿Cuáles son los retos para aumentar la conectividad en el país?
Nosotros no funcionamos con infraestructura; nos subimos a la que ya existe por el gobierno o por los operadores para poder proporcionar red y vemos que sí hay mucha infraestructura. El país es enorme y todavía hay trabajo por hacer, pero en la mayoría del territorio hay algún tipo de red. Sin embargo, un reto importante es el costo del internet. Somos el segundo país de América Latina con los costos más altos para acceder a la red. Los esfuerzos tienen que ir desde el gobierno y desde el sector privado para mejorar ese acceso.
¿Cómo ha sido su experiencia trabajando con el sector público?
No hemos trabajado con el ningún gobierno hasta ahora, pero sí con entidades locales. En Bogotá, por ejemplo, trabajamos con la Secretaría de Desarrollo Económico para conectar a los comerciantes de la séptima, hacemos activaciones, acompañamos ferias de empleo y pilotos con comerciantes para que vendan sus productos en línea, a través de aplicaciones y redes sociales.
¿Cuáles son las ventajas de qué sean mujeres quienes lideren este tipo de iniciativas y emprendimientos sociales?
Somos muchas y hay camino por recorrer. No soy programadora ni ingeniera de profesión, pero ver que esta es una necesidad me impulsó a arriesgarme y a aprender en el proceso. Es bonito ver que mujeres han construido el camino; venimos otras abriendo nuevos espacios, seguimos impulsando la participación de las mujeres en el sector TIC porque hay campo para todas. La invitación para las mujeres es que se arriesguen, que aprendan a programar y le den cuerda a sus proyectos y para los hombres, que acompañen ese camino y abran las puertas porque tenemos talento que aportar.