El timonazo de Biden con el muro fronterizo no es solución para la “crisis migratoria”
El presidente de Estados Unidos dio un giro a su política al continuar con la construcción del muro en la frontera que los separa de México. Hasta el momento era el único mandatario de ese país que no levantaba algún segmento de la barrera.
Hugo Santiago Caro
Como una “necesidad aguda e inmediata” de “evitar entradas ilegales” en la frontera justificó el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, la decisión de la administración de Joe Biden de reanudar la construcción del muro que se levanta entre la zona del Río Bravo y los estados norteños de México, uno de los pasos fronterizos más concurridos por migrantes de diferentes nacionalidades que pretenden buscar una oportunidad laboral en suelo estadounidense.
Según los datos de los entes migratorios estadounidenses, en agosto ingresaron por la frontera suroeste al menos 232.000 migrantes, la cifra mensual más alta de 2023 (año calendario) y la más elevada desde noviembre de 2022, cuando cruzaron más de 235.000. De los que cruzaron en agosto, el más reciente registro, más de 55.000 son mexicanos, 31.000 son venezolanos, más de 8.000 son colombianos y unos 6.000 son cubanos.
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Como un retroceso lo calificó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pues en épocas de campaña una de las posturas más firmes de Biden fue que un muro era una propuesta ineficiente para frenar el flujo migratorio. “Es contrario a lo que venía sosteniendo el presidente Biden. Es hasta ahora el único presidente que no ha construido muro. No está todavía construido, es una propuesta. Entiendo que hay fuertes presiones de los grupos políticos de extrema derecha en Estados Unidos de hablar del tema”, afirmó el mandatario.
En esa misma línea, para Andrés Besserer, doctorando en ciencia política por la Universidad de la Ciudad de Nueva York y experto en migración, la reanudación del muro como política migratoria (una de las banderas de la administración de Donald Trump) no es la manera adecuada de abordar el problema migratorio que vive toda América.
“Es un error pensar en la migración como una llave de agua que puedes abrir y cerrar, o que hay factores, es decir, que puedes aislar con una decisión un factor para aumentar o disminuir los flujos migratorios. Hay que verlo como un sistema, un sistema regional y, de alguna manera, un sistema mundial en donde las oportunidades de vida, de calidad de vida y socioeconómicas están muy mal distribuidas en el mundo”, afirma. Para Besserer, la mayoría de esos migrantes llegan a Estados Unidos buscando mejores condiciones laborales que no encuentran en sus países de origen. Entre octubre de 2022 y octubre de 2023, año fiscal estadounidense, ya han cruzado la frontera que separa el río Bravo más de 2.360.000 migrantes, una cifra casi cuatro veces mayor a los 646.822 migrantes que lo hicieron en el último año fiscal de la administración Trump (octubre de 2019 a septiembre de 2020).
Sobre ese mismo año fiscal (2019-2020) es por el que Biden ahora se excusa para retomar la construcción del muro, pues afirma que se ve obligado a destinar fondos asignados durante el mandato del republicano para esta obra. Es un argumento diferente al de Mayorkas, que coincidencialmente se encuentra en México como parte de una delegación que viajó para tratar con el gobierno de López Obrador temas de seguridad binacional, como el narcotráfico y el reciente auge del fentanilo. Mayorkas dijo que es imperativo frenar el flujo de migrantes, pero para Biden es una decisión aislada que se sale de sus manos, que está atada a asuntos de presupuesto pasado.
Besserer asegura que al hablar de una “crisis migratoria” no se puede hablar del alto flujo de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, pues históricamente es un país que ha recibido a muchísimos más migrantes y los ha integrado correctamente a su sociedad y a su economía. Sugiere, por el contrario, que se piense en una coyuntura migratoria en términos de derechos humanos, pues la población migrante, en el camino, se ve expuesta a condiciones de salubridad paupérrimas, redes de tráfico, coyotes (personas dedicadas a hacer cruzar irregularmente a migrantes) y condiciones de seguridad preocupantes en los países que los alojan temporal o permanentemente.
México, por ejemplo, es un Estado que tiene completamente militarizado el control migratorio. Por esto mismo, el experto afirma que los motivos que pueden estar detrás de la decisión de Biden son más políticos que de interés migratorio. Así, aumentar la longitud del muro puede hacer más difíciles las condiciones para los migrantes que pretenden llegar a Estados Unidos.
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“La política migratoria en Estados Unidos tiene ciclos y funciona como péndulos entre promesas de mayor restricción y abrir fronteras, la aceptación de inmigrantes. Una cosa es la retórica que existe entre partidos y entre algunos sectores de la sociedad y otra la realidad. Estados Unidos sigue siendo un país que integra a muchos miles de migrantes al año y de manera muy exitosa, tanto por su economía tan dinámica como por, digamos, la flexibilidad identitaria que existe en el interior de Estados Unidos, que es un país multicultural, multirracial y de alguna manera crecientemente multilingüístico”, explica el experto.
Vale la pena analizar en qué momento se toma esta decisión en el calendario interno de Estados Unidos. Esta misma semana fue destituido el presidente de la Cámara de Representantes (o speaker), el republicano Kevin McCarthy, por negociar con los demócratas y la Casa Blanca asuntos presupuestarios, como la prevención del cierre de gobierno y el techo de la deuda. Con esto el Congreso quedó sumido en confusión y negociaciones extensas de todo tipo. La primordial para Biden es evitar el cierre de gobierno, pues la última negociación de McCarthy como speaker dio un plazo de 45 días para llegar a un acuerdo sobre este asunto.
Este plazo viene corriendo desde el último sábado. Sin una cabeza clara en la Cámara, es mucho más difícil para la Casa Blanca sentarse a negociar con los republicanos y llegar a acuerdos productivos. Los sectores más radicales de la bancada republicana, los mismos que le cobraron a McCarthy el sentarse a negociar, llevan meses criticando a Biden por el alto flujo de recursos que ha destinado para apoyar a Ucrania en la contraofensiva contra Rusia. Argumentaban que esos recursos serían más provechosos en intereses nacionales, como la migración. Aunque la decisión de Biden con el muro parece responder a esta crítica, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, desmintió cualquier relación entre la construcción del muro y la posibilidad de que los republicanos acepten un nuevo paquete para Ucrania. “No establecería una conexión”, declaró.
Sin embargo, para el profesor Besserer sí vale la pena establecer una relación y descarta, como lo han hecho los opositores de Biden, que hechos como el fin del Título 42 (medida que terminó en julio, por la cual Estados Unidos podía expulsar a migrantes por la crisis sanitaria del covid-19) tengan relación con la reciente alza migratoria. “Ellos van a querer señalar que el final del Título 42 fue lo que contribuyó al aumento de la migración. No es fácil determinarlo tan claramente, no solo porque el Título 42 se tenía que acabar, según la ley, sino porque eso estaba asociado a una crisis. Era una regulación que podía utilizarse en la medida en que existiera una crisis sanitaria, cosa que en Estados Unidos legalmente ya no ocurre. Entonces tampoco es que hubiera muchas opciones”, explica. No obstante, según los datos migratorios, en julio cruzaron más de 183.000 migrantes, una cifra menor frente a los ya mencionados 232.000 que cruzaron en agosto.
La decisión de Biden también cae en plena temporada electoral, en la que es el gran favorito del Partido Demócrata para ser de nuevo candidato presidencial, pero se enfrenta a su predecesor, un enfurecido Donald Trump, que parece no tener rival entre los republicanos para ser candidato nuevamente. Trump, que sostuvo el muro como bandera durante su administración, celebró incluso la reanudación del muro. “Como he dicho a menudo, durante miles de años solo hay dos cosas que han funcionado consistentemente: ¡las ruedas y las paredes! ¿Se disculpará Joe Biden conmigo y con Estados Unidos por tardar tanto en ponerse en movimiento y permitir que nuestro país se vea inundado con 15 millones de inmigrantes irregulares, de lugares desconocidos? ¡Esperaré sus disculpas!”, afirmó en su red social, Truth Social.
Besserer afirma que era esperable que tanto Biden como los demócratas a su espalda trataran de cautivar a republicanos indecisos aparentando ser más duros con los temas migratorios. “Es previsible que sea una reacción frente a la presión política, pero que se diera y que se expresara como la continuación de la construcción del muro, no, eso no. Sí era predecible que en la medida en la que se acercan las elecciones, los demócratas intentaran aparentar, es decir, tomar decisiones que los hagan parecer más duros en la frontera”.
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Mientras se reanuda la construcción del muro y se ven las consecuencias a nivel migratorio, cabe resaltar que el anuncio se dio mientras la delegación en la que viene Mayorkas, que está en México y que encabeza el secretario de Estado, Antony Blinken, se reunió con López Obrador y funcionarios de su gobierno para tratar el tema del fentanilo. También existió una reunión con la canciller mexicana, Alicia Bárcena, en la que participaron virtualmente la canciller de Panamá, Janaina Tewaney, y el de Colombia, Álvaro Leyva, y aunque para Besserer era poco probable que el asunto del muro haya sido tratado durante la visita de Estado, fue la primera vez en la historia que la migración “ilegal” (como aseguraron tras una nueva reunión binacional) fue tratada como un asunto de seguridad en la relación de ambos países.
Besserer explica que: “Tradicionalmente, entre las relaciones de México y Estados Unidos hay tres ejes, y la práctica ha sido mantener las negociaciones en los tres ejes separadas, que es migración, comercio y seguridad (...) Se busca que la discusión en uno de esos pilares no influya en la otra. Esto se debe a que es mutuamente conveniente avanzar, por ejemplo, en la integración económica, sin permitir que desacuerdos sobre otros temas afecten”.
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Como una “necesidad aguda e inmediata” de “evitar entradas ilegales” en la frontera justificó el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, la decisión de la administración de Joe Biden de reanudar la construcción del muro que se levanta entre la zona del Río Bravo y los estados norteños de México, uno de los pasos fronterizos más concurridos por migrantes de diferentes nacionalidades que pretenden buscar una oportunidad laboral en suelo estadounidense.
Según los datos de los entes migratorios estadounidenses, en agosto ingresaron por la frontera suroeste al menos 232.000 migrantes, la cifra mensual más alta de 2023 (año calendario) y la más elevada desde noviembre de 2022, cuando cruzaron más de 235.000. De los que cruzaron en agosto, el más reciente registro, más de 55.000 son mexicanos, 31.000 son venezolanos, más de 8.000 son colombianos y unos 6.000 son cubanos.
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Como un retroceso lo calificó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pues en épocas de campaña una de las posturas más firmes de Biden fue que un muro era una propuesta ineficiente para frenar el flujo migratorio. “Es contrario a lo que venía sosteniendo el presidente Biden. Es hasta ahora el único presidente que no ha construido muro. No está todavía construido, es una propuesta. Entiendo que hay fuertes presiones de los grupos políticos de extrema derecha en Estados Unidos de hablar del tema”, afirmó el mandatario.
En esa misma línea, para Andrés Besserer, doctorando en ciencia política por la Universidad de la Ciudad de Nueva York y experto en migración, la reanudación del muro como política migratoria (una de las banderas de la administración de Donald Trump) no es la manera adecuada de abordar el problema migratorio que vive toda América.
“Es un error pensar en la migración como una llave de agua que puedes abrir y cerrar, o que hay factores, es decir, que puedes aislar con una decisión un factor para aumentar o disminuir los flujos migratorios. Hay que verlo como un sistema, un sistema regional y, de alguna manera, un sistema mundial en donde las oportunidades de vida, de calidad de vida y socioeconómicas están muy mal distribuidas en el mundo”, afirma. Para Besserer, la mayoría de esos migrantes llegan a Estados Unidos buscando mejores condiciones laborales que no encuentran en sus países de origen. Entre octubre de 2022 y octubre de 2023, año fiscal estadounidense, ya han cruzado la frontera que separa el río Bravo más de 2.360.000 migrantes, una cifra casi cuatro veces mayor a los 646.822 migrantes que lo hicieron en el último año fiscal de la administración Trump (octubre de 2019 a septiembre de 2020).
Sobre ese mismo año fiscal (2019-2020) es por el que Biden ahora se excusa para retomar la construcción del muro, pues afirma que se ve obligado a destinar fondos asignados durante el mandato del republicano para esta obra. Es un argumento diferente al de Mayorkas, que coincidencialmente se encuentra en México como parte de una delegación que viajó para tratar con el gobierno de López Obrador temas de seguridad binacional, como el narcotráfico y el reciente auge del fentanilo. Mayorkas dijo que es imperativo frenar el flujo de migrantes, pero para Biden es una decisión aislada que se sale de sus manos, que está atada a asuntos de presupuesto pasado.
Besserer asegura que al hablar de una “crisis migratoria” no se puede hablar del alto flujo de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, pues históricamente es un país que ha recibido a muchísimos más migrantes y los ha integrado correctamente a su sociedad y a su economía. Sugiere, por el contrario, que se piense en una coyuntura migratoria en términos de derechos humanos, pues la población migrante, en el camino, se ve expuesta a condiciones de salubridad paupérrimas, redes de tráfico, coyotes (personas dedicadas a hacer cruzar irregularmente a migrantes) y condiciones de seguridad preocupantes en los países que los alojan temporal o permanentemente.
México, por ejemplo, es un Estado que tiene completamente militarizado el control migratorio. Por esto mismo, el experto afirma que los motivos que pueden estar detrás de la decisión de Biden son más políticos que de interés migratorio. Así, aumentar la longitud del muro puede hacer más difíciles las condiciones para los migrantes que pretenden llegar a Estados Unidos.
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“La política migratoria en Estados Unidos tiene ciclos y funciona como péndulos entre promesas de mayor restricción y abrir fronteras, la aceptación de inmigrantes. Una cosa es la retórica que existe entre partidos y entre algunos sectores de la sociedad y otra la realidad. Estados Unidos sigue siendo un país que integra a muchos miles de migrantes al año y de manera muy exitosa, tanto por su economía tan dinámica como por, digamos, la flexibilidad identitaria que existe en el interior de Estados Unidos, que es un país multicultural, multirracial y de alguna manera crecientemente multilingüístico”, explica el experto.
Vale la pena analizar en qué momento se toma esta decisión en el calendario interno de Estados Unidos. Esta misma semana fue destituido el presidente de la Cámara de Representantes (o speaker), el republicano Kevin McCarthy, por negociar con los demócratas y la Casa Blanca asuntos presupuestarios, como la prevención del cierre de gobierno y el techo de la deuda. Con esto el Congreso quedó sumido en confusión y negociaciones extensas de todo tipo. La primordial para Biden es evitar el cierre de gobierno, pues la última negociación de McCarthy como speaker dio un plazo de 45 días para llegar a un acuerdo sobre este asunto.
Este plazo viene corriendo desde el último sábado. Sin una cabeza clara en la Cámara, es mucho más difícil para la Casa Blanca sentarse a negociar con los republicanos y llegar a acuerdos productivos. Los sectores más radicales de la bancada republicana, los mismos que le cobraron a McCarthy el sentarse a negociar, llevan meses criticando a Biden por el alto flujo de recursos que ha destinado para apoyar a Ucrania en la contraofensiva contra Rusia. Argumentaban que esos recursos serían más provechosos en intereses nacionales, como la migración. Aunque la decisión de Biden con el muro parece responder a esta crítica, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, desmintió cualquier relación entre la construcción del muro y la posibilidad de que los republicanos acepten un nuevo paquete para Ucrania. “No establecería una conexión”, declaró.
Sin embargo, para el profesor Besserer sí vale la pena establecer una relación y descarta, como lo han hecho los opositores de Biden, que hechos como el fin del Título 42 (medida que terminó en julio, por la cual Estados Unidos podía expulsar a migrantes por la crisis sanitaria del covid-19) tengan relación con la reciente alza migratoria. “Ellos van a querer señalar que el final del Título 42 fue lo que contribuyó al aumento de la migración. No es fácil determinarlo tan claramente, no solo porque el Título 42 se tenía que acabar, según la ley, sino porque eso estaba asociado a una crisis. Era una regulación que podía utilizarse en la medida en que existiera una crisis sanitaria, cosa que en Estados Unidos legalmente ya no ocurre. Entonces tampoco es que hubiera muchas opciones”, explica. No obstante, según los datos migratorios, en julio cruzaron más de 183.000 migrantes, una cifra menor frente a los ya mencionados 232.000 que cruzaron en agosto.
La decisión de Biden también cae en plena temporada electoral, en la que es el gran favorito del Partido Demócrata para ser de nuevo candidato presidencial, pero se enfrenta a su predecesor, un enfurecido Donald Trump, que parece no tener rival entre los republicanos para ser candidato nuevamente. Trump, que sostuvo el muro como bandera durante su administración, celebró incluso la reanudación del muro. “Como he dicho a menudo, durante miles de años solo hay dos cosas que han funcionado consistentemente: ¡las ruedas y las paredes! ¿Se disculpará Joe Biden conmigo y con Estados Unidos por tardar tanto en ponerse en movimiento y permitir que nuestro país se vea inundado con 15 millones de inmigrantes irregulares, de lugares desconocidos? ¡Esperaré sus disculpas!”, afirmó en su red social, Truth Social.
Besserer afirma que era esperable que tanto Biden como los demócratas a su espalda trataran de cautivar a republicanos indecisos aparentando ser más duros con los temas migratorios. “Es previsible que sea una reacción frente a la presión política, pero que se diera y que se expresara como la continuación de la construcción del muro, no, eso no. Sí era predecible que en la medida en la que se acercan las elecciones, los demócratas intentaran aparentar, es decir, tomar decisiones que los hagan parecer más duros en la frontera”.
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Mientras se reanuda la construcción del muro y se ven las consecuencias a nivel migratorio, cabe resaltar que el anuncio se dio mientras la delegación en la que viene Mayorkas, que está en México y que encabeza el secretario de Estado, Antony Blinken, se reunió con López Obrador y funcionarios de su gobierno para tratar el tema del fentanilo. También existió una reunión con la canciller mexicana, Alicia Bárcena, en la que participaron virtualmente la canciller de Panamá, Janaina Tewaney, y el de Colombia, Álvaro Leyva, y aunque para Besserer era poco probable que el asunto del muro haya sido tratado durante la visita de Estado, fue la primera vez en la historia que la migración “ilegal” (como aseguraron tras una nueva reunión binacional) fue tratada como un asunto de seguridad en la relación de ambos países.
Besserer explica que: “Tradicionalmente, entre las relaciones de México y Estados Unidos hay tres ejes, y la práctica ha sido mantener las negociaciones en los tres ejes separadas, que es migración, comercio y seguridad (...) Se busca que la discusión en uno de esos pilares no influya en la otra. Esto se debe a que es mutuamente conveniente avanzar, por ejemplo, en la integración económica, sin permitir que desacuerdos sobre otros temas afecten”.
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