La lucha de las árbitras por abrirse campo en el fútbol
El fútbol en países como Colombia es sinónimo de pasión y entrega, y para muchos representa un momento de unión. Sin embargo, históricamente, las mujeres han tenido menos oportunidades que los hombres para desempeñarse en este deporte.
Tatiana Moreno Quintero
Aunque la Liga Profesional Femenina, establecida en 2017, comenzó a destacar el talento de las mujeres, las árbitras aún enfrentan el desafío de abrirse camino en este ámbito.
Un ejemplo del largo recorrido que han tenido que transitar para ser incluidas en estos espacios es el Suramericano celebrado en Mar del Plata, Argentina, donde se documentó la primera participación femenina en la historia del fútbol.
En Colombia es difícil obtener datos sobre la cantidad de profesionales graduados en esta disciplina. Al buscar esta información no encontramos cifras en los datos abiertos del Estado, y de la Federación Colombiana de Fútbol no obtuvimos respuesta.
Entre las brechas salariales, las pruebas físicas, el machismo de la afición y la falta de oportunidades las mujeres que se desempeñan como la máxima autoridad durante 90 minutos del juego trabajan para crecer y triunfar en esta profesión.
Esta disparidad no se limita a Colombia; en el Mundial de Catar, de los 129 árbitros que participaron como jueces principales, asistentes, árbitros de línea y VAR, solo tres fueron mujeres, lo que representa apenas un 2,3 % del total.
Un escenario similar ocurre en Europa, puesto que en la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA, por su siglas en inglés) también se evidencia la baja participación de mujeres en la profesión. En la última edición de la Eurocopa, que tuvo lugar entre el 14 de junio y el 14 de julio de 2024, no hubo ninguna mujer entre los 54 árbitros asistentes.
En la Liga Europea, de los 18 árbitros, solo hay una mujer. En la Serie A, solo una mujer comparte el rol con 29 hombres, mientras que en la Premier League de la temporada 24/25 no hay ninguna.
“El arbitraje siempre ha sido un reto, y más para entrar a diferentes categorías, no es que a nosotras no nos den la oportunidad de dirigir fútbol masculino. (...) Pero el reto más grande ha sido ganarnos en el espacio con los hombres diferentes torneos”, aseguró Érika Sánchez, oriunda de Cali y árbitra profesional de fútbol en Colombia.
Los torneos masculinos, que resultan ser los que más afición reúnen en los estadios, más patrocinadores tienen y más comercializados son, han implicado que las árbitras femeninas que desean incurrir en estos espacios deban “crear o tener esa fuerza para impartir justicia en estas categorías y que se nos sea respetada y acatada de la misma manera que un hombre”, según la árbitra Sánchez.
José Borda, analista arbitral, confirma esta situación. Aunque es cierto que las oportunidades para las mujeres se han ampliado, en su experiencia se les ha dado más espacios como auxiliares, árbitras asistentes, en el VAR o como cuartas árbitras, pero no tanto en roles de árbitras centrales.
Borda resalta que es una “tarea pendiente” que tiene el deporte con las mujeres. “Hace 18 años una mujer pitó por primera vez en la Liga colombiana, su participación sí ha evolucionado y mejorado en algunos aspectos, pero la tarea pendiente es que les den la oportunidad para que participen en partidos de la Liga BetPlay Masculina”, comentó el analista.
¿La brecha salarial tiene relación con el género?
Muchas mujeres que ejercen la profesión de árbitra se ven obligadas a tener dos trabajos o múltiples fuentes de ingresos para cubrir sus necesidades. La desigualdad en la remuneración económica, vinculada al género, puede pasar inadvertida, ya que se fundamenta en las categorías y ligas.
Las brechas salariales existen en un contexto de categorías de fútbol. En el caso de la Liga femenina, según afirmó Borda, les pagan menos honorarios a los árbitros en comparación con los que ejercen en la masculina.
El salario, según se publicó en Juzgando Jueces en X, para la primera edición de 2024 en la Liga BetPlay para un árbitro central es de $2.735.000, los jueces asistentes tienen un ingreso de $1.914.000, los VAR reciben $1.370.000 y el cuatro árbitro recibe $276.000.
A nivel internacional, los salarios varían; por ejemplo, en la Eurocopa 2024 los árbitros pueden ganar hasta 10.000 euros por partido, mientras que los árbitros de VAR reciben 3.000 euros en la fase de grupos y hasta 5.000 en las eliminatorias, según la UEFA.
Mientras que en la Premier League la remuneración de un árbitro en 2024 varía entre 85.350 y 171.700 euros anuales. Para los árbitros de VAR, los ingresos son de 976 euros por partido, aumentando a 1.300 euros si actúan como colegiados.
Pero los ingresos de un árbitro están sujetos a diversos factores, como lesiones y el hecho de que no tienen garantizadas sus participaciones en partidos. “Creo que sí es importante definitivamente tener un ingreso diferente al arbitraje, ya que nosotros no estamos expuestos a ser árbitros siempre”, relató la árbitra profesional Érika Sánchez.
“Ahí no hay discriminación. Una asistente mujer gana lo mismo que gana un asistente hombre, en eso no hay diferencias. Sin embargo, sí es muy lejano lo que un árbitro en la Liga femenina gana a lo que gana un árbitro en la Liga masculina”, aseguró el analista arbitral.
¿La hinchada es machista?
Para un juez, independiente de su género, la relación con la hinchada presenta desafíos, pues al momento en el que imparten alguna medida en contra de un jugador reciben reacciones violentas. Según los expertos, las agresiones se ven distintas para ambos géneros.
La diferencia en países como Colombia radica en la cultura, donde el machismo ha arraigado creencias que limitan a las mujeres, sugiriendo que su principal ámbito de desarrollo son las labores del hogar y el cuidado.
Esto está confirmado por las vivencias de Érika que se resumen en insultos como “que se vayan a trapear”, “la mujer solo sirve para cocinar”, “usted no sirve para esto”.
Se puede creer que los agravios de la fanaticada pertenecen solo a la parte masculina, pero esto no podría estar más alejado de la realidad. Así lo contó Sánchez: “En ocasiones pensamos, nosotras las árbitras, que por ser mujeres las hinchas mujeres nos van a respetar, pero no. No ha mejorado ese pensamiento con la hincha”.
Una de las posibles causas de este fenómeno se explica en el estudio “El rol de la mujer: una perspectiva sociocultural en el fenómeno del fútbol”. Según la investigación, los estereotipos y patrones establecidos imponen limitaciones a las mujeres para acceder al entorno cultural del fútbol. En este contexto, las barras adaptan sus comportamientos y actitudes, a menudo agresivos, a estas normas culturales.
A diferencia de los hombres, las mujeres árbitras no suelen estar tan expuestas a recibir golpes o agresiones físicas. Sin embargo, se han registrado incidentes, como la agresión a la asistente de línea Jenny Torres, quien fue impactada por una moneda lanzada desde las gradas durante los cuadrangulares de la Liga BetPlay 1-2024, en el partido entre Independiente Santa Fe y La Equidad.
A pesar de estos desafíos, el panorama parece alentador. Según la percepción de los expertos, la afición está aceptando cada vez más a las mujeres y confiando en sus habilidades para arbitrar los partidos.
Los mayores retos
La condición física de un árbitro debe ser óptima, ya que debe mantenerse al ritmo de los jugadores que recorren la cancha, la cual tiene entre 90 y 120 metros de longitud, lo que requiere que los profesionales ejecuten secuencias de patrones de movimientos de diferentes intensidades en los que deben tener un ritmo de velocidad y resistencia al mismo nivel de los jugadores.
Para convertirse en árbitros, todos los aspirantes deben superar exigentes pruebas físicas, y tanto Sánchez como Borda confirman que estas son rigurosas y difíciles de aprobar. Para la árbitra de Cali, este fue uno de los mayores desafíos al ingresar a la profesión, ya que la velocidad, resistencia y agilidad requeridas no son fáciles de alcanzar, ni para ella ni para sus compañeras.
Para entender la capacidad física requerida para las mujeres en este oficio se puede tomar como ejemplo el Test FIFA 2020. Este evalúa la condición de los árbitros en velocidad y resistencia. La prueba de velocidad consiste en seis sprints de 40 metros, con tiempos máximos según la categoría: 6,00 segundos para la categoría internacional, 6,10 segundos para la categoría 2 y 6,20 segundos para categorías inferiores.
En esta prueba se evalúa la resistencia a través de un recorrido de 4.00 metros, en el cual los árbitros deben completar intervalos de 75 metros de carrera seguidos de 25 metros de caminata. Para este examen se les asigna un tiempo máximo de 15 segundos para recorrer los 75 metros de carrera y entre 18 y 22 segundos para los 25 metros de caminata.
Borda señala que es necesario mejorar la condición física de las árbitras para que puedan rendir en partidos masculinos. Además, destaca la importancia de contar con una directora encargada de supervisar sus procesos, algo que ya ocurre a nivel internacional, donde la FIFA ha implementado este rol.
Para desempeñar esta labor de manera plena es fundamental contar con una fortaleza psicológica. No solo la presión de la hinchada puede desestabilizar, sino que la exigencia de los jugadores también puede afectar el rendimiento.
Aunque hoy en día los jugadores se muestran más abiertos a la presencia de mujeres como juezas, Sánchez confirma que todavía se presentan casos de actitudes machistas. “Algunos rechazan recibir órdenes de una mujer o reconocerla como una figura de autoridad”, aseguró la caleña.
Según el analista, quienes tienen la responsabilidad de designar a mujeres como árbitras en los partidos aún muestran “recelo” ante esta situación. Explica que existe la creencia de que por ser mujeres, no serán capaces de desempeñar el rol, lo que lleva a que no sean convocadas ni se les brinden oportunidades.
Aunque la Liga Profesional Femenina, establecida en 2017, comenzó a destacar el talento de las mujeres, las árbitras aún enfrentan el desafío de abrirse camino en este ámbito.
Un ejemplo del largo recorrido que han tenido que transitar para ser incluidas en estos espacios es el Suramericano celebrado en Mar del Plata, Argentina, donde se documentó la primera participación femenina en la historia del fútbol.
En Colombia es difícil obtener datos sobre la cantidad de profesionales graduados en esta disciplina. Al buscar esta información no encontramos cifras en los datos abiertos del Estado, y de la Federación Colombiana de Fútbol no obtuvimos respuesta.
Entre las brechas salariales, las pruebas físicas, el machismo de la afición y la falta de oportunidades las mujeres que se desempeñan como la máxima autoridad durante 90 minutos del juego trabajan para crecer y triunfar en esta profesión.
Esta disparidad no se limita a Colombia; en el Mundial de Catar, de los 129 árbitros que participaron como jueces principales, asistentes, árbitros de línea y VAR, solo tres fueron mujeres, lo que representa apenas un 2,3 % del total.
Un escenario similar ocurre en Europa, puesto que en la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA, por su siglas en inglés) también se evidencia la baja participación de mujeres en la profesión. En la última edición de la Eurocopa, que tuvo lugar entre el 14 de junio y el 14 de julio de 2024, no hubo ninguna mujer entre los 54 árbitros asistentes.
En la Liga Europea, de los 18 árbitros, solo hay una mujer. En la Serie A, solo una mujer comparte el rol con 29 hombres, mientras que en la Premier League de la temporada 24/25 no hay ninguna.
“El arbitraje siempre ha sido un reto, y más para entrar a diferentes categorías, no es que a nosotras no nos den la oportunidad de dirigir fútbol masculino. (...) Pero el reto más grande ha sido ganarnos en el espacio con los hombres diferentes torneos”, aseguró Érika Sánchez, oriunda de Cali y árbitra profesional de fútbol en Colombia.
Los torneos masculinos, que resultan ser los que más afición reúnen en los estadios, más patrocinadores tienen y más comercializados son, han implicado que las árbitras femeninas que desean incurrir en estos espacios deban “crear o tener esa fuerza para impartir justicia en estas categorías y que se nos sea respetada y acatada de la misma manera que un hombre”, según la árbitra Sánchez.
José Borda, analista arbitral, confirma esta situación. Aunque es cierto que las oportunidades para las mujeres se han ampliado, en su experiencia se les ha dado más espacios como auxiliares, árbitras asistentes, en el VAR o como cuartas árbitras, pero no tanto en roles de árbitras centrales.
Borda resalta que es una “tarea pendiente” que tiene el deporte con las mujeres. “Hace 18 años una mujer pitó por primera vez en la Liga colombiana, su participación sí ha evolucionado y mejorado en algunos aspectos, pero la tarea pendiente es que les den la oportunidad para que participen en partidos de la Liga BetPlay Masculina”, comentó el analista.
¿La brecha salarial tiene relación con el género?
Muchas mujeres que ejercen la profesión de árbitra se ven obligadas a tener dos trabajos o múltiples fuentes de ingresos para cubrir sus necesidades. La desigualdad en la remuneración económica, vinculada al género, puede pasar inadvertida, ya que se fundamenta en las categorías y ligas.
Las brechas salariales existen en un contexto de categorías de fútbol. En el caso de la Liga femenina, según afirmó Borda, les pagan menos honorarios a los árbitros en comparación con los que ejercen en la masculina.
El salario, según se publicó en Juzgando Jueces en X, para la primera edición de 2024 en la Liga BetPlay para un árbitro central es de $2.735.000, los jueces asistentes tienen un ingreso de $1.914.000, los VAR reciben $1.370.000 y el cuatro árbitro recibe $276.000.
A nivel internacional, los salarios varían; por ejemplo, en la Eurocopa 2024 los árbitros pueden ganar hasta 10.000 euros por partido, mientras que los árbitros de VAR reciben 3.000 euros en la fase de grupos y hasta 5.000 en las eliminatorias, según la UEFA.
Mientras que en la Premier League la remuneración de un árbitro en 2024 varía entre 85.350 y 171.700 euros anuales. Para los árbitros de VAR, los ingresos son de 976 euros por partido, aumentando a 1.300 euros si actúan como colegiados.
Pero los ingresos de un árbitro están sujetos a diversos factores, como lesiones y el hecho de que no tienen garantizadas sus participaciones en partidos. “Creo que sí es importante definitivamente tener un ingreso diferente al arbitraje, ya que nosotros no estamos expuestos a ser árbitros siempre”, relató la árbitra profesional Érika Sánchez.
“Ahí no hay discriminación. Una asistente mujer gana lo mismo que gana un asistente hombre, en eso no hay diferencias. Sin embargo, sí es muy lejano lo que un árbitro en la Liga femenina gana a lo que gana un árbitro en la Liga masculina”, aseguró el analista arbitral.
¿La hinchada es machista?
Para un juez, independiente de su género, la relación con la hinchada presenta desafíos, pues al momento en el que imparten alguna medida en contra de un jugador reciben reacciones violentas. Según los expertos, las agresiones se ven distintas para ambos géneros.
La diferencia en países como Colombia radica en la cultura, donde el machismo ha arraigado creencias que limitan a las mujeres, sugiriendo que su principal ámbito de desarrollo son las labores del hogar y el cuidado.
Esto está confirmado por las vivencias de Érika que se resumen en insultos como “que se vayan a trapear”, “la mujer solo sirve para cocinar”, “usted no sirve para esto”.
Se puede creer que los agravios de la fanaticada pertenecen solo a la parte masculina, pero esto no podría estar más alejado de la realidad. Así lo contó Sánchez: “En ocasiones pensamos, nosotras las árbitras, que por ser mujeres las hinchas mujeres nos van a respetar, pero no. No ha mejorado ese pensamiento con la hincha”.
Una de las posibles causas de este fenómeno se explica en el estudio “El rol de la mujer: una perspectiva sociocultural en el fenómeno del fútbol”. Según la investigación, los estereotipos y patrones establecidos imponen limitaciones a las mujeres para acceder al entorno cultural del fútbol. En este contexto, las barras adaptan sus comportamientos y actitudes, a menudo agresivos, a estas normas culturales.
A diferencia de los hombres, las mujeres árbitras no suelen estar tan expuestas a recibir golpes o agresiones físicas. Sin embargo, se han registrado incidentes, como la agresión a la asistente de línea Jenny Torres, quien fue impactada por una moneda lanzada desde las gradas durante los cuadrangulares de la Liga BetPlay 1-2024, en el partido entre Independiente Santa Fe y La Equidad.
A pesar de estos desafíos, el panorama parece alentador. Según la percepción de los expertos, la afición está aceptando cada vez más a las mujeres y confiando en sus habilidades para arbitrar los partidos.
Los mayores retos
La condición física de un árbitro debe ser óptima, ya que debe mantenerse al ritmo de los jugadores que recorren la cancha, la cual tiene entre 90 y 120 metros de longitud, lo que requiere que los profesionales ejecuten secuencias de patrones de movimientos de diferentes intensidades en los que deben tener un ritmo de velocidad y resistencia al mismo nivel de los jugadores.
Para convertirse en árbitros, todos los aspirantes deben superar exigentes pruebas físicas, y tanto Sánchez como Borda confirman que estas son rigurosas y difíciles de aprobar. Para la árbitra de Cali, este fue uno de los mayores desafíos al ingresar a la profesión, ya que la velocidad, resistencia y agilidad requeridas no son fáciles de alcanzar, ni para ella ni para sus compañeras.
Para entender la capacidad física requerida para las mujeres en este oficio se puede tomar como ejemplo el Test FIFA 2020. Este evalúa la condición de los árbitros en velocidad y resistencia. La prueba de velocidad consiste en seis sprints de 40 metros, con tiempos máximos según la categoría: 6,00 segundos para la categoría internacional, 6,10 segundos para la categoría 2 y 6,20 segundos para categorías inferiores.
En esta prueba se evalúa la resistencia a través de un recorrido de 4.00 metros, en el cual los árbitros deben completar intervalos de 75 metros de carrera seguidos de 25 metros de caminata. Para este examen se les asigna un tiempo máximo de 15 segundos para recorrer los 75 metros de carrera y entre 18 y 22 segundos para los 25 metros de caminata.
Borda señala que es necesario mejorar la condición física de las árbitras para que puedan rendir en partidos masculinos. Además, destaca la importancia de contar con una directora encargada de supervisar sus procesos, algo que ya ocurre a nivel internacional, donde la FIFA ha implementado este rol.
Para desempeñar esta labor de manera plena es fundamental contar con una fortaleza psicológica. No solo la presión de la hinchada puede desestabilizar, sino que la exigencia de los jugadores también puede afectar el rendimiento.
Aunque hoy en día los jugadores se muestran más abiertos a la presencia de mujeres como juezas, Sánchez confirma que todavía se presentan casos de actitudes machistas. “Algunos rechazan recibir órdenes de una mujer o reconocerla como una figura de autoridad”, aseguró la caleña.
Según el analista, quienes tienen la responsabilidad de designar a mujeres como árbitras en los partidos aún muestran “recelo” ante esta situación. Explica que existe la creencia de que por ser mujeres, no serán capaces de desempeñar el rol, lo que lleva a que no sean convocadas ni se les brinden oportunidades.