Mujeres en la cadena agroalimentaria, claves para la conservación ambiental

En esta entrevista, Morgan Gillespy, directora ejecutiva de The Food and Land Use Coalition (FOLU), explica la importancia de las mujeres en la cadena agroalimentaria y la necesidad de involucrarlas en todo tipo de roles para mejorar la gestión de los impactos ambientales.

Silvia Corredor Rodríguez
17 de agosto de 2024 - 02:00 p. m.
Morgan Gillespy, directora ejecutiva de The Food and Land Use Coalition (FOLU).
Morgan Gillespy, directora ejecutiva de The Food and Land Use Coalition (FOLU).
Foto: Archivo particular

The Food and Land Use Coalition (FOLU) es una coalición de organizaciones e individuos, creada en 2017 para atender “la urgente necesidad de transformar la forma en que producimos y consumimos alimentos y utilizamos nuestra tierra para las personas, la naturaleza y el clima”. Hablamos con su directora ejecutiva, Morgan Gillespy, quien en esta entrevista explica la relación entre la producción de alimentos, la crisis climática y el rol fundamental de las mujeres en todo el sistema.

Este año Colombia será anfitrión de la COP16 sobre biodiversidad. Sabemos que FOLU participará en este evento. ¿Por qué es importante hablar de alimentación y uso del suelo en relación con la biodiversidad?

Primero que todo, la humanidad depende de la naturaleza y su biodiversidad para producir alimentos nutritivos para todos. Una diversidad de plantas, animales y bacterias es crucial para asegurar la producción de alimentos con alto valor nutricional y para sostener los procesos ecosistémicos subyacentes que hacen posible la agricultura.

Sin embargo, las formas en que usamos nuestras tierras y producimos nuestros alimentos tienen un impacto directo en la biodiversidad. De hecho, la producción agrícola se ha convertido en una de las mayores causas de deforestación y pérdida de biodiversidad.

Los sistemas agrícolas convencionales a menudo dependen de monocultivos y del uso intensivo de pesticidas y fertilizantes, lo cual degrada el suelo, deteriora los ecosistemas y acelera la pérdida de hábitats y el declive de especies tanto vegetales como animales.

En FOLU abogamos por una visión holística de nuestros sistemas alimentarios. Esto significa que reconocemos que los sistemas alimentarios incluyen la biodiversidad, así como la naturaleza y el medio ambiente en general. Pero no podemos hablar de nuestros sistemas alimentarios sin hacerlo también de las personas. Hay más de mil millones de personas empleadas en los sistemas agroalimentarios del mundo, y dependen de la naturaleza para producir los alimentos que comemos. Necesitamos asegurar que nuestros sistemas funcionen tanto para los agricultores del mundo como para los consumidores del mundo, y eso significa garantizar que todos puedan permitirse alimentos saludables, diversos y nutritivos producidos de maneras que regeneren la naturaleza y la biodiversidad.

Después de la adopción del marco Kunming-Montreal en la COP15, la COP16 en Cali será una ocasión trascendental para solidificar, seguir el rumbo y acelerar el progreso sobre cómo las acciones en los sistemas alimentarios pueden ayudarnos a alcanzar las metas recientemente acordadas del Marco Global de Biodiversidad.

Continuar con el negocio como de costumbre resultaría en una degradación ambiental continua, lo que significa cadenas de suministro menos resilientes, precios y suministros de alimentos volátiles, mayor inseguridad alimentaria, suelos y paisajes degradados, y riesgo continuo para los agricultores del mundo, lo que significa menos resiliencia a los choques climáticos y desafíos económicos continuos.

Transformar la manera en que los países producen y financian los alimentos de manera que protejan y apoyen a la naturaleza, a los agricultores y a los grupos marginados, como los pueblos indígenas y las mujeres, será crucial para lograr el histórico acuerdo global para detener la pérdida de biodiversidad.

En este escenario, ¿cuál es el papel de las mujeres?

Para entender el papel de las mujeres en los temas ambientales debemos reconocer su participación histórica en la gestión de recursos. En muchos países en desarrollo las mujeres han sido tradicionalmente las primeras en responder a las necesidades ambientales, participando en actividades como la recolección de agua, el cuidado del ganado, la búsqueda de alimentos y la recolección de leña. Las mujeres también han desempeñado roles cruciales en la producción de alimentos y la gestión del suelo, especialmente en áreas rurales.

A pesar de sus importantes contribuciones, en muchos países las mujeres carecen de voz en la toma de decisiones sobre el uso del suelo y no tienen acceso equitativo a los recursos necesarios.

Como guardianas vitales de la naturaleza, a menudo son también las primeras en experimentar los impactos del cambio climático o ambiental, impactos que pueden obligarlas a viajar mayores distancias para recolectar agua y otros recursos esenciales para sus familias.

Pero las mujeres no solo contribuyen a nivel de base. También debemos mejorar nuestros esfuerzos para reconocer e involucrar a científicas, investigadoras, responsables de políticas y empresarias, y a todas las personas que forman parte de la misión de proteger y restaurar nuestro mundo natural. Incluyendo a la multitud de mujeres inspiradoras con las que tengo el gran placer de trabajar en la comunidad de ONG.

A medida que implementamos la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica durante la próxima década, es crucial priorizar la participación e involucramiento de mujeres y niñas. Esto incluye expandir sus roles, especialmente en regiones y culturas donde todavía enfrentan desigualdad y, para ser franca, esto desafortunadamente aún está presente en casi todos los países del mundo, incluido mi país natal, Estados Unidos.

¿Por qué es importante que las mujeres desempeñen un papel líder en la preservación del medio ambiente y los sistemas alimentarios?

Las mujeres son poderosos agentes de cambio. Las mujeres tienen un papel central en la producción de alimentos y en las decisiones relacionadas con la nutrición, la salud y la población. Tienen el potencial de moldear la transformación de los sistemas alimentarios, pero en la mayoría de los contextos tienen capacidad limitada para hacerlo.

Para ilustrar, comparto algunas estadísticas claves. En los países en desarrollo las mujeres constituyen hasta el 40 % de la fuerza laboral agrícola; en América Latina representan el 20 % y en algunas partes de Asia y África superan el 50 %. Sin embargo, las agricultoras reciben solo el 10 % de la ayuda total para agricultura, silvicultura y pesca, y apenas el 5 % de todos los servicios de extensión agrícola. No podemos transformar los sistemas alimentarios excluyendo a una población que representa entre el 20 y 50 % de la fuerza laboral rural.

Más allá de su trabajo en la producción, procesamiento y comercialización de alimentos, las mujeres también almacenan, limpian, preparan, cocinan y sirven gran parte de los alimentos que se consumen y cuidan a los niños. En muchos hogares, las mujeres también toman las decisiones claves para sus familias relacionadas con la nutrición y la salud. Pero las mujeres pueden ser actores claves a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos y dentro del sistema. Ya sea en el campo, en una tienda, en casa, detrás de una pantalla o trabajando para una iniciativa como FOLU, tienen la capacidad de hacer un impacto sustancial donde sea que estén.

Hay muchos ejemplos que apoyan este punto. Las investigaciones muestran que incluir a las mujeres en grupos de gestión forestal y pesquera puede conducir a una mejor gobernanza de los recursos y a mejores resultados de conservación.

En Ruanda, las reformas de tenencia de la tierra que reducen las barreras de género a la propiedad de la tierra han llevado a un aumento significativo en la inversión en conservación del suelo por parte de los hogares encabezados por mujeres.

Fundamentalmente, creo que todos aspiramos a dejar el mundo en un mejor lugar para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Mi hija acaba de cumplir seis años y quiero ser un ejemplo para ella de lo que podemos lograr como mujeres. Que pueden apoyarse mutuamente y levantarse unas a otras, que podemos ser madres, hijas, hermanas y parejas, Así como líderes, empresarias, responsables de políticas e innovadoras. Es muy importante que las mujeres sean visibles en todo el trabajo crítico que hacemos, ya sea cuidando la tierra o liderando coaliciones ambientales. Todos tenemos un papel que desempeñar en la creación de un mundo futuro en el cual estemos orgullosos de vivir y contribuir a él.

La Agenda 2030 incluye la igualdad de género como uno de sus 17 ODS (ODS 5). ¿Cómo ha trabajado FOLU para integrar la igualdad de género en la transformación de los sistemas alimentarios y de uso del suelo?

En FOLU ponemos a las personas en el centro de todo lo que hacemos. Así que en lugar de abordar la igualdad de género por sí sola, la vemos como un tema transversal y un habilitador del cambio. Asegurar que las mujeres tengan oportunidades iguales para participar y beneficiarse de la transformación de los sistemas alimentarios es clave.

Reconocemos que hay un acceso desigual a recursos como la tierra, el crédito, la información y la tecnología, y esto representa una barrera significativa para las mujeres, especialmente aquellas que viven en áreas rurales.

Nos esforzamos por asegurar que las mujeres estén involucradas y consideradas en nuestros procesos colectivos y en nuestro trabajo. Creemos que es importante que participen de manera equitativa en los espacios de toma de decisiones.

Esto puede incluir la representación de las mujeres en organizaciones agrícolas, cooperativas y en la formulación de políticas locales y nacionales sobre alimentación y uso del suelo.

Por ejemplo, en India hemos explorado el papel de las mujeres en ciertas comunidades y cadenas de suministro. El año pasado lanzamos un cortometraje que captura la profunda relación entre las agricultoras y los mijo. El filme sigue el fascinante viaje del mijo, una vez considerado una causa perdida, transformándose en un superalimento reconocido. Destaca el papel crucial de las mujeres, particularmente de las comunidades marginadas en esta evolución.

FOLU tiene plataformas nacionales en Brasil, China, Colombia, Etiopía, India, Indonesia y Kenia. ¿Por qué se eligieron estos países?

FOLU ha establecido plataformas nacionales en Brasil, China, Colombia, Etiopía, India, Indonesia y Kenia debido a sus importantes poblaciones y roles cruciales en la producción de alimentos. Estos países representan casi la mitad de la población mundial y el 40 % de la producción mundial de alimentos, lo que significa que cualquier mejora en sus sistemas alimentarios y uso de la tierra puede tener un impacto global significativo. También poseen el 50 % de los bosques tropicales primarios del mundo, cuya conservación es vital para la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.

La elección de estos países también se debe a la diversidad de sus contextos sociales, políticos, económicos e institucionales, lo que permite a FOLU desarrollar y adaptar intervenciones específicas y relevantes. Esta capacidad de ser flexible y aprender de diferentes escenarios es una de las fortalezas de FOLU.

En el futuro, FOLU tiene como objetivo expandir su presencia entre los principales actores del sistema alimentario mundial y se guiará por siete criterios clave: área de tierra; emisiones agrícolas actuales y futuras proyectadas; impacto agrícola en la biodiversidad o la cubierta forestal; producción; consumo (incluidos los impactos en la salud); flujos comerciales y población. Es igualmente importante que exista una fuerte demanda interna, acompañada de una gran ambición nacional en materia de alimentos y uso de la tierra.

¿Cómo se interconecta el trabajo de estas plataformas?

Una de las contribuciones más valiosas de FOLU es la interacción entre nuestros socios internacionales y nuestras plataformas nacionales, que actúan como un “volante” para compartir las mejores prácticas, los aprendizajes, los desafíos y las oportunidades entre nosotros. Ha sido inspirador ver cómo podemos tomar grandes iniciativas globales e implementarlas a nivel nacional, al mismo tiempo que elevamos las historias de éxito nacionales a grandes conferencias internacionales como la COP del Clima de la CMNUCC.

Creemos que para abordar eficazmente los desafíos sistémicos, debemos adoptar un enfoque sistémico, abordando tanto las realidades globales como las locales. Esto implica establecer conexiones y fomentar el diálogo y el aprendizaje sobre cuestiones clave de diferentes maneras. ¿Cómo se ve esto en la práctica? Por ejemplo, algunos de los miembros de nuestro equipo han organizado visitas de aprendizaje transnacionales sobre temas como la agricultura regenerativa para intercambiar ideas y encontrar soluciones.

Hemos creado comunidades de práctica a nivel de coalición sobre otras áreas temáticas clave, como la pérdida y el desperdicio de alimentos, para que los colegas que trabajan en este tema en Indonesia puedan aprender cómo la gente de Kenia está abordando los mismos problemas.

También nos centramos en análisis de investigación que aborden las necesidades globales pero que estén fundamentados en realidades nacionales. Un ejemplo es nuestro modelo de financiación de soluciones basadas en la naturaleza (SbN), que analiza diferentes mecanismos que se pueden utilizar para proporcionar la financiación necesaria a las soluciones basadas en la naturaleza de mayor impacto en un país determinado, lo que ya hemos llevado a cabo en tres países, incluida Colombia. Por último, también organizamos eventos anuales de aprendizaje que reúnen a miembros de toda la Coalición, con el objetivo de acelerar la transformación de los sistemas alimentarios de formas inclusivas, diversas e innovadoras.

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