A través de sus redes sociales y de su canal de YouTube, Carolina Cruz, presentadora de Día a Día, comparte varios detalles de su vida personal y profesional. En su podcast Mi mundo, mis huellas, mi verdad, la también empresaria ha revelado detalles desconocidos, que han marcado algún momento en sus 45 años.
¿Qué le pasó a Carolina Cruz?
Desde que era niña, Carolina demostró su amor por los animales. Cuando tenía 17 años llegó a su vida ‘La Chiqui’, una perrita a quien llegó a considerar su primer amor.
Sigue a la Revista Vea en WhatsApp“La Chiqui llegó a mi vida como cuando yo tenía 17 años. Fue ese primer amor que me contagió de tantas alegrías, sobre todo sentirme acompañada, protegida... porque era una mezcla de razas y era grandota, pesaba como 60 kilos. Cuando estaba con ella, me sentía tan capaz, poderosa, siempre estaba... Dormíamos las dos entrepiernadas. Yo tengo un defecto o una cualidad, y es que humanizo mucho a las mascotas que he tenido. Yo le hablaba y sentía que ella me respondía”, contó.
La presentadora quiso tanto a su mascota que, cuando llegó el momento de despedirla, por causa de una displasia. “Cuando me sentía sola o deprimida, ella estaba allí, dándome fuerza”, recordó.
Según contó, su perrita murió mientras ella se preparaba para presentar la sección del noticiero. “Nunca olvidaré ese momento. Tuve que ir a presentar el noticiero con gafas oscuras porque no podía ocultar mi llanto... No puedo hablar de ella sin que se me llenen de lágrimas los ojos, porque creo que ha sido uno de los momentos de mi vida que más me ha marcado, porque fue perder a ese ser especial que compartía conmigo todos los días. Yo humanicé mucho a las mascotas que tuve en mi vida, las trataba como un miembro de mi hogar. Despertó en mí ese instinto maternal que tenía adentro”.
Puedes leer: Las noticias que son tendencia en el mundo del entretenimiento aquí
Por la condición de su perrita, tuvo que acondicionar toda su casa para que pudiera vivir cómodamente. Disfrutó lo que más pudo de su compañía: “Aprendí que esas almas, tan bonitas, tan bondadosas, tan desprendidas, llegan a mostrarnos la vida de una manera completamente diferente. Llegan a mostrarnos el amor real que no está esperando absolutamente nada, solamente sentirte llegar, sentir tu compañía, sentir que estás ahí. Y cuando empecé a vivir todo ese proceso de la vejez de la chiqui, la chiqui nació con una displasia, entonces sus últimos años fueron un poquito complejos porque tenía una molestia en su cadera”, reveló la presentadora, quien, además, recordó que cuidarla no fue tarea fácil. “Me acuerdo de que la sacábamos a que hiciera chichi y popo y tocaba sacar una sábana. Se quedaba como sentadita y no siempre se podía levantar, nos tocaba levantarla, la caderita le metíamos una sábana por debajo y la levantábamos”.