El 2 de agosto de 1996 el mundo cinematográfico presentó Matilda, una película de comedia y fantasía, que narra el drama que vive una pequeña niña genio, en medio del descuido de sus particulares padres y el amor de la maestra Miel.
La historia de Matilda Wormwood, quien desarrolla habilidades psicoquinéticas, ha logrado traspasar fronteras, pues a 26 años de su estreno, la historia de esta dulce niña genio sigue viéndose en cerca de 35 países.
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El 25 de diciembre, tras varios meses de expectativa, llegó a Netflix Matilda, de Roald Dahl. El musical, una nueva adaptación del espectáculo ganador de los premios Tony y Oliver, en el que Emma Thompson se pone en la piel de Agatha Tronchatoro, la malvada directora de la escuela Crunchem Hall
Dejando a un lado sus facciones suaves y femeninas, la legendaria actriz Emma Thompson se ve, en la nueva versión de Matilda, como una mujer robusta y de rasgos toscos, por esta razón, antes de entrar al set, debía estar tres horas en el departamento de maquillaje. El equipo de la producción decidió ponerle prótesis en el mentón, mejillas y nariz, efectos que hacían que el aspecto físico de la artista de 63 años, cambiará radicalmente.
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“Fue un proceso muy colaborativo. El equipo de producción tenía un montón de planes. Por ejemplo: el director, Matthew Warchus, quería que usara lentes de contacto oscuros para cambiar mi aspecto porque, según él, tengo ‘adorables ojos azules’. Y yo le dije: ‘pero Hitler tenía ojos azules. No es que este color de ojos sea intrínsecamente bondadoso, es solo que vos estás acostumbrado a mis ojos azules viéndose de esta manera. Me voy a asegurar que ya no sea así. Te prometo que no vas a extrañar los lentes de contacto”, afirmó la actriz en medio de un detrás de cámaras.