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Hermanos Menéndez hicieron devastadoras revelaciones en su documental para Netflix

Netflix estrenó el documental donde Lyle y Erik Menéndez narran lo sucedido cuando mataron a sus padres en 1989. Lo que pensaron en ese tiempo, lo que sienten ahora, por qué los asesinaron y más detalles inéditos de la macabra historia.

Por Redacción Vea
08 de octubre de 2024
Hermanos Menéndez hicieron devastadoras revelaciones en su documental de Netflix
Fotografía por: Cortesía Netflix

El estreno de la serie Monstruos, la historia de Lyle y Erik Menéndez dejó un sinsabor en los hermanos, que inspiraron la trama y quienes se encuentran condenados a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional en una cárcel de California, por doble asesinato. Aseguran que la serie es mentirosa.

Los parricidas, que tenían 18 y 21 años cuando mataron a sus padres José y Kitty Menéndez en su mansión en Beverly Hills, hoy tienen 53 y 56 años y han vuelto a ocupar los titulares justamente por la serie creada por Ryan Murphy y disponible el Netflix.

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Lyle y Erik Menéndez hablan por primera vez en 30 años

En los usuarios del streaming los nueve capítulos, que componen la producción, dejó interrogantes sobre qué tan cierto es lo narrado en términos de ficción y qué es invención del afamado productor. Con el estreno, este 7 de octubre, de Los hermanos Menéndez, un documental de casi dos horas, narrado principalmente por Erik y Lyle desde la cárcel, una buena parte de las dudas quedan disipadas y es claro que la serie tomó un cantidad cantidad de elementos reales y los llevó a la pantalla. Otros, fueron ficcionados.

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Lyle y Erik concedieron las entrevistas al director del documental Alejandro Hartmann y, a pesar de que la historia de los crímenes de la familia Menéndez ha ocupado por años la atención del público, en realidad, se trata de la primera vez que ellos hablan abiertamente de todo lo que ocurrió antes, durante y después de la noche del 20 de agosto de 1989, cuando decidieron acabar con la vida de José y Kitty.

Las narraciones las hicieron vía telefónica desde la cárcel de San Diego y cuentan con sus propias palabras un drama, que según ellos comenzó cuando cada uno tenía 6 años y José, su padre, un rico empresario, de origen cubano, comenzó a abusar de ellos sexualmente. Más pequeños ya había ejercido sobre ellos maltrato físico y psicológico.

Familiares de los Menéndez contaron que de niños fueron violentados física y psicológicamente

Los hermanos narran cómo en efecto, estaban seguros de que sus vidas corrían peligro, pues José los amenazó por separado con matarlos si contaban que él se encerraba con ellos a agredirlos sexualmente. Lyle, por ejemplo, revela que un día que quiso negarse, el padre enfureció y lo amenazó en el cuello con un cuchillo.

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La narración también deja ver que cuando Lyle, se enteró, pocos días antes de los crímenes, de que su padre también agredía sexualmente a Erik, su hermano menor, él quiso defenderlo y fue cuando sintieron que era cuestión de tiempo para que sus padres los mataran.

También aseguran que su madre, una exreina y aspirante a actriz que también estaba bajo el yugo de José, estaba al tanto de los episodios y no hizo nada para protegerlos. El móvil dicen, nunca fue el dinero. La historia también deja claro, según lo dicho por los condenados, que esperaron en casa con sus padres muertos a que llegara la policía, pero eso nunca pasó y fue entonces cuando decidieron pensar en una coartada.

Hasta el día de hoy no entienden cómo no fueron arrestados allí mismo, pues era solo cuestión de revisar bien, por ejemplo, los casquillos que estaban en el auto de los jóvenes. Erik reflexiona sobre si hubiera sido sometido a un interrogatorio en ese momento, habría confesado, pues estaba débil emocionalmente.

El documental también cuenta con testimonios de tías de los Menéndez y una prima que declararon en la corte saber que José era un padre exigente y violento que sometía a sus hijos a crueldades. La prima contó que Lyle le dijo a sus 8 años que su padre lo molestaba en sus partes íntimas, pero nada pasó.

La misma fiscal reveló que no hubo una sola persona, aparte de la secretaria de Menéndez, que dijera que él era una buena persona, por el contrario, todos decían que “era un monstruo”.

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Las culpas y los demonios que persiguen a los hermanos Menéndez

Las narraciones también dejan claro que después de los asesinatos llegó la culpa y el arrepentimiento, pero los dos lo demostraron de distinta manera. Erik pensó en suicidarse porque no podía vivir con lo que habían hecho y aunque, Lyle parecía feliz gastando a manos llenas, asegura haber llorado cada noche.

Los dos vivieron días de constante zozobra, angustia y miedo durante los meses anteriores a su detención. De alguna manera, se sintieron aliviados al ser detenidos. Lyle en llegando a la casa donde se cometieron los crímenes y en la que siguieron viviendo por meses y Erik viajó del exterior a entregarse, una vez supo que su hermano estaba tras las rejas.

Lyle Menéndez, el hermano mayor tenía 21 años cuando cometió el crimen. Aqué en su declaración durante el primer juicio

Lyle Menéndez, el hermano mayor tenía 21 años cuando cometió el crimen. Aqué en su declaración durante el primer juicio

Fotografía por: Cortes

Otro de los aspectos que llama la atención es la culpa que Lyle tiene por no haber protegido a su hermano del acoso de su padre, y la de Erik, al sentir que la tragedia se desató por él, pues cuando le confió lo que pasaba a su hermano, este quiso confrontar a José y exigirle que no abusara más de Erik.

El menor, además se culpa por haberle contado al terapeuta que fueron ellos quienes mataron a sus progenitores. “Lyle fue la única persona que alguna vez me protegió”, se escucha decir a Erik.

Aun así, los hermanos han desarrollado una capacidad de unión y apoyo mutuo enormes. De hecho expresan el sufrimiento que sintieron cuando fueron separados por más de 20 años y después de la lucha de Lyle, fueron reunidos en el mismo penal y hoy sienten alivio de poder estar juntos.

Otra arista interesante que deja ver el material, es que tal vez, si el juicio de O.J. Simpson, que dio su veredicto pocos días antes de que se comenzara el segundo juicio contra los Menéndez, no lo hubiera declarado inocente, de repente los hermanos hubieran corrido con mejor suerte en la condena. Se concluye que como hubo inconformidad al dejar libre a Simpson, luego de ser acusado de matar a su exnovia y un amigo de ella, la comunidad estaba enojada y sentía que no había justicia y los Menéndez fueron la manera en que el sistema dejó claro que sí la había.

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Bastante conmovedor resulta, según el material, que los hermanos esperaron meses en silencio, sobre los abusos, y Lyle incluso estaba dispuesto a nunca decir nada sobre las violaciones para no sentir que su familia perdía su reputación. Sentían que hablar de los abusos era como matarlos otra vez.

De otro lado, y a pesar de haber acabado con las vidas de sus padres, Lyle insiste en que amaba a su padre. Nunca se le escucha decir alguna palabra de odio contra él; Erik asegura querer volver a ver a su madre y abrazarla, también menciona que la amaba.

Ahondan en las personas (el terapeuta y las abogados defensores) que los llevaron a admitir en el primer juicio, las violaciones.

Algunos de los jurados que estuvieron en el primer y segundo juicio de los parricidas también intervienen en el estreno de Nefflix. Queda claro que en el primero, que fue declarado nulo, donde se permitieron más de 30 testimonios que dejaron en evidencia la violencia psicológica y física de José contra sus hijos, fueron los hombres quienes no creyeron que los jóvenes hubieran sido víctimas.

Así mismo, que en el segundo juicio comenzó con la posibilidad casi nula para los parricidas, pues se diseñó de tal manera para que fueran culpados. No se permitió el argumento de la agresión sexual básicamente porque no se creía que los hombres pudieran ser abusados.

Lyle aconseja a otras víctimas y Erik pinta, la nueva vida de los Menéndez

Al final, el documental actualiza el caso y pone en pantalla la dimensión y el interés que ha adquirido en una nueva generación que no había nacido cuando sucedieron los juicios y que ve con otros ojos los abusos a menores y estaría dispuesta a dejar libres a los hermanos.

Eso solo se sabrá el próximo 29 de noviembre cuando el fiscal de Los Ángeles dé a conocer cuál fue la respuesta a la solicitud de habeas Corpus, que hicieron en marzo del 2023 los hermanos, donde solicitan la nulidad de la condena, debido a nuevas pruebas surgidas que no fueron tenidas en cuenta hace más de 30 años.

El nuevo documental también ofrece un panorama de cómo ha sido la vida tras las rejas para los hermanos. Lyle es una especie de consejero y terapeuta que ayuda a otros convictos abusados desde niños y este ejercicio ha sido liberador para él.

Por su parte Erik, se ha convertido en un talentoso de la pintura y siente que a través del arte también ha podido sanar. Menciona que ha llegado a pasar 12 horas dibujando.

Ni una ni otra actividad han logrado que olviden o dejen de pensar en lo que pasó aquella noche de 1989 y sus anhelos de poder devolver el tiempo. Sin embargo, reafirman que cualquier en el lugar de ellos hubiera hecho lo mismo, porque temían por sus vidas, también reconocen su responsabilidad y no desean minimizar la naturaleza del crimen que cometieron, pero tampoco que se ignore lo que sufrieron.

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