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La mejor estrategia de Estados Unidos para Venezuela es Colombia

Si Washington quiere gestionar la migración venezolana, para hacerlo necesita la ayuda de Colombia, que ha tenido un liderazgo regional en la materia y ha acogido a casi tres millones de ciudadanos del país vecino.

Alejandro Daly*
21 de junio de 2024 - 01:00 a. m.
Colombia ha acogido a cerca de tres millones de migrantes de Venezuela.
Colombia ha acogido a cerca de tres millones de migrantes de Venezuela.
Foto: Óscar Pérez

El 17 de abril, la administración de Biden restableció las sanciones al sector petróleo y gas de Venezuela después de que Maduro rompiera su promesa de celebrar elecciones libres y justas.

Casi 47.000 migrantes venezolanos intentaron entrar irregularmente en Estados Unidos en diciembre de 2023. Un incremento exponencial frente a los cerca de 6.000 migrantes registrados el año anterior. Venezuela pasó de ser el sexto país suramericano de origen de migrantes que llegan a Estados Unidos al segundo. Solo el año pasado, 252.000 venezolanos cruzaron el Darién, representando más del 60 % del total de migrantes, un claro contraste con los 3.000 venezolanos que cruzaron entre 2010 y 2021. No es una coincidencia que la migración sea ahora uno de los temas más críticos en las próximas elecciones estadounidenses, con 48% de los estadounidenses mencionando que la migración irregular es su principal preocupación. Si Estados Unidos quiere gestionar la migración venezolana, necesita la ayuda de Colombia para hacerlo.

Más de 2,8 millones de venezolanos se encuentran hoy en Colombia, y probablemente más vendrán en el futuro. Colombia es por mucho el principal destino de la diáspora venezolana. Su política de acogida, regularización e integración de los últimos años, elogiada por la comunidad internacional, ha situado al país a la vanguardia en América Latina. Sin embargo, tras dos años con el nuevo gobierno de Gustavo Petro, la migración venezolana ha perdido fuerza entre las prioridades de la nueva administración.

Colombia se ganó el reconocimiento regional por liderar una sociedad en la que los migrantes tenían las mismas oportunidades que los ciudadanos colombianos gracias a los continuos esfuerzos de diferentes gobiernos. La administración de Juan Manuel Santos estructuró la respuesta humanitaria. La de Iván Duque avanzó en el registro, identificación y regularización de más del 62 % de los migrantes venezolanos con su política histórica: el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV). El presidente Gustavo Petro y su gobierno son responsables ahora del reto de la integración a largo plazo.

Otros países, como Perú, Ecuador y República Dominicana, iniciaron procesos de regularización similares tras la experiencia colombiana con el EPTV. Sin embargo, hasta la fecha, más de 500.000 migrantes venezolanos siguen pendientes de regularización en Colombia. Ahora, sin el liderazgo de Colombia en la agenda migratoria regional, los esfuerzos de regularización en toda América Latina están en la cuerda floja.

La regularización beneficia a los migrantes venezolanos, a los refugiados, a las comunidades de acogida y a la economía de Colombia. El Banco de la República estima que la regularización de los venezolanos aumentaría el PIB potencial en más de 0,15 puntos porcentuales anuales. En otras palabras, por cada dólar que Colombia invierte en integrar a los migrantes, puede obtener hasta dos dólares de beneficio para la sociedad.

Entonces, ¿por qué se detuvieron los esfuerzos de regularización? ¿Qué cambió? La geopolítica. La mayoría de las veces, la migración es más un tema de política exterior que un asunto interno. A diferencia de la administración de Duque, la migración venezolana no estaba entre las prioridades de Petro para su agenda de política exterior.

Petro tenía sus propias prioridades para la política exterior de Colombia: “Paz total”, cambio climático y normalización de la relación de Colombia con Venezuela. Desde el inicio de su gobierno, Petro ha realizado cinco visitas oficiales a Venezuela, casi tantas como Santos en ocho años de gobierno (ocho visitas de 2010 a 2018) y un marcado contraste con Duque (cero visitas de 2018 a 2022).

No obstante, las próximas elecciones en Venezuela podrían cambiar drásticamente el escenario. Una posible (e injusta y antidemocrática) victoria de Maduro puede provocar que muchos millones de venezolanos más abandonen el país. Y es que cuando no se puede votar con las manos, se vota con los pies. Petro lo teme. Biden también.

Tras casi dos años sin avances oficiales en el tema, hace dos meses, el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murrilo, afirmó que el país prepara otro proceso masivo de regularización para más de 600.000 migrantes. Murillo destacó que más del 80 % de los migrantes en Colombia desean quedarse, pero acogerlos requiere más recursos.

He aquí la diferencia. Integrar con éxito a los migrantes venezolanos en la sociedad colombiana es mucho mejor para Estados Unidos que crear barreras físicas y administrativas para los migrantes. Si Estados Unidos quiere detener la migración venezolana, necesita apoyar financieramente los esfuerzos de regularización de Colombia. Entre las sanciones y las elecciones injustas, la mejor estrategia de Estados Unidos para gestionar la migración venezolana es Colombia.

La actual crisis en la frontera sur de Estados Unidos ha evidenciado que la estrategia de “Yo puedo solo” tiene sus límites. La gestión de la migración estadounidense requiere cada vez más la cooperación de otros países. Estados Unidos no puede dictar la eficacia con la que puede expulsar y devolver a los migrantes considerados no aptos para permanecer en el país. Como afirma el Migration Policy Institute, estas políticas requieren la colaboración de otros países, especialmente en medio de la diversa afluencia de migrantes procedentes de países con los que Estados Unidos no mantiene relaciones diplomáticas oficiales, como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Así, en lugar de aplicar la deportación masiva o la contención en la frontera, Colombia ofrece un enfoque diferente. Regularizar a millones de migrantes procedentes de América Latina en América Latina. Colombia puede convertirse en un ejemplo mundial de regularizacióne integración a largo plazo. Puede demostrar al mundo que es posible acoger positivamente a los migrantes.

Lo mejor para Petro es que los astros están alineados a su favor. Regularizar a los migrantes es, de lejos, la mejor opción para Petro. Es económicamente positivo para Colombia. Es una carta de negociación en política exterior con Biden en un año electoral crítico para Estados Unidos que Petro puede utilizar más tarde para sus objetivos de cambio climático y paz total, sobre todo después de que las recientes protestas mostraran el descontento generalizado con su gobierno.

La regularización ayuda a disminuir los conflictos sociales y, tristemente, para ser sinceros, también ayuda al gobierno venezolano (a mayor cantidad de personas fuera del país, menor presión sobre los servicios de un Estado que no tiene la capacidad de proveerlos). Para Biden, gestionar con éxito la migración venezolana en medio de un año electoral demostraría que la administración escucha a los votantes preocupados por la migración irregular. Todos ganan.

* Especialista en administración pública y migración, Universidad de Columbia.

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Por Alejandro Daly*

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Ccdaw(v9l66)21 de junio de 2024 - 09:08 p. m.
Los metales van tomando el camino de una economía de saqueo. El clan del golfo, el cártel de Sinaloa, ELN, exFarc, todos facilitan la exportación ilegal. Lo peor que le pueda pasar a Venezuela es volverse como Colombia. pero a eso le apuesta USA.
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