Andrea Guzmán comenzó su carrera artística antes de los 15 años, cuando fue convocada para la serie más famosa de los 90: Padres e hijos. Pronto la actriz fue incluida en repartos de series y telenovelas hasta alcanzar roles destacados y protagónicos también en películas. Cuando en el 2021 encarnó por primera vez a Yadira Pacheco en Pedro el escamoso, ya su rostro era muy conocido entre los televidentes.
En charla con Vea recordó que en aquella época soñaba con seguir trabajando en pantalla, pero también hacer teatro, casarse y tener una familia. “Todos esos sueños los he cumplido y he estado en proyectos maravillosos” contó refiriéndose a su estable relación con el italiano Paolo Miscia y a sus dos hijas Micaela y Martina.
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppSu gratitud con la novela que traspasaría fronteras en aquel tiempo es enorme. “Consolidó mi carrera, me abrió las puertas de la internacionalización”. Por eso, cuando la llamaron para hacer parte de la nueva temporada de Pedro el escamoso, más escamoso que nunca aceptó gustosa. “Volver a ver a todos mis mompirris fue muy emocionante”, mencionó la actriz que retomó con facilidad el rol que tanto le aportó a su carrera.
‘Pedro el escamoso’ salvó la vida de Andrea Guzmán
Pero su gratitud va más allá de lo profesional, Guzmán de alguna manera le debe su vida a Yadira. “Salvó mi vida de alguna manera…”. Todo sucedió de manera inusual pues la actriz no había tenido ningún síntoma que incluyera dolor o malestar. Su vida transcurría entre jornadas de grabación, lectura de libretos y descanso, pues en aquel entonces graban a diario y los planes eran muy exigentes. “Fue un momento difícil en cuanto a mi salud, pero ‘Pedro’ salvó mi vida de alguna manera”.
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La actriz recordó lo acontecido para Vea hace ya algún tiempo. “Estaba grabando Pedro el escamoso y había notado que tenía una bolita en la garganta, pero no le presté mayor atención. Un día viendo una escena al aire noté que la bola estaba crecida y decidí ir al médico. Me hicieron una biopsia y me dijeron que tenía células cancerígenas”. Era 2001 y Andrea Guzmán, quien para la época tenía 22 años, se asustó mucho porque el diagnóstico de cáncer en la tiroides indicaba que habría que operar con urgencia. No entendía cómo eso le ocurría si en su familia no había antecedentes y ella era una persona saludable. “Recuerdo que también sentí temor por decir algo en la novela y me quedara sin trabajo, así que casi en secreto se lo conté a producción para que me permitieran unos días sin grabar y poderme someter a la cirugía”. Así fue y Andrea superó rápidamente esta primera experiencia. Sin quimioterapias ni otros tratamientos. Una medicina de por vida para suplir la falta de la tiroides fue la recomendación médica. “Al principio fue duro. Te cambia el estilo de vida, los primeros meses te deprimes, te da mal genio, pero luego te vas acoplando; te dan la cantidad de medicina exacta que necesitas”. En realidad lo que siguió en la vida de Andrea fue total agradecimiento por no padecer una enfermedad avanzada sino haberla descubierto a tiempo.
El cáncer amenazó por segunda vez en la vida de Andrea Guzmán
Cuatro años después de superar el cáncer de tiroides, un examen médico de rutina como lo es la citología le traía una nueva mala noticia: tenía células cancerígenas en el cuello uterino. Una vez más sintió miedo pero, con la lección aprendida años atrás, entendió que la actitud, el positivismo y las ganas de superar el obstáculo complementan el tratamiento cuando se tiene un resultado como éste. “En ese momento la intervención fue cortar un pedazo del cuello y afortunadamente tuvo éxito y luego del tratamiento quedé libre de las células”. Luego vino su primer embarazo que la sorprendió cuando estaba viviendo en Inglaterra. Allí los médicos le dijeron que vendría un tiempo de gestación de alto riesgo y le sugirieron una operación. Una vez más tuvo miedo, porque esto podría en peligro su bebé, así que decidió hablar con su especialista en Bogotá quien le recomendó no dejarse operar.
La vida, edad y plenitud de Andrea Guzmán
Andrea, quien tiene 46 años, no permitió una intervención. “Tuve un embarazo perfecto y nació Micaela”. Hoy la niña tiene 16 años. Más tarde llegó su segunda hija, Martina, quien tiene 11 años. Andrea está libre de cáncer, pero no baja la guardia. Semestralmente se practica sus exámenes de rigor, sigue teniendo una vida sana donde la alimentación es vital, hace ejercicio, mantiene el entusiasmo y disfruta plenamente de lo que la vida le ofrece. “Yo no podría decir qué hacer o que no porque en mi situación no entendí porque me tocaba a mí que había sido tan sana y saludable, simplemente creo que eran procesos por los que tenía que pasar y aprender de ellos. Más que víctima o luchadora creo que soy muy afortunada porque en ambas ocasiones lo supe a tiempo y no tuve que padecer todo lo que sufren las personas que descubren la enfermedad en etapas avanzadas. Obviamente en su momento tuve miedo y fue difícil pero ahora estoy perfecta. Lo que sí recomiendo es hacerse los exámenes de rutina siempre, seguir la instrucción médica y mantener el entusiasmo. Creo plenamente que el cuerpo se beneficia cuando uno piensa positivo. Hay que buscar sanación desde adentro y en mi caso la familia también fue vital”, relató a Vea agradecida porque goza de salud, familia y trabajo.