Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El 19 de julio de este año, Johana Holguín estaba atendiendo a una joven de 16 años víctima de violencia sexual en la Clínica Universitaria Bolivariana de Medellín. Cuando le preguntó qué necesitaba o qué podía hacer para que se sintiera más segura, la respuesta de la joven fue: “Regálame unos cucos”. La ropa que tenía cuando ingresó al hospital ya había sido tomada como material probatorio para hacer la denuncia y solo tenía la bata que le dio la clínica.
Holguín es parte del grupo psicosocial que brinda la primera atención a las víctimas de violencia sexual en esa institución y cuenta que esa conversación con la paciente la hizo identificar otros casos de mujeres y niñas que por diferentes razones se veían desprotegidas, sin ropa o sin implementos básicos de aseo durante su estadía en la clínica.
“Me di cuenta de que es el diario vivir, y necesitamos hacer algo. Muchas veces he visto cómo a chicas que salen de la institución, la Policía de Infancia y Adolescencia o la Policía las trasladan a poner la denuncia y deben salir prácticamente en la bata del hospital porque su ropa va en cadena de custodia, con ellas, pero en bolsas selladas”.
Tener un registro consolidado de los casos de violencia contra las mujeres es un desafío. En cuanto a feminicidios, por ejemplo, Medicina Legal reporta que entre enero y octubre ocurrieron 140, y la Fundación Feminicidios Colombia cuenta 239 en lo corrido del año; por otro lado, en una acción de prevención, la Procuraduría ha emitido 659 alertas de feminicidio, mientras que la Fiscalía ha recibido 588 denuncias (entre enero y octubre). Ahora tener un control, y con este un plan de acción efectivo sobre los casos de violencia sexual, supone un reto acaso mayor.
En lo transcurrido del año, Medicina Legal ha realizado 15.823 exámenes médico-legales en personas menores de edad, de los cuales el 87,53 % fueron practicados a niñas y mujeres. Después de Bogotá, Medellín fue la ciudad que más reportó casos de violencia sexual, con más de 400 casos entre enero y julio de este año, sin tener en cuenta el subregistro que puede existir por los casos en los que las víctimas no acuden a denunciar.
Sugerimos: Día del migrante: la deuda particular que hay con las mujeres
“Recibir a pacientes que son víctimas de violencia sexual y que necesitan ropa, cucos o implementos de aseo está prácticamente invisibilizado, es algo recurrente, son detalles en los que el personal de salud no pensamos porque buscamos activar la ruta de atención y acceso a la justicia, y que se pueda hacer un seguimiento”, dice Holguín sobre esa problemática que identificó.
“Muchas niñas, mujeres y jóvenes son víctimas de violencia sexual y por esto tenemos establecido algo que llamamos el Código Fucsia. Siempre que una persona sea víctima de acoso o de violación debe notificar inmediatamente y acudir a su IPS más cercana y nosotros, de manera inmediata, vamos a activar toda la atención, restitución de derechos, colaboración, apoyo y solidaridad para lograr que esta persona supere esta situación y pueda continuar con su proyecto de vida”, explica Milena Lopera, secretaria de Salud de Medellín.
Sin embargo, tanto en Medellín, Antioquia y el resto del país la atención que reciben las víctimas está ceñida al protocolo de atención integral en salud a víctimas de violencia sexual actual en Colombia, en el que, en medio del proceso, se contempla la alimentación y los traslados que pueda requerir la víctima, pero no otros insumos o necesidades.
Cuando la víctima recurre a urgencias no se hace la denuncia en primera instancia, se atienden los aspectos relacionados con la salud física y mental de la víctima, y se crea la noticia criminal al Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual (Caivas), de la Fiscalía. Además, se le da asesoría a la víctima para que se acerque a seguir con el proceso de activación del sector justicia.
“En urgencias solo se deja la ropa que puede contener evidencia que sirva como prueba al sector justicia, como ropa interior u otras prendas que evidencien rastros claros de secreciones que puedan servir para la posterior investigación judicial”, explica la Secretaría de la Mujer de Medellín.
La misma entidad asevera que el protocolo de atención “no contempla otros insumos como ropa o productos de aseo, porque incluso desde Medicina Legal y, según la guía de toma de muestras de material probatorio y evidencia física, no se recomienda ni bañarse ni cambiarse de ropa”.
No obstante, hay pacientes que por su situación clínica o su contexto se deben quedar hospitalizadas por tiempos prolongados. Cuenta Holguín que hay casos en los que la atención rápida puede durar tres horas, pero otros, por la gravedad del abuso, pueden durar hasta una semana, en la que el paciente, en la mayoría de los casos mujeres, requieren dichos implementos.
“Algo específico como la ropa debe ser suministrada por la persona que la acompañe en ese momento, a no ser que se pueda establecer por otros medios que se la puedan suministrar. No todos los casos que llegan a salud están enmarcados dentro de las 72 horas (después de la agresión), sin embargo, la víctima también puede aportar la ropa que tenía puesta y si ella ya se cambió la puede llevar a Salud y Salud la debe recibir, rotular y embalar como elemento probatorio”, explica la Secretaría de la Mujer de Antioquia.
Encontrar víctimas que no cuentan con redes de apoyo familiares al momento de asistir a urgencias, que por miedo no buscan comunicarse con alguien (porque los agresores son familiares o personas cercanas) es una constante. Otros factores, como ser foráneas o no contar con los recursos económicos para suplir esta necesidad, pueden convertirse en situaciones que revictimizan a las mujeres y menores durante el proceso.
“Regálame unos cucos”
“Desde julio estamos activando ‘Regálame unos cucos’ para recibir prendas de ropa interior de mujeres, niños y niñas, así como un kit básico de aseo personal que contiene un jabón, una crema dental personal, un cepillo de dientes y sobres de champú”, explica Holguín, quien se ha asociado con Lola Rosa, un emprendimiento bogotano, para aumentar la donación de ropa interior.
Liliana Ordónez, fundadora de Lola Rosa, cuenta que en noviembre se unió a la iniciativa “Regálame unos cucos”, y por medio del trabajo en redes sociales lograron reunir 300 prendas de ropa interior donada. “Como marca y emprendimiento es difícil hacer todas las donaciones que se necesitan, pero podemos usar nuestros canales y nuestra voz para visibilizar esta realidad y poder replicarla”, recalca la emprendedora.
Aunque la Clínica Universitaria Bolivariana de Medellín fue el punto de inicio del proyecto, Holguín se ha articulado con un grupo de trabajadores sociales en la ciudad de Medellín que está replicando la iniciativa en sus lugares de trabajo, hospitales y clínicas, quienes actualmente están recibiendo los insumos de ropa e implementos de aseo que recolectan.
Además de entregar las donaciones e incentivar la creación de roperos, como el de la Clínica Bolivariana para los pacientes que requieran una muda de ropa durante su estadía, con “Regálame unos cucos” Holguín está formalizando su iniciativa como una fundación para amplificar la campaña de donaciones y articularse con programas como “Libres de violencias”, de la ciudad y del departamento.
Lea también: Día del migrante: la deuda particular que hay con las mujeres
Esta campaña, liderada por la Secretaría de la Mujer, busca prevenir las violencias sexuales contra las mujeres en espacios con altos índices de este tipo de hechos como discotecas, restaurantes y bares que funcionan hasta altas horas de la noche, contextos universitarios, transporte y espacios públicos que pueden ser lugares de riesgo en la noche. Las comunas que se priorizaron para implementar la campaña son Manrique, Castilla, La Candelaria, Laureles y Poblado, al ser identificadas como zonas propensas a los casos de violencia sexual.
“No queremos que este proyecto se quede en la entrega de unos cucos, sino que podamos brindar un acompañamiento. La prevención y la educación frente a los derechos sexuales son una prioridad para denunciar, para conocer a dónde puede acudir. Queremos articularnos a los planes de las instituciones y poder replicar esto en otras ciudades”, concluye Holguín.