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Las políticas migratorias se han quedado cortas en la región 


El más reciente informe de Human Rights Watch (HRW) sobre las políticas migrantes de los países de la región y sus condiciones evidencia que hay dificultades en la integración, así como se están generando nuevos flujos.

13 de septiembre de 2024 - 12:03 p. m.
Panamá ha deportado a cientos de migrantes en las últimas semanas.
Panamá ha deportado a cientos de migrantes en las últimas semanas.
Foto: EFE - Gabriel Rodríguez

Varias condiciones se unieron para que Gabriela Pizarro* tuviera que migrar. A los constantes cortes de electricidad, se le sumó la falta de agua potable y el cobro en dólares por los alimentos, que hicieron cada vez menos viable su estadía en Venezuela. Salió de su país hacia el Darién con once personas, entre las que estaba su esposo, su hija y sus suegros, pero al intentar cruzar la selva se dieron cuenta de que tenían que pagar por cruzar y pagarle al Clan del Golfo que tiene el control del paso del lado colombiano del tapón. “Me quedaría, pero sin el permiso tal vez lo mejor para nosotros es reunir el dinero (para el viaje a través del Darién) e irnos”, aseguró.

El testimonio de Pizarro es uno de los que recopiló Human Rights Watch, en el informe “El tapón del Darién: la selva donde confluyen las deficientes políticas migratorias de las Américas”, que es el tercer documento sobre las condiciones que se enfrentan los migrantes por dicha selva y que en esta ocasión evalúa las políticas migratorias en la región, teniendo en cuenta que países como Venezuela y Haití son de tránsito, mientras que otros como Colombia y Ecuador generan dinámicas tanto de acogida como de salida.

“Las crisis en Venezuela y Haití son cada vez peores y exigen que los gobiernos de las Américas, incluyendo Estados Unidos, mejoren sus políticas migratorias. Es crucial que trabajen de manera urgente en una respuesta regional coordinada que garantice la protección de las personas que huyen de las crisis de derechos humanos en la región”, aseguró Tirana Hassan, directora ejecutiva de HRW.

En términos generales, el informe reconoce que las migraciones se dan principalmente por quienes huyen de la violencia, son perseguidos o sufren crisis humanitarias, por lo que los que salen de sus países buscan protección o mejores oportunidades económicas en otros lugares, para enviar remesas a sus familias o generar las condiciones suficientes para que ellas también migren. El problema, como lo resalta HRW es que “las políticas de la región con frecuencia han sido insuficientes debido a, entre otras razones, hay plazos restrictivos, procedimientos complejos, requisitos de documentación onerosos y retrasos administrativos”, que impiden la regularización de los migrantes y por consiguiente acceso a un buen empleo.

En cuanto a la acogida, se presentan condiciones similares, pues, además de las dificultades en el acceso a la salud, la vivienda, la educación y los programas sociales, se presentan casos de discriminación y xenofobia que ocasionan mayores vulnerabilidades, especialmente para las mujeres, que sufren de abuso sexual y de género. Estos problemas hacen que los migrantes busquen otros países, como es el caso de Carlos Salinas* y Rosa*, una joven pareja de Maracaibo, en Venezuela, que migró en 2019 a Ecuador, pero que por la violencia en el país y las condiciones para regularizarse y conseguir trabajo, prefirieron este año irse a Estados Unidos por el Darién.

Este punto va unido al aumento de los flujos migratorios por el Darién de otras nacionalidades diferentes a la venezolana y la haitiana, que han sido recurrentes los últimos años. En diciembre de 2022 aumentó significativamente el número de ecuatorianos cruzando la selva a tal punto que llegaron a ser los que más cruzaban por la selva, mientras que en el último año ha crecido el tránsito de migrantes colombianos, quienes ya son los segundos que más han pasado la frontera, después de los venezolanos.

Hay varias personas en las condiciones de Livia González*, quien cruzó la selva con su hija de 5 años y su hijo de 6 meses, luego de que apuñalaron y asesinaron a su mamá, quien se negó a pagar las extorsiones que le venían cobrando por su negocio de comidas dos hombres que estarían asociados a las bandas criminales en Quito, Ecuador. Se fue por miedo, porque sentía que no tenía las condiciones para darle una buena vida a sus hijos, y aunque le robaron sus documentos y los niños sufrieron lesiones por las condiciones de la selva, asegura que la volvería a cruzar, porque cree que no tiene más opción.

“Tenemos todos los motivos para temer que se aumente el flujo de venezolanos saliendo de su país. Hemos entrevistado a migrantes venezolanos que huían de la represión de Maduro, que nos decían que se vienen más de nuestros vecinos y familiares, porque en Venezuela no hay futuro. Eran personas que estaban ilusionadas con el regreso de la democracia y hoy sus ilusiones están destrozadas y muchos no ven otra opción que huir para buscar protección internacional”, dice Juan Pappier, subdirector de la División de las Americas de Human Rights Watch.

Además de las vulnerabilidades que sufren los migrantes en el Darién, el informe cuestiona las medidas represivas que se han tomado en los últimos meses del lado panameño del tapón. Cercaron los pasos recurrentes de migrantes y se ha comenzado a deportar migrantes con apoyo de Estados Unidos

Ante esto, HWR recomienda a la región dar a todos los venezolanos y haitianos, que son la mayoría de los migrantes que se encuentran en Sudamérica, el estatus legal de refugiado, lo que incluye revertir las condiciones exigentes para adquirir visado o acceder al asilo.

“Se requieren medidas urgentes para proteger a los venezolanos y haitianos, entre otros, que huyen de crisis de derechos humanos. A nivel regional, es fundamental extender los estatutos temporales de protección para que estas poblaciones tengan oportunidades serias para poder rehacer sus vidas”, asegura Pappier, subdirector de la División de las Americas de Human Rights Watch.

Sumado a ello, HRW reitera que se deben en crear mecanismos regionales para examinar las solicitudes de asilo, teniendo en cuenta factores como los vínculos sociales. “El mecanismo debería incluir medidas para superar las barreras que llevan a los migrantes y solicitantes de asilo a abandonar los países de acogida, incluyendo el patrocinio legal, el acceso a vivienda y la rápida obtención de permisos de trabajo mientras las solicitudes de asilo están pendientes de revisión”.

Los siguientes son los análisis que se hacen de las condiciones de cada país.

Panamá

El país, considerado de tránsito, tiene políticas limitadas con respecto al sistema de asilo, ya que los plazos de trámite son largos, mientras que las vías de regularización son limitadas para los que se les niegue el estatus de refugiado, mientras que con respecto a la integración, HRW señala que los migrantes enfrentan obstáculos en el acceso a servicios básicos, entre los que se incluye la educación.

En cuanto al paso por el Darién, el informe llama la atención sobre las restricciones que se impusieron dentro de la selva y la repatriación de migrantes, que se ha aplicado desde la llegada de José Raúl Mulino a la presidencia. “La expulsión masiva de migrantes y solicitantes de asilo podría violar la obligación legal de Panamá de respetar el principio de no devolución”. De igual forma, se indica que hay deficiencias en los puntos de recepción de migrantes, así como falta de atención de los abusos cometidos dentro del tapón, que son constantes y no llegan a ser judicializados.

Colombia

En el país se destaca el desarrollo de políticas tanto de regularización como de acogida e integración de migrantes, pero HRW señala que hay limitaciones en la respuesta estatal ante los limitados recursos que tienen las alcaldías para responder a la migración, mientras que indica que los esfuerzos de integración se han socavado tras el cambio de gobierno con “el desmantelamiento de la Gerencia de Fronteras, que coordinaba la política de migración”.

Llaman la atención sobre los migrantes que entraron al país en enero de 2021 y no pudieron obtener la regulación a través del estatuto de protección temporal, así como sobre las dificultades para acceder a empleos, convalidar títulos y el aumento de la discriminación.

En cuanto al paso por el Darién, resaltan que el país no dispone de datos de las personas que ingresan al tapón, la carencia de recursos de las alcaldías en zonas de frontera para gestionar el alto número de migrantes que se movilizan a diario y el control que ejerce el Clan del Golfo sobre los pasos.

Ecuador

En este caso se presentan condiciones particulares de migración. Por un lado, frente al acceso y la acogida, HRW indica que “las autoridades disuaden a la gente de solicitar asilo y no aplican de forma consistente la protección establecida en la Declaración de Cartagena”, mientras que por el otro se resalta que la situación actual del país están empujando a los migrantes e incluso a los ecuatorianos a salir del país.

Se registran vulnerabilidades, principalmente contra las mujeres, por la discriminación y xenofobia, mientras que el aumento de la violencia en el país, que incluye asesinatos y extorsiones, sumado a las carencias en educación, empleo y salud, han generado nuevos movimientos migratorios.

Perú

Aunque ha realizado procesos extraordinarios de regularización, pocos migrantes han accedido a ellos debido al temor de ser deportados. Frente a la integración, HRW resalta que el mercado laboral es precario, ya que la mayoría de los migrantes acceden a trabajos informales o con bajos salarios, a lo que se suma violencia de género y sexual contra las mujeres venezolanas.

Chile

Varios son los desafíos que se enfrentan en el país austral por cuenta del estatus migratorio. Aunque en 2023 se adoptaron políticas de integración que incluyen el desarrollo económico, la integración familiar y la seguridad y el control fronterizo, no existe un proceso de regularización de quienes ya se encuentran en el país. Entre 2018 y 2021 existió uno al que pudieron acceder muy pocos migrantes debido a las estrictas condiciones que se impusieron.

De acuerdo con HRW, este tipo de situaciones limita a los migrantes el acceso a servicios públicos y conseguir empleos formales, a lo que se suma un creciente sentimiento antiinmigrante. “Piensan que todos los venezolanos son delincuentes por culpa del Tren de Aragua”, señaló uno de los migrantes que vivió en Chile.

Brasil

Se estima que en el país hay alrededor de 585.000 venezolanos y más de 150.000 haitianos, que se han visto beneficiados por programas como Operación Acogida (Operação Acolhida), con el que se busca mejorar el acceso al empleo, vivienda y educación para fortalecer su inclusión social, mientras que a los haitianos se les han facilitado visados humanitarios y de reunificación familiar, lo que además les ha permitido ingresar al sur del continente. Pese a esto, HRW resalta que persisten problemas relacionados con desempleo, bajos salarios y discriminación, lo que ha llevado a que los migrantes busquen nuevos espacios de acogida fuera de Brasil.

Venezuela

Al considerarse junto a Haití como uno de los principales países expulsores, el informe resalta que en el país más de 20 millones de venezolanos viven en pobreza multidimensional. “Esta crisis humanitaria en curso limita el acceso a alimentos y medicinas, lo que obliga a muchos a adoptar estrategias de supervivencia extremas”, que finalmente los llevan a la migración. Otra de las razones que se reconocen es la persecución de las autoridades gubernamentales, así como abusos de los grupos armados en el país.

Sumado a esto se destaca que dos terceras partes de quienes atraviesan por el Darién son venezolanos. De estos, entre el 45 % y el 67 % han vivido previamente en otros países de la región, por lo que HRW destaca la importancia de que se generen las condiciones de estadía de los migrantes.

Haití

El país es uno de los principales puntos de partida de migrantes, por lo que dentro del informe se evalúan las condiciones que motivan la migración. Por un lado, está la crisis política desencadenada tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse y la toma de Puerto Príncipe por grupos criminales que con frecuencia realizan violaciones colectivas y secuestros para generar el terror.

Por el otro lado, están las condiciones económicas, de acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), alrededor de 5,5 millones de personas están en la pobreza, mientras que 1,65 millones de personas tienen necesidades alimentarias y requieren atención de emergencia.

 

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