Heredado de sus padres, la reina Isabel II mostró gran afinidad en vida por sus mascotas. Su amor por los caballos inició a los 4 años, cuando recibió su primer pony. Años más tarde, tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI, heredó varios pura sangre. La monarca, que era una gran amazona, disfrutaba de su compañía y no dudaba en alimentarlos o cepillarlos.
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Sigue a la Revista Vea en WhatsAppLa monarca fue conocida por su gran experticia en temas equinos. Burmese fue uno de sus caballos favoritos.
Isabel II se encargó de bautizar a cada uno de los equinos que tiran los carruajes, siendo Tyrone, Rui, St. Ives o Claudia algunos de los nombres que impuso. Pero sin duda Burmese, un bello ejemplar que recibió de la Policía Montada Real de Canadá en 1969, fue especial. Montada en él encabezó durante 18 años el Trooping the Colour, el tradicional desfile militar que celebra el cumpleaños del monarca. Este caballo también la acompañó en el paseo que hizo por los bosques del castillo de Windsor con el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en una visita oficial en 1982.
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Su experticia es tal, que fue calificada como una de las mejores criadoras de caballos de carrera del mundo. No en vano sus ejemplares registraron más de 450 victorias, obteniendo ganancias superiores a los 9 millones de dólares en los últimos 30 años. Esta pasión la mantuvo siempre. Con 94 años, la Reina sorprendió montando a caballo y, dos años más tarde, cuando no podía hacerlo, fue hasta Sandringham para realizar el retrato oficial de su cumpleaños entre dos de sus ponys blancos, llamados Bybeck Katie y Bybeck Nightingale.
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Reina Isabel II, su gran amor por sus perros
La compañía de mascotas caninas hace parte de la imagen que la Reina proyectó en vida. Durante su reinado tuvo más de 30 mascotas peludas, la gran mayoría de raza corgi, que eran las que veía en casa de pequeña, pues su padre también era gran aficionado. Su relación con ellas comenzó en su cumpleaños 18, cuando recibió a Susan, de quien saldrían varias generaciones que la acompañaron durante su vida, hasta llegar a Candy, la última descendiente, con la que se esperaba terminar la tradición, ya que afirman las pérdidas le causaban un gran dolor.
Pero no fue así. En marzo del 2021, cuando su esposo estaba en un hospital, la Reina recibió a Fergus y Muick, como ella nombró a los dos nuevos cachorros que le alegraron el momento y, de paso, se renovaba la tradición de la soberana de tener junto a ella perros de esta raza.
Al igual que sucedió con sus caballos, la Reina era famosa por los particulares nombres que daba a sus perros. Whisky, Cider, Sherry, Honey, Candy y Sugar son algunos de ellos que la acompañaron y que fueron leales compañías.
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