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Uno de los galanes latinoamericanos más visibles en el cubano William Levy. Su nombre saltó a la fama hace casi dos décadas cuando participó en el reality Protagonistas de novela, de Telemundo. Allí además de conocer a la que sería su pareja por los próximos años y madre de sus hijos, Elizabeth Gutiérrez, también se convirtió en el galán de mayor proyección internacional. Estuvo en México protagonizando telenovelas como Sortilegio, junto a Jacky Bracamontes, y Cuidado con el ángel, junto a Maite Perroni. Al tiempo de cubrirse de gloria y popularidad comenzó su fama de conquistador de mujeres e infiel.
Hoy William Levy sigue siendo protagonista, pero ya no solo de novelas, sino también de películas y series. Su proyección llegó incluso al mercado estadounidense cuando Jennifer López lo convocó para protagonizar un video.
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppAhora que su popularidad ha llegado incluso a la madre Patria donde ha concedido varias entrevistas un poco antes de empezar su nuevo proyecto, una serie moderna de Montecristo, ha tocado uno de los temas más sensibles en su vida. Su origen y difícil vida en Cuba.
La infancia dura, pero feliz de William Levy
Levy nació en 1980 en Cojímar, un territorio cercano de La Habana, Cuba. Creció en medio de su familia materna, ya que su padre lo abandonó cuando aún era muy joven. Su niñez fue feliz pero llena de carencias como lo confesó en publicación reciente en Instagram. “Con solo un cuarto de pollo por persona al mes, un pan por persona al día y raciones de comida limitadas, siempre tenía hambre. No teníamos lujos como pasta de dientes, así́ que usamos carbón y bicarbonato de sodio. Poníamos calcetines juntos para hacer una pelota de béisbol y jugamos sin zapatos. Con creatividad e ingenio siempre encontramos una manera de perseverar”, detalló el actor que protagonizó Café con aroma de mujer en su nueva versión, disponible en Netflix.
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Fue a los 15 años que su vida cambió para siempre. Su padrastro obtuvo el anhelado asilo político que los cubanos ven como un sueño para abandonar la isla. “No tenía dinero y no hablaba el idioma, pero eso no importó porque finalmente tuve la libertad de vivir la vida que elijo y en los Estados Unidos. El cielo es el límite”, mencionó en aquella publicación.
En Estados Unidos encontró esa libertad y posibilidad de empezar de nuevo. Se matriculó en Administración de empresas, luego optó por el modelaje y finalmente llegó a la actuación.
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Pese a que es padre de dos hijos de 16 y 12 años, Christopher Alexander y Kaley Alexandra, y tiene la posibilidad de brindar todo lo que ellos necesitan, no olvida cómo fue su origen y por ello está presto a ayudar. Levy hace parte de la ONG Un kilo de ayuda y ha apadrinado 36 niños procedentes de México. “Pasé momentos difíciles en mi vida y hoy en día, que puedo ayudar, sería una tontería que no lo hiciera, es lo menos que le puedo regresar por las bendiciones que he recibido”, contó hace unos años a Excélsior. Se encarga de que sus necesidades sanitarias, educativas y alimenticias estén cubiertas, y también intenta pasar tiempo con ellos.
“Aunque tuve una infancia hermosa en Cuba, debo decir que no fue la más fácil. Con solo un cuarto de pollo por persona al mes, un pan por persona al día y raciones de comida limitadas siempre tenía hambre. No teníamos lujos como pasta de dientes, así́ que usamos carbón y bicarbonato de sodio. Poníamos calcetines juntos para hacer una pelota de béisbol y jugamos sin zapatos. Con creatividad e ingenio siempre encontramos una manera de perseverar. Pero la parte más difícil de crecer en Cuba, la parte que atacó nuestras almas, fue no tener libertad. Nuestra capacidad de soñar y nuestros destinos eran limitados. Sabíamos que no importaba cuánto trabajáramos o estudiáramos o cuán grandes fueran nuestros sueños, siempre tendríamos los mismos resultados. Todos estábamos destinados a vivir la misma vida pobre y miserable sin futuro. Finalmente, me di cuenta de que mi única esperanza era abandonar el país. Pasé mis días contemplando el océano y soñando con algún día llegar a los Estados Unidos de América, un país donde todo es posible. Ayer se cumplió́ el 25 aniversario del día en que ese sueño se hizo realidad. No tenía dinero y no hablaba el idioma, pero eso no importó porque finalmente tuve la libertad de vivir la vida que elijo y en los Estados Unidos, el cielo es el límite. Esto también marca el día en que se abrió́ la puerta al resto del mundo. Desde entonces, ha sido un hermoso viaje. Gracias Dios, gracias Estados Unidos, gracias México, gracias América Latina y gracias a todos mis fanáticos de todo el mundo por darme tanto amor y hacer realidad los sueños de ese pequeño niño cubano. Song : Los Balseros de Hansel y Raúl”, reza el mensaje completo que reveló en su cuenta al cumplir 25 años de estar en Estados Unidos.