¿Quién es Mia Mottley, la voz más escuchada en la cumbre financiera de París?
No le interesa figurar, ella va a lo que va: a hablar, pero sobre todo a actuar. En sus discursos sobre la crisis climática habla de Bob Marley, de la resistencia microbiana, de la humanidad y del corazón. Perfil tras su participación en la más reciente cumbre de París.
María Alejandra Medina
Mia Amor Mottley. Su nombre no parece casualidad, pues siendo una de las lideresas globales más respetadas del mundo apela a la “sinceridad en los corazones” de sus colegas cuando les habla en los escenarios internacionales. Se trata de la primera ministra de Barbados, a quien se describía en términos de “figura prominente” en los pasillos del Palacio del Elíseo, en París, antes de su llegada a la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial. El evento, que en la capital francesa reunió a más de 300 representantes de Estados de todos los continentes el jueves y viernes pasados, fue en buena parte fruto de la perseverancia de una dirigente que, como lo resalta la prensa de su país, ha sido la primera en muchas cosas, empezando por ser la única mujer que hasta ahora ha llegado al puesto de “premier” en ese Estado del Caribe.
La lucha contra la crisis climática se convirtió en su principal bandera, y la lleva a cuestas adonde sea que va. En distintas intervenciones ante la Organización de Naciones Unidas, y otros espacios como la Cumbre de las Américas, la mujer, de 57 años, se ha hecho escuchar al denunciar las inequidades de la arquitectura financiera global, ideada por un selecto grupo de hombres a mediados del siglo pasado como respuesta a los estragos de la Segunda Guerra Mundial. El mensaje que transmite es sencillo, pese a la complejidad que acarrea: los países más vulnerables están sobreendeudados y no tienen cómo financiar su camino hacia un mayor desarrollo, mucho menos tras sufrir las consecuencias de la pandemia de covid-19 y los impactos globales de la guerra en Ucrania, entre otros remezones.
Pequeños Estados insulares, como el que Mottley lidera (con casi 300.000 habitantes), emiten menos del 1 % de los gases de efectos invernadero que causan la crisis climática (según información citada por el PNUD), pero están particularmente expuestos a las consecuencias de esta. Así, más de la mitad de la deuda de Bahamas, por ejemplo, está vinculada a los huracanes, como señaló Philip Davis, su primer ministro, en la reunión de la OEA en Los Ángeles el año pasado. “No podemos encontrar fondos para seguir adelante porque tenemos que cubrir crisis climáticas que nosotros no creamos”, dijo Mottley en el mismo encuentro. Por todo esto es que llevar a la realidad la “Iniciativa Bridgetown”, bautizada tras el nombre de la capital barbadense, es su misión. Se trata de un plan con medidas concretas para reformar el sistema financiero global y, así, tratar de corregir las desigualdades.
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La “Iniciativa Bridgetown” fue prácticamente la cancha sobre la que discutieron los jefes de Estado en París. Aunque algunos consideran que Mottley no recibió el reconocimiento que merecía como promotora del encuentro, otros señalan que eso a ella no le importa, pues no busca el reconocimiento personal, sino que las cosas se hagan. En cuanto a la cumbre, se sabía que de allí no saldrían resultados vinculantes, pues no tenía esa naturaleza; sin embargo, el anfitrión, Emmanuel Macron, quien agradeció a Mottley por su “liderazgo e inspiración”, destacó que hubo consenso acerca de que efectivamente el sistema financiero de hoy es anacrónico. Sobre la mesa quedaron ideas que deberán concretarse en próximos encuentros multilaterales, como tasas a las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo o el “Plan Marshall” del que habló el presidente Gustavo Petro, que consiste, en pocas palabras, en canjear deuda pública por “acción climática”.
Petro, de hecho, se reunió con la que fue probablemente la mujer más buscada de toda la cumbre, la que, según Radio Francia Internacional, incluso suena para secretaria general de Naciones Unidas. De la charla de Mottley con el colombiano, hasta el cierre de esta edición, no obstante, no se conocían muchos detalles.
Una líder que inspira orgullo
De Mia Mottley se puede decir que, pese a haber nacido en una reconocida familia de políticos de la isla, se ha ganado a pulso su altísima notoriedad. Es abogada de profesión y se educó en el London School of Economics. Con el 70 % del voto popular se convirtió en primera ministra en 2018, cuando, desde la oposición, derrotó al partido que llevaba 10 años en el poder. Fue reelegida en 2022, meses después de que Barbados (independiente desde 1966) fuera declarada oficialmente como una república, cuando la reina Isabel II dejó de ser jefa de Estado.
En 1994 se convirtió en miembro del Parlamento. Como destaca The Dialogue, el respetado centro de pensamiento (al cual Mottley ha estado vinculada como experta), entre ese año y 2008 ocupó distintas carteras, como la Fiscalía General (en la que también fue la primera mujer al mando), el Ministerio del Interior, el de Educación y el de Asuntos Económicos y Desarrollo. Se trata de trayectorias que se han entrecruzado para que hoy, cuando Mottley habla de desarrollo, nadie dude de que ella sabe lo que está diciendo.
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La causa climática, por lo crucial que es no solo para aspirar a una vida saludable, sino para la supervivencia misma de la especie, se puso en lo más alto de su agenda. “Bajo su liderazgo, el país ha desarrollado un ambicioso plan para eliminar gradualmente los combustibles fósiles para 2030. Su proyección es que casi todas las casas de la isla tengan paneles solares en el techo y un vehículo eléctrico”, escribió el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre Mottley, en 2021, cuando fue galardonada como Campeona de la Tierra en la categoría de Liderazgo Político.
El año siguiente, la revista Time la eligió como una de las personas más influyentes del planeta y fue reconocida por la prensa de su propio país, en donde se refieren a ella con orgullo. “Ella no solo habla la charla, sino que camina el camino mostrando cómo ser una líder mundial”, escribió Barry Alleyne cuando The Nation Publishing Company la escogió como la personalidad del año. Resaltó el poder de negociación de Mottley: “(Ella) encabezó la mesa de diálogo con la comunidad empresarial del país para alcanzar un pacto de precios, en el que se fijaron los de 44 artículos reducido para manejar mejor el aumento del costo de vida”.
Su honda voz es cómplice de su elocuencia. Como ya es costumbre, el auditorio estalló en aplausos al escucharla, esta vez en la cumbre de París. Les hizo saber a sus colegas lo importante que era para ella ese espacio, en donde decidió quedarse pese a que su país y todo el Caribe monitoreaban el avance de la tormenta Bret. “Traigo el corazón apesadumbrado, pero con esperanza, no para reforzar la división del pasado, los órdenes del pasado, sino para identificar la humanidad común que compartimos y el imperativo moral de salvar nuestro planeta y hacerlo vivible”, les dijo.
La “Iniciativa de Bridgetown”, con la que Mottley llegó bajo el brazo, es concreta. Como lo resume Global Citizen, su primer punto busca que los países afectados por un desastre no caigan en una espiral de catástrofes al hacer posible, por ejemplo, que se suspenda la deuda pública mientras el país en cuestión afronta la crisis. Busca también más recursos para mitigación de la crisis climática y la reconstrucción tras los desastres, tasas de interés más favorables, entre otros puntos. A un plan concreto, lo mínimo sería una respuesta concreta.
“No podemos seguir prometiendo a la población que vamos a hacer algo, tenemos que actuar con urgencia. Las reglas las hacemos nosotros, no para que sean imposibles, sino para que nos ayuden”, les señaló Mottley a los demás jefes de Estado durante el cierre del evento (📌Le puede interesar: Gravar transporte marítimo, Plan Marshall de Petro y más ideas en cumbre de París). Para que salgan de su zona de confort les recordó: “Los debates difíciles requieren valentía (…) alguien tiene que ceder en algo si queremos un nuevo mundo”. Y continuó: “Nunca va a ser calmada la discusión de cómo desmantelar un orden imperial”. Y tras citar a Bob Marley fue que volvió a hablar del corazón, del de sus compañeros, a los que pidió sinceridad, porque la tarea de hoy es su “encuentro con el destino”.
*Este artículo fue posible por invitación de la Embajada de Francia en Colombia a cubrir la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial.
Mia Amor Mottley. Su nombre no parece casualidad, pues siendo una de las lideresas globales más respetadas del mundo apela a la “sinceridad en los corazones” de sus colegas cuando les habla en los escenarios internacionales. Se trata de la primera ministra de Barbados, a quien se describía en términos de “figura prominente” en los pasillos del Palacio del Elíseo, en París, antes de su llegada a la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial. El evento, que en la capital francesa reunió a más de 300 representantes de Estados de todos los continentes el jueves y viernes pasados, fue en buena parte fruto de la perseverancia de una dirigente que, como lo resalta la prensa de su país, ha sido la primera en muchas cosas, empezando por ser la única mujer que hasta ahora ha llegado al puesto de “premier” en ese Estado del Caribe.
La lucha contra la crisis climática se convirtió en su principal bandera, y la lleva a cuestas adonde sea que va. En distintas intervenciones ante la Organización de Naciones Unidas, y otros espacios como la Cumbre de las Américas, la mujer, de 57 años, se ha hecho escuchar al denunciar las inequidades de la arquitectura financiera global, ideada por un selecto grupo de hombres a mediados del siglo pasado como respuesta a los estragos de la Segunda Guerra Mundial. El mensaje que transmite es sencillo, pese a la complejidad que acarrea: los países más vulnerables están sobreendeudados y no tienen cómo financiar su camino hacia un mayor desarrollo, mucho menos tras sufrir las consecuencias de la pandemia de covid-19 y los impactos globales de la guerra en Ucrania, entre otros remezones.
Pequeños Estados insulares, como el que Mottley lidera (con casi 300.000 habitantes), emiten menos del 1 % de los gases de efectos invernadero que causan la crisis climática (según información citada por el PNUD), pero están particularmente expuestos a las consecuencias de esta. Así, más de la mitad de la deuda de Bahamas, por ejemplo, está vinculada a los huracanes, como señaló Philip Davis, su primer ministro, en la reunión de la OEA en Los Ángeles el año pasado. “No podemos encontrar fondos para seguir adelante porque tenemos que cubrir crisis climáticas que nosotros no creamos”, dijo Mottley en el mismo encuentro. Por todo esto es que llevar a la realidad la “Iniciativa Bridgetown”, bautizada tras el nombre de la capital barbadense, es su misión. Se trata de un plan con medidas concretas para reformar el sistema financiero global y, así, tratar de corregir las desigualdades.
📝 Sugerimos: El “contrapunteo” entre Macron y Lula en cumbre de París
La “Iniciativa Bridgetown” fue prácticamente la cancha sobre la que discutieron los jefes de Estado en París. Aunque algunos consideran que Mottley no recibió el reconocimiento que merecía como promotora del encuentro, otros señalan que eso a ella no le importa, pues no busca el reconocimiento personal, sino que las cosas se hagan. En cuanto a la cumbre, se sabía que de allí no saldrían resultados vinculantes, pues no tenía esa naturaleza; sin embargo, el anfitrión, Emmanuel Macron, quien agradeció a Mottley por su “liderazgo e inspiración”, destacó que hubo consenso acerca de que efectivamente el sistema financiero de hoy es anacrónico. Sobre la mesa quedaron ideas que deberán concretarse en próximos encuentros multilaterales, como tasas a las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo o el “Plan Marshall” del que habló el presidente Gustavo Petro, que consiste, en pocas palabras, en canjear deuda pública por “acción climática”.
Petro, de hecho, se reunió con la que fue probablemente la mujer más buscada de toda la cumbre, la que, según Radio Francia Internacional, incluso suena para secretaria general de Naciones Unidas. De la charla de Mottley con el colombiano, hasta el cierre de esta edición, no obstante, no se conocían muchos detalles.
Una líder que inspira orgullo
De Mia Mottley se puede decir que, pese a haber nacido en una reconocida familia de políticos de la isla, se ha ganado a pulso su altísima notoriedad. Es abogada de profesión y se educó en el London School of Economics. Con el 70 % del voto popular se convirtió en primera ministra en 2018, cuando, desde la oposición, derrotó al partido que llevaba 10 años en el poder. Fue reelegida en 2022, meses después de que Barbados (independiente desde 1966) fuera declarada oficialmente como una república, cuando la reina Isabel II dejó de ser jefa de Estado.
En 1994 se convirtió en miembro del Parlamento. Como destaca The Dialogue, el respetado centro de pensamiento (al cual Mottley ha estado vinculada como experta), entre ese año y 2008 ocupó distintas carteras, como la Fiscalía General (en la que también fue la primera mujer al mando), el Ministerio del Interior, el de Educación y el de Asuntos Económicos y Desarrollo. Se trata de trayectorias que se han entrecruzado para que hoy, cuando Mottley habla de desarrollo, nadie dude de que ella sabe lo que está diciendo.
📰 También recomendamos: Rusia acusa al líder de Wagner de intentar iniciar un “conflicto civil armado”
La causa climática, por lo crucial que es no solo para aspirar a una vida saludable, sino para la supervivencia misma de la especie, se puso en lo más alto de su agenda. “Bajo su liderazgo, el país ha desarrollado un ambicioso plan para eliminar gradualmente los combustibles fósiles para 2030. Su proyección es que casi todas las casas de la isla tengan paneles solares en el techo y un vehículo eléctrico”, escribió el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre Mottley, en 2021, cuando fue galardonada como Campeona de la Tierra en la categoría de Liderazgo Político.
El año siguiente, la revista Time la eligió como una de las personas más influyentes del planeta y fue reconocida por la prensa de su propio país, en donde se refieren a ella con orgullo. “Ella no solo habla la charla, sino que camina el camino mostrando cómo ser una líder mundial”, escribió Barry Alleyne cuando The Nation Publishing Company la escogió como la personalidad del año. Resaltó el poder de negociación de Mottley: “(Ella) encabezó la mesa de diálogo con la comunidad empresarial del país para alcanzar un pacto de precios, en el que se fijaron los de 44 artículos reducido para manejar mejor el aumento del costo de vida”.
Su honda voz es cómplice de su elocuencia. Como ya es costumbre, el auditorio estalló en aplausos al escucharla, esta vez en la cumbre de París. Les hizo saber a sus colegas lo importante que era para ella ese espacio, en donde decidió quedarse pese a que su país y todo el Caribe monitoreaban el avance de la tormenta Bret. “Traigo el corazón apesadumbrado, pero con esperanza, no para reforzar la división del pasado, los órdenes del pasado, sino para identificar la humanidad común que compartimos y el imperativo moral de salvar nuestro planeta y hacerlo vivible”, les dijo.
La “Iniciativa de Bridgetown”, con la que Mottley llegó bajo el brazo, es concreta. Como lo resume Global Citizen, su primer punto busca que los países afectados por un desastre no caigan en una espiral de catástrofes al hacer posible, por ejemplo, que se suspenda la deuda pública mientras el país en cuestión afronta la crisis. Busca también más recursos para mitigación de la crisis climática y la reconstrucción tras los desastres, tasas de interés más favorables, entre otros puntos. A un plan concreto, lo mínimo sería una respuesta concreta.
“No podemos seguir prometiendo a la población que vamos a hacer algo, tenemos que actuar con urgencia. Las reglas las hacemos nosotros, no para que sean imposibles, sino para que nos ayuden”, les señaló Mottley a los demás jefes de Estado durante el cierre del evento (📌Le puede interesar: Gravar transporte marítimo, Plan Marshall de Petro y más ideas en cumbre de París). Para que salgan de su zona de confort les recordó: “Los debates difíciles requieren valentía (…) alguien tiene que ceder en algo si queremos un nuevo mundo”. Y continuó: “Nunca va a ser calmada la discusión de cómo desmantelar un orden imperial”. Y tras citar a Bob Marley fue que volvió a hablar del corazón, del de sus compañeros, a los que pidió sinceridad, porque la tarea de hoy es su “encuentro con el destino”.
*Este artículo fue posible por invitación de la Embajada de Francia en Colombia a cubrir la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial.