Las mujeres: más cerca de la pobreza y lejos de la equidad económica
Los hogares con jefatura femenina están más expuestos a la pobreza monetaria como consecuencia de la lenta recuperación de sus trabajos después de la pandemia, reveló hoy el DANE.
Este martes, el DANE evidenció que en 2021 la pobreza monetaria en Colombia fue de 39,3 % y el de pobreza monetaria extrema de 12,2 %, cifras que muestran una mejoría a nivel nacional en relación con el 2020, cuando estos indicadores alcanzaron el 42, 5 % y el 15,1 %, respectivamente. Pese a los avances, que se deben a la reactivación económica en algunos sectores, las mujeres siguen en desventaja frente a los hombres para superar condiciones de pobreza; una problemática que no es nueva y que después de la pandemia ha significado una ampliación en la brecha de género.
El desempleo, la informalidad, la sobrecarga en el trabajo de cuidado no remunerado y las dificultades para acceder a la educación son algunos de los factores que han incidido en que las mujeres estén más expuestas a condiciones de vulnerabilidad. El último informe del DANE muestra que en los hogares con una jefatura femenina la pobreza monetaria llega al 42,9 %, es decir 5,9 % por encima de los hogares con un hombre como jefe donde el porcentaje es de 37 % y superando el promedio nacional, que es de 39,3 %.
Durante 2020, el año más crítico de la pandemia, el número de mujeres ocupadas se redujo en 1,4 millones, mientras que el de los hombres disminuyó en 1 millón; para ese entonces la tasa de desempleo alcanzó el 20,4 % para las mujeres y el 12,7 % para ellos, una brecha casi del 8 %.
Hasta ahora, las cifras han disminuido, pero la brecha sigue siendo amplia, pues mientras que la tasa de desempleo en febrero de este año fue del 10,3 % para los hombres, para las mujeres estuvo seis puntos porcentuales por encima, con 16 %. Es decir, por cada hombre que ha recuperado su trabajo, cuatro mujeres no lo han hecho. Esto se debe, en parte, a que algunos de los sectores donde la recuperación económica va en aumento, como la construcción, tienen una subrepresentación femenina.
También te puede interesar: La pobreza bajó en la reactivación económica, pero no vuelve a niveles prepandemia
Otro de los efectos de la pandemia que siguen resintiendo las mujeres es la sobrecarga de las labores de cuidado y del hogar a las que dedican 7:46 horas cada día, frente a las 3:06 horas de los hombres según la última ENUT realizada por el DANE, que además de no ser remuneradas limitan su participación en puestos de trabajo remunerados y formales, en espacios de participación y formación. Por si esto no fuera suficiente, también las expone a situaciones de violencias basadas en género.
La responsabilidad impuesta sobre las tareas del hogar ha hecho que las mujeres sean más propensas a trabajar desde la informalidad para poder distribuir su tiempo en estas labores. Según una investigación de la Universidad Nacional, el 75 % de las mujeres en edad para trabajar “están dentro de las categorías de informalidad más precaria (informalidad de subsistencia e informalidad mixta), con ingresos promedio mensuales inferiores a 210.000 pesos, mientras que la cifra para los hombres es de un 54 %”.
En general, la carga de las mujeres ha aumentado en labores del hogar, pero también en la jefatura del hogar; según la Encuesta de Calidad de Vida de 2021, el 43,1 % de los hogares en el país reconocieron como jefa de la casa a una mujer, 3,3 puntos más que en el 2020, cuando fue el 39,8 %, y 7,4 más que en el 2019, cuando el porcentaje era del 35,7 %.
La relación entre hogares con jefatura femenina y hogares en condiciones de pobreza monetaria es preocupante, pues evidenciaría que los esfuerzos para incluir a las mujeres en el mercado laboral no están siendo suficientes o no están teniendo resultados tan acelerados como la reactivación económica o el incremento de la canasta familiar básica a la que deberían poder acceder.
Te recomendamos: En ocho departamentos de Colombia más de la mitad de sus habitantes son pobres
Actualmente, ese 42,9 % de hogares en condiciones de pobreza monetaria con jefatura femenina subsiste, en promedio, con un ingreso mensual de $1.416.124 (en casos de familias con cuatro integrantes), mientras que la línea de pobreza monetaria por individuo se sitúa en $354.031, es decir con el 35,4 % de un salario mínimo.
En los centros poblados y rurales dispersos la pobreza monetaria llega al 48,6 % en los hogares con jefatura femenina y al 43,1 % en aquellos donde un hombre es el jefe del hogar. Si bien la pobreza monetaria extrema se redujo en 1,3 millones de personas en 2021, frente al 2020, los datos del informe del DANE no especifican de forma diferenciada cuántos mujeres y hombres hacen parte de este grupo.
Este martes, el DANE evidenció que en 2021 la pobreza monetaria en Colombia fue de 39,3 % y el de pobreza monetaria extrema de 12,2 %, cifras que muestran una mejoría a nivel nacional en relación con el 2020, cuando estos indicadores alcanzaron el 42, 5 % y el 15,1 %, respectivamente. Pese a los avances, que se deben a la reactivación económica en algunos sectores, las mujeres siguen en desventaja frente a los hombres para superar condiciones de pobreza; una problemática que no es nueva y que después de la pandemia ha significado una ampliación en la brecha de género.
El desempleo, la informalidad, la sobrecarga en el trabajo de cuidado no remunerado y las dificultades para acceder a la educación son algunos de los factores que han incidido en que las mujeres estén más expuestas a condiciones de vulnerabilidad. El último informe del DANE muestra que en los hogares con una jefatura femenina la pobreza monetaria llega al 42,9 %, es decir 5,9 % por encima de los hogares con un hombre como jefe donde el porcentaje es de 37 % y superando el promedio nacional, que es de 39,3 %.
Durante 2020, el año más crítico de la pandemia, el número de mujeres ocupadas se redujo en 1,4 millones, mientras que el de los hombres disminuyó en 1 millón; para ese entonces la tasa de desempleo alcanzó el 20,4 % para las mujeres y el 12,7 % para ellos, una brecha casi del 8 %.
Hasta ahora, las cifras han disminuido, pero la brecha sigue siendo amplia, pues mientras que la tasa de desempleo en febrero de este año fue del 10,3 % para los hombres, para las mujeres estuvo seis puntos porcentuales por encima, con 16 %. Es decir, por cada hombre que ha recuperado su trabajo, cuatro mujeres no lo han hecho. Esto se debe, en parte, a que algunos de los sectores donde la recuperación económica va en aumento, como la construcción, tienen una subrepresentación femenina.
También te puede interesar: La pobreza bajó en la reactivación económica, pero no vuelve a niveles prepandemia
Otro de los efectos de la pandemia que siguen resintiendo las mujeres es la sobrecarga de las labores de cuidado y del hogar a las que dedican 7:46 horas cada día, frente a las 3:06 horas de los hombres según la última ENUT realizada por el DANE, que además de no ser remuneradas limitan su participación en puestos de trabajo remunerados y formales, en espacios de participación y formación. Por si esto no fuera suficiente, también las expone a situaciones de violencias basadas en género.
La responsabilidad impuesta sobre las tareas del hogar ha hecho que las mujeres sean más propensas a trabajar desde la informalidad para poder distribuir su tiempo en estas labores. Según una investigación de la Universidad Nacional, el 75 % de las mujeres en edad para trabajar “están dentro de las categorías de informalidad más precaria (informalidad de subsistencia e informalidad mixta), con ingresos promedio mensuales inferiores a 210.000 pesos, mientras que la cifra para los hombres es de un 54 %”.
En general, la carga de las mujeres ha aumentado en labores del hogar, pero también en la jefatura del hogar; según la Encuesta de Calidad de Vida de 2021, el 43,1 % de los hogares en el país reconocieron como jefa de la casa a una mujer, 3,3 puntos más que en el 2020, cuando fue el 39,8 %, y 7,4 más que en el 2019, cuando el porcentaje era del 35,7 %.
La relación entre hogares con jefatura femenina y hogares en condiciones de pobreza monetaria es preocupante, pues evidenciaría que los esfuerzos para incluir a las mujeres en el mercado laboral no están siendo suficientes o no están teniendo resultados tan acelerados como la reactivación económica o el incremento de la canasta familiar básica a la que deberían poder acceder.
Te recomendamos: En ocho departamentos de Colombia más de la mitad de sus habitantes son pobres
Actualmente, ese 42,9 % de hogares en condiciones de pobreza monetaria con jefatura femenina subsiste, en promedio, con un ingreso mensual de $1.416.124 (en casos de familias con cuatro integrantes), mientras que la línea de pobreza monetaria por individuo se sitúa en $354.031, es decir con el 35,4 % de un salario mínimo.
En los centros poblados y rurales dispersos la pobreza monetaria llega al 48,6 % en los hogares con jefatura femenina y al 43,1 % en aquellos donde un hombre es el jefe del hogar. Si bien la pobreza monetaria extrema se redujo en 1,3 millones de personas en 2021, frente al 2020, los datos del informe del DANE no especifican de forma diferenciada cuántos mujeres y hombres hacen parte de este grupo.