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Sin el plan de Ruanda, así atenderá Keir Starmer la migración en Reino Unido

El nuevo primer ministro propone cambiar el enfoque de mano dura frente al fenómeno migratorio, una práctica que no les funcionó a los “tories” para abordar esta problemática y contribuyó a su fracaso electoral.

Hugo Santiago Caro
12 de julio de 2024 - 12:00 p. m.
Activistas protestan contra el plan de deportación de Ruanda del gobierno británico frente a un centro de informes de inmigración del Ministerio del Interior en Croydon, al sur de Londres, Gran Bretaña, el 29 de abril de 2024.
Activistas protestan contra el plan de deportación de Ruanda del gobierno británico frente a un centro de informes de inmigración del Ministerio del Interior en Croydon, al sur de Londres, Gran Bretaña, el 29 de abril de 2024.
Foto: EFE - TOLGA AKMEN

Justo en la recta final de las elecciones en Reino Unido, cuando la debacle conservadora ya estaba a la vuelta de la esquina, los servicios oficiales británicos reportaron que la llegada de migrantes irregulares había roto el récord de un solo día en lo que va de 2024, con 882 personas cruzando el Canal de la Mancha en busca de asilo.

Tal vez por esto los últimos restos del capital político de Rishi Sunak como primer ministro conservador (el último después de 14 años en el poder) se desvanecieron con la consolidación del plan para enviar migrantes a Ruanda. Este fue un legado político de Boris Johnson, el populista conservador que asumió el control del gobierno británico tras la renuncia de Theresa May debido a su incapacidad para llevar adelante el Brexit.

Johnson, al igual que su fugaz sucesora Liz Truss, se empeñaron en la exclusión y expulsión de migrantes, proponiendo enviarlos lejos del suelo británico como solución a una crisis que consideraban crucial para los británicos. “Ciertos sectores políticos están utilizando, como sucede en Reino Unido y el resto de Europa, el tema de los fenómenos migratorios como una herramienta política discursiva, marcada evidentemente por estas derechas radicales que buscan segregar y discriminar al migrante”, explica Manuel Alejandro Rayran, docente e investigador de la Universidad Externado de Colombia.

La propuesta de enviar migrantes a Ruanda fue tan controvertida que, al igual que ocurrió con el Brexit de May, su implementación fue un desafío y su lento avance empañó la imagen de los conservadores, reflejando ante el electorado cierta incapacidad para manejar la migración. A pesar de las críticas de organizaciones defensoras de derechos humanos y los contratiempos en el Parlamento británico y en el Tribunal Supremo, el flujo migratorio no disminuyó. En lo que va del 2024, la cifra de migrantes para este período del año ya supera en un 18 % a la del mismo en 2023, lo que muestra la falta de eficacia de estas políticas. Javier Sajuria, analista y docente de la Universidad Queen Mary de Londres, señala que esta fue una promesa incumplida durante los 14 años de gobierno conservador.

Aunque en sus últimos meses Sunak logró reformar suficientemente el plan Ruanda para obtener la aprobación del Tribunal Supremo, este solo entró en funcionamiento antes de su finalización. Este cambio en la política migratoria marcó la victoria del laborista Keir Starmer. Una de sus primeras medidas fue cancelar de facto el plan con Ruanda, aunque según lo informado desde el país africano, los pagos de 240 millones de libras esterlinas (unos US$307 millones) hechos por los británicos desde que Johnson propuso el plan no son reembolsables y no está estipulado en los acuerdos firmados con el gobierno de Paul Kagame. “Estaba muerto antes de empezar. Nunca fue disuasorio. No estoy dispuesto a continuar con medidas engañosas”, dijo Starmer en su primer consejo de ministros.

En respuesta, Ruanda indicó que el dinero pagado no es reembolsable y no hay disposición alguna en los acuerdos con el gobierno de Kagame que lo permita. “Estas presiones, junto con las altas olas de inmigración y las respuestas financieramente ineficientes desde la perspectiva de los contribuyentes, además de la carga política segregadora y discriminatoria, fueron suficientes para que el nuevo primer ministro decidiera intentar cambiarlas”, explica el profesor Rayran.

Es importante considerar que un factor determinante del alto volumen de migrantes que llegan a Reino Unido es el sistema de asilo que se aplica en el territorio británico, donde cada solicitante debe estar presente para iniciar el proceso. Mientras esperan que se procesen sus solicitudes, el gobierno británico asume los costos de mantener a al menos 36,000 migrantes. “La idea de los conservadores era enviarlos a Ruanda, mientras que los laboristas proponen procesar las solicitudes, permitiendo que aquellos que merezcan asilo se queden y devolviendo a los demás”, afirma Sajuria.

Bajo el gobierno de Sunak, que buscaba enviar migrantes a Ruanda, se dejaron de procesar solicitudes de asilo desde marzo de 2023, y actualmente se estima que hay cerca de 118,000 solicitudes pendientes en Reino Unido. Este es el panorama que enfrenta Starmer. El nuevo primer ministro se ha comprometido a reformar el sistema de asilo y resolver el estancamiento en el que se encuentra frente a un flujo migratorio que puede disminuir temporalmente debido a las condiciones meteorológicas, pero que sigue siendo intenso. “Muchos argumentan que es crucial aplicar la Ley de Inmigración para otorgar permisos de residencia temporal, pero para ello Reino Unido debe mejorar el procesamiento simplificado de solicitudes de asilo. El formulario actual no ha sufrido modificaciones para agilizar este proceso. Starmer propone fortalecer el procesamiento y simplificar el formulario como parte fundamental para reconstruir el sistema de asilo”, desarrolla Rayran.

Además del estancamiento, el profesor Rayran destaca la alta tasa de apelaciones de solicitudes de asilo rechazadas, lo que complica aún más el proceso y el futuro de los migrantes. Por esta razón, sugiere mejorar los estándares de toma de decisiones mediante una revisión doble antes de recurrir a un tribunal o reforzando los tribunales encargados de estas decisiones. En general, hay consenso en que la congestión del sistema requiere una reconstrucción urgente.

Tanto Sajuria como Rayran coinciden en que, aunque conservadores y laboristas reconocen la problemática de la migración irregular (que no se limita solo a Reino Unido, sino que también afecta rutas en el Mediterráneo central, Turquía y Grecia), difieren en cómo abordarla. Mientras los conservadores optan por una política de mano dura, el gobierno actual busca abordar las causas y enfrentar a las bandas que lucran con el transporte de migrantes a través del Canal de la Mancha.

Entre las propuestas de Starmer se incluye la creación de un sistema de puntos para integrar a los migrantes admitidos en industrias mediante el fortalecimiento de sus habilidades, así como la creación de una patrulla de control fronterizo. Sin embargo, antes de implementar estas medidas, los laboristas deberán maniobrar con cuidado en el Parlamento para superar obstáculos, como les sucedió a los conservadores, y evitar que sus reformas se vean ralentizadas.

“La mayoría parlamentaria no fue tan amplia al final y creo que necesitará negociar. Por ejemplo, debe monitorear a Jeremy Corbyn. Se lanzó como independiente y se mantuvo en el Parlamento. Esta división también podría afectarle en temas específicos. Corbyn y Starmer pueden coincidir en su enfoque hacia los inmigrantes, pero no está claro si compartirán la misma postura en otros asuntos, como el cambio climático o la situación en Gaza. Corbyn ha pedido detener la venta y asistencia de armas a Israel, mientras que Starmer ha pedido un alto el fuego, pero continuará proporcionando asistencia. Esto podría generar tensiones internas dentro del Parlamento y su propio partido”, explica Rayran.

También es crucial seguir de cerca las posiciones de otros sectores, como la del ex primer ministro laborista Tony Blair, quien se alinea más con aquellos que opinan que permitir un mayor acceso de migrantes y “llenar” el Reino Unido fortalecería el discurso radical de la extrema derecha. Para Rayran, el éxito o fracaso de Starmer con sus reformas y en las negociaciones determinará el curso de estos temas, no solo en el contexto migratorio, sino también en otras crisis como la de salud pública o el sector hipotecario.

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Hugo Santiago Caro

Por Hugo Santiago Caro

Periodista y productor radial javeriano. Ganador del Premio Nacional de Periodismo del CPB 2021 a mejor tesis de grado. Ha escrito para El Tiempo y Bacánika. @HugoCaroJhcaro@elespectador.com

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Guillermo(79110)12 de julio de 2024 - 02:57 p. m.
Gran paradoja ver a un ya ex 1er ministro, con su innegable fisonomía de migrate (o hijode), empujando para evitar la entrada de nuevos migrantes, y un nuevo 1er ministro, más british para dónde, proponiendo revisar esta política para hacerla más racional y acorde con los tiempos. Si las grandes potencias quieren evitar la migración, q comiencen x dar más espacio al sur global, q paguen su inmensa deuda de colonialismo impune
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