Así impulsan la participación política de las mujeres en México
La plataforma mexicana Aúna le apuesta a formar mujeres en política y brindarles herramientas para denunciar la violencia política de género.
Laura Alejandra Moreno Urriaga
Una legislación que impulse la paridad y aumente la participación de las mujeres en política también incrementa los casos de violencia política de género y con esto la impunidad; este es el caso que evidencia México. Por ejemplo, durante los procesos electorales entre 2020 y 2021 se revisaron apenas 1.177 casos de este tipo de violencia de los 6.962 registrados, según lo denunció Carla Humphrey Jordán, consejera del Instituto Nacional Electoral de México durante la conferencia “Violencia política contra las mujeres en razón de género”.
Aúna, plataforma política de mujeres que impulsa la participación de otras mujeres en la política de México, desde 2020 suma más de 120 miembros que promueven la prevención de violencias políticas de género con el acompañamiento de las candidatas, pero también con la intervención en las dinámicas de los partidos políticos.
Amenazas, discursos de odio, negación de sus derechos políticos y de sus iniciativas por la igualdad de género, estigmatización y acoso son solo algunas de las violencias que están enfrentando las mujeres que participan en política.
“En meses recientes he sufrido otra ola de campaña oscura, pagada en redes sociales, con una granja de bots donde se me ha calumniado para desacreditar mi trayectoria de lucha por los derechos de las mujeres, y mi trabajo por el bienestar y la justicia social de Sonora”, denunció recientemente Wendy Briceño Zuloaga, secretaria de Desarrollo Social en el estado de Sonora, México, que también colabora con Aúna.
Hablamos con Mónica Tapia, cofundadora de Aúna y coordinadora del equipo a escala nacional, sobre las violencias que enfrentan las mujeres, los mecanismos de denuncia y los asuntos pendientes para lograr una participación paritaria y libre de violencias.
Lea también: Plan de acción para proteger a las mujeres y lideresas del país
¿Cómo aumentar la participación de las mujeres, independientemente de su partido político?
Nuestra primera discusión fue si queríamos ser un partido político independiente, pero decidimos que no porque lo que necesitamos es trabajar con todas las fuerzas políticas de manera transversal; manejar una agenda con mujeres de distintos partidos en cuestión de transformaciones sociales en términos de paz y justicia, protección del medio ambiente, bienestar e igualdad de género. En México hay muchos cambios legislativos que se han logrado gracias a mujeres de distintas corrientes políticas que trabajan juntas. Nos vemos como el legado de un trabajo plural, diverso para avanzar en reformas más sustanciales en términos de igualdad.
¿Quiénes son las mujeres con las que trabajan esa agenda?
Trabajamos con mujeres que aspiran a ser candidatas y con candidatas. El ecosistema del movimiento feminista en México es muy amplio: trabajamos con Mujeres en Plural, un grupo que hace parte de nuestro trabajo y que impulsó la paridad en México, de manera legislativa y judicial, que le apuestan a la paridad horizontal, que no solo se da en los congresos, sino también en las posiciones ejecutivas.
Nosotras nos definimos como el siguiente paso de la paridad. Ya que está la oportunidad, hay que llevar a las mujeres líderes a las jerarquías partidistas. Buscamos el talento y liderazgo de las mujeres en las comunidades, en las organizaciones y dentro de los partidos. Las acompañamos, formamos para que se cree un puente entre el liderazgo que tienen en las comunidades y la política con mayúscula, donde muchas veces no tienen cabida.
¿Cuáles son las principales violencias que enfrentan las mujeres en su cargo, una vez son elegidas?
Se les sigue ninguneando e infantilizando, al punto que las diputadas hicieron camisetas con la frase “No soy niña, soy diputada”, para tratar de cambiar hasta la forma en que se refieren a ellas. Hemos visto que el currículo de las mujeres electas llega a ser hasta tres veces más calificado que el de los hombres, pero siempre les están diciendo que deben salir a aprender. Debilidad, incapacidad o victimización son solo algunos de los términos a los que todo el tiempo sus colegas las están asociando.
Aunque ha aumentado la participación de las mujeres en cargos de elección popular, ¿cuáles siguen siendo los retos para que tengan una gestión óptima?
Hay un tema cultural, todavía estamos en un proceso para que las mujeres y la sociedad, en general, identifiquen a las mujeres en estas posiciones de poder, incluso su entorno cercano es el que empieza a desestimarlas. Entendemos que es una curva de aprendizaje, pero parte de nuestro trabajo de formación es validar esas posiciones a las que tenemos derecho y la capacidad para asumirlas.
Por otro lado, es necesario trabajar no solo con las mujeres, sino con su equipo de trabajo y con los partidos, porque en la mayoría de los casos se enfrentan a presupuestos más bajos que los de los hombres, a campañas reducidas y a minimización en sus partidos.
¿Cuál es el siguiente paso rumbo a la paridad?
En términos legislativos, aquí se ha impulsado mucho la paridad. El siguiente cambio legislativo es trabajar sobre la violencia política de género; esto es muy reciente y necesitamos hacer mecanismos institucionales que funcionen, más allá de crear oficinas y ventanillas de denuncia, porque realmente no funcionan.
¿La legislación de México es suficiente para garantizarles a las políticas seguridad y acceso a la justicia?
Seguimos viendo violencias sutiles que las minimizan, les hacen gaslighting, pero pasamos a cosas más evidentes como la violencia digital, las bodegas de bots que las insultan e incluso violencia física, como seguirlas, amenazarlas a ellas o a integrantes de sus familias, que son blanco que todas las violencias también. La legislación existe, pero poner una denuncia es muy complejo; ahora, hacer seguimiento, atender, sancionar y prevenir casos similares está demasiado lejos, es una realidad que no vivimos.
Un mecanismo que sí está presente es el registro de violentadores: una lista con políticos, periodistas y personas que puedan acceder a cargos de poder, para que su participación se restrinja. Uno de los casos que aplica para estar en esta lista es el incumplimiento de la cuota de manutención: en los casos de padres separados, si la mujer denuncia este es un impedimento para ser candidatos, pero como tantos políticos deben estas cuotas a sus exparejas, ellos están denunciando discriminación laboral. El caso está siendo asumido por la Suprema Corte.
¿Cómo influye en la participación de las mujeres la reforma electoral que se debate en el Senado?
No hay un enfoque de género. Esta iniciativa del presidente López Obrador y de Morena, su partido político, puede quitarles autonomía a las autoridades electorales y busca cambiar el sistema electoral mixto que tenemos (elecciones por distritos, alcaldías y gobernaciones a nivel local); estos son los puntos centrales y aunque no habla de cambiar el sistema de paridad, las dinámicas de esas reglas sí afectarían las acciones afirmativas para la participación de personas afros, indígenas, de la diversidad sexual. Se priorizarían las listas plurinominales, haciendo que cada Estado tenga mayor influencia sobre las listas, les quitaría espacio a los liderazgos regionales.
Recomendamos: “La paz y el medio ambiente están estrechamente relacionados”: embajadora de Alemania en Colombia
¿Cuál es su rol en el acompañamiento a las denuncias por violencia política en razón de género?
Nosotras aportamos guías de denuncia y más cerca de las campañas hemos construido una red de corresponsabilidad para atender la violencia política de género. En Aúna nos organizamos para poner en marcha protocolos de seguridad en sus campañas, las candidatas llevan un reporte de incidentes y accionamos esos protocolos de violencia política digital, física y estigmatización y si es necesario denunciar, las referimos al grupo Abogadas Violeta, un grupo que lleva sus casos de litigio.
¿Cómo se ven afectadas las candidatas y mujeres electas en las regiones?
Una de las cosas que tenemos que aprender de Colombia es el camino que han recorrido frente a la violencia física. No habíamos tenido tantos candidatos y candidatas asesinados, alrededor de 120, intimidados por el narco; son ellos quienes se toman gobiernos locales. Hemos tenido casos en los que, una vez electas, llega el narco a imponer sus reglas, a exiliar a las familias de los alcaldes y más allá de guiarlas a la denuncia no tenemos más acción, y preocupa mucho porque la protección institucional tampoco está; aumenta la violencia y condicionan la participación de las mujeres.
¿Cuál ha sido el rol de los partidos políticos para impulsar la paridad?
Desde hace ya varios años las mujeres participan en política en el país, hemos tenido candidatas a la presidencia desde los años 80, con Rosario Ibarra, pero las decisiones fuertes siguen viniendo de los hombres. La organización de las mujeres en el Congreso de forma reciente, en paralelo a sus partidos, generó un patriarcado partidista muy fuerte, castigando a las mujeres más autónomas negándoles una próxima candidatura, reduciendo su participación al interior del partido. Antes teníamos mujeres directoras de partidos, en este momento no, están cerrando en bloque la integración de las mujeres; otra estrategia que se está viendo es que para cumplir con la paridad, sin perder sus beneficios, designan a sus familiares mujeres en las listas y en los puestos que se requieran, mujeres sobre las que ejercen algún poder. Por eso decimos que la paridad no es suficiente, la idea es que estás mujeres también puedan tener una conciencia de género ya en sus roles.
Una legislación que impulse la paridad y aumente la participación de las mujeres en política también incrementa los casos de violencia política de género y con esto la impunidad; este es el caso que evidencia México. Por ejemplo, durante los procesos electorales entre 2020 y 2021 se revisaron apenas 1.177 casos de este tipo de violencia de los 6.962 registrados, según lo denunció Carla Humphrey Jordán, consejera del Instituto Nacional Electoral de México durante la conferencia “Violencia política contra las mujeres en razón de género”.
Aúna, plataforma política de mujeres que impulsa la participación de otras mujeres en la política de México, desde 2020 suma más de 120 miembros que promueven la prevención de violencias políticas de género con el acompañamiento de las candidatas, pero también con la intervención en las dinámicas de los partidos políticos.
Amenazas, discursos de odio, negación de sus derechos políticos y de sus iniciativas por la igualdad de género, estigmatización y acoso son solo algunas de las violencias que están enfrentando las mujeres que participan en política.
“En meses recientes he sufrido otra ola de campaña oscura, pagada en redes sociales, con una granja de bots donde se me ha calumniado para desacreditar mi trayectoria de lucha por los derechos de las mujeres, y mi trabajo por el bienestar y la justicia social de Sonora”, denunció recientemente Wendy Briceño Zuloaga, secretaria de Desarrollo Social en el estado de Sonora, México, que también colabora con Aúna.
Hablamos con Mónica Tapia, cofundadora de Aúna y coordinadora del equipo a escala nacional, sobre las violencias que enfrentan las mujeres, los mecanismos de denuncia y los asuntos pendientes para lograr una participación paritaria y libre de violencias.
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¿Cómo aumentar la participación de las mujeres, independientemente de su partido político?
Nuestra primera discusión fue si queríamos ser un partido político independiente, pero decidimos que no porque lo que necesitamos es trabajar con todas las fuerzas políticas de manera transversal; manejar una agenda con mujeres de distintos partidos en cuestión de transformaciones sociales en términos de paz y justicia, protección del medio ambiente, bienestar e igualdad de género. En México hay muchos cambios legislativos que se han logrado gracias a mujeres de distintas corrientes políticas que trabajan juntas. Nos vemos como el legado de un trabajo plural, diverso para avanzar en reformas más sustanciales en términos de igualdad.
¿Quiénes son las mujeres con las que trabajan esa agenda?
Trabajamos con mujeres que aspiran a ser candidatas y con candidatas. El ecosistema del movimiento feminista en México es muy amplio: trabajamos con Mujeres en Plural, un grupo que hace parte de nuestro trabajo y que impulsó la paridad en México, de manera legislativa y judicial, que le apuestan a la paridad horizontal, que no solo se da en los congresos, sino también en las posiciones ejecutivas.
Nosotras nos definimos como el siguiente paso de la paridad. Ya que está la oportunidad, hay que llevar a las mujeres líderes a las jerarquías partidistas. Buscamos el talento y liderazgo de las mujeres en las comunidades, en las organizaciones y dentro de los partidos. Las acompañamos, formamos para que se cree un puente entre el liderazgo que tienen en las comunidades y la política con mayúscula, donde muchas veces no tienen cabida.
¿Cuáles son las principales violencias que enfrentan las mujeres en su cargo, una vez son elegidas?
Se les sigue ninguneando e infantilizando, al punto que las diputadas hicieron camisetas con la frase “No soy niña, soy diputada”, para tratar de cambiar hasta la forma en que se refieren a ellas. Hemos visto que el currículo de las mujeres electas llega a ser hasta tres veces más calificado que el de los hombres, pero siempre les están diciendo que deben salir a aprender. Debilidad, incapacidad o victimización son solo algunos de los términos a los que todo el tiempo sus colegas las están asociando.
Aunque ha aumentado la participación de las mujeres en cargos de elección popular, ¿cuáles siguen siendo los retos para que tengan una gestión óptima?
Hay un tema cultural, todavía estamos en un proceso para que las mujeres y la sociedad, en general, identifiquen a las mujeres en estas posiciones de poder, incluso su entorno cercano es el que empieza a desestimarlas. Entendemos que es una curva de aprendizaje, pero parte de nuestro trabajo de formación es validar esas posiciones a las que tenemos derecho y la capacidad para asumirlas.
Por otro lado, es necesario trabajar no solo con las mujeres, sino con su equipo de trabajo y con los partidos, porque en la mayoría de los casos se enfrentan a presupuestos más bajos que los de los hombres, a campañas reducidas y a minimización en sus partidos.
¿Cuál es el siguiente paso rumbo a la paridad?
En términos legislativos, aquí se ha impulsado mucho la paridad. El siguiente cambio legislativo es trabajar sobre la violencia política de género; esto es muy reciente y necesitamos hacer mecanismos institucionales que funcionen, más allá de crear oficinas y ventanillas de denuncia, porque realmente no funcionan.
¿La legislación de México es suficiente para garantizarles a las políticas seguridad y acceso a la justicia?
Seguimos viendo violencias sutiles que las minimizan, les hacen gaslighting, pero pasamos a cosas más evidentes como la violencia digital, las bodegas de bots que las insultan e incluso violencia física, como seguirlas, amenazarlas a ellas o a integrantes de sus familias, que son blanco que todas las violencias también. La legislación existe, pero poner una denuncia es muy complejo; ahora, hacer seguimiento, atender, sancionar y prevenir casos similares está demasiado lejos, es una realidad que no vivimos.
Un mecanismo que sí está presente es el registro de violentadores: una lista con políticos, periodistas y personas que puedan acceder a cargos de poder, para que su participación se restrinja. Uno de los casos que aplica para estar en esta lista es el incumplimiento de la cuota de manutención: en los casos de padres separados, si la mujer denuncia este es un impedimento para ser candidatos, pero como tantos políticos deben estas cuotas a sus exparejas, ellos están denunciando discriminación laboral. El caso está siendo asumido por la Suprema Corte.
¿Cómo influye en la participación de las mujeres la reforma electoral que se debate en el Senado?
No hay un enfoque de género. Esta iniciativa del presidente López Obrador y de Morena, su partido político, puede quitarles autonomía a las autoridades electorales y busca cambiar el sistema electoral mixto que tenemos (elecciones por distritos, alcaldías y gobernaciones a nivel local); estos son los puntos centrales y aunque no habla de cambiar el sistema de paridad, las dinámicas de esas reglas sí afectarían las acciones afirmativas para la participación de personas afros, indígenas, de la diversidad sexual. Se priorizarían las listas plurinominales, haciendo que cada Estado tenga mayor influencia sobre las listas, les quitaría espacio a los liderazgos regionales.
Recomendamos: “La paz y el medio ambiente están estrechamente relacionados”: embajadora de Alemania en Colombia
¿Cuál es su rol en el acompañamiento a las denuncias por violencia política en razón de género?
Nosotras aportamos guías de denuncia y más cerca de las campañas hemos construido una red de corresponsabilidad para atender la violencia política de género. En Aúna nos organizamos para poner en marcha protocolos de seguridad en sus campañas, las candidatas llevan un reporte de incidentes y accionamos esos protocolos de violencia política digital, física y estigmatización y si es necesario denunciar, las referimos al grupo Abogadas Violeta, un grupo que lleva sus casos de litigio.
¿Cómo se ven afectadas las candidatas y mujeres electas en las regiones?
Una de las cosas que tenemos que aprender de Colombia es el camino que han recorrido frente a la violencia física. No habíamos tenido tantos candidatos y candidatas asesinados, alrededor de 120, intimidados por el narco; son ellos quienes se toman gobiernos locales. Hemos tenido casos en los que, una vez electas, llega el narco a imponer sus reglas, a exiliar a las familias de los alcaldes y más allá de guiarlas a la denuncia no tenemos más acción, y preocupa mucho porque la protección institucional tampoco está; aumenta la violencia y condicionan la participación de las mujeres.
¿Cuál ha sido el rol de los partidos políticos para impulsar la paridad?
Desde hace ya varios años las mujeres participan en política en el país, hemos tenido candidatas a la presidencia desde los años 80, con Rosario Ibarra, pero las decisiones fuertes siguen viniendo de los hombres. La organización de las mujeres en el Congreso de forma reciente, en paralelo a sus partidos, generó un patriarcado partidista muy fuerte, castigando a las mujeres más autónomas negándoles una próxima candidatura, reduciendo su participación al interior del partido. Antes teníamos mujeres directoras de partidos, en este momento no, están cerrando en bloque la integración de las mujeres; otra estrategia que se está viendo es que para cumplir con la paridad, sin perder sus beneficios, designan a sus familiares mujeres en las listas y en los puestos que se requieran, mujeres sobre las que ejercen algún poder. Por eso decimos que la paridad no es suficiente, la idea es que estás mujeres también puedan tener una conciencia de género ya en sus roles.