“Persiste una falta de credibilidad las mujeres en ciertos deportes”: Bibiana Aído
Para Bibiana Aído Almagro, representante de ONU Mujeres en Colombia, es indispensable mayor participación de las mujeres en espacios de toma de decisiones y prevención de violencia basada en género para lograr la equidad en el deporte.
Paula Andrea Casas
Laura Alejandra Moreno Urriaga
En el primer semestre de este año el fútbol profesional femenino tuvo un avance importante, cuando el torneo pasó de contar con 11 equipos a 17, una duración de casi cuatro meses, 150 partidos disputados y una final entre América y Cali que contó con la presencia de más de 33 mil aficionados en el estadio Pascual Guerrero. Lo que no se esperaba era que, para el segundo semestre, después de ser sede y finalista de la Copa América Femenina, ni liga habría, lo que dejaría en evidencia la brecha que existe en el apoyo, la financiación y las condiciones de trabajo para el deporte femenino.
Pero la brecha no solo es económica, sino que existen otros factores, como los sesgos en el proceso de formación deportiva y la falta de participación de las mujeres en las dirigencias, los que han rezagado el avance de las mujeres en distintas disciplinas deportivas.
Desde este año, el Gobierno y ONU Mujeres se dieron a la tarea de encontrar mecanismos que puedan reducir la brecha de género en el deporte, con una inversión conjunta de $2.200 millones, de los cuales $1.100 millones fueron aportados por el Ministerio del Deporte y $1.100 millones por ONU Mujeres, que resultaron en una política pública para la equidad de género en este campo.
Para Bibiana Aído Almagro, representante de ONU Mujeres en Colombia, “la igualdad después de tantos siglos de discriminación no va a llegar por sí sola ni este ámbito ni en ningún otro. Hacen falta medidas de acción positiva, hacen falta recursos, presupuesto, voluntad política, participación del sector privado, etc., en todos los ámbitos donde siguen existiendo brechas”.
Además de una política pública, el 1° de junio, el anterior gobierno firmó el Decreto 941 de 2022 para impulsar el deporte femenino que, entre otras, asegura que “en cada contrato o convenio destinado a financiar o cofinanciar el desarrollo de actividades a cargo de federaciones deportivas nacionales, convencionales o paralímpicas, el Ministerio estableció un porcentaje mínimo del 30 % de la asignación anual para financiar la promoción y/o la proyección del deporte femenino”.
Aído Almagro explica los retos que tendrá el nuevo Gobierno para implementar esa política pública de equidad en el deporte, las barreras a las que se enfrentan las deportistas y cómo estos lineamientos podrían mitigar la brecha de género que persiste.
¿Por qué la equidad en el deporte impulsaría la equidad en otros sectores?
El deporte es uno de los ámbitos donde persisten brechas, pero además es una de las plataformas más poderosas del mundo, tiene el poder de cambiar vidas y de liderar el avance hacia la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en toda su diversidad. Avanzar en una política pública del deporte que promueva la igualdad de género en todos los niveles es un acelerador clave para el cierre de brechas entre hombres y mujeres en todos los ámbitos.
Cuando se avanza en igualdad de género en deporte se rompen estereotipos y se ayuda a crear nuevos imaginarios, y un ejemplo muy reciente es la Copa América femenina con todos los triunfos, la clasificación de Colombia al Mundial Femenino de Fútbol y a los Juegos Olímpicos de París 2024, eso rompe con ese estereotipo de que solo los hombres pueden ser futbolistas. Ver a más mujeres futbolistas triunfando contribuye a cambiar muchos estereotipos no solo en el ámbito del deporte, sino respecto al rol de las mujeres en muchos otros lugares de la sociedad.
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Es hora de ver a muchas más mujeres futbolistas, ciclistas, boxeadoras y en deportes que históricamente han sido desempeñados por los hombres e igualmente, ver a más mujeres periodistas cubriendo eventos deportivos que históricamente han sido considerados como solo interés de los hombres.
¿Cuáles serían los riesgos para la sociedad al no implementar políticas de equidad de género en el deporte?
Un riesgo es seguir muy rezagados o retroceder en igualdad de género. Hay que tener en cuenta que después del covid-19 hay un retroceso en los derechos de las mujeres y en la inversión para el avance de la igualdad de género a nivel global, y este es uno de los ámbitos en los que sin duda hay que poner recursos, voluntad política, trabajo decidido para contribuir a seguir avanzando y a no caer en un retroceso. Colombia es el primer país que está apuntando al máximo nivel rector del deporte con unos lineamientos concretos de política pública para promover la igualdad de género en el deporte, eso supone un avance y servirá de referente para muchos países de la región.
¿Cómo se construyó la propuesta de una política de equidad de género en el deporte?
Estos lineamientos son unas recomendaciones, resultado de un proceso de validación y de diagnóstico que contó con la participación de entidades y organizaciones claves dentro del sistema nacional de deporte, pero también de las mujeres diversas de seis regiones de Colombia. Gracias a este trabajo participativo se identificaron las principales brechas de género en el deporte, las principales barreras a las que se enfrentan las mujeres para estar en el sector deportivo y poder ejercer sus derechos en condiciones de plena igualdad.
El resultado es importante, porque son un marco de principios y recomendaciones para poder orientar el diseño, la implementación, el seguimiento y la evaluación de las políticas públicas que buscan garantizar para hombres y mujeres los mismos derechos, y las mismas oportunidades y beneficios asociados tanto a la práctica del deporte como de la recreación y la actividad física.
¿En qué consisten los lineamientos de esa política pública?
Es un set de seis principios. El primero es relativo al liderazgo, que haya esfuerzos para promover el liderazgo de las mujeres y la igualdad de género en rangos de gobernanza, partiendo de que la participación de las mujeres en los ámbitos de decisión en el sector del deporte sigue siendo muy baja; por ejemplo, solo cinco de las 57 federaciones afiliadas al Comité Olímpico Colombiano son lideradas por mujeres.
El segundo está asociado a prevenir y enfrentar la violencia contra las mujeres y las niñas en el deporte, porque es imposible hablar de igualdad de género en el deporte sin eliminar todo tipo de violencias.
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El tercero está destinado a reducir las diferencias de inversión en el deporte femenino porque sigue recibiendo mucha menos inversión que el masculino, también para promover esa igualdad económica porque la brecha salarial es muy alta.
El cuarto es promover la participación igualitaria de las mujeres y la representación más pensada en los medios de comunicación; el quinto está relacionado con ofrecer las mismas oportunidades a las chicas en deportes, en educación física, desde edades más tempranas, donde vemos que el porcentaje de niñas que no cumplen con los niveles de ejercicio recomendado está en el 80 %. Desde pequeñas está esa diferencia y continúa a lo largo de toda su trayectoria, pues 22 de cada 100 personas que se gradúan de pregrado en educación superior en el sector deporte son mujeres, y esto no va mejorando. El sexto principio es el monitoreo, la evaluación y la información pública de los avances.
¿Cómo influye el cambio de gobierno en la implementación de este proyecto?
El cambio de gobierno es una oportunidad para poder seguir avanzando con estos lineamientos, concretarlos en políticas públicas claras, con recursos claros, con programas e iniciativas claras. Estos son los principios claves que deben estar en cualquier política pública de equidad de género en el deporte.
Podemos decir que por primera vez un país en América Latina cuenta con unos lineamientos de política pública para promover la igualdad de género en el deporte, y lo hace desde el máximo nivel rector dentro de su sistema deportivo. Ha habido una voluntad del Ministerio del Deporte para avanzar en esta materia.
¿Qué tipo de iniciativas promueven el deporte y la equidad en contextos de conflicto, como es el caso de Colombia?
Un ejemplo es el trabajo que hicimos con la Asociación Jordana de fútbol que a través del programa “Empoderando a las niñas”, por medio de la educación física y el deporte, en el marco de la guerra civil en Siria, vemos que las niñas se perfilaron como lideresas de sus comunidades con capacidad para generar condiciones de tolerancia y de convivencia entre las comunidades siria y jordana en medio de la guerra. Estamos mapeando algunas experiencias que pueden ser muy interesantes para replicarlas.
¿Cómo ha sido el proceso de promover la equidad en el deporte en otros países?
Tenemos algunas experiencias a nivel internacional que son exitosas, pero no han sido lineamientos de política pública como los que se han presentado en Colombia, que es el primer país en la región. Otra experiencia exitosa es el plan de la Comisión Europea que tiene una serie de recomendaciones para los Estados miembros, sobre todo en temas de liderazgo, de participación de las mujeres en toma de decisiones, de eliminación de violencias basadas en género.
Por ejemplo, ONU Mujeres impulsó con el Comité Olímpico Internacional la iniciativa “Una historia llega a la otra” para empoderar a niñas y adolescentes que tuvo un impacto positivo; se aumentó en un 43 % el porcentaje de niñas que se consideran lideresas entre las que participaron en este programa.
¿Hay algún referente de la implementación de este tipo de políticas públicas en el mundo?
Tenemos experiencias aisladas que pueden ser inspiradoras y servir de referente, pero lamentablemente la igualdad de género en el ámbito deportivo no se ha consolidado todavía en ningún país del mundo. Es uno de los sectores donde siguen permaneciendo mayores cosas de machismo y estigmatización. Son muchas las barreras que siguen sufriendo las mujeres a nivel global para acceder en igualdad de condiciones al ámbito deportivo; en muchas disciplinas deportivas las mujeres han sido excluidas no solo en la práctica deportiva, sino también en la toma de decisiones.
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¿Cuáles son esas barreras a las que se siguen enfrentando las deportistas?
Hay un tema fuerte de estigmatización que sigue existiendo donde se cree que las mujeres no pueden practicar ciertos deportes o que no son tan buenas como los hombres, y eso hace que algunas deportistas pierdan el paso o que se sientan rechazadas si eligen prácticas deportivas que históricamente han sido para los hombres, persiste una falta de credibilidad en las habilidades de las mujeres en determinadas prácticas.
También hay un tema de violencia basada en género en el que hay que trabajar en prevención, atención y sanción de estas violencias, esto es totalmente clave para que las deportistas puedan vivir una vida libre de todo tipo de violencias. Hay otro aspecto que está en todos los ámbitos y no es menor: la sobrecarga del cuidado no remunerado, porque para las mujeres deportistas que tienen largas jornadas de trabajo y entrenamiento es importante avanzar en la redistribución, reducción y reconocimiento de ese trabajo de cuidado que permita esa conciliación entre la vida profesional y la vida familiar.
En el primer semestre de este año el fútbol profesional femenino tuvo un avance importante, cuando el torneo pasó de contar con 11 equipos a 17, una duración de casi cuatro meses, 150 partidos disputados y una final entre América y Cali que contó con la presencia de más de 33 mil aficionados en el estadio Pascual Guerrero. Lo que no se esperaba era que, para el segundo semestre, después de ser sede y finalista de la Copa América Femenina, ni liga habría, lo que dejaría en evidencia la brecha que existe en el apoyo, la financiación y las condiciones de trabajo para el deporte femenino.
Pero la brecha no solo es económica, sino que existen otros factores, como los sesgos en el proceso de formación deportiva y la falta de participación de las mujeres en las dirigencias, los que han rezagado el avance de las mujeres en distintas disciplinas deportivas.
Desde este año, el Gobierno y ONU Mujeres se dieron a la tarea de encontrar mecanismos que puedan reducir la brecha de género en el deporte, con una inversión conjunta de $2.200 millones, de los cuales $1.100 millones fueron aportados por el Ministerio del Deporte y $1.100 millones por ONU Mujeres, que resultaron en una política pública para la equidad de género en este campo.
Para Bibiana Aído Almagro, representante de ONU Mujeres en Colombia, “la igualdad después de tantos siglos de discriminación no va a llegar por sí sola ni este ámbito ni en ningún otro. Hacen falta medidas de acción positiva, hacen falta recursos, presupuesto, voluntad política, participación del sector privado, etc., en todos los ámbitos donde siguen existiendo brechas”.
Además de una política pública, el 1° de junio, el anterior gobierno firmó el Decreto 941 de 2022 para impulsar el deporte femenino que, entre otras, asegura que “en cada contrato o convenio destinado a financiar o cofinanciar el desarrollo de actividades a cargo de federaciones deportivas nacionales, convencionales o paralímpicas, el Ministerio estableció un porcentaje mínimo del 30 % de la asignación anual para financiar la promoción y/o la proyección del deporte femenino”.
Aído Almagro explica los retos que tendrá el nuevo Gobierno para implementar esa política pública de equidad en el deporte, las barreras a las que se enfrentan las deportistas y cómo estos lineamientos podrían mitigar la brecha de género que persiste.
¿Por qué la equidad en el deporte impulsaría la equidad en otros sectores?
El deporte es uno de los ámbitos donde persisten brechas, pero además es una de las plataformas más poderosas del mundo, tiene el poder de cambiar vidas y de liderar el avance hacia la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en toda su diversidad. Avanzar en una política pública del deporte que promueva la igualdad de género en todos los niveles es un acelerador clave para el cierre de brechas entre hombres y mujeres en todos los ámbitos.
Cuando se avanza en igualdad de género en deporte se rompen estereotipos y se ayuda a crear nuevos imaginarios, y un ejemplo muy reciente es la Copa América femenina con todos los triunfos, la clasificación de Colombia al Mundial Femenino de Fútbol y a los Juegos Olímpicos de París 2024, eso rompe con ese estereotipo de que solo los hombres pueden ser futbolistas. Ver a más mujeres futbolistas triunfando contribuye a cambiar muchos estereotipos no solo en el ámbito del deporte, sino respecto al rol de las mujeres en muchos otros lugares de la sociedad.
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Es hora de ver a muchas más mujeres futbolistas, ciclistas, boxeadoras y en deportes que históricamente han sido desempeñados por los hombres e igualmente, ver a más mujeres periodistas cubriendo eventos deportivos que históricamente han sido considerados como solo interés de los hombres.
¿Cuáles serían los riesgos para la sociedad al no implementar políticas de equidad de género en el deporte?
Un riesgo es seguir muy rezagados o retroceder en igualdad de género. Hay que tener en cuenta que después del covid-19 hay un retroceso en los derechos de las mujeres y en la inversión para el avance de la igualdad de género a nivel global, y este es uno de los ámbitos en los que sin duda hay que poner recursos, voluntad política, trabajo decidido para contribuir a seguir avanzando y a no caer en un retroceso. Colombia es el primer país que está apuntando al máximo nivel rector del deporte con unos lineamientos concretos de política pública para promover la igualdad de género en el deporte, eso supone un avance y servirá de referente para muchos países de la región.
¿Cómo se construyó la propuesta de una política de equidad de género en el deporte?
Estos lineamientos son unas recomendaciones, resultado de un proceso de validación y de diagnóstico que contó con la participación de entidades y organizaciones claves dentro del sistema nacional de deporte, pero también de las mujeres diversas de seis regiones de Colombia. Gracias a este trabajo participativo se identificaron las principales brechas de género en el deporte, las principales barreras a las que se enfrentan las mujeres para estar en el sector deportivo y poder ejercer sus derechos en condiciones de plena igualdad.
El resultado es importante, porque son un marco de principios y recomendaciones para poder orientar el diseño, la implementación, el seguimiento y la evaluación de las políticas públicas que buscan garantizar para hombres y mujeres los mismos derechos, y las mismas oportunidades y beneficios asociados tanto a la práctica del deporte como de la recreación y la actividad física.
¿En qué consisten los lineamientos de esa política pública?
Es un set de seis principios. El primero es relativo al liderazgo, que haya esfuerzos para promover el liderazgo de las mujeres y la igualdad de género en rangos de gobernanza, partiendo de que la participación de las mujeres en los ámbitos de decisión en el sector del deporte sigue siendo muy baja; por ejemplo, solo cinco de las 57 federaciones afiliadas al Comité Olímpico Colombiano son lideradas por mujeres.
El segundo está asociado a prevenir y enfrentar la violencia contra las mujeres y las niñas en el deporte, porque es imposible hablar de igualdad de género en el deporte sin eliminar todo tipo de violencias.
Lea también: María Camila Osorio ya tiene rival para el US Open
El tercero está destinado a reducir las diferencias de inversión en el deporte femenino porque sigue recibiendo mucha menos inversión que el masculino, también para promover esa igualdad económica porque la brecha salarial es muy alta.
El cuarto es promover la participación igualitaria de las mujeres y la representación más pensada en los medios de comunicación; el quinto está relacionado con ofrecer las mismas oportunidades a las chicas en deportes, en educación física, desde edades más tempranas, donde vemos que el porcentaje de niñas que no cumplen con los niveles de ejercicio recomendado está en el 80 %. Desde pequeñas está esa diferencia y continúa a lo largo de toda su trayectoria, pues 22 de cada 100 personas que se gradúan de pregrado en educación superior en el sector deporte son mujeres, y esto no va mejorando. El sexto principio es el monitoreo, la evaluación y la información pública de los avances.
¿Cómo influye el cambio de gobierno en la implementación de este proyecto?
El cambio de gobierno es una oportunidad para poder seguir avanzando con estos lineamientos, concretarlos en políticas públicas claras, con recursos claros, con programas e iniciativas claras. Estos son los principios claves que deben estar en cualquier política pública de equidad de género en el deporte.
Podemos decir que por primera vez un país en América Latina cuenta con unos lineamientos de política pública para promover la igualdad de género en el deporte, y lo hace desde el máximo nivel rector dentro de su sistema deportivo. Ha habido una voluntad del Ministerio del Deporte para avanzar en esta materia.
¿Qué tipo de iniciativas promueven el deporte y la equidad en contextos de conflicto, como es el caso de Colombia?
Un ejemplo es el trabajo que hicimos con la Asociación Jordana de fútbol que a través del programa “Empoderando a las niñas”, por medio de la educación física y el deporte, en el marco de la guerra civil en Siria, vemos que las niñas se perfilaron como lideresas de sus comunidades con capacidad para generar condiciones de tolerancia y de convivencia entre las comunidades siria y jordana en medio de la guerra. Estamos mapeando algunas experiencias que pueden ser muy interesantes para replicarlas.
¿Cómo ha sido el proceso de promover la equidad en el deporte en otros países?
Tenemos algunas experiencias a nivel internacional que son exitosas, pero no han sido lineamientos de política pública como los que se han presentado en Colombia, que es el primer país en la región. Otra experiencia exitosa es el plan de la Comisión Europea que tiene una serie de recomendaciones para los Estados miembros, sobre todo en temas de liderazgo, de participación de las mujeres en toma de decisiones, de eliminación de violencias basadas en género.
Por ejemplo, ONU Mujeres impulsó con el Comité Olímpico Internacional la iniciativa “Una historia llega a la otra” para empoderar a niñas y adolescentes que tuvo un impacto positivo; se aumentó en un 43 % el porcentaje de niñas que se consideran lideresas entre las que participaron en este programa.
¿Hay algún referente de la implementación de este tipo de políticas públicas en el mundo?
Tenemos experiencias aisladas que pueden ser inspiradoras y servir de referente, pero lamentablemente la igualdad de género en el ámbito deportivo no se ha consolidado todavía en ningún país del mundo. Es uno de los sectores donde siguen permaneciendo mayores cosas de machismo y estigmatización. Son muchas las barreras que siguen sufriendo las mujeres a nivel global para acceder en igualdad de condiciones al ámbito deportivo; en muchas disciplinas deportivas las mujeres han sido excluidas no solo en la práctica deportiva, sino también en la toma de decisiones.
Le recomendamos: Entrenador acusado de abusar a menores de edad en Santander no ha ido a la cárcel
¿Cuáles son esas barreras a las que se siguen enfrentando las deportistas?
Hay un tema fuerte de estigmatización que sigue existiendo donde se cree que las mujeres no pueden practicar ciertos deportes o que no son tan buenas como los hombres, y eso hace que algunas deportistas pierdan el paso o que se sientan rechazadas si eligen prácticas deportivas que históricamente han sido para los hombres, persiste una falta de credibilidad en las habilidades de las mujeres en determinadas prácticas.
También hay un tema de violencia basada en género en el que hay que trabajar en prevención, atención y sanción de estas violencias, esto es totalmente clave para que las deportistas puedan vivir una vida libre de todo tipo de violencias. Hay otro aspecto que está en todos los ámbitos y no es menor: la sobrecarga del cuidado no remunerado, porque para las mujeres deportistas que tienen largas jornadas de trabajo y entrenamiento es importante avanzar en la redistribución, reducción y reconocimiento de ese trabajo de cuidado que permita esa conciliación entre la vida profesional y la vida familiar.