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Lo que estaba previsto para ser un evento de rendición de cuentas, de entrega de informes, se convirtió en una plataforma para exteriorizar el duelo. Para llorar y hacer sentir el luto que las personas de la población LGBTIQ+ del Caribe colombiano sentían con la muerte de La Pola, una activista trans asesinada en el Carmen de Bolívar, tan solo una semana atrás del evento.
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“La Pola fue asesinada en medio de un contexto en el que las personas LGBTIQ+ del municipio se encontraban en riesgo, pues el de 10 de marzo de 2023, antes de los lamentables hechos, circuló un panfleto amenazando a personas LGBTIQ+. Los presuntos responsables son las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AUG)-Clan del Golfo. En este panfleto se les relacionaba con la comisión de delitos y se anunciaba un exterminio social”, afirma Caribe Afirmativo en su página web.
Todo ocurrió en la audiencia pública hecha en Barranquilla, en el marco del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia (el pasado 17 de mayo), en que se lanzó el informe anual “Una radiografía del prejuicio”, en el que la Defensoría del Pueblo analiza la situación de los derechos humanos de personas OSIGD-LGBTI y hace un balance de la Política Pública Nacional 2019-2022.
Allí, viendo los performances, escuchando las proclamas y alzando una voz por la Pola, estaba Steven Moreno. “Hubo lágrimas que salían de mis ojos porque es encontrarse, conectarse y volver a ciertas etapas de mi vida y de las vidas de las otras personas que también fueron discriminadas maltratadas, vulneradas, le quitaron la vida. Es entrar en ese entorno y ponerse en los zapatos de esas personas y ponerse en mis zapatos, porque en algún momento también fui muy vulnerado”, afirma Steven, desde el Cubo de Cristal, en Barranquilla, donde transcurrió el evento.
Se define a sí mismo como un hombre gay, negro y migrante. Tres categorías que han moldeado quien es hoy. Estaba en Barranquilla invitado por Mercy Corps, organización que apoyó el lanzamiento del informe de la Defensoría del Pueblo, y de la que es beneficiario en Cartagena, su ciudad de residencia, en donde también recibe apoyo de Caribe Afirmativo. Aunque su llegada desde su natal Venezuela no obedece a motivos políticos ni sociales, su entrada a Colombia sí se da en medio de una álgida crisis migratoria que sigue dando como resultado el ingreso de miles de migrantes venezolanos al país.
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Llegó a Cartagena con 14 años un 8 de febrero de 2017, mismo año en que, según Migración Colombia, ingresaron 35.000 personas migrantes desde Venezuela. Venía con su abuela, quien es colombiana y ha visto por él desde que quedó huérfano siendo un niño, aún en su país. “Elegimos Cartagena porque el papá de mi abuela la estaba pasando mal allá por ciertas complicaciones de salud y demás. La única que la podía cuidar y demás era mi abuela”, continúa.
El camino para reconocerse como un hombre gay y el desarrollo de su personalidad se dio en un contexto migrante y, desde su casa, tuvo que enfrentarse a un gran número de prejuicios y señalamientos: “Mi abuela y yo somos, como quien dice, uña y mugre, inseparables. Por encima de cualquier adversidad y a pesar de que en algún momento recibí discriminaciones de su parte, pero ya eso ha ido cambiando muchísimo”.
Es en ese camino en el que llegan las dudas, los pensamientos negativos y lo que él llama “las ganas de no salir adelante, las ganas de no existir”. Sin embargo, es también allí donde comenzó a recibir acompañamiento para reconocerse y entender su lugar en el mundo. Era 2020 y aún no había empezado la pandemia por covid-19. Estaba cursando la carrera de cosmetología cuando, por invitación de un primo, llegó por primera vez a la Casa Afirmativa (de Caribe Afirmativo), donde recibió por primera vez un taller con gente capacitada en el contexto de la población LGBTIQ+.
“La gente decía: ‘Yo soy venezolana y me reconozco como una mujer lesbiana, soy un hombre venezolano, me reconozco como hombre gay, soy colombiano y también me reconozco como un hombre gay’, y yo como que ‘¡wow!, tantas personas gais’, es decir, nunca había estado en un espacio donde me sintiera tan cómodo, tan cómoda, donde hubiera tantas personas diversas. Qué maravilloso que pueda haber lugares donde te puedas identificar y nadie te pueda juzgar. Recuerdo que ese primer encuentro fue de muchos sentimientos, porque era como saber identificarte, lo que te atropellaba, lo que te hacía sentir mal, cómo te juzgaban”, cuenta de ese primer acercamiento.
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Sin embargo, como en todo proceso, las cosas no han salido tan fácil para Steven. Paralelo a su llegada a la Casa Afirmativa, empezó la pandemia y allí su preparación como cosmetólogo quedó en pausa de forma indefinida por la imposibilidad de seguirla costeando. “Quedé desempleado, congelé mis estudios hasta el sol de hoy y no los he podido retomar porque mi carrera ha crecido bastante, el costo de la carrera actualmente es muy alto y corro con todos mis gastos, no vivo con mi familia, vivo en la casa de una amiga”, cuenta.
Desde entonces, ha estado sujeto a las dinámicas del trabajo informal, encontrando espacios en los que pueda trabajar sin ser discriminado en una ciudad en la que por excelencia mina el turismo, como Cartagena: “Trabajo únicamente en un bar gay los fines de semana. Mi entrada solamente es de $50.000 por noche. A veces trabajo los sábados y los domingos, así como hay días en los que nada más trabajo un día a la semana. Con esos $50.000 tengo que sustentar gastos de comida, transporte, citas médicas, si quiero recrearme, hacer algún deporte o tomar el aire libre. Tengo que ver cómo voy a alargar ese dinero durante toda la semana”.
El poder acceder a un Permiso por Protección Temporal (PPT) es uno de los derechos que tiene Steven para poder legalizar su situación y estudiar, o acceder a un empleo legal y con prestaciones. Sin embargo, esta situación también está complicada por los entes de control. “Ahorita estoy luchando y peleando con Migración Colombia, porque ya llevo casi dos años de haber hecho el proceso del PPT y todavía no me llega. He perdido ciertas oportunidades de estudios y de trabajo por no tener el PPT”, cuenta sobre su situación migratoria.
Pese a esto, desde febrero, Migración Colombia está en la labor de agilizar el proceso de entrega de estos permisos. “El objetivo es resolver la entrega de los documentos PPT que no se ha podido efectuar por deficiencias del proceso que vienen desde su inicio en 2021”, aseguró el director general de Migración Colombia, Fernando García, citado en un comunicado de su despacho. Este documento temporal será válido para ingresar, permanecer, salir de Colombia y acceder a la oferta de servicios públicos y privados.
Sin embargo, la incertidumbre frente al PPT de Steven es mayor teniendo en cuenta que en febrero Migración Colombia anunció que existían 118.032 PPT disponibles en las oficinas regionales de Migración Colombia a nivel nacional, los cuales serían cancelados el 12 de abril si no eran recogidos. Ha pasado mes y medio desde ese plazo y Steven no sabe si su PPT estaba en ese lote de permisos.
A pesar de todas estas cosas, y de que aún hay momentos en los que se siente abrumado por la incertidumbre del informalismo, para sí mismo habla de hacerle resistencia a todas las situaciones que se le presentan. “Han sido un sinfín de barreras que se me han presentado, pero como hombre gay de la población LGTBIQ+, me puedo dar el valor de decir que, con todas estas adversidades, he salido adelante. Sí, me he caído, un sinfín de veces, pero, así como me he caído, me he levantado. A veces me pregunto cómo me he vuelto a levantar en medio de todas estas situaciones, pero después me digo que soy un guerrero, es una realidad”, cuenta.
Esa resistencia se ha convertido en un activismo, y de ahí surgió un grano de arena para contribuir a que la segunda marcha del orgullo LGBTIQ+ en Cartagena fuera posible con el apoyo de Mercy Corps y Caribe Afirmativo, convocando más de 3.000 personas en junio de 2022.
“Es un orgullo para mí, porque no es fácil cuando se luchó tanto, fueron un sinfín de reuniones para que esto se hiciera legal y nosotros estuviéramos ahí. Somos maricas que vamos a luchar por lo nuestro, que sí tenemos futuro y no nos vamos a quedar callados, vamos a seguir saliendo a las calles y a muchos lugares”, afirma.
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Mientras lleva adelante esa lucha en conjunto, en lo individual trata de buscarle alternativas a las intermitencias de su trabajo como mesero de bar con un emprendimiento. Gracias a un capital semilla de Mercy Corps, fundó Mundo Ilusiones. Con su microempresa se dedica a la decoración de locaciones para eventos especiales. O como él ofrece sus servicios: “Brinda todo tipo de decoraciones para baby showers, cumpleaños de niños, niñas, adolescentes, adultos, bodas, matrimonios pequeños, grandes, civiles, todo tipo de eventos”.
Pero incluso allí ha tenido problemas, pues admite que no es fácil emprender en esta industria por la velocidad con la que cambian las exigencias de sus clientes. “Mundo Ilusiones no siempre puede responder a ciertas decoraciones, pero, así como hay clientes que he perdido porque no tengo los suficientes insumos, todo eso me forma como persona, ayuda a mi crecimiento personal”, admite.
Aunque los vientos en su contra sigan arreciando, la mente de Steven es clara. Todavía hay días en que flaquea y quiere salir corriendo, pero al mismo tiempo se repite que es una persona como cualquier otra con derechos y deberes: “Me tienen que respetar y aceptar tal y como soy. No tengo que esconderme detrás de una identidad que no me pertenece, hoy puedo salir a la calle a identificarme como yo soy, sin tener que pedirle permiso a nadie”.