Andrea Guzmán y Marcela Mar ¿Amigas o rivales?
La actriz de ‘Pedro, el escamoso’ revela cómo logró limar asperezas con Marcela Mar, su coestrella en la telenovela. Además, habla abiertamente, por primera vez, de una relación ‘horrible’ de la que trató de salir durante mucho tiempo, hasta que un romance de verano le mostró que era posible sentir plenitud en el amor.
Por Redacción Vea
04 de junio de 2021
Andrea Guzmán y Marcela Mar compartieron set en Pedro el escamoso.
Antes de comenzar Pedro, el escamoso, la actriz había tenido un romance con Gregorio Pernía. Por eso, cuando tuvo su primera reunión con el elenco, ver allí a Marcela Mar no fue algo que la alegró. “Imagínate, Marcela era la novia de mi exnovio. Gregorio era mi mejor amigo de toda la vida. Fue la típica historia del partner que es tu paño de lágrimas y terminas involucrada con él.
“Tuvimos nuestro romance en una de las pausas que tuve con Naren, y luego él conoció a Marcela y, literalmente, me dejó por ella. El ego en esa época hacía de las suyas, así que yo no podía ver a Marcela, y seguramente ella a mí tampoco. Cuando nos llamaron para conocer a todo el elenco que estaría en la telenovela y vi a Marcela, me quería morir. Yo decía, ‘esto no puede ser ¡vamos a hacer hermanas!’.
Pero bueno, fue superchévere, porque ahí es donde uno se da cuenta de que hasta que no se conoce a la persona, no hay que juzgar. Las grabaciones me mostraron una Marcela encantadora, bonita, de buen humor, tremenda mujer, actriz y ser humano. Al principio, tratábamos de ser cordiales y formales, pero era inevitable no querernos y nos hicimos amigas. La quiero un montón, la admiro y fue tanto que todo quedó olvidado. Somos amigas”.
Amor de verano
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppHace casi 20 años, Andrea Guzmán estaba desilusionada de los asuntos del corazón. Después de vivir una experiencia complicada, intensa e incluso algo tóxica con Naren Daryanani, su compañero de escena en la recordada serie Padres e hijos, sentía que el amor era demasiado pesado y sufrido. Entró y salió varias veces de esta relación y, aunque frecuentó a otras personas, siempre regresaba, a pesar de no ser feliz del todo. Justamente, estaba en ese punto cuando, en medio de las grabaciones de Pedro, el escamoso, donde interpretó a Yadira, tuvo una semana de vacaciones y decidió que tenía que buscar tiempo para sí misma.
“Fui con mi hermana Sandra a una agencia de viajes e hice la reserva en un hotel familiar en Punta Cana. Era mi primer viaje sola y quería sentirme segura, pero antes de irme, volví a esa relación”.
Las dudas la asaltaron unos días antes del vuelo. No sabía si era buena idea irse sola y pensó en cancelar, pero su madre la animó. “Me dijo ‘vaya, que siento que la vida le va a cambiar para siempre’”. Y como si las palabras de su mamá fueran premonitorias, Andrea encontró sentido a su vida en aquel lugar. Descubrió que el amor verdadero existía y que era posible sentirse plena con el sentimiento. El responsable era un ciudadano italiano que, como ella, estaba solo. “Ese viaje cambió mi vida para siempre, pues conocí a Paolo, que estaba en el mismo plan que yo. Fue una claridad inmediata”. Sin embargo, y a pesar de vivir una semana intensa, procuró no hacerse muchas expectativas. Estaba segura de que al término de las vacaciones, Paolo regresaría a Italia y ella, a Colombia, al set de grabación.
Andrea recuerda, como si fuera ayer, que durante esa semana hubo un instante distinto, casi profético que en su momento solo le causó risa. “Una de esas noches, íbamos a ir al casino y Paolo me estaba esperando. Yo llevaba un vestido verde, y cuando entré, me acuerdo perfectamente, que él se quedó mirándome y se quedó sin palabras. Pensé, ‘debe ser que le parece que estoy bonita’. Me dijo, ‘acabo de tener una visión: te ví entrar y te juro que estabas embarazada de un hijo mío’. Yo me morí de la risa porque, al principio, yo tenía todas las dudas. Era consciente de que era un amor de verano y ¿Qué puede uno esperar de un romance de vacaciones?”.
Adiós, relación tormentosa
A su regreso a Colombia, la actriz sabía que debía tomar una decisión, independientemente de la evolución de su amor de verano, un asunto que en realidad no creía que fuera a perdurar. “Supe que la otra historia ya no la quería. Fue decisión radical. Hablé con Naren, y fue la primera vez que él se dio cuenta de que era verdad y quiso reconquistarme, pero mi energía ya se había ido a otro lugar”. Aunque el actor insistió, Andrea no dio su brazo a torcer. “Era un amor donde sentía que yo luchaba y él no. Conocí a Paolo y supe que a uno también le pueden dar”.
Así comenzó la historia de amor de Andrea Guzmán y Paolo Miscia, que está por completar 20 años. “Hasta hoy, declara que él fue quien me conquistó. Empezó a escribirme, a llamarme y pensé, ‘creo que lo impacté’, y él me dice, ‘yo sabía que tú eras la mujer de mi vida y la madre de mis hijos. Tenía que conquistarte. A los 20 días de habernos despedido en Punta Cana me dijo que estaba haciendo reserva para venir a Colombia y yo no entendía. Llegó a conocer a mi familia. Paolo fue quien hizo toda la inversión de esfuerzo y tiempo. La verdad cuando las vacaciones acabaron, imaginé que por un tiempo seguramente nos escribiríamos. Pero él dejó todo en Italia, su trabajo, su familia. Él hizo toda la tarea de demostrarme que no era un amor de verano. Es la muestra más grande de que cuando uno desea estar con alguien, simplemente, debe quererlo. Normalmente es la mujer la que deja todo por amor, pero Paolo me hizo sentir que valía la pena formar una familia conmigo”.
Se cumplió la visión
Andrea vivió la fama y el éxito de Pedro, el escamoso junto al italiano, quien comprendió las largas jornadas de grabación que ella tuvo en aquel tiempo. Terminado el proyecto, rechazó hacer parte del spinn off de Pedro y le apostó a su romance. Viajó a Italia con su amor. “Es la mejor decisión que he tomado, invertir en mí, en mi vida”. Después de vivir juntos, la relación tomó otro rumbo. “Ya llevábamos seis años, y al principio yo estaba reacia a ser mamá. Él empezó a tocar el tema de los hijos, y yo, para hacerle el quite, siempre le decía, ‘pero yo todavía no estoy casada’. Era como una manera de tomarle del pelo y hacerle saber además que no estaba lista. En octubre del 2006 visitamos a su familia, y dimos un paseo por una colina de Roma. Eran las 6 p.m., y me acuerdo que llegó con dos cervezas y nos sentamos a ver el paisaje. Paolo me dijo ‘cierra los ojos’”. Cuando le pidió que los abriera, tenía un anillo entre sus manos. “Me dijo, ‘Andrea mía, cásate conmigo’”. La pareja se casó en La Calera, el 10 de marzo del 2007, y finalmente, el 14 de diciembre del 2008, nació Micaela, su primera hija.
Andrea y Paolo han vivido en Italia, Argentina, Inglaterra, y desde hace un buen tiempo están establecidos en Colombia, junto a sus dos niñas. El cáncer volvió a aparecer unos años después de la boda. Esa vez hallaron células malignas en su cuello uterino. Una vez más, gracias al diagnóstico a tiempo, no evolucionó. De ahí que Andrea sea la más juiciosa con los exámenes y controles.
Hoy los miedos de la actriz son menos que hace dos décadas y los resume en el temor de toda mujer que es madre. “El miedo a que les pase algo a mis hijas, que no logren sus sueños, que no puedan ser felices”. El resto de las situaciones la retan, peor, ya no la asustan. Es una convencida de que simplemente hay que esforzarse y cuando las cosas no se dan, simplemente no convienen, incluso hoy tiene una visión distinta de la muerte. “La muerte tocó una, dos y tres veces en mi casa, ya la viví. Primero fue mi papá; luego, hace 6 años, fue mi hermano, que era mi adoración, nunca en mi vida había sentido tanto dolor, incluso lo siento cuando recuerdo lo ocurrido; y hace año y medio, mi mamá. Cuando tú la experimentas de esa manera, entiendes la vida y la muerte, desde otro lugar. Ahora me da miedo que como familia nos alejemos, porque mi mamá era la que siempre procuraba que estuviéramos juntos”.