El impacto de la diáspora venezolana en Colombia
La falta de políticas de integración efectivas para la población migrante venezolana amenaza con convertir su potencial en una crisis humanitaria y de tránsito.
Alice López G.*
El fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe representa un desafío que va más allá de las capacidades de asignar recursos, dificultando la absorción de la diáspora venezolana y limitando la identificación de su impacto positivo en la integración socioeconómica de los territorios que los acogen.
La migración ofrece una oportunidad con múltiples aspectos positivos para Colombia, un país que debe aprender a transformar los desafíos en ventajas. La presencia de la diáspora venezolana impulsa el crecimiento social y económico. Por ejemplo, en 2022, los migrantes y refugiados venezolanos generaron un impacto económico equivalente a 529,1 millones de dólares estadounidenses, según un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la migración venezolana incremente el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia en un 0,1% anual durante 2024. Esta dinámica no solo representa un beneficio económico, sino que también resalta la importancia de la fuerza laboral migrante, la mayoría de la población está en edad de trabajar. Se estima que el 75% de estos migrantes opera en el sector informal, y muchos jóvenes enfrentan serias dificultades para acceder a empleos debido a la falta de documentación que valide sus estudios, así como a situaciones de discriminación y xenofobia que limitan su integración.
Colombia acoge a 2.811.570 migrantes venezolanos, por lo que se ha consolidado como líder en la región en la implementación de políticas e iniciativas para la regularización. El Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos ha sido clave, permitiendo que cerca de dos millones de beneficiarios accedan a servicios esenciales como salud, educación y empleo, mejorando así su calidad de vida e integración en la sociedad. Dicho trabajo debe seguir siendo prioritario para lograr absorber la totalidad de migrantes.
El apoyo internacional también ha sido fundamental en la gestión y financiación de programas de asistencia para migrantes. Estados Unidos y la Unión Europea han destinado recursos para la ayuda humanitaria. Naciones Unidas, a través de sus agencias ACNUR y OIM, ha brindado asistencia centrada en el bienestar de los migrantes, y el Banco Mundial ha otorgado préstamos y financiamiento para abordar la crisis migratoria.
Más de 89 organizaciones coordinan la respuesta humanitaria, trabajando de la mano con el Estado colombiano. Estas organizaciones implementan programas de ayuda que buscan ofrecer soluciones efectivas, mejorando la calidad de vida de los migrantes y facilitando su integración.
En el ámbito demográfico, en 2020, el porcentaje de hijos nacidos de madres inmigrantes venezolanas en Colombia fue del 8,5%, lo que representa un punto clave para fortalecer la estructura poblacional. No obstante, esta tendencia no ha continuado, y, según el informe del DANE del primer cuatrimestre de 2024, la cifra ha descendido al 4,5%. Esto refleja una pérdida de oportunidad para mejorar la baja tasa de nacidos vivos en el país, que ha disminuido desde 2015 un 30%.
A su vez la migración enriquece culturalmente la diversidad, promoviendo un intercambio de conocimientos en diversas disciplinas. Fomenta la innovación y la creatividad en áreas como la gastronomía, el arte y la moda, y refuerza la solidaridad al alentarnos a ver al otro como un miembro más de la comunidad, tanto en el ámbito social como cultural.
La falta de información, la burocracia, las dificultades económicas y la escasez de oportunidades desaniman a muchos migrantes. En lugar de integrarse, enfrentan el rechazo y la falta de acceso a servicios básicos, lo que los lleva a utilizar el territorio colombiano como un punto de tránsito hacia Estados Unidos en busca del sueño americano, arriesgando sus vidas al cruzar la peligrosa selva del Darién.
Incluso se ha registrado que 75 mil venezolanos regularizados con PPT en Colombia han optado por atravesar el Tapón del Darién. Cada vez más migrantes ven a Colombia como un país de tránsito y no como un hogar debido a que enfrentan la violencia de grupos armados, la explotación laboral o sexual, y el riesgo de ser reclutados forzadamente.
La falta de políticas de integración de la población migrante representa un desafío significativo para el país, que se limita a brindar apoyo para facilitar el tránsito de los migrantes. Perdiendo la visibilidad, impacto y apoyo económico internacional y de las organizaciones no gubernamentales como país de acogida. Situación que conlleva la pérdida de jóvenes en edad laboral, la integración, el crecimiento económico y el intercambio cultural.
Es decisivo que se mantenga un enfoque en términos de regularización e integración de la diáspora venezolana. En lugar de perder este avance, Colombia tiene la oportunidad de fortalecer sus políticas aprovechando el potencial de estos migrantes para enriquecerse a nivel social y económico.
Consulte el último reporte de la Bitácora Migratoria aquí
* Investigadora adscrita del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y de la Bitácora Migratoria en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
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El fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe representa un desafío que va más allá de las capacidades de asignar recursos, dificultando la absorción de la diáspora venezolana y limitando la identificación de su impacto positivo en la integración socioeconómica de los territorios que los acogen.
La migración ofrece una oportunidad con múltiples aspectos positivos para Colombia, un país que debe aprender a transformar los desafíos en ventajas. La presencia de la diáspora venezolana impulsa el crecimiento social y económico. Por ejemplo, en 2022, los migrantes y refugiados venezolanos generaron un impacto económico equivalente a 529,1 millones de dólares estadounidenses, según un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la migración venezolana incremente el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia en un 0,1% anual durante 2024. Esta dinámica no solo representa un beneficio económico, sino que también resalta la importancia de la fuerza laboral migrante, la mayoría de la población está en edad de trabajar. Se estima que el 75% de estos migrantes opera en el sector informal, y muchos jóvenes enfrentan serias dificultades para acceder a empleos debido a la falta de documentación que valide sus estudios, así como a situaciones de discriminación y xenofobia que limitan su integración.
Colombia acoge a 2.811.570 migrantes venezolanos, por lo que se ha consolidado como líder en la región en la implementación de políticas e iniciativas para la regularización. El Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos ha sido clave, permitiendo que cerca de dos millones de beneficiarios accedan a servicios esenciales como salud, educación y empleo, mejorando así su calidad de vida e integración en la sociedad. Dicho trabajo debe seguir siendo prioritario para lograr absorber la totalidad de migrantes.
El apoyo internacional también ha sido fundamental en la gestión y financiación de programas de asistencia para migrantes. Estados Unidos y la Unión Europea han destinado recursos para la ayuda humanitaria. Naciones Unidas, a través de sus agencias ACNUR y OIM, ha brindado asistencia centrada en el bienestar de los migrantes, y el Banco Mundial ha otorgado préstamos y financiamiento para abordar la crisis migratoria.
Más de 89 organizaciones coordinan la respuesta humanitaria, trabajando de la mano con el Estado colombiano. Estas organizaciones implementan programas de ayuda que buscan ofrecer soluciones efectivas, mejorando la calidad de vida de los migrantes y facilitando su integración.
En el ámbito demográfico, en 2020, el porcentaje de hijos nacidos de madres inmigrantes venezolanas en Colombia fue del 8,5%, lo que representa un punto clave para fortalecer la estructura poblacional. No obstante, esta tendencia no ha continuado, y, según el informe del DANE del primer cuatrimestre de 2024, la cifra ha descendido al 4,5%. Esto refleja una pérdida de oportunidad para mejorar la baja tasa de nacidos vivos en el país, que ha disminuido desde 2015 un 30%.
A su vez la migración enriquece culturalmente la diversidad, promoviendo un intercambio de conocimientos en diversas disciplinas. Fomenta la innovación y la creatividad en áreas como la gastronomía, el arte y la moda, y refuerza la solidaridad al alentarnos a ver al otro como un miembro más de la comunidad, tanto en el ámbito social como cultural.
La falta de información, la burocracia, las dificultades económicas y la escasez de oportunidades desaniman a muchos migrantes. En lugar de integrarse, enfrentan el rechazo y la falta de acceso a servicios básicos, lo que los lleva a utilizar el territorio colombiano como un punto de tránsito hacia Estados Unidos en busca del sueño americano, arriesgando sus vidas al cruzar la peligrosa selva del Darién.
Incluso se ha registrado que 75 mil venezolanos regularizados con PPT en Colombia han optado por atravesar el Tapón del Darién. Cada vez más migrantes ven a Colombia como un país de tránsito y no como un hogar debido a que enfrentan la violencia de grupos armados, la explotación laboral o sexual, y el riesgo de ser reclutados forzadamente.
La falta de políticas de integración de la población migrante representa un desafío significativo para el país, que se limita a brindar apoyo para facilitar el tránsito de los migrantes. Perdiendo la visibilidad, impacto y apoyo económico internacional y de las organizaciones no gubernamentales como país de acogida. Situación que conlleva la pérdida de jóvenes en edad laboral, la integración, el crecimiento económico y el intercambio cultural.
Es decisivo que se mantenga un enfoque en términos de regularización e integración de la diáspora venezolana. En lugar de perder este avance, Colombia tiene la oportunidad de fortalecer sus políticas aprovechando el potencial de estos migrantes para enriquecerse a nivel social y económico.
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* Investigadora adscrita del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y de la Bitácora Migratoria en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
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