La realeza debe regir sus actos basada en los protocolos, diseñados para cada ocasión. Estos tienen que ver con actos como el saludo, las demostraciones de cariño, la etiqueta en la mesa, en una visita oficial, en un acto público, entre otras situaciones.
Las reglas en el vestuario son estrictas, en especial para una soberana, e Isabel II las cumplió al pie de la letra, guiada por Angela Kelly, quien durante 20 años fue su asesora de imagen y amiga.
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppCada ajuar de su majestad se preparaba minuciosamente, de pies a cabeza, con meses de antelación y era escogido y aprobada por Kelly, quien lo determinada según la agenda real. Durante más de siete décadas en el trono, su majestad, la reina Isabel ll, siempre imprimió su toque personal a cada oufit.
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¿Por qué la reina Isabel ll siempre vistió de colores llamativos?
Lejos de ser una preferencia de moda, el objetivo principal era que el público lograra verla siempre, sin importar el lugar donde se encontraba. La idea fue siempre que la reina tuviera la mayor cercanía posible con sus súbditos, según reveló su nuera, Sofía Rhys Jones, esposa de Eduardo, el hijo menor de la monarca.
Ciertos colores se usaban en visitas oficiales al extranjero y el tono que la Reina usaba en esas ocasiones, buscaba homenajear al territorio que visitaba, utilizando en su vestuario uno de los colores de la bandera del país en el que se encontraba.
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Los tonos en el vestuario de la monarca tenían también otra motivación. Los expertos en protocolo real dejaron al descubierto que, gracias a su vestuario, su majestad siempre estaría fuera de peligro, pues en caso de algún percance, accidente o ataque, su atuendo llamativo haría muy fácil ubicarla y auxiliarla. Felizmente, una situación así no sucedió con la reina Isabel II.
¿Quiénes pueden usar coronas o tiaras de la monarquía?
Según los protocolos reales establecidos por las reglas monárquicas, los únicos que pueden llevar tiaras o coronas son los miembros de la familia real que pertenecen a ella por nacimiento o matrimonio. La reina Isabel II portaba con orgullo la corona de San Eduardo, el máximo símbolo de la monarquía. Esto tocado, avaluado en 4.5 millones de dólares, se usa en la ceremonia de coronación del soberano. La joya tiene rubíes, diamantes, perlas, zafiros y esmeraldas.