A los 25 años, la reina Isabel II se convirtió en la figura principal del Reino Unido y otras 54 naciones. Sin duda, un cargo privilegiado y revestido de poder, así para muchos críticos este solo sea simbólico y su figura, anacrónica. Pero para sus millones de súbditos en todo el mundo, sus palabras y su rostro eran parte de la vida, y fue tal su influencia que traspasó fronteras siendo una de las figuras más reconocidas en todo el planeta. Con su partida, muere la representante más respetada de la política mundial de las últimas décadas.
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Sigue a la Revista Vea en WhatsAppCuando comenzó su reinado, la imagen de la emblemática reina Victoria, su tatarabuela, parecía eclipsarla, pero el tiempo se encargó de acomodar las cosas en su lugar. No solo la superó en el tiempo de reinado, ya que Victoria reinó 63 años y 216 días, mientras que Isabel II estuvo en el trono 70 años y 214 días.
La Reina junto a Barack Obama uno de los 14 presidentes norteamericanos que vio gobernar. Aquí, junto a su esposa Michelle.
Estabilidad, su gran aporte
Sin duda, una palabra que describe su gestión como jefe de Estado oficial y jefe simbólico de la nación es estabilidad, en un momento donde el Reino había visto 5 soberanos en igual número de décadas del siglo XX. Aunque en ese momento no se vio así, su ascenso fue la luz para salir adelante luego de dos guerras mundiales y una profunda crisis económica.
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La Reina hizo parte de la historia británica contemporánea, en ocasiones presente en primera línea como líder, y muchas veces como sujeto de la historia. Es por eso que por su condición tuvo relación con los más importantes líderes religiosos, jefes de Estado, celebridades y figuras públicas.
En la época más reciente, la monarca estuvo en la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea y vivió la pandemia del Covid 19. Pero sean estos u otros los retos, su imagen brilló y estuvo por encima de las circunstancias, proyectando fortaleza y esperanza a toda su nación, siempre con energía y compostura, un equilibrio que siempre supo manejar.
En un famoso discurso, la Reina plasmó esta concepción: “Antiguamente, el monarca dirigía a sus soldados en el campo de batalla y su liderazgo era en todo momento cercano y personal. Hoy las cosas son muy diferentes. No puedo guiarlos en la batalla, no les doy leyes ni administro justicia, pero puedo hacer algo más, puedo darles mi corazón y mi devoción a estas viejas islas y a todos los pueblos de nuestra hermandad de naciones”.
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Una privilegiada longevidad
Durante los 70 años de su reinado, la monarca vio pasar a 14 primeros ministros del Reino Unido. Con cada uno de ellos se reunió semanalmente en el Palacio de Buckingham, una tradición que comenzó con Winston Churchill.
En su reinado, un igual número de presidentes estadounidenses ocuparon la Casa Blanca. De ellos, el único que no conoció personalmente fue a Lyndon Johnson. El actual mandatario, Joe Biden, visitó el Castillo de Windsor en 2021. Siete papas católicos romanos ocuparon el sitial de Pedro en el Vaticano durante su reinado: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
