El ministerio de las mujeres de Buenos Aires: “diálogos de la vida cotidiana”
Por: Fabiola Calvo
Fabiola Calvo Ocampo
A Estela Díaz, ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, el conocimiento se lo ha dado su andar por el mundo sindical y el feminismo desde hace más de 30 años. Es una de las creadoras de la Red de la Provincia de Buenos Aires de prevención y monitoreo de la ley de violencia familiar.
Considera que “este ministerio es una fortaleza, pero basta de trabajar solas, la perspectiva feminista ha sido de conjunto” y con una amplia sonrisa asegura que su trabajo “son diálogos de la vida cotidiana”.
¿Cómo surgió el ministerio en Buenos Aires?
El ministerio nace a partir del triunfo electoral de la alianza “Frente de Todos” en el año 2019 y en su asunción, el Gobernador crea en rango ministerial un espacio para las políticas de las mujeres de género y diversidad al igual que lo hace el presidente de la nación en este tiempo.
Como antecedente institucional, nuestra provincia tuvo en el año de 1987, recién habíamos llegado a la democracia con el peronista Antonio Casillero, el Consejo Provincial de la Mujer, luego esta institución tuvo sus idas y vueltas y cambió su nombre a Familia, a Desarrollo Humano, volvió a ser Consejo de las Mujeres, en plural, pero sin estructura, luego subsecretaría, y después fue reducida a un instituto de dirección provincial con una chica estructura, así que el alcance de ministerio y ser parte del gabinete de gobernadores fue a partir de diciembre de 2019.
¿Tuvo incidencia el movimiento de mujeres con la creación del ministerio en Buenos Aires o fue solo voluntad política?
Existe en Argentina un movimiento feminista de mujeres, de la diversidad muy movilizado y que cobró particularmente en los últimos años una gran masividad.
Entiendo que esta masividad ha permitido dar mayor visibilidad a la agenda feminista y también es voluntad política porque ha logrado interpelar a decisores políticos teniendo en cuenta además que es un movimiento que ha llegado no solo de los grandes centros urbanos.
La provincia de Buenos Aires es la más grande del país, concentra el 40 % de la población con más de 17 millones de habitantes, 135 municipios, tiene las zonas urbanas más grandes del país, pero también rurales pequeñísimas, costeras, serranas, isleñas. El movimiento feminista ha llegado a todas las localidades, de las más pequeña a la más grande y eso también es en gran parte una demanda de este movimiento pero que no se hubiese hecho realidad sin la voluntad política. Y en eso diría que se inscribe en la tradición de gobiernos nacionales populares peronistas en Argentina.
Lee también: “La democracia se fortalece cuando hay igualdad”
El primer peronismo del 1945 a 1955 lleva a los planos de Estado las demandas de los grandes movimientos sociales: los obreros, las mujeres por los derechos políticos.
En el periodo de 2003 al 2015 durante el gobierno de Ernesto Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, no solo llevan los derechos humanos, que fue un gran movimiento reivindicativo en Argentina, a las decisiones de políticas de Estado, los juicios contra lo que fue la dictadura de Estado, pero además todo el plano de los derechos económicos, sociales, culturales.
Y creo que en este momento llegó con un gobierno de alianza con eje central en el peronismo, toda esta reivindicación del movimiento feminista para llevarla a los principales planes de gestión
Existe un cuello de botella con los ministerios de la mujer y es el del presupuesto. ¿Es suficiente el presupuesto y está a la altura de los demás ministerios?
Este es un ministerio nuevo y a pesar de que se ha creado una estructura muy importante, casi diez veces más de lo que antes había para la ejecución de políticas públicas en la provincia, sigue siendo el presupuesto más chico, el ministerio que tiene menor presupuesto. No obstante, es un presupuesto prácticamente para violencia de género, es 500 % más que el presupuesto que existía. Una cosa es el presupuesto que se aprobó el año pasado y se aprueba en diciembre, ya tenemos programas y políticas a las que nos van a hacer readecuaciones presupuestarias, que nos están ampliando el presupuesto aprobado casi hasta en un 100 % más.
Es un ministerio en construcción al que se le van haciendo adecuaciones presupuestarias según este crecimiento. Estamos en un piso interesante para lo que había antes, bajo si lo comparas con otros ministerios.
¿Cómo se relaciona el ministerio con las organizaciones de mujeres?
Tenemos una articulación permanente con las organizaciones de mujeres de muchas instancias, con los colectivos de mujeres sindicalistas, de los movimientos sociales, de los partidos políticos, de las organizaciones feministas. Lo hemos hecho institucionalmente en lo que llamamos el Consejo Consultivo Social y además de tener una instancia provincial también lo hemos regionalizado. Estamos ahora formalizando esa pertenencia para darle mayor territorialidad a este diálogo que es permanente.
Yo vengo del movimiento sindical de casi 30 años de militancia feminista, así que para mí son diálogos de la vida cotidiana.
¿Cómo ha sido la experiencia del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad sexual en su relación con los demás ministerios?
Tenemos una articulación muy fuerte y lo hacemos con organismos institucionalizados para esa transversalización que hacemos en un consejo para las políticas de género en la administración pública, allí están todos los ministerios e instituciones de la provincia, hacemos reuniones periódicas y hemos construido, antes que nada, un diálogo con la sociedad para hacer un primer diagnóstico, así creamos el primer programa por la igualdad al que llamamos por la “Inclusión y la Justicia Social”.
Nuestro Plan de Igualdad tiene 237 iniciativas llevadas adelante por 27 ministerios y organismos de la Provincia, todos tiene hasta 30, 40 o 50 acciones y se articulan con nuestro ministerio.
¿O sea que hay un buen diálogo y realmente se ve en la práctica?
Sí, se ve en la práctica y tenemos como dos o tres herramientas que son fundamentales, una que viene a producir una transformación importante en la administración pública, y es que nosotras tenemos una Ley sobre violencia de género que reglamentamos cuando llegamos al ministerio que crea organismos interdisciplinarios en cada ministerio y organismo para atender casos de violencia de género y ya sea que la trabajadora la sufra en su hogar, en las relaciones con su pareja, expareja o en el ámbito laboral. Estos equipos llevan acompañamiento y una agenda de género en el interior de su ministerio.
Otra herramienta que tenemos es la Ley Micaela, que nace por el femicidio de Micaela García, y el reclamo frente al fallo de los mecanismos del Estado para preservar su vida fue la sanción de una ley que exige la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación.
Nosotras somos el organismo de aplicación y lo estamos llevando adelante con todos los ministerios y también hacia los 135 municipios. Ya estamos en una segunda etapa de formadores y formadoras de los propios organismos para hacer el plan de implementación en cada uno. Esto es fundamental para el cambio, para erradicar prácticas patriarcales, machismos micromachismos, violencias.
La otra herramienta son políticas y programas que llevamos adelante en articulación con otros grupos del ministerio dependiendo del tema. En violencia de género trabajamos con seguridad, con justicia con salud. En iniciativas de trabajo y cuidado lo hacemos muy en común con el ministerio de trabajo, con producción, desarrollo de la comunidad. Con educación, la educación sexual integral es otra línea muy potente de trabajo. Este ministerio es una fortaleza, pero basta de trabajar solas, la perspectiva feminista ha sido de conjunto.
¿Cuál ha sido la experiencia más exitosa en la lucha contra la violencia hacia las mujeres?
Nosotras hemos rediseñado el sistema integrado de políticas públicas contra las violencias y en ese camino hicimos un programa que es un componente de este que se llama “Comunidades sin violencia”, que por primera vez destina recursos económicos para los municipios y asistencia técnica para fortalecer la atención a las violencias en los territorios. Este programa transfirió más de $500 millones (unos US$4.264.000) para proyectos que fortalezcan equipos interdisciplinarios positivos para varones y de ayuda mutua para mujeres.
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Por su trayectoria y experiencia como feminista es una fuente de consulta permanente de periodistas y medios de comunicación respecto a temas de derechos de género. ¿Podemos hablar de logros con los medios de comunicación en relación con la información sobre las mujeres y sus derechos lejos de estereotipos?
Es una de las batallas más difíciles. La mayoría de los medios de comunicación son empresas privadas y una necesita construir consensos, es la forma para hacer transformación de las prácticas comunicacionales.
La comunicación puede vulnerar derechos, pero parece que hay uno sagrado, que es la libertad de expresión, y nosotras decimos que es libertad de empresa y de negocios, y no siempre el de respetar derechos de las audiencias y los derechos de las mujeres y la no discriminación. Las violencias, muchas veces, está muy presente.
Hay un trabajo en Argentina de redes de periodistas muy importante que tiene más de una década que han construido decálogos sobre el tratamiento de las violencias, de trata de personas, del aborto. Nosotras dimos una fuerte pelea por el aborto y con nuestro gobierno se ha logrado legalizarlo.
En Argentina se han dado cambios en los medios, ya se habla de violencia y no de crimen pasional, los asesinatos de mujeres se nombran como femicidios o feminicidio. Eso no quiere decir que así sea en el cómo se trata la nota, particularmente en los medios televisivos. Es preciso que sean respetuosos entorno al tratamiento, contextualizar, no revictimizar, no exponer la integridad de la víctima como un tema de agenda en lo mediático. Eso es lo más difícil, y ni hablar de los medios más sensacionalistas.
Nosotras hemos promovido muchas mesas de diálogo con periodistas y distintos medios porque notamos que muchas veces con casos de feminicidios hacen una espectacularización, y eso para nada favorece una actitud preventiva.
Es un camino que hay que seguir sosteniendo con mucha fuerza, estar muy atentas. En Argentina hay Defensoría de lo Público, un ente de regulación de medios. Yo participé invitada por la televisión y los medios públicos que crearon un código de ética en la comunicación que es una excelente herramienta, pero esto lo han tomado los medios públicos que son muy poquitos frente a lo que es la comunicación privada.
A Estela Díaz, ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, el conocimiento se lo ha dado su andar por el mundo sindical y el feminismo desde hace más de 30 años. Es una de las creadoras de la Red de la Provincia de Buenos Aires de prevención y monitoreo de la ley de violencia familiar.
Considera que “este ministerio es una fortaleza, pero basta de trabajar solas, la perspectiva feminista ha sido de conjunto” y con una amplia sonrisa asegura que su trabajo “son diálogos de la vida cotidiana”.
¿Cómo surgió el ministerio en Buenos Aires?
El ministerio nace a partir del triunfo electoral de la alianza “Frente de Todos” en el año 2019 y en su asunción, el Gobernador crea en rango ministerial un espacio para las políticas de las mujeres de género y diversidad al igual que lo hace el presidente de la nación en este tiempo.
Como antecedente institucional, nuestra provincia tuvo en el año de 1987, recién habíamos llegado a la democracia con el peronista Antonio Casillero, el Consejo Provincial de la Mujer, luego esta institución tuvo sus idas y vueltas y cambió su nombre a Familia, a Desarrollo Humano, volvió a ser Consejo de las Mujeres, en plural, pero sin estructura, luego subsecretaría, y después fue reducida a un instituto de dirección provincial con una chica estructura, así que el alcance de ministerio y ser parte del gabinete de gobernadores fue a partir de diciembre de 2019.
¿Tuvo incidencia el movimiento de mujeres con la creación del ministerio en Buenos Aires o fue solo voluntad política?
Existe en Argentina un movimiento feminista de mujeres, de la diversidad muy movilizado y que cobró particularmente en los últimos años una gran masividad.
Entiendo que esta masividad ha permitido dar mayor visibilidad a la agenda feminista y también es voluntad política porque ha logrado interpelar a decisores políticos teniendo en cuenta además que es un movimiento que ha llegado no solo de los grandes centros urbanos.
La provincia de Buenos Aires es la más grande del país, concentra el 40 % de la población con más de 17 millones de habitantes, 135 municipios, tiene las zonas urbanas más grandes del país, pero también rurales pequeñísimas, costeras, serranas, isleñas. El movimiento feminista ha llegado a todas las localidades, de las más pequeña a la más grande y eso también es en gran parte una demanda de este movimiento pero que no se hubiese hecho realidad sin la voluntad política. Y en eso diría que se inscribe en la tradición de gobiernos nacionales populares peronistas en Argentina.
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El primer peronismo del 1945 a 1955 lleva a los planos de Estado las demandas de los grandes movimientos sociales: los obreros, las mujeres por los derechos políticos.
En el periodo de 2003 al 2015 durante el gobierno de Ernesto Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, no solo llevan los derechos humanos, que fue un gran movimiento reivindicativo en Argentina, a las decisiones de políticas de Estado, los juicios contra lo que fue la dictadura de Estado, pero además todo el plano de los derechos económicos, sociales, culturales.
Y creo que en este momento llegó con un gobierno de alianza con eje central en el peronismo, toda esta reivindicación del movimiento feminista para llevarla a los principales planes de gestión
Existe un cuello de botella con los ministerios de la mujer y es el del presupuesto. ¿Es suficiente el presupuesto y está a la altura de los demás ministerios?
Este es un ministerio nuevo y a pesar de que se ha creado una estructura muy importante, casi diez veces más de lo que antes había para la ejecución de políticas públicas en la provincia, sigue siendo el presupuesto más chico, el ministerio que tiene menor presupuesto. No obstante, es un presupuesto prácticamente para violencia de género, es 500 % más que el presupuesto que existía. Una cosa es el presupuesto que se aprobó el año pasado y se aprueba en diciembre, ya tenemos programas y políticas a las que nos van a hacer readecuaciones presupuestarias, que nos están ampliando el presupuesto aprobado casi hasta en un 100 % más.
Es un ministerio en construcción al que se le van haciendo adecuaciones presupuestarias según este crecimiento. Estamos en un piso interesante para lo que había antes, bajo si lo comparas con otros ministerios.
¿Cómo se relaciona el ministerio con las organizaciones de mujeres?
Tenemos una articulación permanente con las organizaciones de mujeres de muchas instancias, con los colectivos de mujeres sindicalistas, de los movimientos sociales, de los partidos políticos, de las organizaciones feministas. Lo hemos hecho institucionalmente en lo que llamamos el Consejo Consultivo Social y además de tener una instancia provincial también lo hemos regionalizado. Estamos ahora formalizando esa pertenencia para darle mayor territorialidad a este diálogo que es permanente.
Yo vengo del movimiento sindical de casi 30 años de militancia feminista, así que para mí son diálogos de la vida cotidiana.
¿Cómo ha sido la experiencia del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad sexual en su relación con los demás ministerios?
Tenemos una articulación muy fuerte y lo hacemos con organismos institucionalizados para esa transversalización que hacemos en un consejo para las políticas de género en la administración pública, allí están todos los ministerios e instituciones de la provincia, hacemos reuniones periódicas y hemos construido, antes que nada, un diálogo con la sociedad para hacer un primer diagnóstico, así creamos el primer programa por la igualdad al que llamamos por la “Inclusión y la Justicia Social”.
Nuestro Plan de Igualdad tiene 237 iniciativas llevadas adelante por 27 ministerios y organismos de la Provincia, todos tiene hasta 30, 40 o 50 acciones y se articulan con nuestro ministerio.
¿O sea que hay un buen diálogo y realmente se ve en la práctica?
Sí, se ve en la práctica y tenemos como dos o tres herramientas que son fundamentales, una que viene a producir una transformación importante en la administración pública, y es que nosotras tenemos una Ley sobre violencia de género que reglamentamos cuando llegamos al ministerio que crea organismos interdisciplinarios en cada ministerio y organismo para atender casos de violencia de género y ya sea que la trabajadora la sufra en su hogar, en las relaciones con su pareja, expareja o en el ámbito laboral. Estos equipos llevan acompañamiento y una agenda de género en el interior de su ministerio.
Otra herramienta que tenemos es la Ley Micaela, que nace por el femicidio de Micaela García, y el reclamo frente al fallo de los mecanismos del Estado para preservar su vida fue la sanción de una ley que exige la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación.
Nosotras somos el organismo de aplicación y lo estamos llevando adelante con todos los ministerios y también hacia los 135 municipios. Ya estamos en una segunda etapa de formadores y formadoras de los propios organismos para hacer el plan de implementación en cada uno. Esto es fundamental para el cambio, para erradicar prácticas patriarcales, machismos micromachismos, violencias.
La otra herramienta son políticas y programas que llevamos adelante en articulación con otros grupos del ministerio dependiendo del tema. En violencia de género trabajamos con seguridad, con justicia con salud. En iniciativas de trabajo y cuidado lo hacemos muy en común con el ministerio de trabajo, con producción, desarrollo de la comunidad. Con educación, la educación sexual integral es otra línea muy potente de trabajo. Este ministerio es una fortaleza, pero basta de trabajar solas, la perspectiva feminista ha sido de conjunto.
¿Cuál ha sido la experiencia más exitosa en la lucha contra la violencia hacia las mujeres?
Nosotras hemos rediseñado el sistema integrado de políticas públicas contra las violencias y en ese camino hicimos un programa que es un componente de este que se llama “Comunidades sin violencia”, que por primera vez destina recursos económicos para los municipios y asistencia técnica para fortalecer la atención a las violencias en los territorios. Este programa transfirió más de $500 millones (unos US$4.264.000) para proyectos que fortalezcan equipos interdisciplinarios positivos para varones y de ayuda mutua para mujeres.
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Por su trayectoria y experiencia como feminista es una fuente de consulta permanente de periodistas y medios de comunicación respecto a temas de derechos de género. ¿Podemos hablar de logros con los medios de comunicación en relación con la información sobre las mujeres y sus derechos lejos de estereotipos?
Es una de las batallas más difíciles. La mayoría de los medios de comunicación son empresas privadas y una necesita construir consensos, es la forma para hacer transformación de las prácticas comunicacionales.
La comunicación puede vulnerar derechos, pero parece que hay uno sagrado, que es la libertad de expresión, y nosotras decimos que es libertad de empresa y de negocios, y no siempre el de respetar derechos de las audiencias y los derechos de las mujeres y la no discriminación. Las violencias, muchas veces, está muy presente.
Hay un trabajo en Argentina de redes de periodistas muy importante que tiene más de una década que han construido decálogos sobre el tratamiento de las violencias, de trata de personas, del aborto. Nosotras dimos una fuerte pelea por el aborto y con nuestro gobierno se ha logrado legalizarlo.
En Argentina se han dado cambios en los medios, ya se habla de violencia y no de crimen pasional, los asesinatos de mujeres se nombran como femicidios o feminicidio. Eso no quiere decir que así sea en el cómo se trata la nota, particularmente en los medios televisivos. Es preciso que sean respetuosos entorno al tratamiento, contextualizar, no revictimizar, no exponer la integridad de la víctima como un tema de agenda en lo mediático. Eso es lo más difícil, y ni hablar de los medios más sensacionalistas.
Nosotras hemos promovido muchas mesas de diálogo con periodistas y distintos medios porque notamos que muchas veces con casos de feminicidios hacen una espectacularización, y eso para nada favorece una actitud preventiva.
Es un camino que hay que seguir sosteniendo con mucha fuerza, estar muy atentas. En Argentina hay Defensoría de lo Público, un ente de regulación de medios. Yo participé invitada por la televisión y los medios públicos que crearon un código de ética en la comunicación que es una excelente herramienta, pero esto lo han tomado los medios públicos que son muy poquitos frente a lo que es la comunicación privada.