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Fabiola Calvo Ocampo es periodista, escritora, docente, investigadora, ha trabajado en temas de paz y tiene un doctorado en Sociología y Ciencias Políticas con la Universidad Complutense. Se presenta a sí misma como una mujer con experiencia en temas organizativos desde los 14 años, trabajando con grupos culturales, asociaciones de periodistas como Reporteros Sin Fronteras.
En 2007 fundó la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género, tras regresar de su exilio a causa del conflicto colombiano, articulándose con algunas periodistas del país que encontraron un interés y necesidad del espacio. “Algunas me dijeron que no había problemas de desigualdad en las salas de redacción y que no lo veían importancia”, recordó Calvo.
Esta Red se creó con el fin de visibilizar el papel de las mujeres en los medios de comunicación, promover sus derechos humanos e impulsar un lenguaje incluyente y no discriminatorio. Su eje es el apartado J de la Plataforma de Beijing, que aborda los temas de mujer y medios de comunicación, tras la Cumbre Mundial de la Mujer de Septiembre de 1995. También hacen parte de la Red Internacional de periodistas con Visión de Género (RIPVG) que agrupa a periodistas de 36 países.
A propósito del día del y la periodista, en entrevista con El Espectador, Calvo -quien ahora es consejera de la Red- habló sobre la importancia de realizar periodismo con enfoque de género, los avances -a paso lento- que ha tenido el país en la materia y los retos que aún existen para realizar un periodismo humano, ético y al servicio de la población.
¿Por qué es importante que se realice un periodismo con enfoque de género?
Para empezar y con motivo del 9 de febrero, el nombre oficial es el Día del Periodista, reivindicando precisamente la presencia de las mujeres en las salas de redacción y en el periodismo, en la Red siempre hemos propuesto que sea el día del y la periodista, en el solo nombre las estamos invisibilizando. Lo que no se nombra no es como si no existiera, porque sí existimos.
Sobre la importancia del enfoque de género, yo lo planteo desde la mirada de los derechos de las mujeres, de la inclusión y no discriminación, porque yo puedo incluir y discriminar. ¿Por qué? Porque necesitamos reivindicar los derechos que hemos logrado porque nada nos ha sido regalado a las mujeres. Si somos el 52 % de la población y no estamos incluidas en la visibilización, en la palabra, en lo que hacemos, pues realmente es algo que parece simple, pero no lo es, es un gesto y una actitud antidemocrática.
Cuando hablamos de enfoque de género hablamos de las mujeres, pero también de las diversidades, no solamente es hablar, sino cómo hablamos y ahí aparece la palabra y la imagen. Eso significa que hay que revolucionar la palabra y la imagen porque hay que tener en cuenta contextos y más si estamos hablando de inclusión de las mujeres y las diversidades.
Usted fue autora y editora de una guía para narrar historias con enfoque de género desde los derechos de las mujeres que ha sido un manual para muchas personas que ejercen este oficio. ¿Por qué es importante que existan materiales como estos?
La importancia que tienen esos materiales es que puede ser que a veces no se tenga la suficiente conciencia de lo que dicen esos tips y se aplican, pero de todas maneras se empieza a cambiar simbólicamente, a dar señales de cambios. Sí, tiene mucha importancia el que hagamos esos trabajos y yo sé que aquí, por ejemplo, la mayoría de medios que han aparecido en relación con los derechos de las mujeres, pues han agradecido a la Red que haya abierto camino para hacer esos trabajos.
Cuando una y un periodista llegan a una sala redacción ya viene con un acervo de conocimientos, saber y manera de ver el mundo y la que hemos tenido y tenemos es un sistema patriarcal, andocentrista, y eso lo llevamos a la elaboración de una nota, no importa en qué género periodístico sea.
A veces, se es inconsciente de todo eso que pasa en mí, con lo cual necesito por ahí a un bombillo de conciencia que alumbre y me diga: “oiga, la cosa no es por ahí”. Así nos damos cuenta de que realmente estamos haciendo algo en lo que ni siquiera hemos pensado. Al ser inconsciente hay que despertarlo para cambiarlo: ¿hablarías así de tu mamá cuando hablas de las mujeres en círculos masculinos? ¿De tu hermana, de tu abuela?
Hombres y mujeres tenemos que hacer conciencia y a veces no tenemos la oportunidad de hacer procesos largos de formación, para poder hacer seguimiento y acompañamiento, entonces nos toca recurrir a los tips y a los decálogos.
A partir de su experiencia en la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género, ¿cómo se da el cubrimiento de temas de género en los medios de comunicación del país?
Indudablemente, se ha avanzado, pero no es fácil. Que las salas de redacción asuman como tal el tema ha sido uno de los grandes avances, porque hay una preocupación a que los y las periodistas estén atentas a otras miradas. También hay un conocimiento y reconocimiento de normativas sobre los derechos de las mujeres y de la diversidad: la ley 1257 de 2008, la ley Rosa Elvira Cely, entre otras.
En Colombia hemos avanzado en el tema de derechos de las mujeres y el problema es que no hay acompañamiento, no hay seguimiento, no hay presupuesto en los mismos medios de comunicación. Aunque hemos avanzado muy lento, hemos cambiado, se ha perdido resistencia a la “a” porque se cree que hablar de género es solo hablar de mujeres y poner la “a” y es una equivocación. Hasta la Real Academia de la Lengua, que a veces se queda atrás, ha avanzado un milímetro en el cómo nombrar.
Para algunos académicos y colegas, el uso del lenguaje incluyente en las redacciones va en contra de las normas gramaticales estipuladas por la Real Academia Española (RAE), ¿usted qué opina de ello?
El lenguaje no se desgasta, cambia de acuerdo a los contextos y a los momentos históricos que viven las sociedades. Hay palabras, definiciones y maneras de nombrar que permanecen en el tiempo porque van unidas a una concepción, enfoque y análisis de la sociedad y eso cambia, al igual que los comportamientos culturales.
El lenguaje incluyente, no discriminatorio y no sexista es el impuesto y yo creo que está en la adolescencia, no tenemos que pedirle que tenga una madurez cuando es algo relativamente nuevo. Entonces hay que hacerlo de forma consciente, permanente, que permitirá fluidez y no aburrimiento a la hora de hablar, leer y escuchar.
Lo que yo creo que es muy importante es esa inclusión y cambio de la “o” por la “a” porque los símbolos crean, dan una mirada específica sobre un hecho. No es lo mismo que yo hable de “presidente” a “presidenta” por el origen etimológico, pero hay momentos en que toca saltar ciertas barreras y romper ciertas cercas para avanzar, y una de esas, es esta.
¿Cuáles son esas buenas prácticas que se deben replicar?
Habría que transversalizar todo el sistema educativo con el enfoque de género y de derechos, una manera que eso incluye la manera de nombrar y de designar, de no discriminar. En las Facultades de Comunicación y Periodismo es importante que haya una cátedra de género, pero también una transversalización de todas las notas con un enfoque de género.
Hay que ser muy coherentes en la concepción de democracia porque habla de inclusión, de no discriminación, de participación, la misma Constitución del 91 avanzó con el artículo 13. Conocer las normas nacionales e internacionales, qué es la Plataforma de Beijing. Tenemos normas, las que usted quiera y lo mismo en Colombia, resoluciones, leyes que las pueden incluir de manera pedagógica en las notas y no hacerlas aburridas porque a los periodistas también nos corresponde hacer pedagogía. En periodismo, si conocemos las políticas públicas y las normativas, podemos y estamos en la obligación de interpelar al Estado y a los gobiernos de darle cumplimiento.
Es importante continuar con los talleres, pero también ir más allá y hacer procesos que permitan acompañamiento y seguimiento. Que haya presupuesto suficiente para que las organizaciones que trabajan en esto puedan seguir acompañando y haciendo procesos.
¿Cuáles son esas malas prácticas que se deberían erradicar?
No seguir reproduciendo el androcentrismo, las relaciones de poder, el patriarcado tanto en la información como en las salas de redacción; no seguir reproduciendo violencias contra las periodistas y el acoso, que se nos está volviendo pan de cada día.
En una investigación que hicimos en la Red con la Fundación Karisma sobre periodistas sin acoso, el 73,4 % de las mujeres hablaron de violencia psicológica, que tiene que ver mucho con las diferentes violencias que se dan en el cubrimiento.
Necesitamos que las periodistas también lleguen a cargos importantes, no solo de dirección, sino de decisión; que se abran las puertas para que las periodistas tengan medios de comunicación que sean autosostenibles. No es suficiente con ser mujer para llegar a un sitio y que eso no nos garantice una mirada distinta.
¿Por qué desde el periodismo colombiano aún se cae en lugares comunes, amarillistas y violentos?
Se siguen cayendo en esos lugares comunes o en amarillismo porque son empresas, aunque no como cualquiera, sino con límites, pues generan opinión. Un periodista lo que más debe tener es respeto y ética y cuando se pierde la ética, se pierden ese conjunto de normas morales y yo diría que eso ya no es periodismo. Se cae porque se quiere vender, se quieren ganar seguidores, “likes” o “me gusta” en redes sociales, entonces ya no importa el contenido, entonces realmente, ¿eso es periodismo?
Se están pasando esas líneas rojas, el respeto, la dignidad del ser humano, se revictimiza a la víctima de una violencia. Así el o la periodista sea “machista”, hay unos elementos y principios en periodismo que no tienen por qué pasarlos. La pregunta es: ¿qué tipo de periodistas se están formando o existen en estos momentos?
En un día como hoy que se conmemora la labor de las y los periodistas de Colombia, ¿cuál sería su consejo o mensaje para ellas y ellos?
El llamado es a hacer un periodismo con el ser humano, el servicio al otro y la ética de la mano, de lo contrario, creo que no es periodismo.