“Ser secretaria de las Mujeres es un ejercicio de resistencia”: Angélica Ortiz
La saliente secretaria de las Mujeres de Medellín habló con El Espectador sobre su respuesta a la idea del gobernador electo de Antioquia, Andrés Julián Rendón, de fusionar la Secretaría de las Mujeres de Antioquia con la de Inclusión Social. Además, realizó un balance de su gestión.
José David Escobar Franco
A Angélica María Ortiz Maya, secretaria de las Mujeres de Medellín, no le cuesta decir que en la Alcaldía para la cual trabaja hay machismo. De hecho, se lo dijo frontalmente a sus colegas de gabinete. Tampoco le es difícil admitir que el presupuesto que maneja ha sido a menudo insuficiente para atender las necesidades de las mujeres en su ciudad.
Ortiz no deja de celebrar los que considera sus logros, pero siente que aún en el puesto de autoridad que ocupa queda mucho por exigirle al Estado. Siempre ha pensado de esa manera. En 2009, con 17 años, estuvo entre las mujeres que se movilizaron para que la Alcaldía de Medellín creara la Clínica de la Mujer, en la cual uno de los servicios de salud que debía brindarse era la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Perdió esa batalla: la oposición de la Iglesia católica y los sectores más conservadores de Medellín fue tal, que Alonso Salazar, entonces alcalde, echó para atrás la práctica de la IVE en la clínica y les pidió renuncia a las dos mujeres de su gabinete que apoyaban el proyecto: Rocío Pineda García, secretaria de las Mujeres, y Luz María Agudelo, secretaria de Salud.
Pero Ortiz siguió movilizándose. Estuvo en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, con la que el movimiento de estudiantes logró que el gobierno Santos retirara del Congreso un proyecto de reforma a la educación. Fue parte del Congreso de los Pueblos, del Movimiento Paz a la Calle y de Estamos Listas, primer partido feminista que logró una curul en el Concejo de Medellín. Ortiz es politóloga de la Universidad Nacional y magíster en ciencias sociales de la Flacso México. Llegó a la Secretaría el 29 de junio de 2022. Cuando se posesionó, portaba una pañoleta verde en el cuello, símbolo de la batalla por el derecho al aborto.
Ahora Ortiz deja su puesto en un momento en el que la sociedad paisa, tras la polémica alcaldía de Daniel Quintero Calle, parece más polarizada que nunca. En ese contexto, incluso las políticas en materia de género tomaron connotación política ante la opinión pública. La funcionaria habló con El Espectador sobre su experiencia y la Secretaría que deja.
En entrevista con El Tiempo, el gobernador electo de Antioquia, Andrés Julián Rendón, dijo que planea desaparecer varias dependencias de su despacho, entre esas la Secretaría de las Mujeres, cuyas funciones dejaría a cargo de la secretaría de Inclusión Social. ¿Qué le responde a Rendón?
Las secretarías de las mujeres, o bien las oficinas encargadas o direcciones de equidad de género, son una conquista del movimiento social de mujeres. Realicé un ejercicio revisando los datos de la Presidencia para analizar el porcentaje actual de secretarías de las mujeres en Colombia, y en los departamentos apenas alcanzamos el 40,6 %, mientras que en las ciudades principales es menor: el 34 %. Estas secretarías sirven para dos cosas: primero trabajar hacia la equidad de género. De hecho, algunas se llaman "Secretaría de Igualdad de Género" para expresar que no solo se ocupan de las mujeres, sino que buscan reducir las brechas históricas que afectan a toda la sociedad. En segundo lugar, llevar a cabo acciones afirmativas para abordar las desigualdades específicas que han afectado a las mujeres en términos de acceso a oportunidades y derechos. Las mujeres somos víctimas de repertorios específicos de violencia por el hecho de ser mujeres y todavía sufrimos una gran brecha económica. Aun así, estamos camino a superar, por ejemplo, la brecha educativa. En esto las secretarías de las mujeres juegan un papel crucial. Sin embargo, a menudo existe una expectativa poco realista de que estas dependencias resolverán todos los problemas de las mujeres, que formamos más de la mitad de la población. Estas dependencias suelen tener recursos humanos y económicos limitados, por lo que, si esa es la expectativa, lo que hagamos nunca será suficiente.
La Secretaría de las Mujeres de Antioquia es una de las primeras del país. Tiene 23 años y ha ido ganando terreno. Apenas en este gobierno pudo fortalecer sus mecanismos de atención a violencia como la línea 123 metropolitana.
En este cuatrienio, el presupuesto de la Secretaría de las mujeres de Medellín con respecto al presupuesto general de la Alcaldía ha equivalido al 0,25 % del total y ahora vamos en el 0,44 %. No llegamos ni al 1 % del presupuesto para atender unos retos enormes.
Mi respuesta al gobernador es: en el ámbito de la garantía de derechos, no solo de las mujeres, sino de todos los derechos humanos, no podemos permitir la regresividad. La protección de los derechos debe ser progresiva. Por tanto, considerar la eliminación de dependencias con un historial consolidado y fortalecido no es adecuado. Además, la propuesta de fusionar, por ejemplo, la Secretaría de las Mujeres con la Secretaría de Inclusión presenta varias complejidades.
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La Secretaría de Inclusión trabaja con grupos poblacionales, y esto dejaría a las mujeres como un grupo poblacional. Sin embargo, las mujeres no somos eso, somos más de la mitad de la población. Cuando se atiende a las mujeres desde la Secretaría de las Mujeres, no se las está considerando solo por ser mujeres, sino para avanzar hacia la igualdad de género, superando brechas y desigualdades.
Adicionalmente, surge un riesgo emergente en relación con la creciente discusión sobre el cuidado a nivel mundial y nacional. Esta agenda de cuidados no debe quedarse exclusivamente como una agenda de las mujeres. Reconocer el cuidado y el trabajo doméstico no remunerado implica una revolución que debe involucrar a toda la sociedad. El cuidado es vital para todas las personas en diferentes etapas de la vida, y delegar la responsabilidad de liderar los sistemas de cuidado a la Secretaría de las Mujeres o fusionarla con Inclusión perpetuaría la feminización de estas tareas. Creo que, hasta tener gobiernos feministas, las secretarías de las mujeres serán espacios de resistencia.
¿Cómo recibió el gabinete de la alcaldía de Daniel Quintero la idea de transversalizar el enfoque de género?
Trabajamos con el trazador presupuestal equidad de género, una herramienta creada en el DNP durante la administración de Iván Duque para implementar enfoques diferenciales que aún no se había utilizado. Durante el cuatrienio logramos que 36 proyectos fueran marcados con el trazador presupuestal. Además, creamos el protocolo de prevención y atención al acoso sexual para la Alcaldía. Al implementarlo, nos dimos cuenta de que muchas entidades del conglomerado público en Medellín, compuesto por más de 40 organizaciones públicas y privadas, carecían de tales protocolos. Sin embargo, este es un ejercicio difícil de transformación cultural que pasa por el cuerpo y hay muchas personas desde los lugares directivos que son menos sensibles a los temas de género, entonces eso todavía falta mucho.
¿Cómo queda la Secretaría en términos financieros?
A menudo se afirmaba que esta administración tenía el mayor presupuesto de la historia, pero al profundizar descubrimos que no era del todo cierto. Comparamos los presupuestos desde 2008, año en que se creó la Secretaría, hasta la fecha actual.
En el cuatrienio, el mayor presupuesto fue durante la Alcaldía de Alonso Salazar (2008-2011) con $106.000 millones. Seguido por Aníbal Gaviria, con $103.000 millones, y el de menor presupuesto fue la administración anterior de Federico Gutiérrez, con $72.000 millones. Este año, con $90.000 millones, ocupamos el tercer lugar. Cabe mencionar que podríamos haber tenido el presupuesto más alto si se hubiera ejecutado el proyecto de bienes de capital, que ascendía a $113.000 millones, pero lamentablemente no logramos su ejecución.
Este año, enfrentamos desafíos financieros, con un presupuesto de inversión $600 millones menor que el año anterior. El aumento en el presupuesto de funcionamiento, debido a negociaciones con el gobierno nacional sobre nivelación salarial, también impactó nuestras operaciones. Una concejala me dijo que yo era una mentirosa que instrumentalizaba el dolor de las mujeres. Pero no, los presupuestos están abiertos y tuvimos que recortar lo posible de otros programas menos indispensables. Aunque para el próximo año inicialmente nos habían asignado $19.000 millones, pero gracias a nuestras gestiones y alertas se aprobó un presupuesto histórico de más de $30.000 millones en el Concejo. Esto permitirá a la próxima Secretaria lograr aún más avances.
Federico Gutiérrez, alcalde electo, representa la oposición a la Alcaldía saliente. ¿Ha sentido diferencias en el proceso de empalme?
Tuvimos una reunión con la comisión de empalme, coordinada por Valeria Molina, la exsecretaria de Federico Gutiérrez, quien nuevamente asumirá el cargo a partir de 2024. Valeria es una persona amable y tranquila, lo cual contribuyó a que la reunión transcurriera en términos muy positivos. No obstante, en términos generales, el empalme ha sido un espacio con tensiones y cuestionamientos, especialmente en relación con la contratación y los presupuestos. Se han expresado inquietudes sobre agendas políticas, ya que al tener una orientación más progresista, hemos otorgado importancia a temas como la interrupción voluntaria del embarazo desde la Sentencia C-055 de 2022 y la resolución del Ministerio de Salud.
📌Entérese acá de la posición de Valeria Molina en un caso de feminicidio: Alcaldía de Medellín responsabiliza a Claudia Gómez de su propio feminicidio
En este sentido, hemos implementado medidas, como la creación de una mesa interinstitucional liderada por la Secretaría de Salud. En esta mesa participan diversas instituciones, tanto públicas como privadas, con el objetivo de identificar obstáculos y barreras en la prestación del servicio para asegurar el cumplimiento de la ley. Pero existe la incertidumbre sobre la continuidad de esta mesa. Otra preocupación planteada en el empalme es la finalización, en el gobierno anterior, de un mecanismo fundamental para atender a mujeres víctimas: la defensa técnica, que proporciona acompañamiento jurídico. Este mecanismo tenía una trayectoria desde la administración de Alonso Salazar, y su interrupción representa una pérdida significativa.
“He abogado por la feminización del Estado, porque históricamente ha sido estructurado por y para los hombres”.
Angélica Ortiz, secretaria de las Mujeres de Medellín
Su secretaría reconoció abiertamente a las mujeres trans como mujeres. ¿Teme que la próxima administración retroceda en eso?
Desde la gestión de la primera secretaria Juliana Martínez y posteriormente Ana Valle, afirmamos con determinación que las mujeres trans son bienvenidas en la Secretaría de las Mujeres. No nos limitamos solo a abrirles las puertas de nuestra oferta, sino que también implementamos acciones afirmativas. Contratamos a una promotora de los derechos de las mujeres trans, Juliana Osorio, quien inició un proceso de acercamiento con esta población. Realizó sensibilizaciones y talleres sobre derechos de las mujeres y derechos humanos, adaptados a sus contextos. Llegamos a lugares como la calle Barbacoas y El Bronx, donde se encuentran las mujeres trans más vulnerables. Participamos en la construcción del protocolo para la actuación policial con las trabajadoras sexuales transfemeninas, que lanzamos este mes con la Gerencia de Diversidades.
Este año, en el concurso "Mujeres Jóvenes Talento", que premia el talento y liderazgo de las mujeres, premiamos a Perla Marín, en la categoría de liderazgo social, político y comunitario. Es la primera mujer trans y además migrante venezolana que obtiene ese premio. En cuanto a la preocupación sobre un posible retroceso en la próxima administración no puedo predecir el futuro. Sin embargo, esperamos que la Secretaría de las Mujeres siga abierta y comprometida, no solo para las mujeres trans, sino también para las mujeres indígenas, negras, afrodescendientes, migrantes y aquellas con discapacidad.
A sus 31 años usted ha sido la mujer más joven en ocupar el puesto de secretaria de las Mujeres de Medellín. ¿Cómo fue su experiencia personal?
Históricamente, la Secretaría ha sido liderada mayoritariamente por mujeres adultas e incluso adultas mayores. Este ha sido un proceso desafiante tanto interna como externamente. Internamente, ha requerido una transformación para revisar los públicos a los que la Secretaría se dirigía. Al inicio de mi gestión noté que se centraba en mujeres que se asemejaban a las secretarias anteriores, es decir, mujeres mayores. Decidí cambiar esto y dirigirnos a mujeres cada vez más jóvenes, a aquellas que no habíamos alcanzado anteriormente.
Externamente, enfrenté desafíos adicionales, incluida la violencia política, incluso por parte de mujeres lideresas comunitarias. A menudo me han abordado con comentarios sobre mi edad antes que sobre mi idoneidad, formación académica o experiencia. Este tipo de cuestionamientos, basados en la edad, han sido una constante en espacios políticos. Se refieren a mí como “esa niña”. Estuve en un control político donde los concejales cuestionaban mi edad e incluso decían que era irresponsable que la Alcaldía le hubiera confiado la Secretaría a una mujer tan joven.
“He sido víctima de violencia política por ser una mujer joven, incluso de sectores feministas”.
Angélica Ortiz, secretaria de las Mujeres de Medellín
Desde el principio he dejado claro que soy una mujer feminista con convicciones firmes, como la defensa del derecho al aborto. Creo en un feminismo interseccional que abarca a todas las mujeres, incluyendo a las mujeres trans, indígenas y con discapacidad. Esta postura ha generado resistencia, incluso violencia, especialmente de sectores del feminismo radical, que es lo más doloroso. Llevar estos temas de género desde una perspectiva feminista a un gobierno siempre es un ejercicio de resistencia.
¿Por qué ser secretaria de las mujeres es un ejercicio de resistencia?
Implica confrontar a aquellos que están en posiciones de privilegio y poder. Se trata de poner constantemente sobre la mesa la idea de que se están perpetuando prácticas que violentan a las mujeres, ejerciendo violencia institucional y, en muchos casos, desde un lugar de privilegio, encarnado por el hombre blanco heterosexual de mediana edad.
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Abordar esta problemática estratégicamente implica cuestionamientos, pero también requiere abordarlo desde el amor y la pedagogía. He abogado por la feminización del Estado, ya que históricamente ha sido estructurado por y para los hombres. No creo que los hombres sean malos o tengan intenciones de excluir o violentar a las mujeres, más bien gobiernan desde su propia perspectiva.
Ahora, con la mayoría de derecha en las instancias de toma de decisiones en Medellín y Antioquia, enfrentamos un reto adicional. Tradicionalmente, la derecha ha mostrado menos sensibilidad hacia los temas de género. Ojalá eso cambiara, creo que también se puede feminizar el Estado desde la derecha. Es una preocupación, ya que si nosotras lo hemos tenido duro, las mujeres que siguen lo tendrán más.
¿Con qué sentimiento deja su cargo?
Me voy de la Secretaría con profundo agradecimiento. Sí, sé que es la respuesta de cajón, pero realmente siento que esta experiencia me transformó a nivel profesional y personal, tanto en los momentos positivos como en los desafiantes. Aprendí enormemente y tuve la increíble oportunidad de convertir sueños e ideas en realidades palpables, llegando a toda una ciudad. Es algo asombroso que nunca habría imaginado. Sin embargo, también experimenté la complejidad de la política desde la perspectiva de una politóloga. Vivir esta experiencia en instancias de poder es mucho más desafiante de lo que uno puede anticipar en los libros.
Recuerdo estudiar a Martha Nussbaum sobre las emociones políticas, y ahora veo que la gestión emocional en la política dista mucho de mis expectativas iniciales. He aprendido a gestionar la frustración, ya que gobernar implica enfrentar constantes desafíos y limitaciones. La gestión gubernamental implica resolver problemas con recursos finitos, lidiar con brechas y superar las complejidades burocráticas. Vengo del activismo, movilizándome por varias causas. Esto me enseñó qué le puede uno pedir y qué no al Estado.
A Angélica María Ortiz Maya, secretaria de las Mujeres de Medellín, no le cuesta decir que en la Alcaldía para la cual trabaja hay machismo. De hecho, se lo dijo frontalmente a sus colegas de gabinete. Tampoco le es difícil admitir que el presupuesto que maneja ha sido a menudo insuficiente para atender las necesidades de las mujeres en su ciudad.
Ortiz no deja de celebrar los que considera sus logros, pero siente que aún en el puesto de autoridad que ocupa queda mucho por exigirle al Estado. Siempre ha pensado de esa manera. En 2009, con 17 años, estuvo entre las mujeres que se movilizaron para que la Alcaldía de Medellín creara la Clínica de la Mujer, en la cual uno de los servicios de salud que debía brindarse era la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Perdió esa batalla: la oposición de la Iglesia católica y los sectores más conservadores de Medellín fue tal, que Alonso Salazar, entonces alcalde, echó para atrás la práctica de la IVE en la clínica y les pidió renuncia a las dos mujeres de su gabinete que apoyaban el proyecto: Rocío Pineda García, secretaria de las Mujeres, y Luz María Agudelo, secretaria de Salud.
Pero Ortiz siguió movilizándose. Estuvo en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, con la que el movimiento de estudiantes logró que el gobierno Santos retirara del Congreso un proyecto de reforma a la educación. Fue parte del Congreso de los Pueblos, del Movimiento Paz a la Calle y de Estamos Listas, primer partido feminista que logró una curul en el Concejo de Medellín. Ortiz es politóloga de la Universidad Nacional y magíster en ciencias sociales de la Flacso México. Llegó a la Secretaría el 29 de junio de 2022. Cuando se posesionó, portaba una pañoleta verde en el cuello, símbolo de la batalla por el derecho al aborto.
Ahora Ortiz deja su puesto en un momento en el que la sociedad paisa, tras la polémica alcaldía de Daniel Quintero Calle, parece más polarizada que nunca. En ese contexto, incluso las políticas en materia de género tomaron connotación política ante la opinión pública. La funcionaria habló con El Espectador sobre su experiencia y la Secretaría que deja.
En entrevista con El Tiempo, el gobernador electo de Antioquia, Andrés Julián Rendón, dijo que planea desaparecer varias dependencias de su despacho, entre esas la Secretaría de las Mujeres, cuyas funciones dejaría a cargo de la secretaría de Inclusión Social. ¿Qué le responde a Rendón?
Las secretarías de las mujeres, o bien las oficinas encargadas o direcciones de equidad de género, son una conquista del movimiento social de mujeres. Realicé un ejercicio revisando los datos de la Presidencia para analizar el porcentaje actual de secretarías de las mujeres en Colombia, y en los departamentos apenas alcanzamos el 40,6 %, mientras que en las ciudades principales es menor: el 34 %. Estas secretarías sirven para dos cosas: primero trabajar hacia la equidad de género. De hecho, algunas se llaman "Secretaría de Igualdad de Género" para expresar que no solo se ocupan de las mujeres, sino que buscan reducir las brechas históricas que afectan a toda la sociedad. En segundo lugar, llevar a cabo acciones afirmativas para abordar las desigualdades específicas que han afectado a las mujeres en términos de acceso a oportunidades y derechos. Las mujeres somos víctimas de repertorios específicos de violencia por el hecho de ser mujeres y todavía sufrimos una gran brecha económica. Aun así, estamos camino a superar, por ejemplo, la brecha educativa. En esto las secretarías de las mujeres juegan un papel crucial. Sin embargo, a menudo existe una expectativa poco realista de que estas dependencias resolverán todos los problemas de las mujeres, que formamos más de la mitad de la población. Estas dependencias suelen tener recursos humanos y económicos limitados, por lo que, si esa es la expectativa, lo que hagamos nunca será suficiente.
La Secretaría de las Mujeres de Antioquia es una de las primeras del país. Tiene 23 años y ha ido ganando terreno. Apenas en este gobierno pudo fortalecer sus mecanismos de atención a violencia como la línea 123 metropolitana.
En este cuatrienio, el presupuesto de la Secretaría de las mujeres de Medellín con respecto al presupuesto general de la Alcaldía ha equivalido al 0,25 % del total y ahora vamos en el 0,44 %. No llegamos ni al 1 % del presupuesto para atender unos retos enormes.
Mi respuesta al gobernador es: en el ámbito de la garantía de derechos, no solo de las mujeres, sino de todos los derechos humanos, no podemos permitir la regresividad. La protección de los derechos debe ser progresiva. Por tanto, considerar la eliminación de dependencias con un historial consolidado y fortalecido no es adecuado. Además, la propuesta de fusionar, por ejemplo, la Secretaría de las Mujeres con la Secretaría de Inclusión presenta varias complejidades.
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La Secretaría de Inclusión trabaja con grupos poblacionales, y esto dejaría a las mujeres como un grupo poblacional. Sin embargo, las mujeres no somos eso, somos más de la mitad de la población. Cuando se atiende a las mujeres desde la Secretaría de las Mujeres, no se las está considerando solo por ser mujeres, sino para avanzar hacia la igualdad de género, superando brechas y desigualdades.
Adicionalmente, surge un riesgo emergente en relación con la creciente discusión sobre el cuidado a nivel mundial y nacional. Esta agenda de cuidados no debe quedarse exclusivamente como una agenda de las mujeres. Reconocer el cuidado y el trabajo doméstico no remunerado implica una revolución que debe involucrar a toda la sociedad. El cuidado es vital para todas las personas en diferentes etapas de la vida, y delegar la responsabilidad de liderar los sistemas de cuidado a la Secretaría de las Mujeres o fusionarla con Inclusión perpetuaría la feminización de estas tareas. Creo que, hasta tener gobiernos feministas, las secretarías de las mujeres serán espacios de resistencia.
¿Cómo recibió el gabinete de la alcaldía de Daniel Quintero la idea de transversalizar el enfoque de género?
Trabajamos con el trazador presupuestal equidad de género, una herramienta creada en el DNP durante la administración de Iván Duque para implementar enfoques diferenciales que aún no se había utilizado. Durante el cuatrienio logramos que 36 proyectos fueran marcados con el trazador presupuestal. Además, creamos el protocolo de prevención y atención al acoso sexual para la Alcaldía. Al implementarlo, nos dimos cuenta de que muchas entidades del conglomerado público en Medellín, compuesto por más de 40 organizaciones públicas y privadas, carecían de tales protocolos. Sin embargo, este es un ejercicio difícil de transformación cultural que pasa por el cuerpo y hay muchas personas desde los lugares directivos que son menos sensibles a los temas de género, entonces eso todavía falta mucho.
¿Cómo queda la Secretaría en términos financieros?
A menudo se afirmaba que esta administración tenía el mayor presupuesto de la historia, pero al profundizar descubrimos que no era del todo cierto. Comparamos los presupuestos desde 2008, año en que se creó la Secretaría, hasta la fecha actual.
En el cuatrienio, el mayor presupuesto fue durante la Alcaldía de Alonso Salazar (2008-2011) con $106.000 millones. Seguido por Aníbal Gaviria, con $103.000 millones, y el de menor presupuesto fue la administración anterior de Federico Gutiérrez, con $72.000 millones. Este año, con $90.000 millones, ocupamos el tercer lugar. Cabe mencionar que podríamos haber tenido el presupuesto más alto si se hubiera ejecutado el proyecto de bienes de capital, que ascendía a $113.000 millones, pero lamentablemente no logramos su ejecución.
Este año, enfrentamos desafíos financieros, con un presupuesto de inversión $600 millones menor que el año anterior. El aumento en el presupuesto de funcionamiento, debido a negociaciones con el gobierno nacional sobre nivelación salarial, también impactó nuestras operaciones. Una concejala me dijo que yo era una mentirosa que instrumentalizaba el dolor de las mujeres. Pero no, los presupuestos están abiertos y tuvimos que recortar lo posible de otros programas menos indispensables. Aunque para el próximo año inicialmente nos habían asignado $19.000 millones, pero gracias a nuestras gestiones y alertas se aprobó un presupuesto histórico de más de $30.000 millones en el Concejo. Esto permitirá a la próxima Secretaria lograr aún más avances.
Federico Gutiérrez, alcalde electo, representa la oposición a la Alcaldía saliente. ¿Ha sentido diferencias en el proceso de empalme?
Tuvimos una reunión con la comisión de empalme, coordinada por Valeria Molina, la exsecretaria de Federico Gutiérrez, quien nuevamente asumirá el cargo a partir de 2024. Valeria es una persona amable y tranquila, lo cual contribuyó a que la reunión transcurriera en términos muy positivos. No obstante, en términos generales, el empalme ha sido un espacio con tensiones y cuestionamientos, especialmente en relación con la contratación y los presupuestos. Se han expresado inquietudes sobre agendas políticas, ya que al tener una orientación más progresista, hemos otorgado importancia a temas como la interrupción voluntaria del embarazo desde la Sentencia C-055 de 2022 y la resolución del Ministerio de Salud.
📌Entérese acá de la posición de Valeria Molina en un caso de feminicidio: Alcaldía de Medellín responsabiliza a Claudia Gómez de su propio feminicidio
En este sentido, hemos implementado medidas, como la creación de una mesa interinstitucional liderada por la Secretaría de Salud. En esta mesa participan diversas instituciones, tanto públicas como privadas, con el objetivo de identificar obstáculos y barreras en la prestación del servicio para asegurar el cumplimiento de la ley. Pero existe la incertidumbre sobre la continuidad de esta mesa. Otra preocupación planteada en el empalme es la finalización, en el gobierno anterior, de un mecanismo fundamental para atender a mujeres víctimas: la defensa técnica, que proporciona acompañamiento jurídico. Este mecanismo tenía una trayectoria desde la administración de Alonso Salazar, y su interrupción representa una pérdida significativa.
“He abogado por la feminización del Estado, porque históricamente ha sido estructurado por y para los hombres”.
Angélica Ortiz, secretaria de las Mujeres de Medellín
Su secretaría reconoció abiertamente a las mujeres trans como mujeres. ¿Teme que la próxima administración retroceda en eso?
Desde la gestión de la primera secretaria Juliana Martínez y posteriormente Ana Valle, afirmamos con determinación que las mujeres trans son bienvenidas en la Secretaría de las Mujeres. No nos limitamos solo a abrirles las puertas de nuestra oferta, sino que también implementamos acciones afirmativas. Contratamos a una promotora de los derechos de las mujeres trans, Juliana Osorio, quien inició un proceso de acercamiento con esta población. Realizó sensibilizaciones y talleres sobre derechos de las mujeres y derechos humanos, adaptados a sus contextos. Llegamos a lugares como la calle Barbacoas y El Bronx, donde se encuentran las mujeres trans más vulnerables. Participamos en la construcción del protocolo para la actuación policial con las trabajadoras sexuales transfemeninas, que lanzamos este mes con la Gerencia de Diversidades.
Este año, en el concurso "Mujeres Jóvenes Talento", que premia el talento y liderazgo de las mujeres, premiamos a Perla Marín, en la categoría de liderazgo social, político y comunitario. Es la primera mujer trans y además migrante venezolana que obtiene ese premio. En cuanto a la preocupación sobre un posible retroceso en la próxima administración no puedo predecir el futuro. Sin embargo, esperamos que la Secretaría de las Mujeres siga abierta y comprometida, no solo para las mujeres trans, sino también para las mujeres indígenas, negras, afrodescendientes, migrantes y aquellas con discapacidad.
A sus 31 años usted ha sido la mujer más joven en ocupar el puesto de secretaria de las Mujeres de Medellín. ¿Cómo fue su experiencia personal?
Históricamente, la Secretaría ha sido liderada mayoritariamente por mujeres adultas e incluso adultas mayores. Este ha sido un proceso desafiante tanto interna como externamente. Internamente, ha requerido una transformación para revisar los públicos a los que la Secretaría se dirigía. Al inicio de mi gestión noté que se centraba en mujeres que se asemejaban a las secretarias anteriores, es decir, mujeres mayores. Decidí cambiar esto y dirigirnos a mujeres cada vez más jóvenes, a aquellas que no habíamos alcanzado anteriormente.
Externamente, enfrenté desafíos adicionales, incluida la violencia política, incluso por parte de mujeres lideresas comunitarias. A menudo me han abordado con comentarios sobre mi edad antes que sobre mi idoneidad, formación académica o experiencia. Este tipo de cuestionamientos, basados en la edad, han sido una constante en espacios políticos. Se refieren a mí como “esa niña”. Estuve en un control político donde los concejales cuestionaban mi edad e incluso decían que era irresponsable que la Alcaldía le hubiera confiado la Secretaría a una mujer tan joven.
“He sido víctima de violencia política por ser una mujer joven, incluso de sectores feministas”.
Angélica Ortiz, secretaria de las Mujeres de Medellín
Desde el principio he dejado claro que soy una mujer feminista con convicciones firmes, como la defensa del derecho al aborto. Creo en un feminismo interseccional que abarca a todas las mujeres, incluyendo a las mujeres trans, indígenas y con discapacidad. Esta postura ha generado resistencia, incluso violencia, especialmente de sectores del feminismo radical, que es lo más doloroso. Llevar estos temas de género desde una perspectiva feminista a un gobierno siempre es un ejercicio de resistencia.
¿Por qué ser secretaria de las mujeres es un ejercicio de resistencia?
Implica confrontar a aquellos que están en posiciones de privilegio y poder. Se trata de poner constantemente sobre la mesa la idea de que se están perpetuando prácticas que violentan a las mujeres, ejerciendo violencia institucional y, en muchos casos, desde un lugar de privilegio, encarnado por el hombre blanco heterosexual de mediana edad.
📌Recomendamos: Proyecto contra la violencia política contra mujeres: una lucha más allá de la ideología
Abordar esta problemática estratégicamente implica cuestionamientos, pero también requiere abordarlo desde el amor y la pedagogía. He abogado por la feminización del Estado, ya que históricamente ha sido estructurado por y para los hombres. No creo que los hombres sean malos o tengan intenciones de excluir o violentar a las mujeres, más bien gobiernan desde su propia perspectiva.
Ahora, con la mayoría de derecha en las instancias de toma de decisiones en Medellín y Antioquia, enfrentamos un reto adicional. Tradicionalmente, la derecha ha mostrado menos sensibilidad hacia los temas de género. Ojalá eso cambiara, creo que también se puede feminizar el Estado desde la derecha. Es una preocupación, ya que si nosotras lo hemos tenido duro, las mujeres que siguen lo tendrán más.
¿Con qué sentimiento deja su cargo?
Me voy de la Secretaría con profundo agradecimiento. Sí, sé que es la respuesta de cajón, pero realmente siento que esta experiencia me transformó a nivel profesional y personal, tanto en los momentos positivos como en los desafiantes. Aprendí enormemente y tuve la increíble oportunidad de convertir sueños e ideas en realidades palpables, llegando a toda una ciudad. Es algo asombroso que nunca habría imaginado. Sin embargo, también experimenté la complejidad de la política desde la perspectiva de una politóloga. Vivir esta experiencia en instancias de poder es mucho más desafiante de lo que uno puede anticipar en los libros.
Recuerdo estudiar a Martha Nussbaum sobre las emociones políticas, y ahora veo que la gestión emocional en la política dista mucho de mis expectativas iniciales. He aprendido a gestionar la frustración, ya que gobernar implica enfrentar constantes desafíos y limitaciones. La gestión gubernamental implica resolver problemas con recursos finitos, lidiar con brechas y superar las complejidades burocráticas. Vengo del activismo, movilizándome por varias causas. Esto me enseñó qué le puede uno pedir y qué no al Estado.